El Gobierno sigue deshojando la margarita de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los pronunciamientos que anticipan su presentación no se corresponden con los esfuerzos que la negociación debería llevar aparejados y que, hasta ahora, son prácticamente nulos. Esto tiene descolocados a los socios de investidura, que ven en los últimos movimientos de Moncloa un tacticismo demasiado obsceno . En la mayoría de la investidura comienzan a cundir los recelos ante la posibilidad de que Pedro Sánchez decida adelantar las elecciones, si encuentra el momento propicio para ello. Esta «ventana de oportunidad», tal como avanzó este diario, consistiría en explotar al máximo la debilidad de Alberto Núñez Feijóo , con un Vox al alza que abocase a una legislatura corta, y sin una alternativa pujante por su izquierda. Las fuentes consultadas creen que este movimiento no se activará en el corto plazo, porque el presidente «está muy cómodo» y buscará seguir desgastando al líder del PP, pero sí ubican un horizonte a medio plazo que cabe tener en cuenta. En este sentido, tal como ha podido saber ABC, los aliados de Sánchez se preparan para «cualquier escenario» a partir del primer trimestre de 2026 . Creen que superado el mes de marzo y con las elecciones andaluzas en el calendario, el presidente podría tener, entonces sí, la tentación de activar el botón electoral.Noticia Relacionada estandar Si María Jesús Montero bate un récord en Hacienda: siete años como ministra y solo tres presupuestos Antonio R. Vega La líder del PSOE andaluz suma tres años sin presentar unas cuentas para evitar una derrota por falta de apoyos en el Congreso. El triple incumplimiento empaña su fama de hábil negociadoraPese a que Sánchez ha asegurado que la ausencia de Presupuestos no le llevará a acortar el mandato, ya existe un precedente: en 2019 utilizó, precisamente, el veto de ERC a las cuentas públicas para forzar un adelanto electoral que le beneficiaba por la división, en tres, de las derechas hermanadas en la Plaza de Colón. Los socios del Ejecutivo no se fían y ven en su nula voluntad de negociar, un síntoma de que no tienen intención real de sacar adelante el proyecto presupuestario. «Están más en el teatro» , se quejan, anticipando la jugada. Aunque desde el Gobierno insisten públicamente en que han iniciado ya los contactos, lo cierto es que la mayoría de sus potenciales aliados para aprobarlos niegan que se haya producido acercamiento alguno. Es el caso de ERC y Junts , pero también de otros como Podemos y Compromís. La excepción que confirma la regla es doble y se encuentra en el País Vasco, en ambos casos para certificar las primeras conversaciones de cara a las cuentas públicas. Fuentes del PNV y de Bildu aseguran a este diario que llevan hablando con el Ejecutivo, respectivamente, «un mes» y «semanas». Pero evitan dar detalles sobre los pormenores de esos primeros pasos, aunque los aberzales sí alejan un acuerdo inmediato. «Sin avances de momento. Se lo toman con calma» , bromean desde Bildu. Otros socios de izquierdas de PSOE y Sumar no han tenido la misma suerte, porque tanto desde Podemos como desde Compromís aseveran que no se ha iniciado ninguna negociación presupuestaria con ellos. Montero bate récordsAlgunas fuentes del bloque de investidura, en privado, recalcan que no creen que los Presupuestos terminen llegando a buen puerto, pero que Hacienda se esfuerza por trasladar a la opinión pública que está haciendo todo lo que está en su mano para que así sea. De hecho, Montero no ha dado siquiera el paso previo que habilita para diseñar el esqueleto presupuestario. La ministra de Hacienda se limita a señalar que «pronto» se activará la maquinaria, pero ni siquiera ha convocado todavía el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), donde se tiene que tratar la senda de estabilidad con las comunidades autónomas antes de su aprobación en el Consejo de Ministros, paso previo a su desembarco en el Congreso de los Diputados. El Gobierno no prevé tampoco afanarse en esta negociación. Tal como publicara este diario, Montero someterá la senda de estabilidad a votación en el Parlamento, aunque no tenga cerrados los votos suficientes y se juegue el fracaso. En su entorno resuelven que avanzará «con o sin apoyos» y, aunque la tumben, seguirá adelante con la senda actual. «Si los grupos no quieren más dinero para las comunidades autónomas, mejor para el Gobierno», sentencian. Esta actitud contrasta con la que el propio Gobierno mantuvo en 2024 cuando retiró la senda antes de la votación en Pleno, al saber que sería rechazada. Ahora, la hoja de ruta pasa por someterlo todo a votación, también los Presupuestos, que se diseñarán como una suerte