Zamora, ciudad del románico por excelencia, puede presumir desde ayer de haberse convertido en la primera capital castellano y leonesa en acoger por segunda vez un proyecto de Las Edades del Hombre. Casi 25 años después de ‘RemembranZa’, cultura y religiosidad se vuelven a dar la mano en una magna exposición que pretende convertir a quienes lo visiten en «peregrinos de la esperanza». El motivo que el ya fallecido Papa Francisco eligió para el Jubileo 2025 es el hilo conductor de una muestra que reúne casi noventa piezas entre dos sedes: la coqueta iglesia de San Cipriano, uno de los templos más antiguos de la ciudad, y la imponente Catedral dedicada al Salvador. Pese a ser la edición número 28 del proyecto , ‘EsperanZa’ presenta «un gran contenido inédito» gracias al «inagotable» patrimonio de Castilla y León y a la cesión de obras procedentes de comunidades como Aragón, Andalucía y Murcia, además del vecino país de Portugal. Un prólogo y tres capítulos, divididos cada uno de ellos a su vez en tres movimientos, articulan un recorrido que suma a los artistas ya habituales de este tipo de citas -Gregorio Fernández, Alejo de Vahía, Pedro Berruguete o Diego de Siloé, entre otros- algunos referentes de la historia del arte universal como Diego Velázquez, El Greco, Francisco de Goya o Pablo Picasso.Según recordó ayer el obispo de la Diócesis de Zamora, Fernando Varela, la exposición comenzó a fraguarse tras los incendios que asolaron la provincia en 2022, en la Sierra de la Culebra, con el deseo de trasladar a Zamora que a pesar de «los estragos» causados por estos fuegos y de otros acuciantes problemas como «la despoblación», aún hay motivos para «la esperanza» y que solo «trabajando en común y poniendo en valor lo que tenemos y lo que somos, habrá futuro».Ayer, la capital de la provincia parecía haberse contagiado de ese optimismo y tanto las dos sedes de la muestra como la arteria que une a ambas, en pleno casco histórico, lucía esplendorosa bajo un sol radiante esperando la llegada de las autoridades que, pasado el mediodía, inaugurarían una cita que por primera vez se extenderá de otoño a primavera, coincidiendo su clausura -el 5 de abril- con el Domingo de Resurrección. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, valoró la «acertadísima elección» de esta ciudad como sede por su «imponente legado histórico y monumental» y ahondó en que esta cita supondrá «una nueva ventana» para «proyectar Zamora» al mundo. Por su parte, el presidente de la Fundación Las Edades, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, valoró la oportunidad de un evento que «en medio del oleaje» que provoca estos tiempos de «poshumanismo, posdemocracia y posverdad» intenta trasladar que hay «brotes de esperanza».Las autoridades, frente al Cristo de las Injurias de la Catedral de Zamora. Debajo, tallas de los Doctores de la Iglesia Universal y una ‘Inmaculada’ de Diego Veláquez ICAL / ABCEl recorrido comienza en San Cipriano. Nueve obras nutren el ‘Preludio’, concebido como «un pequeño tesoro», detalló el comisario científico de la muestra, Sergio Pérez Martín. De dar la bienvenida al visitante se encargan ‘Fe y Esperanza’, dos imponentes tallas de madera policromada de Gregorio Fernández procedentes de la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid). Comparten espacio con la obra más antigua que se exhibe, una Cruz patriarcal que hoy custodia la iglesia de San Gormaz de Soria (Soria) y es la antesala que da paso al centro neurálgico de este espacio, presidido por una Cruz desnuda iluminada creada ex profeso con la idea de trasladar al espectador que «quien estuvo allí crucificado ya no está» porque ha resucitado, mensaje que es «el centro de la fe yla fuente de esperanza» de los cristianos, recordó Pérez Martín. A su alrededor, varias tallas refuerzan esta idea. Muestran Cristos «idealizados, no dolientes» como el ‘Salvador’de El Greco procedente de las Descalzas Reales de Valladolid.Arte contemporáneoEs, sin embargo, la Catedral donde se concentra el meollo del