La Pontificia y Real Congregación de Mena ha vivido una jornada histórica con la presentación y bendición del nuevo retablo que enmarca al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, el venerado Cristo de la Legión, y a Nuestra Señora de la Soledad, en la parroquia de San Carlos y Santo Domingo.Se culmina así una reivindicación sostenida desde la pérdida del altar en 1931 , cuando la iglesia de Santo Domingo fue quemada durante los disturbios anticlericales. Tras décadas de anhelo, la Congregación retomó el propósito de restituir aquel conjunto desaparecido, un sueño que comenzó a materializarse en 2021 con la aprobación del proyecto y que recibió el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía en septiembre de 2022. 94 años después, la capilla recobra la monumentalidad barroca que la distinguió.Novedades del nuevo retabloEl retablo, de inspiración neobarroca , ocupa todo el testero de la capilla con tres calles y ático. En el coronamiento luce una cartela con la jarra de azucenas, símbolo mariano, y, bajo ella, las armas dominicanas; la hornacina superior central alberga a Santa Catalina de Siena , doctora de la Iglesia, subrayando la impronta de la Orden de Predicadores en el templo. Flanquean el ático dos ángeles mancebos con la caña y la lanza de Longinos, y dos putti sostienen la corona de espinas y la flor de lis vinculada a la Soledad.Las calles laterales incorporan las hornacinas de San Telmo, con hábito dominico y maqueta de navío en plata, y San Vicente Ferrer, rescatando la memoria de las fraternidades históricas vinculadas a la cofradía matriz. La composición, ordenada por estípites y coronada por una cornisa adelantada, busca «efecto sin agobio» mediante proporciones medidas y un programa iconográfico catequético, fiel a la tradición andaluza .La embocadura exterior del camarín se realza con orfebrería, a modo de arco triunfal que conduce la mirada al Calvario perchelero. Cambia además la disposición del misterio: la Dolorosa pasa a la derecha del Señor, a la izquierda del fiel, para acompasarse al giro de la cabeza del Crucificado. La nueva peana modular de plata integra en su frente una calavera coronada con tibias cruzadas, alusión a la advocación de Ánimas, y dos ángeles que auxilian a las almas señalando a Cristo; las laterales portan el anagrama de María y el tarro de ungüento de la Magdalena. El zócalo marmóreo, en rojos y negros, se inspira en la capilla del Rosario del mismo templo.En cifras, el conjunto mide 9,60 metros de alto, 6,28 de ancho y 0,81 de fondo, una empresa sin parangón en la Málaga contemporánea por ambición y escala. La estructura y talla son obra del sevillano Daniel Ibáñez Lirio; el dorado integral, del malagueño Alberto Berdugo Trujillo. La imaginería del ático, cuatro ángeles , es de Encarnación Hurtado Molina, mientras que las efigies de Santa Catalina, San Telmo y San Vicente Ferrer llevan la firma de Álvaro Abrines Fraile. La orfebrería , embocadura, peanas y nimbos, corresponde al cordobés Manuel Valera, y el trabajo en piedra natural del basamento es de Cuéllar Stone (Cantoría, Almería).Una obra «digna» de MenaAntonio de la Morena González, que se despide tras nueve años al frente de la Congregación, ha vivido este acto como el mejor cierre posible a su etapa. Según ha explicado, el proyecto nació con el propósito de devolver a la capilla la « grandeza« que merece, convencidos de que un templo con tanta historia debía contar con un altar acorde a la devoción que en él se profesa. Para De la Morena, el nuevo retablo es «una obra de primera calidad , digna de la Congregación y de Santo Domingo», un conjunto en el que confluyen el talento de distintos talleres y la sensibilidad artística de quienes lo han hecho posible.El ya ex hermano mayor ha expresado además su deseo de que el nuevo retablo sirva como impulso para la recuperación integral del templo , «una iglesia muy dañada por el paso del tiempo», y ha confiado en que el resultado sea «del agrado de Málaga », como colofón a una etapa marcada por la renovación patrimonial.La presentación ha subrayado el carácter coral de la empresa y la vigencia de la artesanía sacra andaluza como motor cultural. «Opus Magnum significa «gran obra» o « obra maestra ». Hoy esta obra no es de uno solo; es el fruto del esfuerzo de un equipo de artistas, técnicos y devotos que ha resucitado una parte esencial de nuestra memoria », ha afirmado Pablo Krauel, tercer teniente de hermano mayor, en su intervención.El nuevo retablo no solo ordena el culto diario, sino que repara una herida patrimonial abierta desde los disturbios anticlericales de 1931. Con su presentación y bendición, la Congregación de Mena devuelve a Santo Domingo la escala y el brillo barroco que la historia le arrebató y consolida en el entorno del Guadalmedina un referente de fe , arte y devoción llamado a perdurar. La