El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se preguntó durante su primer mandato por qué debería aceptar refugiados de “países de mierda” como Haití o algunos países africanos. Ahora parece dispuesto a materializar ese sentimiento en una transformación radical del sistema de refugio estadounidense, que durante años ha contado con gran apoyo bipartidista. Según documentos internos obtenidos por The New York Times, la Administración Trump quiere fijar el límite de refugiados admitidos en 7.500 el próximo año, una drástica reducción respecto al máximo de 125.000 que estableció Joe Biden el año pasado, y para ello se plantea priorizar “refugiados que puedan asimilarse plena y adecuadamente, y que estén alineados con los objetivos del presidente”.
Los departamentos de Estado y de Seguridad Nacional proponen una reforma radical del sistema de refugio, en el que se de preferencia a europeos alineados con su ideología o afrikáners sudafricanos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se preguntó durante su primer mandato por qué debería aceptar refugiados de “países de mierda” como Haití o algunos países africanos. Ahora parece dispuesto a materializar ese sentimiento en una transformación radical del sistema de refugio estadounidense, que durante años ha contado con gran apoyo bipartidista. Según documentos internos obtenidos por The New York Times, la Administración Trump quiere fijar el límite de refugiados admitidos en 7.500 el próximo año, una drástica reducción respecto al máximo de 125.000 que estableció Joe Biden el año pasado, y para ello se plantea priorizar “refugiados que puedan asimilarse plena y adecuadamente, y que estén alineados con los objetivos del presidente”.
La Casa Blanca quiere dar preferencia a “refugiados que puedan asimilarse” y estén alineados con los objetivos del presidente”
Trump suspendió su primer día en el cargo las admisiones de nuevos refugiados y solicitó en su lugar propuestas sobre cómo debía continuar el programa. Los planes presentados por el departamento de Estado y de Seguridad Nacional en abril y en julio dan respuesta a esa pregunta. La Administración considera reducirlo a su máxima expresión y dar preferencia a personas que hablan inglés, sudafricanos blancos y europeos cuya libertad de expresión se considere que ha sido coartada por su visión política.
“El fuerte aumento de la diversidad ha reducido el nivel de confianza social esencial para el funcionamiento de una democracia”, señala uno de los documentos. Los cambios propuestos darían más énfasis a la capacidad de los solicitantes de asilo de asimilarse en EE.UU., instándolos a tomar clases sobre “historia y valores estadounidenses” y “respeto por las normas culturales”. Aunque no se han hecho públicos, Thomas Pigott, portavoz del departamento de Estado, dijo que “no debería sorprender a nadie que el Departamento de Estado esté implementando las prioridades del presidente debidamente elegido de EE.UU. Esta Administración prioriza sin complejos los intereses del pueblo estadounidense”.
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Algunos aspectos de la propuesta ya se han comenzado a aplicar. Mientras canceló los programas de protección temporal de cientos de miles de personas que huyeron de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití durante la Administración Biden, Trump concedió en mayo refugio a decenas de afrikáners sudafricanos, alegando que enfrentaban persecución racial en su país de origen, una afirmación que ha sido refutada con firmeza por las autoridades sudafricanas y por las estadísticas.
Este hecho dejó claro que la prioridad de la Casa Blanca es ofrecer refugio a aquellas personas blancas que se hayan sentido perseguidas, limitando el papel de refugio del mundo que ha tenido el país en las últimas décadas. Esto incluye a Europa, aunque no a España, cuyos habitantes no se consideran “blancos” en el censo estadounidense, sino “hispánicos”. De este modo, la propuesta se refiere más bien a los caucásicos, y parece aludir a las personas de extrema derecha de Reino Unido y Alemania, entre otros países.
Concretamente, las propuestas aconsejan a Trump dar preferencia a los europeos que hayan sido “objetivo por expresar pacíficamente opiniones en línea, como la oposición a la migración masiva o el apoyo a partidos políticos ‘populistas’”, como el partido de extrema derecha alemán Alternativa para Alemania (AfD). Distintos miembros de la Administración Trump, especialmente el vicepresidente J.D. Vance, han criticado insistentemente a los países europeos por coartar la libertad de expresión de sus ciudadanos.
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