discurso, articulado en tres capítulos: Pasión, Resurrección y Misión. Llama la atención nada más entrar que la Fundación haya optado en esta ocasión por un conjunto de obras contemporáneas para iniciar el recorrido. Así, las idílicas ‘Estampas del Campo Zamorano’, de Antonio Pedrero , se enfrentan a las vistas captadas por Satur Vizán de una capital zamorana que aún estando atestada de coches traslada la impresión de una urbe «vacía e individualista». Nutren junto a la ‘Maternidad’, de Baltasar Lobo, y la ‘Angustia’, que tan bien refleja «el niño asexuado» de Ele Pozas el ‘primer movimiento’ de un capítulo que quiere mostrar «esas realidades tan complejas que nos llevan a preguntarnos dónde reside la esperanza hoy».El alegórico vacío que Ángel Luis Iglesias propone en ‘Iesus’ da paso a la segunda parte de este capítulo, con obras referentes como un ‘San Sebastián’ de Francisco de Zurbarán, pero será en una tercera parte, dedicada a la Pasión de Cristo, cuando el visitante se encuentre con «uno de los momentos álgidos» del recorrido, en opinión del comisario. En él, el Cristo de las Injurias, una de las tallas de referencia que aporta la Diócesis de Zamora, dialoga con dos impresionantes piezas de Felipe Bigarny (‘Oración en el huerto’ y ‘Jesús con la cruz acuestas’) y una tercera de Diego de Siloé (‘Flagelación’) «logrando un espacio muy íntimo»: «Son obras que nos atrapan a nivel estético y con las que empatizamos con el sufrimiento a pesar de no estar representado de manera exacerbada», valoró el comisario. Un Cristo Yacente de Gregorio Fernández, «obra plena del barroco», cierra este primer capítulo.El coro de cercaLa ‘Resurrección’ es el hilo conductor del siguiente, que además de reunir tallas interesantes como el peculiar ‘Cristo vuelve a la vida’ de Venancio Blanco -cuya ausencia de policromía permite ver a la perfección el proceso de ejecución-, acerca al visitante a uno de los espacios más singulares de la seo románica: el coro. Sorprende especialmente en este espacio por su tamaño el tríptico dedicado al ‘Bautismo de Cristo’ procedente de la iglesia de San Juan Bautista de la ciudad portuguesa de Tomar. También lo hacen por su buen estado de conservación los capitales del siglo XII llegados de Andaluz (Soria). Son las últimas piezas que se contemplan antes de llegar al tercer y último ‘capítulo’, dedicado a la ‘Misión’ y donde, tal y como apuntó el comisario, la muestra llega a su «clímax». De ello se encargan varias de las «obras cumbre» que reúne ‘EsperanZa’, entre ellas dos óleos dedicados a la ‘Anunciación’. Uno lo firma El Greco y ha sido cedido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao; el otro, un jovencísimo Pablo Picasso y es custodiado en Barcelona por el museo al que da nombre el artista malagueño. Llaman también la atención en este espacio el conjunto escultórico dedicado a los cuatro evangelistas del entorno de Felipe Bigarny, así como el imponente ‘Gran Profeta’ de Pablo Gargallo, pero llegado a este momento del recorrido vuelven a robar el protagonismo dos de los grandes. Son Francisco de Goya, que firma «con gran calidad» cuatro óleos dedicado a los Padres de la Iglesia Latina procedentes de la Iglesia de San Juan Bautista de Remolinos (Murcia), y Diego Velázquez, que pese a su juventud pintó con maestría la ‘Inmaculada’ que ha recaladoen Zamora procedente de la iglesia sevillana de Santa María de la Magdalena. Un cuadro que junto al óleo de ‘Cristo en majestad rodeado de santos’ de Gil de Encinas ayuda a poner un broche de oro al itinerario.Aunque en esta ocasión, y rompiendo con la tradición, la Casa Real no pudo estar en la inauguración, la Reina emérita Doña Sofía visitará la próxima semana la muestra. Será el momento en el que se presente la tercera ‘pata’ del proyecto: el espacio educativo de la Iglesia de la Magdalena, de cuya puesta a punto se ha encargado Juan Carlos López Hernández, el otro comisario de ‘EsperanZa’. Permitirá reforzar la idea de Las Edades de que sus proyectos tengan «distintos niveles de