Pontificia y Real Congregación de Mena ha vivido una jornada histórica con la presentación y bendición del nuevo retablo que enmarca al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, el venerado Cristo de la Legión, y a Nuestra Señora de la Soledad, en la parroquia de San Carlos y Santo Domingo.Se culmina así una reivindicación sostenida desde la pérdida del altar en 1931 , cuando la iglesia de Santo Domingo fue quemada durante los disturbios anticlericales. Tras décadas de anhelo, la Congregación retomó el propósito de restituir aquel conjunto desaparecido, un sueño que comenzó a materializarse en 2021 con la aprobación del proyecto y que recibió el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía en septiembre de 2022. 94 años después, la capilla recobra la monumentalidad barroca que la distinguió.Novedades del nuevo retabloEl retablo, de inspiración neobarroca , ocupa todo el testero de la capilla con tres calles y ático. En el coronamiento luce una cartela con la jarra de azucenas, símbolo mariano, y, bajo ella, las armas dominicanas; la hornacina superior central alberga a Santa Catalina de Siena , doctora de la Iglesia, subrayando la impronta de la Orden de Predicadores en el templo. Flanquean el ático dos ángeles mancebos con la caña y la lanza de Longinos, y dos putti sostienen la corona de espinas y la flor de lis vinculada a la Soledad.Las calles laterales incorporan las hornacinas de San Telmo, con hábito dominico y maqueta de navío en plata, y San Vicente Ferrer, rescatando la memoria de las fraternidades históricas vinculadas a la cofradía matriz. La composición, ordenada por estípites y coronada por una cornisa adelantada, busca «efecto sin agobio» mediante proporciones medidas y un programa iconográfico catequético, fiel a la tradición andaluza .La embocadura exterior del camarín se realza con orfebrería, a modo de arco triunfal que conduce la mirada al Calvario perchelero. Cambia además la disposición del misterio: la Dolorosa pasa a la derecha del Señor, a la izquierda del fiel, para acompasarse al giro de la cabeza del Crucificado. La nueva peana modular de plata integra en su frente una calavera coronada con tibias cruzadas, alusión a la advocación de Ánimas, y dos ángeles que auxilian a las almas señalando a Cristo; las laterales portan el anagrama de María y el tarro de ungüento de la Magdalena. El zócalo marmóreo, en rojos y negros, se inspira en la capilla del Rosario del mismo templo.En cifras, el conjunto mide 9,60 metros de alto, 6,28 de ancho y 0,81 de fondo, una empresa sin parangón en la Málaga contemporánea por ambición y escala. La estructura y talla son obra del sevillano Daniel Ibáñez Lirio; el dorado integral, del malagueño Alberto Berdugo Trujillo. La imaginería del ático, cuatro ángeles , es de Encarnación Hurtado Molina, mientras que las efigies de Santa Catalina, San Telmo y San Vicente Ferrer llevan la firma de Álvaro Abrines Fraile. La orfebrería , embocadura, peanas y nimbos, corresponde al cordobés Manuel Valera, y el trabajo en piedra natural del basamento es de Cuéllar Stone (Cantoría, Almería).Una obra «digna» de MenaAntonio de la Morena González, que se despide tras nueve años al frente de la Congregación, ha vivido este acto como el mejor cierre posible a su etapa. Según ha explicado, el proyecto nació con el propósito de devolver a la capilla la « grandeza« que merece, convencidos de que un templo con tanta historia debía contar con un altar acorde a la devoción que en él se profesa. Para De la Morena, el nuevo retablo es «una obra de primera calidad , digna de la Congregación y de Santo Domingo», un conjunto en el que confluyen el talento de distintos talleres y la sensibilidad artística de quienes lo han hecho posible.El ya ex hermano mayor ha expresado además su deseo de que el nuevo retablo sirva como impulso para la recuperación integral del templo , «una iglesia muy dañada por el paso del tiempo», y ha confiado en que el resultado sea «del agrado de Málaga », como colofón a una etapa marcada por la renovación patrimonial.La presentación ha subrayado el carácter coral de la empresa y la vigencia de la artesanía sacra andaluza como motor cultural. «Opus Magnum significa «gran obra» o « obra maestra ». Hoy esta obra no es de uno solo; es el fruto del esfuerzo de un equipo de artistas, técnicos y devotos que ha resucitado una parte esencial de nuestra memoria », ha afirmado Pablo Krauel, tercer teniente de hermano mayor, en su intervención.El nuevo retablo no solo ordena el culto diario, sino que repara una herida patrimonial abierta desde los disturbios anticlericales de 1931. Con su presentación y bendición, la Congregación de Mena devuelve a Santo Domingo la escala y el brillo barroco que la historia le arrebató y consolida en el entorno del Guadalmedina un referente de fe , arte y devoción llamado a perdurar.
