Si alguien hace honor a la cabecera identificativa de este artículo, ese es Aaron Judge. No digas home run, di Judge.
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Si alguien hace honor a la cabecera identificativa de este artículo, ese es Aaron Judge. No digas home run, di Judge.
El 99 de los Yankees, los bombarderos del Bronx con la pólvora mojada hace mucho, es el mejor jugador de béisbol de su generación, un verdadero martillo pilón con el bate a lo largo de las diez temporadas en el diamante.
Su capacidad para conectar la bola y enviarla fuera del terreno de juego, lo que los hispanos denominan jonrón, no tiene parangón desde que en el 2016, con 24 años, irrumpió como una poderosa torre con sus más de dos metros de altura y un cuerpo musculoso, sin el sobrepeso y la barriga cervecera que adorna a tantos de sus colegas.
A pesar de que ya figura en la lista de las grandes estrellas del béisbol, Judge también está en el ranking de los deportistas malditos.

Getty Images via AFP
Supera incluso al cenizo de Mbappé, que debutó en el fútbol más o menos por las mismas fechas y que, aunque se apuntó títulos domésticos en París, dejó a los franceses por la luminaria del Bernabéu para apuntarse la Champions. Fue llegar a Madrid y sin él, el PSG de Luis Enrique, ganó la orejona por primera vez. ¿Es o no es ser un cenizo?
Aunque los dos están en conjuntos poderosos, hay una diferencia entre estos dos jugadores extraordinarios. Al francés le queda tiempo para coronarse con el título europeo. Pero Judge, que cumplirá los 34 años en abril, está cerca de que se le empiece a pasar el arroz.
Los Yankees volvieron a caer y esta vez ni siquiera disputan la final de su conferencia, la American League (AL). Los Toronto Blue Jays los machacaron. Este fin de semana iniciaron la serie por la AL, algo que no ocurría desde 1993, y les puede abrir las puertas a la final por el campeonato de las grandes ligas.
Los neoyorquinos marcaron una nueva época en la década final del siglo XX y el principio de éste. Pero desde el 2009 están cruzando el desierto, en la mayor sequía en el recorrido de este club victorioso. Durante buena parte de este periodo, en el Bronx han disfrutado de las leyenda Judge en vano. Corre el peligro de no tener jamás una poltrona al lado de Joe DiMaggio, Babe Ruth o Derek Jeter y Mariano Rivera, ganadores del campeonato repetidamente.
Toda una lección. Cada año se gastan una fortuna para completar una gran plantilla. Según Aaron Boone, el entrenador, la de esta temporada era las más talentosa, lo que agrava el fracaso. Boone, al que los aficionados abuchearon tras el desastre, sigue comiendo pipas, y qué arte tiene, mientras propició que Judge desperdiciara otra ocasión.
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