de programa electoral para retratar a aquellos partidos que se opongan a ellos. También en esto, los socios aprecian una clara intencionalidad de llamar a las urnas.Moncloa tensa la cuerdaDonde hay discrepancias entre los socios consultados es en si la actitud del Ejecutivo en las últimas semanas responde a un ambiente preelectoral o no. La sensación que trasladan algunas fuentes de que está «hinchando» a Vox para desgastar al PP no es plenamente compartida, ya que algunos aliados de Sánchez estiman que en realidad es fruto de la lógica «batalla cultural derecha-izquierda» y obedece, más bien, a que los populares están «comprándole todo» a los de Santiago Abascal. En esto también hay cierta actitud reincidente por parte del Gobierno. Algunas fuentes recuerdan cómo en 2019 Sánchez también dio visibilidad a Vox en espacios a los que no tenía acceso, por falta de representación institucional, como los debates electorales, para desgastar al PP y promover la división del voto de la derecha. La «pinza» de la que se quejan en el PP lleva operando en su beneficio desde entonces.Otro frente a tener en cuenta en cualquier balance es el judicial. Los socios no tiene a día de hoy ningún incentivo para hacer caer al Gobierno. De hecho, ubicaron la línea roja para tomar decisiones en que se demostrara la financiación ilegal del PSOE. «Nada ha cambiado» , dicen, en relación a las investigaciones de la UCO, pero son conscientes de que un próximo informe o nuevas revelaciones pueden hacer insostenible el mantenimiento de Sánchez. Llegado el día en que apoyarle sea más costoso que dejarle caer, facilitando el eventual advenimiento de la entente PP-Vox. El Gobierno sigue deshojando la margarita de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los pronunciamientos que anticipan su presentación no se corresponden con los esfuerzos que la negociación debería llevar aparejados y que, hasta ahora, son prácticamente nulos. Esto tiene descolocados a los socios de investidura, que ven en los últimos movimientos de Moncloa un tacticismo demasiado obsceno . En la mayoría de la investidura comienzan a cundir los recelos ante la posibilidad de que Pedro Sánchez decida adelantar las elecciones, si encuentra el momento propicio para ello. Esta «ventana de oportunidad», tal como avanzó este diario, consistiría en explotar al máximo la debilidad de Alberto Núñez Feijóo , con un Vox al alza que abocase a una legislatura corta, y sin una alternativa pujante por su izquierda. Las fuentes consultadas creen que este movimiento no se activará en el corto plazo, porque el presidente «está muy cómodo» y buscará seguir desgastando al líder del PP, pero sí ubican un horizonte a medio plazo que cabe tener en cuenta. En este sentido, tal como ha podido saber ABC, los aliados de Sánchez se preparan para «cualquier escenario» a partir del primer trimestre de 2026 . Creen que superado el mes de marzo y con las elecciones andaluzas en el calendario, el presidente podría tener, entonces sí, la tentación de activar el botón electoral.Noticia Relacionada estandar Si María Jesús Montero bate un récord en Hacienda: siete años como ministra y solo tres presupuestos Antonio R. Vega La líder del PSOE andaluz suma tres años sin presentar unas cuentas para evitar una derrota por falta de apoyos en el Congreso. El triple incumplimiento empaña su fama de hábil negociadoraPese a que Sánchez ha asegurado que la ausencia de Presupuestos no le llevará a acortar el mandato, ya existe un precedente: en 2019 utilizó, precisamente, el veto de ERC a las cuentas públicas para forzar un adelanto electoral que le beneficiaba por la división, en tres, de las derechas hermanadas en la Plaza de Colón. Los socios del Ejecutivo no se fían y ven en su nula voluntad de negociar, un síntoma de que no tienen intención real de sacar adelante el proyecto presupuestario. «Están más en el teatro» , se quejan, anticipando la jugada. Aunque desde el Gobierno insisten públicamente en que han iniciado ya los contactos, lo cierto es que la mayoría de sus potenciales aliados para aprobarlos niegan que se haya producido acercamiento alguno. Es el caso de ERC y Junts , pero también de otros como Podemos y Compromís. La excepción que confirma la regla es doble y se encuentra en el País Vasco, en ambos casos para certificar las primeras conversaciones de cara a las cuentas públicas. Fuentes del PNV y de Bildu aseguran a este diario que llevan hablando con el Ejecutivo, respectivamente, «un mes» y «semanas». Pero evitan dar detalles sobre los pormenores de esos primeros pasos, aunque los aberzales sí alejan un acuerdo inmediato. «Sin avances de momento. Se lo toman con calma» , bromean desde Bildu. Otros socios