La humanidad tiene mejor salud y vive más años. En 2023 la esperanza de vida global superó los 71 años para los hombres y los 76 para las mujeres, volviendo a niveles previos a la pandemia de Covid-19 y más de 20 años por encima de lo que se vivía en 1950. Este progreso, aunque con diferencias significativas, se extiende a todos los países y territorios del planeta. Sin embargo, el mundo se enfrenta a una crisis emergente de tasas de mortalidad más altas entre los adolescentes y adultos jóvenes, especialmente en América del Norte y América Latina debido al suicidio y el consumo de drogas y alcohol, y en África subsahariana debido a enfermedades infecciosas y lesiones. Estas son algunas de las conclusiones del estudio Carga Global de Enfermedad 2023 (GBD, por sus siglas en inglés), publicado este domingo en la revista científica ‘The Lancet’ y presentado durante la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín . Se trata del análisis más completo realizado hasta la fecha sobre salud mundial, con datos de 375 enfermedades y 88 factores de riesgo por edad y sexo en 204 países y territorios de 1990 a 2023. Están recogidos en este documento final. A pesar del crecimiento y envejecimiento de la población, la tasa mundial de mortalidad estandarizada por edad de 2023 (una medida estadística que permite comparar las tasas de mortalidad entre diferentes poblaciones o a lo largo del tiempo), disminuyó un 67% desde 1950, un descenso producido en todos los países. A nivel global, las cifras son alentadoras, incluida una caída histórica de la mortalidad infantil, sobre todo en Asia Oriental, gracias a mejoras en nutrición, vacunación y atención médica.Noticia Relacionada estandar No Rafael Yuste, premio ABC Salud 2025 al Científico del Año: «Vuelvo a casa para apoyar a la ciencia en España» Cristina Garrido Además de al reconocido neurobiólogo, los galardones han premiado los avances en innovación de VIH, los logros en trasplantes de órganos o la labor filantrópica del cáncerSin embargo, entre los adolescentes y adultos jóvenes, el mayor aumento de muertes se registró entre las personas de 20 a 39 años en América del Norte con altos ingresos entre 2011 y 2023, principalmente debido al suicidio, la sobredosis de drogas y el consumo excesivo de alcohol. Durante el mismo período, las muertes en el grupo de edad de 5 a 19 años aumentaron en Europa del Este, América del Norte con altos ingresos y el Caribe. En África subsahariana, las muertes de jóvenes también aumentaron, aunque en este caso por las altas tasas de infecciones respiratorias y tuberculosis, otras enfermedades infecciosas y lesiones accidentales. La mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 29 años fue un 61% mayor por la mortalidad materna, los accidentes de tráfico y la meningitis.Enfermedades crónicasEl estudio confirma que las causas de muerte están cambiando de las enfermedades infecciosas a las no transmisibles, lo que genera nuevos desafíos para la salud mundial, en particular en los países de bajos ingresos. Tras ser la principal causa de muerte en 2021, la Covid-19 descendió al vigésimo puesto en 2023. Este cambio sitúa de nuevo a la cardiopatía isquémica y el ictus al primer puesto, seguidos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y los trastornos neonatales. Desde 1990, las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica e ictus han disminuido, al igual que las enfermedades diarreicas, la tuberculosis, el cáncer de estómago y el sarampión. Por el contrario, aumentaron por diabetes, enfermedad renal crónica, Alzhéimer y sida.La edad media mundial al morir ha aumentado de 46,4 años en 1990 a 62,9 años en 2023, pero las desigualdades geográficas son profundas. La esperanza de vida más alta se registró en las regiones de altos ingresos, con 80.5 años para las mujeres y 74,4 años para los hombres. El África subsahariana registra la edad media de muerte más baja: 37, 1 años para las mujeres y 34,8 para los hombres. Enfermedades evitablesUno de los datos más impactantes del informe es que casi la mitad de las muertes y discapacidades en el mundo podrían haberse evitado modificando 88 factores de riesgo conocidos . La lista la encabezan la hipertensión, la contaminación del aire por partículas en suspensión, el tabaquismo, la glucemia plasmática alta en ayunas, el bajo peso al nacer y la gestación corta, el Índice de Masa Corporal (IMC) alto, el colesterol alto, la disfunción renal, el retraso del crecimiento infantil y la exposición al plomo. Además, el estudio destaca que muchos de estos riesgos tienen una dimensión ambiental o social. Por ejemplo, la exposición al plomo —aún presente en la pintura de edificios antiguos, agua, utensilios de cocina, especias y suelos— sigue vinculada a enfermedades cardiovasculares, especialmente en países en desarrollo. Además, los efectos del cambio climático, como la contaminación atmosférica y el calor, tienen un impacto cada vez mayor en la salud, como el aumento de enfermedades respiratorias debido a la contaminación del aire.La crisis de la salud mentalEl informe incide también en el notable incremento de los trastornos de salud mental. Los casos de ansiedad aumentaron un 63% y los de depresión un 26%. Además, se identificó que el abuso sexual y la violencia doméstica siguen teniendo un peso importante en el deterioro de la salud mental.El estudio destaca al necesidad urgente de que los responsables de las políticas amplíen las prioridades de salud más allá de la reducción de la mortalidad infantil para incluir a los adolescentes y adultos jóvenes, particularmente en las áreas donde han subido las tasas de mortalidad.