lectura». Zamora, ciudad del románico por excelencia, puede presumir desde ayer de haberse convertido en la primera capital castellano y leonesa en acoger por segunda vez un proyecto de Las Edades del Hombre. Casi 25 años después de ‘RemembranZa’, cultura y religiosidad se vuelven a dar la mano en una magna exposición que pretende convertir a quienes lo visiten en «peregrinos de la esperanza». El motivo que el ya fallecido Papa Francisco eligió para el Jubileo 2025 es el hilo conductor de una muestra que reúne casi noventa piezas entre dos sedes: la coqueta iglesia de San Cipriano, uno de los templos más antiguos de la ciudad, y la imponente Catedral dedicada al Salvador. Pese a ser la edición número 28 del proyecto , ‘EsperanZa’ presenta «un gran contenido inédito» gracias al «inagotable» patrimonio de Castilla y León y a la cesión de obras procedentes de comunidades como Aragón, Andalucía y Murcia, además del vecino país de Portugal. Un prólogo y tres capítulos, divididos cada uno de ellos a su vez en tres movimientos, articulan un recorrido que suma a los artistas ya habituales de este tipo de citas -Gregorio Fernández, Alejo de Vahía, Pedro Berruguete o Diego de Siloé, entre otros- algunos referentes de la historia del arte universal como Diego Velázquez, El Greco, Francisco de Goya o Pablo Picasso.Según recordó ayer el obispo de la Diócesis de Zamora, Fernando Varela, la exposición comenzó a fraguarse tras los incendios que asolaron la provincia en 2022, en la Sierra de la Culebra, con el deseo de trasladar a Zamora que a pesar de «los estragos» causados por estos fuegos y de otros acuciantes problemas como «la despoblación», aún hay motivos para «la esperanza» y que solo «trabajando en común y poniendo en valor lo que tenemos y lo que somos, habrá futuro».Ayer, la capital de la provincia parecía haberse contagiado de ese optimismo y tanto las dos sedes de la muestra como la arteria que une a ambas, en pleno casco histórico, lucía esplendorosa bajo un sol radiante esperando la llegada de las autoridades que, pasado el mediodía, inaugurarían una cita que por primera vez se extenderá de otoño a primavera, coincidiendo su clausura -el 5 de abril- con el Domingo de Resurrección. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, valoró la «acertadísima elección» de esta ciudad como sede por su «imponente legado histórico y monumental» y ahondó en que esta cita supondrá «una nueva ventana» para «proyectar Zamora» al mundo. Por su parte, el presidente de la Fundación Las Edades, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, valoró la oportunidad de un evento que «en medio del oleaje» que provoca estos tiempos de «poshumanismo, posdemocracia y posverdad» intenta trasladar que hay «brotes de esperanza».Las autoridades, frente al Cristo de las Injurias de la Catedral de Zamora. Debajo, tallas de los Doctores de la Iglesia Universal y una ‘Inmaculada’ de Diego Veláquez ICAL / ABCEl recorrido comienza en San Cipriano. Nueve obras nutren el ‘Preludio’, concebido como «un pequeño tesoro», detalló el comisario científico de la muestra, Sergio Pérez Martín. De dar la bienvenida al visitante se encargan ‘Fe y Esperanza’, dos imponentes tallas de madera policromada de Gregorio Fernández procedentes de la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid). Comparten espacio con la obra más antigua que se exhibe, una Cruz patriarcal que hoy custodia la iglesia de San Gormaz de Soria (Soria) y es la antesala que da paso al centro neurálgico de este espacio, presidido por una Cruz desnuda iluminada creada ex profeso con la idea de trasladar al espectador que «quien estuvo allí crucificado ya no está» porque ha resucitado, mensaje que es «el centro de la fe yla fuente de esperanza» de los cristianos, recordó Pérez Martín. A su alrededor, varias tallas refuerzan esta idea. Muestran Cristos «idealizados, no dolientes» como el ‘Salvador’de El Greco procedente de las Descalzas Reales de Valladolid.Arte contemporáneoEs, sin embargo, la Catedral donde se concentra el meollo del