Tres grandes amigos que son referentes del desarrollo personal, cuatro días conversando sobre lo divino y lo humano en una masía rodeada de naturaleza y de contrastes volcánicos en La Garrotxa, cerca de Olot (Girona); y una pregunta en el aire: «¿Qué hace que una vida merezca la pena ser vivida?». Con estos mimbres se trenzó ‘Esencial’ (Arpa Editores), una obra que une la sensibilidad espiritual de Álex Rovira ( @alexroviracelma ), la creatividad narrativa de Francesc Miralles ( @francesc_miralles ) y la profundidad psicológica de Xavier Guix ( @xavierguix ). Cada uno de sus 21 capítulos, escritos a seis manos, abre una puerta a la transformación personal desde el abordaje de temas como el amor, el perdón, la culpa, la gratitud, la felicidad, la suerte, el miedo o la ansiedad. Y los tres autores lo hacen, como apunta Guix, desde la atalaya de la madurez , «que les ha permitido un trabajo conjunto armónico y una mayor capacidad de síntesis para reducir los grandes temas a lo que es verdaderamente esencial». En un contexto de incertidumbre , repleto de distracciones y evasiones, en el que abundan las recetas para ser felices y los métodos infalibles para tener éxito, los autores alertan de una paradoja desconcertante: a pesar del abrumador acceso a la información sobre desarrollo personal, nunca había sido tan patente la desorientación generalizada. Por eso proponen acompañar al lector en una conversación íntima sobre los fundamentos que, a lo largo de siglos de sabiduría humana y décadas de su experiencia profesional y personal (entre los tres suman más de 170 años), han identificado como los pilares para tener «una vida extraordinaria» que, como aclara Rovira, «no tiene nada que ver con logros externos o reconocimiento público, sino con los momentos de conexión auténtica, las pequeñas alegrías cotidianas y los actos de generosidad ofrecidos y recibidos».Libros para sentir Esencial Autores: Xavier Guix, Francesc Miralles y Álex Rovira. Editado por Arpa Editores, 2025. Páginas: 280 páginas. Precio: 19,90 euros. Sus reflexiones, nacidas al calor de diálogos largos y pausados, plantean más preguntas que respuestas y tienen como objetivo aportar algo de luz para que cada uno encuentre su propio camino hacia una vida más consciente, más auténtica y más plena.Felicidad con posoEl viaje interior que plantean Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ arranca con la felicidad, pero no como destino sino como una forma de viajar sin expectativas. «A medida que uno va madurando pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez, con no complicarse la vida y con valorar lo que se tiene», explica Rovira. Completa Miralles esta tesis apuntando que a menudo suele confundirse esa falta de expectativas a la que hacen referencia con la resignación o con no desear nada pero que en realidad a lo que apela es justamente a la importancia de tener una mirada apreciativa y desear lo que se tiene.Y ese deseo, como advierte Guix, no apunta hacia cosas, situaciones o personas; sino hacia el propio acto de desear que, según manifiesta, habría que complementar con el verbo permitir. «Uno desea y a la vez permite que algo sea tal y como es porque solo desde la aceptación se puede ser feliz», argumenta.«Con la madurez se pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez» Álex Rovira Escritor y conferencianteIgualmente se aborda desde la madurez el amor . Y para hablar de ello Miralles recurre al concepto japonés ‘wabi sabi’, que abraza la belleza de la imperfección. «Mientras que el amor romántico y juvenil apunta a la idealización, el amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones. No es esa emoción abrumadora que retratan las películas y las novelas, sino un compromiso profundo que se renueva cada día y que nos invita a crecer junto al otro». Para Guix, además, esa visión desde la experiencia ayuda a entender la relevancia de aunar los tres tipos de amor de origen griego: la pasión y sexualidad (eros), la amistad y lealtad (philias) y la ternura y la compasión (ágape). «Si no hay cuidado del otro, no hay amor», advierte el psicólogo.Rovira se refiere a su vez a la reciprocidad y a la importancia de entender que amar es evitar ver al otro como un objeto y propiciar una relación entre sujetos que permita «alegrarse por la alegría del otro y sentir dolor ante el dolor del otro».«El amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones» Francesc Miralles EscritorSentir frente a pensarCada emoción contiene un regalo de autoconocimiento pues, como exponen en su obra, «son mensajeras de la sabiduría interior». Por eso para Rovira es fundamental reconocerlas, acogerlas y permitir que sean una guía, pero que no sean determinantes. «Es una información adaptativa. Son como ríos que fluyen a través de nosotros: intentar detenerlos crea inundaciones internas, dejarse arrastrar por completo puede llevarnos a lugares peligrosos, pero navegar conscientemente por sus aguas procura riqueza en la experiencia», señala.El problema de las emociones, según matiza Guix, es que se manifiestan en el presente pero pertenecen mayoritariamente al pasado. «Es importante distinguir entre sentir y emocionarse. Somos seres sintientes y el sentir está vinculado al presente, mientras que la emoción puede proceder de la memoria. Por eso cuando invitamos a reestructurar lo que se piensa y a sentirlo desde otro lugar no hablamos de hacerlo desde el miedo , la tristeza o la alegría , sino de crear el sentimiento , sentir lo que se piensa, lo que se crea y lo que se