El caso de Martiño Ramos, el profesor de Orense que se dio a la fuga para evitar la cárcel tras una condena a 10 años por agredir sexualmente a una de sus alumnas, no es único. En el punto de mira de la Interpol está otro depredador sexual disfrazado de profesor de religión que llegó a abusar de seis niños en el colegio de los Salesianos de Vigo y sobre el que pesa una condena de nada menos que 32 años de prisión. Tras conocer el futuro que le deparaba la decisión tomada por la Audiencia provincial de Pontevedra, y ratificada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Segundo Cousido se escapó hace casi dos años y nadie ha vuelto a saber de él . A día de hoy, y dada la gravedad de los delitos cometidos, es uno de los diez delincuentes más buscados de Europa. Comparte el top con otros fugitivos de la calaña de homicidas, sicarios o narcotraficantes. En la ficha de ‘se busca’ del servicio europeo se describe a este profesor de 44 años como un individuo que, aunque no es violento, representa «un peligro para la infancia» . Un verdadero depredador sexual que intentó alargar todo lo posible los plazos de la justicia para acabar fugándose sin que por el momento existan pistas fiables sobre su paradero. Su primera condena se remonta al año 2021, cuando varios de sus alumnos se atrevieron a dar un paso al frente y denunciarlo . En total fueron seis los niños que acabaron acudiendo con sus padres a la comisaría para explicar a qué se dedicaba el profesor durante los campamentos que organizaba en calidad de monitor. Era un asiduo participante de las actividades extraescolares, donde siempre se mantenía cerca de los menores, en un intento por ganarse su confianza. De ahí que incluso llegase a compartir cama con ellos . La sentencia de la Audiencia provincial confirma que en una de estas excursiones, el profesor se acostó en la misma cama que dos de sus alumnos de 14 años. Un momento que aprovechó para realizarles tocamientos y ante el que los menores quedaron en shock. «No siendo capaz de enfrentarse al acusado, el niño se hizo el dormido para evitar que el profesor supiese que se estaba enterando de lo que le estaba haciendo, limitándose a girarse de lado en la cama para intentar repelerlo« recoge el escrito del tribunal.«Era consciente del daño que hacía»La escena se repetía casi cada noche, pese a que cada vez eran más menores los que se daban cuenta de lo que sucedía. Uno de ellos declaró que vio al profesor tocando a uno de sus compañeros después de haberse acercado en mitad de la noche, alumbrado por la linterna del móvil. Incluso hubo víctimas que reconocieron que trataban de pasar la noche en vela para que no se les acercase. Otros, explicaron ante el juez, « a modo de precaución se metían una almohada entre las piernas y se cerraban el saco con la cremallera colocándose sobre ella para que el acusado no pudiera bajarla«. La nómina de niños violentados, incluso en las instalaciones del propio colegio donde daba clases de religión, creció hasta varios se atrevieron a comentarlo entre ellos y llegaron las primeras denuncias. Su relato de lo ocurrido convenció totalmente a los magistrados, que acabaron condenando a Cousido a 32 años y medio de prisión por abusos sexuales sobre menores de 16 años, con la agravante de abuso de superioridad. Durante la vista, el acusado lo negó todo , aunque los peritos diagnosticaron que podía controlar sus impulsos y que era consciente de lo que hacía y del daño que causaba. MÁS INFORMACIÓN estandar No Martiño Ramos La víctima del pederasta fugado en Orense: «Una profesora me dijo que eran imaginaciones mías» Patricia AbetDespués de varias dilaciones judiciales, y con dos sentencias firmes, en febrero de 2023 la magistrada fijó un «plazo inaplazable» de tres días para que Segundo Cousido ingresase en prisión , pero él ya se había desvanecido. Su única entrada en la cárcel data de 2019, cuando fue arrestado y encarcelado de manera provisional durante nueve meses. Sin embargo, un informe por buen comportamiento y el pago de 12.000 euros lo dejaron en la calle hasta el juicio, y tras la contundente condena nadie valoró un riesgo de fuga que acabó siendo real. En un primer momento, los agentes pensaron que alguna persona de su entorno le podía estar dando soporte y hasta registraron varias viviendas , además de la del procesado, pero no encontraron ni una sola pista, ni un solo documento, que les ayudase a aclarar dónde se estaba escondiendo. Entre las hipótesis que tanto Policía Nacional como Guardia Civil manejaron a lo largo de estos dos años está que, dada la proximidad con el país luso, a escasa media hora de la frontera con Portugal , el religioso se pueda estar ocultando allí. Cuentan, explican a ABC, con que haya variado el aspecto con el que se presentó en el juicio para pasar más desapercibido, y tampoco descartan que hubiese echado mano de sus contactos para escapar a otro país más alejado, posiblemente fuera de Europa . La mayoría de sus víctimas, sobre las que aún pesa una orden de alejamiento, tuvieron que recibir asistencia psicológica. El