«El rápido crecimiento de la población mundial que envejece y la evolución de los factores de riesgo han dado paso a una nueva era de desafíos para l salud global«, afirma Christopher Murray, director del I nstituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington. Los resultados del informe son «una llamada de atención para que los gobiernos y líderes de atención médica respondan con rapidez y estrategia a las tendencias alarmantes que están transformando las necesidades de salud pública».Por su parte, Emmanuela Gakidou, autora principal del informe y también del IHME, advirtió sobre las consecuencias de los recortes a la ayuda internacional: «Décadas de trabajo para cerrar la brecha en salud podrían desmoronarse debido a los recientes recortes a la ayuda internacional», advierte.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El Papa pide que se respeten las «legítimas aspiraciones de los pueblos israelí y palestino» noticia No Primer plus a la pensión por cuidar de su nieta: «La he criado como a una hija»En definitiva, el estudio muestra que gran parte de los problemas de salud del mundo son prevenibles y que, aunque la salud y la esperanza de vida de la humanidad han mejorado, si no se actúa pronto, una nueva generación podría crecer con menos salud y menos oportunidades que la anterior. La humanidad tiene mejor salud y vive más años. En 2023 la esperanza de vida global superó los 71 años para los hombres y los 76 para las mujeres, volviendo a niveles previos a la pandemia de Covid-19 y más de 20 años por encima de lo que se vivía en 1950. Este progreso, aunque con diferencias significativas, se extiende a todos los países y territorios del planeta. Sin embargo, el mundo se enfrenta a una crisis emergente de tasas de mortalidad más altas entre los adolescentes y adultos jóvenes, especialmente en América del Norte y América Latina debido al suicidio y el consumo de drogas y alcohol, y en África subsahariana debido a enfermedades infecciosas y lesiones. Estas son algunas de las conclusiones del estudio Carga Global de Enfermedad 2023 (GBD, por sus siglas en inglés), publicado este domingo en la revista científica ‘The Lancet’ y presentado durante la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín . Se trata del análisis más completo realizado hasta la fecha sobre salud mundial, con datos de 375 enfermedades y 88 factores de riesgo por edad y sexo en 204 países y territorios de 1990 a 2023. Están recogidos en este documento final. A pesar del crecimiento y envejecimiento de la población, la tasa mundial de mortalidad estandarizada por edad de 2023 (una medida estadística que permite comparar las tasas de mortalidad entre diferentes poblaciones o a lo largo del tiempo), disminuyó un 67% desde 1950, un descenso producido en todos los países. A nivel global, las cifras son alentadoras, incluida una caída histórica de la mortalidad infantil, sobre todo en Asia Oriental, gracias a mejoras en nutrición, vacunación y atención médica.Noticia Relacionada estandar No Rafael Yuste, premio ABC Salud 2025 al Científico del Año: «Vuelvo a casa para apoyar a la ciencia en España» Cristina Garrido Además de al reconocido neurobiólogo, los galardones han premiado los avances en innovación de VIH, los logros en trasplantes de órganos o la labor filantrópica del cáncerSin embargo, entre los adolescentes y adultos jóvenes, el mayor aumento de muertes se registró entre las personas de 20 a 39 años en América del Norte con altos ingresos entre 2011 y 2023, principalmente debido al suicidio, la sobredosis de drogas y el consumo excesivo de alcohol. Durante el mismo período, las muertes en el grupo de edad de 5 a 19 años aumentaron en Europa del Este, América del Norte con altos ingresos y el Caribe. En África subsahariana, las muertes de jóvenes también aumentaron, aunque en este caso por las altas tasas de infecciones respiratorias y tuberculosis, otras enfermedades infecciosas y lesiones accidentales. La mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 29 años fue un 61% mayor por la mortalidad materna, los accidentes de tráfico y la meningitis.Enfermedades crónicasEl estudio confirma que las causas de muerte están cambiando de las enfermedades infecciosas a las no transmisibles, lo que genera nuevos desafíos para la salud mundial, en particular en los países de bajos ingresos. Tras ser la principal causa de muerte en 2021, la Covid-19 descendió