discurso, articulado en tres capítulos: Pasión, Resurrección y Misión. Llama la atención nada más entrar que la Fundación haya optado en esta ocasión por un conjunto de obras contemporáneas para iniciar el recorrido. Así, las idílicas ‘Estampas del Campo Zamorano’, de Antonio Pedrero , se enfrentan a las vistas captadas por Satur Vizán de una capital zamorana que aún estando atestada de coches traslada la impresión de una urbe «vacía e individualista». Nutren junto a la ‘Maternidad’, de Baltasar Lobo, y la ‘Angustia’, que tan bien refleja «el niño asexuado» de Ele Pozas el ‘primer movimiento’ de un capítulo que quiere mostrar «esas realidades tan complejas que nos llevan a preguntarnos dónde reside la esperanza hoy».El alegórico vacío que Ángel Luis Iglesias propone en ‘Iesus’ da paso a la segunda parte de este capítulo, con obras referentes como un ‘San Sebastián’ de Francisco de Zurbarán, pero será en una tercera parte, dedicada a la Pasión de Cristo, cuando el visitante se encuentre con «uno de los momentos álgidos» del recorrido, en opinión del comisario. En él, el Cristo de las Injurias, una de las tallas de referencia que aporta la Diócesis de Zamora, dialoga con dos impresionantes piezas de Felipe Bigarny (‘Oración en el huerto’ y ‘Jesús con la cruz acuestas’) y una tercera de Diego de Siloé (‘Flagelación’) «logrando un espacio muy íntimo»: «Son obras que nos atrapan a nivel estético y con las que empatizamos con el sufrimiento a pesar de no estar representado de manera exacerbada», valoró el comisario. Un Cristo Yacente de Gregorio Fernández, «obra plena del barroco», cierra este primer capítulo.El coro de cercaLa ‘Resurrección’ es el hilo conductor del siguiente, que además de reunir tallas interesantes como el peculiar ‘Cristo vuelve a la vida’ de Venancio Blanco -cuya ausencia de policromía permite ver a la perfección el proceso de ejecución-, acerca al visitante a uno de los espacios más singulares de la seo románica: el coro. Sorprende especialmente en este espacio por su tamaño el tríptico dedicado al ‘Bautismo de Cristo’ procedente de la iglesia de San Juan Bautista de la ciudad portuguesa de Tomar. También lo hacen por su buen estado de conservación los capitales del siglo XII llegados de Andaluz (Soria). Son las últimas piezas que se contemplan antes de llegar al tercer y último ‘capítulo’, dedicado a la ‘Misión’ y donde, tal y como apuntó el comisario, la muestra llega a su «clímax». De ello se encargan varias de las «obras cumbre» que reúne ‘EsperanZa’, entre ellas dos óleos dedicados a la ‘Anunciación’. Uno lo firma El Greco y ha sido cedido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao; el otro, un jovencísimo Pablo Picasso y es custodiado en Barcelona por el museo al que da nombre el artista malagueño. Llaman también la atención en este espacio el conjunto escultórico dedicado a los cuatro evangelistas del entorno de Felipe Bigarny, así como el imponente ‘Gran Profeta’ de Pablo Gargallo, pero llegado a este momento del recorrido vuelven a robar el protagonismo dos de los grandes. Son Francisco de Goya, que firma «con gran calidad» cuatro óleos dedicado a los Padres de la Iglesia Latina procedentes de la Iglesia de San Juan Bautista de Remolinos (Murcia), y Diego Velázquez, que pese a su juventud pintó con maestría la ‘Inmaculada’ que ha recaladoen Zamora procedente de la iglesia sevillana de Santa María de la Magdalena. Un cuadro que junto al óleo de ‘Cristo en majestad rodeado de santos’ de Gil de Encinas ayuda a poner un broche de oro al itinerario.Aunque en esta ocasión, y rompiendo con la tradición, la Casa Real no pudo estar en la inauguración, la Reina emérita Doña Sofía visitará la próxima semana la muestra. Será el momento en el que se presente la tercera ‘pata’ del proyecto: el espacio educativo de la Iglesia de la Magdalena, de cuya puesta a punto se ha encargado Juan Carlos López Hernández, el otro comisario de ‘EsperanZa’. Permitirá reforzar la idea de Las Edades de que sus proyectos tengan «distintos niveles de lectura».