caso de Martiño Ramos, el profesor de Orense que se dio a la fuga para evitar la cárcel tras una condena a 10 años por agredir sexualmente a una de sus alumnas, no es único. En el punto de mira de la Interpol está otro depredador sexual disfrazado de profesor de religión que llegó a abusar de seis niños en el colegio de los Salesianos de Vigo y sobre el que pesa una condena de nada menos que 32 años de prisión. Tras conocer el futuro que le deparaba la decisión tomada por la Audiencia provincial de Pontevedra, y ratificada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Segundo Cousido se escapó hace casi dos años y nadie ha vuelto a saber de él . A día de hoy, y dada la gravedad de los delitos cometidos, es uno de los diez delincuentes más buscados de Europa. Comparte el top con otros fugitivos de la calaña de homicidas, sicarios o narcotraficantes. En la ficha de ‘se busca’ del servicio europeo se describe a este profesor de 44 años como un individuo que, aunque no es violento, representa «un peligro para la infancia» . Un verdadero depredador sexual que intentó alargar todo lo posible los plazos de la justicia para acabar fugándose sin que por el momento existan pistas fiables sobre su paradero. Su primera condena se remonta al año 2021, cuando varios de sus alumnos se atrevieron a dar un paso al frente y denunciarlo . En total fueron seis los niños que acabaron acudiendo con sus padres a la comisaría para explicar a qué se dedicaba el profesor durante los campamentos que organizaba en calidad de monitor. Era un asiduo participante de las actividades extraescolares, donde siempre se mantenía cerca de los menores, en un intento por ganarse su confianza. De ahí que incluso llegase a compartir cama con ellos . La sentencia de la Audiencia provincial confirma que en una de estas excursiones, el profesor se acostó en la misma cama que dos de sus alumnos de 14 años. Un momento que aprovechó para realizarles tocamientos y ante el que los menores quedaron en shock. «No siendo capaz de enfrentarse al acusado, el niño se hizo el dormido para evitar que el profesor supiese que se estaba enterando de lo que le estaba haciendo, limitándose a girarse de lado en la cama para intentar repelerlo« recoge el escrito del tribunal.«Era consciente del daño que hacía»La escena se repetía casi cada noche, pese a que cada vez eran más menores los que se daban cuenta de lo que sucedía. Uno de ellos declaró que vio al profesor tocando a uno de sus compañeros después de haberse acercado en mitad de la noche, alumbrado por la linterna del móvil. Incluso hubo víctimas que reconocieron que trataban de pasar la noche en vela para que no se les acercase. Otros, explicaron ante el juez, « a modo de precaución se metían una almohada entre las piernas y se cerraban el saco con la cremallera colocándose sobre ella para que el acusado no pudiera bajarla«. La nómina de niños violentados, incluso en las instalaciones del propio colegio donde daba clases de religión, creció hasta varios se atrevieron a comentarlo entre ellos y llegaron las primeras denuncias. Su relato de lo ocurrido convenció totalmente a los magistrados, que acabaron condenando a Cousido a 32 años y medio de prisión por abusos sexuales sobre menores de 16 años, con la agravante de abuso de superioridad. Durante la vista, el acusado lo negó todo , aunque los peritos diagnosticaron que podía controlar sus impulsos y que era consciente de lo que hacía y del daño que causaba. MÁS INFORMACIÓN estandar No Martiño Ramos La víctima del pederasta fugado en Orense: «Una profesora me dijo que eran imaginaciones mías» Patricia AbetDespués de varias dilaciones judiciales, y con dos sentencias firmes, en febrero de 2023 la magistrada fijó un «plazo inaplazable» de tres días para que Segundo Cousido ingresase en prisión , pero él ya se había desvanecido. Su única entrada en la cárcel data de 2019, cuando fue arrestado y encarcelado de manera provisional durante nueve meses. Sin embargo, un informe por buen comportamiento y el pago de 12.000 euros lo dejaron en la calle hasta el juicio, y tras la contundente condena nadie valoró un riesgo de fuga que acabó siendo real. En un primer momento, los agentes pensaron que alguna persona de su entorno le podía estar dando soporte y hasta registraron varias viviendas , además de la del procesado, pero no encontraron ni una sola pista, ni un solo documento, que les ayudase a aclarar dónde se estaba escondiendo. Entre las hipótesis que tanto Policía Nacional como Guardia Civil manejaron a lo largo de estos dos años está que, dada la proximidad con el país luso, a escasa media hora de la frontera con Portugal , el religioso se pueda estar ocultando allí. Cuentan, explican a ABC, con que haya variado el aspecto con el que se presentó en el juicio para pasar más desapercibido, y tampoco descartan que hubiese echado mano de sus contactos para escapar a otro país más alejado, posiblemente fuera de Europa . La mayoría de sus víctimas, sobre las que aún pesa una orden de alejamiento, tuvieron que recibir asistencia psicológica.