al vigésimo puesto en 2023. Este cambio sitúa de nuevo a la cardiopatía isquémica y el ictus al primer puesto, seguidos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y los trastornos neonatales. Desde 1990, las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica e ictus han disminuido, al igual que las enfermedades diarreicas, la tuberculosis, el cáncer de estómago y el sarampión. Por el contrario, aumentaron por diabetes, enfermedad renal crónica, Alzhéimer y sida.La edad media mundial al morir ha aumentado de 46,4 años en 1990 a 62,9 años en 2023, pero las desigualdades geográficas son profundas. La esperanza de vida más alta se registró en las regiones de altos ingresos, con 80.5 años para las mujeres y 74,4 años para los hombres. El África subsahariana registra la edad media de muerte más baja: 37, 1 años para las mujeres y 34,8 para los hombres. Enfermedades evitablesUno de los datos más impactantes del informe es que casi la mitad de las muertes y discapacidades en el mundo podrían haberse evitado modificando 88 factores de riesgo conocidos . La lista la encabezan la hipertensión, la contaminación del aire por partículas en suspensión, el tabaquismo, la glucemia plasmática alta en ayunas, el bajo peso al nacer y la gestación corta, el Índice de Masa Corporal (IMC) alto, el colesterol alto, la disfunción renal, el retraso del crecimiento infantil y la exposición al plomo. Además, el estudio destaca que muchos de estos riesgos tienen una dimensión ambiental o social. Por ejemplo, la exposición al plomo —aún presente en la pintura de edificios antiguos, agua, utensilios de cocina, especias y suelos— sigue vinculada a enfermedades cardiovasculares, especialmente en países en desarrollo. Además, los efectos del cambio climático, como la contaminación atmosférica y el calor, tienen un impacto cada vez mayor en la salud, como el aumento de enfermedades respiratorias debido a la contaminación del aire.La crisis de la salud mentalEl informe incide también en el notable incremento de los trastornos de salud mental. Los casos de ansiedad aumentaron un 63% y los de depresión un 26%. Además, se identificó que el abuso sexual y la violencia doméstica siguen teniendo un peso importante en el deterioro de la salud mental.El estudio destaca al necesidad urgente de que los responsables de las políticas amplíen las prioridades de salud más allá de la reducción de la mortalidad infantil para incluir a los adolescentes y adultos jóvenes, particularmente en las áreas donde han subido las tasas de mortalidad.«El rápido crecimiento de la población mundial que envejece y la evolución de los factores de riesgo han dado paso a una nueva era de desafíos para l salud global«, afirma Christopher Murray, director del I nstituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington. Los resultados del informe son «una llamada de atención para que los gobiernos y líderes de atención médica respondan con rapidez y estrategia a las tendencias alarmantes que están transformando las necesidades de salud pública».Por su parte, Emmanuela Gakidou, autora principal del informe y también del IHME, advirtió sobre las consecuencias de los recortes a la ayuda internacional: «Décadas de trabajo para cerrar la brecha en salud podrían desmoronarse debido a los recientes recortes a la ayuda internacional», advierte.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El Papa pide que se respeten las «legítimas aspiraciones de los pueblos israelí y palestino» noticia No Primer plus a la pensión por cuidar de su nieta: «La he criado como a una hija»En definitiva, el estudio muestra que gran parte de los problemas de salud del mundo son prevenibles y que, aunque la salud y la esperanza de vida de la humanidad han mejorado, si no se actúa pronto, una nueva generación podría crecer con menos salud y menos oportunidades que la anterior.
La humanidad tiene mejor salud y vive más años. En 2023 la esperanza de vida global superó los 71 años para los hombres y los 76 para las mujeres, volviendo a niveles previos a la pandemia de Covid-19 y más de 20 años … por encima de lo que se vivía en 1950. Este progreso, aunque con diferencias significativas, se extiende a todos los países y territorios del planeta. Sin embargo, el mundo se enfrenta a una crisis emergente de tasas de mortalidad más altas entre los adolescentes y adultos jóvenes, especialmente en América del Norte y América Latina debido al suicidio y el consumo de drogas y alcohol, y en África subsahariana debido a enfermedades infecciosas y lesiones.
Estos son algunas de las conclusiones del estudio Carga Global de Enfermedad 2023 (GBD, por sus siglas en inglés), publicado este domingo en la revista científica ‘The Lancet’ y presentado durante la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín. Se trata del análisis más completo realizado hasta la fecha sobre salud mundial, con datos de 375 enfermedades y 88 factores de riesgo por edad y sexo en 204 países y territorios de 1990 a 2023. Están recogidos en este documento final.