Casi 25 años después de que Zamora acogiera ‘RemembranZa’, el primer proyecto expositivo de la Fundación Las Edades del Hombre que recaló en la capital del románico, cultura y religiosidad se vuelven a dar la mano en otra magna exposición que pretende invitar a … quienes la visiten a convertirse en «peregrinos de la esperanza».
El lema que el carismático Papa Francisco eligió antes de morir con motivo del Jubileo 2025 es el hilo conductor de ‘EsperanZa’, la muestra que reúne casi un centenar de piezas entre sus dos sedes, la iglesia de San Cipriano y la Catedral del Salvador, y que suma a artistas ya habituales en este tipo de proyectos como Gregorio Fernández, Diego de Siloé, Alejo de Vahía o Pedro Berruguete, algunos de los referentes de la historia del arte universal como Diego Velázquez o Francisco de Goya.
El recorrido expositivo presenta un «gran contenido inédito» gracias al «inagotable patrimonio de Castilla y León» y a cesión de obras procedentes de comunidades como Aragón, Andalucía y Murcia, además del vecino país de Portugal -se llegó a hablar incluso de Oporto como segunda sede de la exhibición, idea que al final se descartó-.
Se articula en un prólogo y tres capítulos, según ha explicado durante su inauguración el comisario científico del proyecto, Sergio Pérez Martín, quien ha recordado que la idea de la exhibición comenzó a fraguarse tras los incendios que asolaron la provincia en 2022, en la Sierra de la Culebra, con el deseo de trasladar a Zamora que a pesar de las vicisitudes y problemas sigue habiendo motivos para la «esperanza» y que cuando se trabaja en común y «se pone en valor lo que somos y lo que tenemos, hay futuro».
El coqueto templo de San Cipriano, que puede presumir de ser uno de los más antiguos de la ciudad, acoge el ‘Preludio’, «un pequeño tesoro» que alberga seis de las 90 piezas que se pueden ver a lo largo de todo el itinerario. De dar la bienvenida al visitante se encargan ‘La Fe y la Esperanza’, dos imponentes tallas de madera policromada de Gregorio Fernández procedentes de la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey. Comparten espacio con la pieza más antigua que se exhibe, una Cruz patriarcal encontrada en un enterramiento y que hoy custodia la iglesia de San Miguel de Esteban de Gormaz.
Esta antesala da paso al centro neurálgico de este pequeño espacio, presidido por una Cruz desnuda e iluminada creada ex profeso con la idea de trasladar al espectador que «quien estuvo allí crucificado ya no está» porque «ha resucitado», lo que representa «el centro de la fe y fuente de esperanza» de los cristianos.
Será, sin embargo, la Catedral, la que concentra el meollo del discurso expositivo articulado en tres momentos: Pasión, Resurrección y Misión. Entre las obras más destacadas que se pueden ver, un lienzo de La Anunciación, de El Greco, procedente del Museo de Bellas Artes de Bilbao, o un pequeño óleo sobre tabla de la primera etapa de Pablo Picasso, procedente del museo dedicado al artista universal en Barcelona. Destaca también la presencia de una Inmaculada de la Magdalena de Diego Velázquez o los cuatro padres de la Iglesia Latina que Francisco de Goya realizó para la iglesia de San Juan Bautista de Remolinos.
Comparten espacio con obras emblemáticas para los zamoranos como el Cristo de las Injurias o la tabla de la Catedral dedicada a Cristo en Majestad rodeado de Santos, con la que se pone broche al recorrido
«Brotes de esperanza»
Durante la inauguración, el presidente de la Fundación Las Edades del Hombre, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha valorado la oportunidad del hilo conductor de esta muestra que propone ante el tiempo de «poshumanismo, posdemocracia y posverdad» que vivimos una era «pre en la que veamos en la cruz seca unos brotes de esperanza».
Por su parte, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha subrayado la «acertadísima elección» de Zamora como sede por su «imponente legado histórico y monumental» y ha deseado que esta muestra, que por primera vez se va a celebrar de otoño a primavera, suponga «una nueva oportunidad para Zamora» y «una nueva ventana» para proyectar esta ciudad y esta provincia al mundo. También ha anunciado que el proyecto expositivo será visitado la próxima semana por la Reina emérita Doña Sofía.
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