Vive en una nube la selección española, posición de privilegio que se ha ganado a pulso, con un fútbol que engancha a cualquiera, convertida en una máquina sin fisuras. Son 28 ya los partidos que suman invictos los de De la Fuente, a uno del récord histórico de España, finiquitada Georgia en Elche con una superioridad insultante en el verde, no tanto en el marcador. Victoria que acerca un poco más a la roja al Mundial, objetivo que acabará cayendo por su propio peso aunque aún no pueda ser matemático el martes en Valladolid.
España minimiza a Georgia en Elche en otra noche de gran fútbol
Vive en una nube la selección española, posición de privilegio que se ha ganado a pulso, con un fútbol que engancha a cualquiera, convertida en una máquina sin fisuras. Son 28 ya los partidos que suman invictos los de De la Fuente, a uno del récord histórico de España, finiquitada Georgia en Elche con una superioridad insultante en el verde, no tanto en el marcador. Victoria que acerca un poco más a la roja al Mundial, objetivo que acabará cayendo por su propio peso aunque aún no pueda ser matemático el martes en Valladolid.
No hubo secretos en la noche ilicitana. No hubo ases en la manga. Todas las cartas se pusieron rápidamente sobre la mesa. Las georgianas eran todas defensivas. Las españolas, más compensadas, acabaron siendo todas ofensivas. Los de De la Fuente, atacaron. Los de Sagnol, defendieron. No hay mejor descripción de lo ocurrido sobre el tapete del Martínez Valero, en más que buen estado a pesar del paso de la temida DANA Alice, ya de salida.
La falta de puntería impidió a los de De la Fuente, de nuevo majestuosos, firmar una goleada de época
Un claro ejemplo fue el de Unai Simón, que podría haber sido sustituido por un cono en la primera parte, y no habría cambiado el marcador. No tuvo que hacer una sola parada y apenas tocó un par de veces la pelota con los pies –su hoja estadística oficial era una sucesión de ceros–. No se aburrió, claro, porque disfrutó como el que más de los ataques que se multiplicaban en la portería contraria. Los de un equipo que cada vez entiende menos de nombres y más de conceptos. Porque con apenas tres titulares de la última final de la Eurocopa (el propio Simón, Le Normand y Cucurella), disputada hace apenas poco más de un año, sigue convertido en un conjunto insaciable de jugar bien y ganar.
La roja se fue a vestuarios con la pobre cosecha de un gol, pero mereció haber recogido unos cuantos más, dibujada con su maestría a la hora de mover el balón una nueva exhibición. La herida georgiana pudo haber sido peor si nada más comenzar el VAR no le hubiera negado un penalti a España, por un derribo de Kochorashvili sobre Ferran Torres. Entendió el colegiado lituano que el azulgrana saltó antes del contacto pero la pena máxima pareció diáfana.
Mamardashvili no paraba de gritar y despejar todo lo que podía. Si no era por el centro, era Pedro Porro por la derecha el que le provocaba pesadillas, tremendo desempeño el del lateral del Tottenham, lucido su mejor traje con España. Casi por inercia, el marcador por fin pudo saciar su apetito. Pedri inventó, Le Normand regaló y Yeremy Pino marcó. Un tanto originado de uno de los muchos córners ensayados de los que presumió el equipo de De la Fuente.
Si no hubo más goles antes del descanso fue por la mala puntería de Ferran Torres, que falló un penalti provocado por él mismo, muy incisivo el de Foios siempre; por el buen trabajo de Mamardashvili y porque Merino no acertó con la cabeza un gol que parecía hecho.
Nunca podremos saber si Sagnol intentó encontrar una fórmula para frenar el vendaval, lo que es seguro es que no lo logró. Inconformista, quizás molesta por su falta de puntería, España le dio incluso una marcha más a la cosa y a Mamardashvili apenas le dio tiempo de abrir el paraguas. Ferran Torres, escorado, no acertaba a puerta vacía tras driblar al portero de Tibilisi. El poste negaba a Porro y a Oyarzábal en la misma jugada. Apenas se habían jugado unos minutos de la segunda parte y que el Martínez Valero no estuviera disfrutando de una goleada de época parecía una obra solo divina.
A la hora de partido, Georgia dispuso de una falta lateral cerca del área, que no tuvo trascendencia alguna, pero fue su jugada más peligrosa. Un pequeño recordatorio para España, que si quería evitar sustos tenía que afinar la puntería. Y Oyarzábal, el héroe de Berlín, se encargó de recoger el guante y encontrar la red gracias a un lanzamiento de falta con lo que viene siendo un cañardo. Su quinto gol en seis partidos, adornados con cuatro asistencias, sin duda, uno de los faros de este equipo.
Un nuevo gran desmarque de Ferran Torres, que volvió a topar con Mamardashvili, acabó de bajar el telón de la noche. Otra noche feliz, la de la Hispanidad.
2.- España: Unai Simón; Pedro Porro (Llorente, min. 74), Le Normand, Cubarsí, Cucurella; Zubimendi (Aleix García, min. 80), Merino, Pedri (Barrios, min. 74); Ferran Torres, Oyarzabal (Borja Iglesias, min. 64) y Yeremy Pino (Álex Baena, min. 64).
0.- Georgia: Mamardashvili; Kakabadze (Azarov, min. 80), Goglichidze, Kashia, Dvali, Gocholeishvili; Kochorashvili, Mekvabishvili (Mamuchashvili, min. 85), Kiteishvili (Kvernadze, min. 68); Kvaratskhelia (Davitashvili, min. 68) y Mikautadze (Gagnidze, min. 68).
Goles: 1-0, min. 24: Yeremy Pino. 2-0, min. 63: Oyarzabal.
Árbitro: Manfredas Lukjançukas (Lituania). Mostró tarjeta amarilla a Pedro Porro.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la tercera jornada del grupo E de la fase de clasificación para el Mundial 2026 disputado en el estadio Martínez Valero ante 28.661 espectadores.
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