Mientras cada esquina de Israel sintonizaba con la visita de Donald Trump, un pequeño helipuerto a las afueras de Tel Aviv presenciaba ayer el final de la guerra. Mientras cada bar, cada autobús, cada parque del país retransmitía el discurso del presidente estadounidense en el Parlamento israelí, los helicópteros del ejército creaban un puente aéreo entre la frontera con Gaza y los hospitales mejor equipados del país.
Familiares, militares y ‘girl scouts’ reciben a los liberados en el hospital de Sheba
Mientras cada esquina de Israel sintonizaba con la visita de Donald Trump, un pequeño helipuerto a las afueras de Tel Aviv presenciaba ayer el final de la guerra. Mientras cada bar, cada autobús, cada parque del país retransmitía el discurso del presidente estadounidense en el Parlamento israelí, los helicópteros del ejército creaban un puente aéreo entre la frontera con Gaza y los hospitales mejor equipados del país.
Después de un primer reconocimiento en la base militar de Reim, los 20 rehenes tomados por Hamas el 7 de octubre de 2023 y liberados con vida fueron trasladados del enclave palestino a al menos tres ubicaciones. La mitad de ellos aterrizaron en el hospital de Sheba, en Ramat Gan. Junto a ellos, su familia más cercana.
Vuelta a casa
Tras un primer reconocimiento, los 20 rehenes tomados por Hamas el 7 de octubre de 2023 y liberados con vida fueron trasladados del enclave palestino a al menos tres ubicaciones
En la pista de aterrizaje, un dispositivo policial robusto, soldados que bailaban y las girl scouts de Israel. “Estamos aquí para animarlos y protegerlos”, dijo una joven a La Vanguardia .
Tras las rejas, decenas de conocidos esperaban que el próximo en aterrizar fuera su ser querido. Mijael, tío de Segev Kalfon, secuestrado en el festival de música Nova, pega un salto cuando ve que quien se acerca es su sobrino. Segev sale escoltado del helicóptero, envuelto en la bandera israelí, y entre vítores y aplausos se sube a una ambulancia que lo llevará al hospital. Mijael se acerca a la ventana del copiloto. Otros hombres lo levantan para que alcance a tocarlo.
“Llevaba dos años imaginándome a mi sobrino viviendo en un túnel. La idea era desesperanzadora. Pero soy religioso y siempre supe que este día iba a llegar
MijaelTío del ex rehén Segev Kalfon
“Llevaba dos años imaginándome a mi sobrino viviendo en un túnel. La idea era desesperanzadora. Pero soy religioso y siempre supe que este día iba a llegar –explica Mijael–. Creía que Segev estaría en peor forma, pero parece estar bien. Ahora me preocupan los traumas que habrá traído de ese lugar oscuro. Espero que entre la cercanía de la familia y la profesionalidad del hospital podamos ayudarle a minimizar los daños”.
El tío de Segev —hermano de su padre— explica que la familia Kalfon apenas participó en las protestas para que el Gobierno priorizara la liberación de los rehenes. Estas manifestaciones se convocaron ininterrumpidamente durante más de dos años en varias ciudades de Israel, pero sobre todo en una plaza entre la Ópera y el Museo de Arte de Tel Aviv, bautizada como de los Rehenes .
“No queríamos poner a nuestro chico bajo el punto de mira de los terroristas. Fuimos un par de veces a las concentraciones en Tel Aviv, pero preferimos quedarnos fuera del ojo mediático”, añade Mijael. Los padres de Segev sí que recibieron la visita constante de Ohad Ben Ami, un alemán-israelí que compartió cautiverio con el joven y que fue liberado en febrero, durante los intercambios de rehenes entre Israel y Hamas en el marco del alto el fuego de principios de año en Gaza.
Mientras Mijael recuerda las visitas de Ohad a la panadería familiar en Dimona, en el Neguev, salen del hospital el presidente de Israel, Isaac Herzog, y su esposa, Michal. La familia Segev aplaude. Las girl scouts se apresuran a tomarles fotos. Una de ellas dice: “¡Qué mono!”. Apenas horas antes, Herzog había recibido en el Parlamento a Trump. El norteamericano instó a que Herzog indultara a Netanyahu, investigado por corrupción, a cambio de “unos puros y champán”.
Internacional