Los expertos advierten de que nuestro país parece haber topado «con un techo invisible» en la tasa de actividad de los jóvenes, lo que nos sitúa como el noveno país de la UE con menos activos de 25 a 29 años: un 84% Leer Los expertos advierten de que nuestro país parece haber topado «con un techo invisible» en la tasa de actividad de los jóvenes, lo que nos sitúa como el noveno país de la UE con menos activos de 25 a 29 años: un 84% Leer
España cuenta con una propoción de la población joven dispuesta a trabajar inferior a la media de la Unión Europea, una brecha que se produce por los varones de entre 25 y 29 años, ya que entre las mujeres hay más predisposición aquí que en el promedio de la UE a participar del mercado laboral.
En concreto, según los últimos datos de Eurostat, actualizados a cierre de septiembre, un 81,3% de las mujeres de entre 25 y 29 años en España están activas -trabajan o buscan empleo-, frente a un promedio europeo del 80,2%. Nuestro país se sitúa así lejos de Estonia, el país donde hay más proporción de activas (93,1%), pero también muy por delante de otros países mediterráneos como Italia, donde tan sólo un 64,8% de las mujeres de 25 a 29 años tienen un empleo o lo buscan.
La fotografía, sin embargo, no es tan positiva entre los jóvenes varones de esa edad, ya que aunque la proporción de activos es más elevada (85,8%), se sitúa por debajo de la media de la UE (88,2%).
La evolución ha sido negativa en los últimos años: hoy la tasa de actividad masculina para los jóvenes de 25 a 29 años está 2,4 puntos por debajo de la europea, mientras que hace una década -cogiendo el mismo trimestre, para que sea comparable- estaba 1,8 puntos por encima y hace veinte, en 2005, la superaba en 0,3 puntos.
Fue a principios de 2017, de hecho, cuando la media europea superó la española y desde entonces la brecha no ha hecho más que crecer.
Entre las mujeres jóvenes la evolución ha sido distinta, ya que aunque siempre hemos tenido una tasa de actividad superior a la europea, la distancia se ha ido acortando. Hoy la media española supera en 1,1 puntos el promedio europeo; mientras que en 2015 lo hacía en 6,5 puntos y en 2005, en 5,6 puntos.
«Resulta llamativa la evolución reciente de la tasa de actividad del segmento de 25 a 29 años por sexos. La de los hombres tiende suavemente a la baja desde hace casi 20 años, pasando del 91% en 2007 al 86% en 2025. Por su parte, el gran crecimiento de la tasa femenina (desde el 60% en 1987 a un 85% en 2010) parece haberse detenido o, incluso, revertido ligeramente, pues solo llega al 81%. Es decir, en la actualidad, un 14% de los varones de 25 a 29 años ni trabaja ni busca trabajo, y lo mismo le ocurre al 18% de las mujeres de esa edad», explica Funcas en su última nota de coyuntura, publicada este lunes.
Sus investigadores puntualizan que, frente a lo que se podría pensar, la llegada de inmigrantes no ha sido determinante en esta evolución a la baja de la disposición a trabajar. «Podría pensarse que en la evolución reciente de las tasas de actividad juvenil en España puede estar influyendo la creciente presencia de población inmigrante, también en esas edades, en la medida en que la integración laboral sea distinta de la de los autóctonos. Sin embargo, no parece ser un factor principal. Descontando esa influencia, esto es, considerando solo a los nacidos en España, también se observa una caída o un estancamiento en las tasas de actividad de los jóvenes de 25 a 29 años. Entre las nacidas en España, disminuyó levemente desde el 87% en 2012 hasta el 85% en 2025. Lo mismo se comprueba para los varones nacidos en España, cuya tasa de actividad ha caído del 89% en 2012 al 85% en 2025″, apuntan.
Dicho esto, que el descenso sea común a nativos y extranjeros tampoco es un consuelo. De entre las mujeres inmigrantes jóvenes, sólo un 75% está activa -trabaja o quiere hacerlo-, algo en lo que influye la «mayor dedicación a la maternidad» de este colectivo, su mayor dificultad para conciliar y su incorporación progresiva a los estudios. «También se debe a que las mujeres inmigrantes se han incorporado, como las autóctonas, a la senda del crecimiento formativo y, de hecho, la dedicación a los estudios supone una parte creciente de la inactividad de las unas y las otras», precisan.
En los últimos veinte años, el porcentaje de nacidas en España inactivas de 25 a 29 años que están estudiando ha pasado del 41% al 65%, mientras que el crecimiento ha sido del 8% al 29% para las inactivas nacidas en el extranjero. En general, sin diferenciar por sexo, la participación en los estudios de la población inactiva de 25 a 29 años de ambos sexos ha crecido desde el 43% de 2005 hasta el 57% de 2025.
Funcas considera «preocupantes» las tendencias de la tasa de actividad, «que no ofrecen perspectivas de un cambio a mejor en el futuro» y «parecen haber topado con una especie de techo invisible«, consideran. «Casi la mitad de la población de 20 a 24 años es inactiva, al igual que cerca de un sexto de la de 25 a 29 años. La elevada dedicación a la formación en estas edades puede aliviar en parte la lectura negativa de estas cifras, aunque también cabría esperar que, al menos en el tramo de 25 a 29 años, la inversión inicial en capital humano ya se hubiera completado y comenzara a traducirse aún más ampliamente en retornos laborales», lamentan.
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