A pesar del crecimiento y envejecimiento de la población, la tasa mundial de mortalidad estandarizada por edad de 2023 (una medida estadística que permite comparar las tasas de mortalidad entre diferentes poblaciones o a lo largo del tiempo), disminuyó un 67% desde 1950, un descenso producido en todos los países. A nivel global, las cifras son alentadoras, incluida una caída histórica de la mortalidad infantil, sobre todo en Asia Oriental, gracias a mejoras en nutrición, vacunación y atención médica.
Sin embargo, entre los adolescentes y adultos jóvenes, el mayor aumento de muertes se registró entre las personas de 20 a 39 años en América del Norte con altos ingresos entre 2011 y 2023, principalmente debido al suicidio, la sobredosis de drogas y el consumo excesivo de alcohol. Durante el mismo período, las muertes en el grupo de edad de 5 a 19 años aumentaron en Europa del Este, América del Norte con altos ingresos y el Caribe.
En África subsahariana, las muertes de jóvenes también aumentaron, aunque en este caso por las altas tasas de infecciones respiratorias y tuberculosis, otras enfermedades infecciosas y lesiones accidentales. La mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 29 años fue un 61% mayor por la mortalidad materna, los accidentes de tráfico y la meningitis.
Enfermedades crónicas
El estudio confirma que las causas de muerte están cambiando de las enfermedades infecciosas a las no transmisibles, lo que genera nuevos desafíos para la salud mundial, en particular en los países de bajos ingresos. Tras ser la principal causa de muerte en 2021, la Covid-19 descendió al vigésimo puesto en 2023. Este cambio sitúa de nuevo a la cardiopatía isquémica y el ictus al primer puesto, seguidos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y los trastornos neonatales. Desde 1990, las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica e ictus han disminuido, al igual que las enfermedades diarreicas, la tuberculosis, el cáncer de estómago y el sarampión. Por el contrario, aumentaron por diabetes, enfermedad renal crónica, Alzhéimer y sida.
La edad media mundial al morir ha aumentado de 46,4 años en 1990 a 62,9 años en 2023, pero las desigualdades geográficas son profundas. La esperanza de vida más alta se registró en las regiones de altos ingresos, con 80.5 años para las mujeres y 74,4 años para los hombres. El África subsahariana registra la edad media de muerte más baja: 37, 1 años para las mujeres y 34,8 para los hombres.
Enfermedades evitables
Uno de los datos más impactantes del informe es que casi la mitad de las muertes y discapacidades en el mundo podrían haberse evitado modificando 88 factores de riesgo conocidos. La lista la encabezan la hipertensión, la contaminación del aire por partículas en suspensión, el tabaquismo, la glucemia plasmática alta en ayunas, el bajo peso al nacer y la gestación corta, el Índice de Masa Corporal (IMC) alto, el colesterol alto, la disfunción renal, el retraso del crecimiento infantil y la exposición al plomo.
Además, el estudio destaca que muchos de estos riesgos tienen una dimensión ambiental o social. Por ejemplo, la exposición al plomo —aún presente en la pintura de edificios antiguos, agua, utensilios de cocina, especias y suelos— sigue vinculada a enfermedades cardiovasculares, especialmente en países en desarrollo. Además, los efectos del cambio climático, como la contaminación atmosférica y el calor, tienen un impacto cada vez mayor en la salud, como el aumento de enfermedades respiratorias debido a la contaminación del aire.
La crisis de la salud mental
El informe incide también en el notable incremento de los trastornos de salud mental. Los casos de ansiedad aumentaron un 63% y los de depresión un 26%. Además, se identificó que el abuso sexual y la violencia doméstica siguen teniendo un peso importante en el deterioro de la salud mental.
El estudio destaca al necesidad urgente de que los responsables de las políticas amplíen las prioridades de salud más allá de la reducción de la mortalidad infantil para incluir a los adolescentes y adultos jóvenes, particularmente en las áreas donde han subido las tasas de mortalidad.
«El rápido crecimiento de la población mundial que envejece y la evolución de los factores de riesgo han dado paso a una nueva era de desafíos para l salud global«, afirma Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington. Los resultados del informe son «una llamada de atención para que los gobiernos y líderes de atención médica respondan con rapidez y estrategia a las tendencias alarmantes que están transformando las necesidades de salud pública».
Por su parte, Emmanuela Gakidou, autora principal del informe y también del IHME, advirtió sobre las consecuencias de los recortes a la ayuda internacional: «Décadas de trabajo para cerrar la brecha en salud podrían desmoronarse debido a los recientes recortes a la ayuda internacional», advierte.
En definitiva, el estudio muestra que gran parte de los problemas de salud del mundo son prevenibles y que, aunque la salud y la esperanza de vida de la humanidad han mejorado, si no se actúa pronto, una nueva generación podría crecer con menos salud y menos oportunidades que la anterior.
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