El caso de Martiño Ramos, el profesor de Orense que se dio a la fuga para evitar la cárcel tras una condena a 10 años por agredir sexualmente a una de sus alumnas, no es único. En el punto de mira de la Interpol … está otro depredador sexual disfrazado de profesor de religión que llegó a abusar de seis niños en el colegio de los Salesianos de Vigo y sobre el que pesa una condena de nada menos que 32 años de prisión. Tras conocer el futuro que le deparaba la decisión tomada por la Audiencia provincial de Pontevedra, y ratificada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Segundo Cousido se escapó hace casi dos años y nadie ha vuelto a saber de él. A día de hoy, y dada la gravedad de los delitos cometidos, es uno de los diez delincuentes más buscados de Europa. Comparte el top con otros fugitivos de la calaña de homicidas, sicarios o narcotraficantes. En la ficha de ‘se busca’ del servicio europeo se describe a este profesor de 44 años como un individuo que, aunque no es violento, representa «un peligro para la infancia». Un verdadero depredador sexual que intentó alargar todo lo posible los plazos de la justicia para acabar fugándose sin que por el momento existan pistas fiables sobre su paradero.
Su primera condena se remonta al año 2021, cuando varios de sus alumnos se atrevieron a dar un paso al frente y denunciarlo. En total fueron seis los niños que acabaron acudiendo con sus padres a la comisaría para explicar a qué se dedicaba el profesor durante los campamentos que organizaba en calidad de monitor. Era un asiduo participante de las actividades extraescolares, donde siempre se mantenía cerca de los menores, en un intento por ganarse su confianza. De ahí que incluso llegase a compartir cama con ellos. La sentencia de la Audiencia provincial confirma que en una de estas excursiones, el profesor se acostó en la misma cama que dos de sus alumnos de 14 años. Un momento que aprovechó para realizarles tocamientos y ante el que los menores quedaron en shock. «No siendo capaz de enfrentarse al acusado, el niño se hizo el dormido para evitar que el profesor supiese que se estaba enterando de lo que le estaba haciendo, limitándose a girarse de lado en la cama para intentar repelerlo« recoge el escrito del tribunal.
«Era consciente del daño que hacía»
La escena se repetía casi cada noche, pese a que cada vez eran más menores los que se daban cuenta de lo que sucedía. Uno de ellos declaró que vio al profesor tocando a uno de sus compañeros después de haberse acercado en mitad de la noche, alumbrado por la linterna del móvil. Incluso hubo víctimas que reconocieron que trataban de pasar la noche en vela para que no se les acercase. Otros, explicaron ante el juez, «a modo de precaución se metían una almohada entre las piernas y se cerraban el saco con la cremallera colocándose sobre ella para que el acusado no pudiera bajarla«. La nómina de niños violentados, incluso en las instalaciones del propio colegio donde daba clases de religión, creció hasta varios se atrevieron a comentarlo entre ellos y llegaron las primeras denuncias. Su relato de lo ocurrido convenció totalmente a los magistrados, que acabaron condenando a Cousido a 32 años y medio de prisión por abusos sexuales sobre menores de 16 años, con la agravante de abuso de superioridad. Durante la vista, el acusado lo negó todo, aunque los peritos diagnosticaron que podía controlar sus impulsos y que era consciente de lo que hacía y del daño que causaba.
Después de varias dilaciones judiciales, y con dos sentencias firmes, en febrero de 2023 la magistrada fijó un «plazo inaplazable» de tres días para que Segundo Cousido ingresase en prisión, pero él ya se había desvanecido. Su única entrada en la cárcel data de 2019, cuando fue arrestado y encarcelado de manera provisional durante nueve meses. Sin embargo, un informe por buen comportamiento y el pago de 12.000 euros lo dejaron en la calle hasta el juicio, y tras la contundente condena nadie valoró un riesgo de fuga que acabó siendo real. En un primer momento, los agentes pensaron que alguna persona de su entorno le podía estar dando soporte y hasta registraron varias viviendas, además de la del procesado, pero no encontraron ni una sola pista, ni un solo documento, que les ayudase a aclarar dónde se estaba escondiendo.
Entre las hipótesis que tanto Policía Nacional como Guardia Civil manejaron a lo largo de estos dos años está que, dada la proximidad con el país luso, a escasa media hora de la frontera con Portugal, el religioso se pueda estar ocultando allí. Cuentan, explican a ABC, con que haya variado el aspecto con el que se presentó en el juicio para pasar más desapercibido, y tampoco descartan que hubiese echado mano de sus contactos para escapar a otro país más alejado, posiblemente fuera de Europa. La mayoría de sus víctimas, sobre las que aún pesa una orden de alejamiento, tuvieron que recibir asistencia psicológica.
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