La Pontificia y Real Congregación de Mena ha vivido una jornada histórica con la presentación y bendición del nuevo retablo que enmarca al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, el venerado Cristo de la Legión, y a Nuestra Señora de la Soledad, … en la parroquia de San Carlos y Santo Domingo.
Se culmina así una reivindicación sostenida desde la pérdida del altar en 1931, cuando la iglesia de Santo Domingo fue quemada durante los disturbios anticlericales. Tras décadas de anhelo, la Congregación retomó el propósito de restituir aquel conjunto desaparecido, un sueño que comenzó a materializarse en 2021 con la aprobación del proyecto y que recibió el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía en septiembre de 2022. 94 años después, la capilla recobra la monumentalidad barroca que la distinguió.
Novedades del nuevo retablo
El retablo, de inspiración neobarroca, ocupa todo el testero de la capilla con tres calles y ático. En el coronamiento luce una cartela con la jarra de azucenas, símbolo mariano, y, bajo ella, las armas dominicanas; la hornacina superior central alberga a Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, subrayando la impronta de la Orden de Predicadores en el templo. Flanquean el ático dos ángeles mancebos con la caña y la lanza de Longinos, y dos putti sostienen la corona de espinas y la flor de lis vinculada a la Soledad.
Las calles laterales incorporan las hornacinas de San Telmo, con hábito dominico y maqueta de navío en plata, y San Vicente Ferrer, rescatando la memoria de las fraternidades históricas vinculadas a la cofradía matriz. La composición, ordenada por estípites y coronada por una cornisa adelantada, busca «efecto sin agobio» mediante proporciones medidas y un programa iconográfico catequético, fiel a la tradición andaluza.
La embocadura exterior del camarín se realza con orfebrería, a modo de arco triunfal que conduce la mirada al Calvario perchelero. Cambia además la disposición del misterio: la Dolorosa pasa a la derecha del Señor, a la izquierda del fiel, para acompasarse al giro de la cabeza del Crucificado.
La nueva peana modular de plata integra en su frente una calavera coronada con tibias cruzadas, alusión a la advocación de Ánimas, y dos ángeles que auxilian a las almas señalando a Cristo; las laterales portan el anagrama de María y el tarro de ungüento de la Magdalena. El zócalo marmóreo, en rojos y negros, se inspira en la capilla del Rosario del mismo templo.
En cifras, el conjunto mide 9,60 metros de alto, 6,28 de ancho y 0,81 de fondo, una empresa sin parangón en la Málaga contemporánea por ambición y escala. La estructura y talla son obra del sevillano Daniel Ibáñez Lirio; el dorado integral, del malagueño Alberto Berdugo Trujillo.
La imaginería del ático, cuatro ángeles, es de Encarnación Hurtado Molina, mientras que las efigies de Santa Catalina, San Telmo y San Vicente Ferrer llevan la firma de Álvaro Abrines Fraile. La orfebrería, embocadura, peanas y nimbos, corresponde al cordobés Manuel Valera, y el trabajo en piedra natural del basamento es de Cuéllar Stone (Cantoría, Almería).
Una obra «digna» de Mena
Antonio de la Morena González, que se despide tras nueve años al frente de la Congregación, ha vivido este acto como el mejor cierre posible a su etapa. Según ha explicado, el proyecto nació con el propósito de devolver a la capilla la «grandeza« que merece, convencidos de que un templo con tanta historia debía contar con un altar acorde a la devoción que en él se profesa. Para De la Morena, el nuevo retablo es «una obra de primera calidad, digna de la Congregación y de Santo Domingo», un conjunto en el que confluyen el talento de distintos talleres y la sensibilidad artística de quienes lo han hecho posible.
El ya ex hermano mayor ha expresado además su deseo de que el nuevo retablo sirva como impulso para la recuperación integral del templo, «una iglesia muy dañada por el paso del tiempo», y ha confiado en que el resultado sea «del agrado de Málaga», como colofón a una etapa marcada por la renovación patrimonial.
La presentación ha subrayado el carácter coral de la empresa y la vigencia de la artesanía sacra andaluza como motor cultural. «Opus Magnum significa «gran obra» o «obra maestra». Hoy esta obra no es de uno solo; es el fruto del esfuerzo de un equipo de artistas, técnicos y devotos que ha resucitado una parte esencial de nuestra memoria», ha afirmado Pablo Krauel, tercer teniente de hermano mayor, en su intervención.
El nuevo retablo no solo ordena el culto diario, sino que repara una herida patrimonial abierta desde los disturbios anticlericales de 1931. Con su presentación y bendición, la Congregación de Mena devuelve a Santo Domingo la escala y el brillo barroco que la historia le arrebató y consolida en el entorno del Guadalmedina un referente de fe, arte y devoción llamado a perdurar.
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