de izquierdas de PSOE y Sumar no han tenido la misma suerte, porque tanto desde Podemos como desde Compromís aseveran que no se ha iniciado ninguna negociación presupuestaria con ellos. Montero bate récordsAlgunas fuentes del bloque de investidura, en privado, recalcan que no creen que los Presupuestos terminen llegando a buen puerto, pero que Hacienda se esfuerza por trasladar a la opinión pública que está haciendo todo lo que está en su mano para que así sea. De hecho, Montero no ha dado siquiera el paso previo que habilita para diseñar el esqueleto presupuestario. La ministra de Hacienda se limita a señalar que «pronto» se activará la maquinaria, pero ni siquiera ha convocado todavía el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), donde se tiene que tratar la senda de estabilidad con las comunidades autónomas antes de su aprobación en el Consejo de Ministros, paso previo a su desembarco en el Congreso de los Diputados. El Gobierno no prevé tampoco afanarse en esta negociación. Tal como publicara este diario, Montero someterá la senda de estabilidad a votación en el Parlamento, aunque no tenga cerrados los votos suficientes y se juegue el fracaso. En su entorno resuelven que avanzará «con o sin apoyos» y, aunque la tumben, seguirá adelante con la senda actual. «Si los grupos no quieren más dinero para las comunidades autónomas, mejor para el Gobierno», sentencian. Esta actitud contrasta con la que el propio Gobierno mantuvo en 2024 cuando retiró la senda antes de la votación en Pleno, al saber que sería rechazada. Ahora, la hoja de ruta pasa por someterlo todo a votación, también los Presupuestos, que se diseñarán como una suerte de programa electoral para retratar a aquellos partidos que se opongan a ellos. También en esto, los socios aprecian una clara intencionalidad de llamar a las urnas.Moncloa tensa la cuerdaDonde hay discrepancias entre los socios consultados es en si la actitud del Ejecutivo en las últimas semanas responde a un ambiente preelectoral o no. La sensación que trasladan algunas fuentes de que está «hinchando» a Vox para desgastar al PP no es plenamente compartida, ya que algunos aliados de Sánchez estiman que en realidad es fruto de la lógica «batalla cultural derecha-izquierda» y obedece, más bien, a que los populares están «comprándole todo» a los de Santiago Abascal. En esto también hay cierta actitud reincidente por parte del Gobierno. Algunas fuentes recuerdan cómo en 2019 Sánchez también dio visibilidad a Vox en espacios a los que no tenía acceso, por falta de representación institucional, como los debates electorales, para desgastar al PP y promover la división del voto de la derecha. La «pinza» de la que se quejan en el PP lleva operando en su beneficio desde entonces.Otro frente a tener en cuenta en cualquier balance es el judicial. Los socios no tiene a día de hoy ningún incentivo para hacer caer al Gobierno. De hecho, ubicaron la línea roja para tomar decisiones en que se demostrara la financiación ilegal del PSOE. «Nada ha cambiado» , dicen, en relación a las investigaciones de la UCO, pero son conscientes de que un próximo informe o nuevas revelaciones pueden hacer insostenible el mantenimiento de Sánchez. Llegado el día en que apoyarle sea más costoso que dejarle caer, facilitando el eventual advenimiento de la entente PP-Vox.
El Gobierno sigue deshojando la margarita de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los pronunciamientos que anticipan su presentación no se corresponden con los esfuerzos que la negociación debería llevar aparejados y que, hasta ahora, son prácticamente nulos. Esto tiene descolocados a los socios … de investidura, que ven en los últimos movimientos de Moncloa un tacticismo demasiado obsceno. En la mayoría de la investidura comienzan a cundir los recelos ante la posibilidad de que Pedro Sánchez decida adelantar las elecciones, si encuentra el momento propicio para ello.
Esta «ventana de oportunidad», tal como avanzó este diario, consistiría en explotar al máximo la debilidad de Alberto Núñez Feijóo, con un Vox al alza que abocase a una legislatura corta, y sin una alternativa pujante por su izquierda. Las fuentes consultadas creen que este movimiento no se activará en el corto plazo, porque el presidente «está muy cómodo» y buscará seguir desgastando al líder del PP, pero sí ubican un horizonte a medio plazo que cabe tener en cuenta.
En este sentido, tal como ha podido saber ABC, los aliados de Sánchez se preparan para «cualquier escenario» a partir del primer trimestre de 2026. Creen que superado el mes de marzo y con las elecciones andaluzas en el calendario, el presidente podría tener, entonces sí, la tentación de activar el botón electoral.
Pese a que Sánchez ha asegurado que la ausencia de Presupuestos no le llevará a acortar el mandato, ya existe un precedente: en 2019 utilizó, precisamente, el veto de ERC a las cuentas públicas para forzar un adelanto electoral que le beneficiaba por la división, en tres, de las derechas hermanadas en la Plaza de Colón.
Los socios del Ejecutivo no se fían y ven en su nula voluntad de negociar, un síntoma de que no tienen intención real de sacar adelante el proyecto presupuestario. «Están más en el teatro», se quejan, anticipando la jugada. Aunque desde el Gobierno insisten públicamente en que han iniciado ya los contactos, lo cierto es que la mayoría de sus potenciales aliados para aprobarlos niegan que se haya producido acercamiento alguno. Es el caso de ERC y Junts, pero también de otros como Podemos y Compromís.
La excepción que confirma la regla es doble y se encuentra en el País Vasco, en ambos casos para certificar las primeras conversaciones de cara a las cuentas públicas. Fuentes del PNV y de Bildu aseguran a este diario que llevan hablando con el Ejecutivo, respectivamente, «un mes» y «semanas». Pero evitan dar detalles sobre los pormenores de esos primeros pasos, aunque los aberzales sí alejan un acuerdo inmediato. «Sin avances de momento. Se lo toman con calma», bromean desde Bildu. Otros socios de izquierdas de PSOE y Sumar no han tenido la misma suerte, porque tanto desde Podemos como desde Compromís aseveran que no se ha iniciado ninguna negociación presupuestaria con ellos.
Montero bate récords
Algunas fuentes del bloque de investidura, en privado, recalcan que no creen que los Presupuestos terminen llegando a buen puerto, pero que Hacienda se esfuerza por trasladar a la opinión pública que está haciendo todo lo que está en su mano para que así sea. De hecho, Montero no ha dado siquiera el paso previo que habilita para diseñar el esqueleto presupuestario. La ministra de Hacienda se limita a señalar que «pronto» se activará la maquinaria, pero ni siquiera ha convocado todavía el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), donde se tiene que tratar la senda de estabilidad con las comunidades autónomas antes de su aprobación en el Consejo de Ministros, paso previo a su desembarco en el Congreso de los Diputados.
El Gobierno no prevé tampoco afanarse en esta negociación. Tal como publicara este diario, Montero someterá la senda de estabilidad a votación en el Parlamento, aunque no tenga cerrados los votos suficientes y se juegue el fracaso. En su entorno resuelven que avanzará «con o sin apoyos» y, aunque la tumben, seguirá adelante con la senda actual. «Si los grupos no quieren más dinero para las comunidades autónomas, mejor para el Gobierno», sentencian.
Esta actitud contrasta con la que el propio Gobierno mantuvo en 2024 cuando retiró la senda antes de la votación en Pleno, al saber que sería rechazada. Ahora, la hoja de ruta pasa por someterlo todo a votación, también los Presupuestos, que se diseñarán como una suerte de programa electoral para retratar a aquellos partidos que se opongan a ellos. También en esto, los socios aprecian una clara intencionalidad de llamar a las urnas.
Moncloa tensa la cuerda
Donde hay discrepancias entre los socios consultados es en si la actitud del Ejecutivo en las últimas semanas responde a un ambiente preelectoral o no. La sensación que trasladan algunas fuentes de que está «hinchando» a Vox para desgastar al PP no es plenamente compartida, ya que algunos aliados de Sánchez estiman que en realidad es fruto de la lógica «batalla cultural derecha-izquierda» y obedece, más bien, a que los populares están «comprándole todo» a los de Santiago Abascal.
En esto también hay cierta actitud reincidente por parte del Gobierno. Algunas fuentes recuerdan cómo en 2019 Sánchez también dio visibilidad a Vox en espacios a los que no tenía acceso, por falta de representación institucional, como los debates electorales, para desgastar al PP y promover la división del voto de la derecha. La «pinza» de la que se quejan en el PP lleva operando en su beneficio desde entonces.
Otro frente a tener en cuenta en cualquier balance es el judicial. Los socios no tiene a día de hoy ningún incentivo para hacer caer al Gobierno. De hecho, ubicaron la línea roja para tomar decisiones en que se demostrara la financiación ilegal del PSOE. «Nada ha cambiado», dicen, en relación a las investigaciones de la UCO, pero son conscientes de que un próximo informe o nuevas revelaciones pueden hacer insostenible el mantenimiento de Sánchez. Llegado el día en que apoyarle sea más costoso que dejarle caer, facilitando el eventual advenimiento de la entente PP-Vox.
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