realiza», plantea. Conviene entender, por tanto, qué es lo que están diciendo las emociones desde la conexión entre la mente y el cuerpo . «El pensamiento nos lleva a la conclusión, pero que es la emoción la que nos lleva a la acción. Muchas personas limitan su vida a los procesos mentales porque desconectan de los emocionales. Si estuviéramos más en contacto con el sentir, nos entenderíamos mejor y tendríamos más capacidad para transformar aquello que no nos encaja en nuestra vida», manifiesta Rovira.Noticias relacionadas reportaje Si Bienestar laboral Por qué en tu empresa todos desean irse a otro trabajo Raquel Alcolea estandar Si Ángela Esteban, psicóloga «¿Qué sentiremos al final de la vida cuando veamos que nos hemos perdido muchas cosas por el trabajo?» Melissa GonzálezGratitud y entregaAlgo que, según los autores, puede llegar a transformar lo ordinario en extraordinario es cultivar el hábito de agradecer . Esa práctica diaria de reconocer los dones que se reciben es «como un par de gafas mágicas que permiten ver la abundancia donde antes solo se veían las carencias», sugiere Rovira, quien la califica como la «alquimia más poderosa para transformar la existencia, junto con la compasión y el perdón.Por eso lo que propone, por su parte, Miralles es elegir esta actitud de agradecimiento permanente frente a otra que puede ser antagónica, como es la queja. «Unos se victimizan buscando la atención y absorbiendo la energía de los otros, otros se fijan solo en lo malo y en lo que va mal, obviando todo lo demás. Los que escogen la gratitud, pueden acogerse a ella incluso en los momentos más adversos de su vida».«Hay que distinguir entre sentir, que está vinculado al presente, y emocionarse, que puede proceder de la memoria» Xavier Guix PsicólogoPero además de apreciar y agradecer lo que uno tiene, los tres escritores inciden en la importancia de transformar lo recibido en dones para los otros de modo que uno, al final del día, pueda sentir que ha contribuido, de alguna manera, a hacer el mundo un poco mejor. «Un modelo que se usa mucho para explicar este planteamiento es el que aporta Joseph Campbell en ‘El viaje del héroe’, En él se muestra que el objetivo, tras haber salido de la zona de confort y haber pasado todas las pruebas necesarias para conseguir un valioso elixir , es que todo lo aprendido y lo conseguido no tiene valor si al final no se entrega y se cierra el círculo dejando un legado», recuerda Miralles.Lo que se siembra y el aprendizaje sobre lo ya experimentado que se aporta a los otros es para Rovira lo que hace que una vida merezca la pena. Y eso, según aclara, se construye con pequeños actos cotidianos de presencia , gratitud y generosidad , más que con grandes logros o aplausos externos. Propósito serenoPrecisamente esa entrega forma parte de la intersección de la que emerge el ‘ikigai’ o propósito , que implicaría la unión, según señala Rovira, de «lo que se ama, lo que a uno se le da bien, lo que el mundo necesita y lo que se puede ofrecer a los demás». Por tanto, como añade Guix, el propósito no es algo que uno se puede llegar a plantear como meta o como objetivo sino que sería, por un lado un horizonte que orienta y que da sentido a cada paso, y, por otro, un descubrimiento que se suele hacer en la madurez, que es la etapa en la que se ve todo con una mayor perspectiva , se entiende mejor qué es aquello que has venido a aprender a este mundo y cuáles son las conexiones entre todo lo que se ha vivido. Comparte esta reflexión Rovira quien, sin embargo, apunta que algunas personas pueden llegar a sentir una revelación de su propósito en cualquier momento de la vida, no solo en la madurez, a partir del sufrimiento, de una desgracia o de alguna crisis.Por eso a la hora de trabajar con el propósito de una forma práctica, Miralles plantea que existen tres momentos vitales a los que conviene prestar atención. Uno es el que se puede producir en torno a los 16 o los 17 años, que suele ser cuando los estudiantes abordan hacia dónde quieren dirigirse profesionalmente o qué camino desean seguir en el ámbito de la educación. Otro se da cuando esa persona sufre alguna crisis personal, ya sea por una enfermedad, una ruina económica, un cambio de país por circunstancias sociales o políticas, una separación o incluso una situación desbordante como la que se vivió durante la pandemia. Y el tercer momento crucial sería la jubilación , pues no solo coincide con una liberación de ocupaciones como el cuidado de niños o de mayores, sino que también implica disponer de un océano de tiempo en el que no siempre se sabe navegar.Algo que es importante destacar es que el ‘ikigai’, como apunta Rovira, no siempre se manifiesta como una vocación grandiosa: sino que a menudo se encuentra en los pequeños actos con los que se contribuye al bienestar de los demás y del planeta.La serenidad podría ser la clave para permanecer imperturbable en ese océano de tiempo mientras la superficie se agita con las olas, según sugieren los autores. Y ésta se cultiva, como recuerda Guix, no desde la pasividad ni la resignación , sino desde la aceptación, el desapego y la confianza en que, incluso en los momentos más oscuros, puede haber una luz que nos guíe.Tres expertos en desarrollo personal Xavier Guix. Sant Boi de Llobregat, 1960. Desarrolla su labor terapéutica en Kairós Institut y es el fundador de Emprendedores Existencialistas. Imparte cursos en diversas universidades y está especializado en programación neurolingüística y autoconocimiento. Ha escrito ‘El problema de ser demasiado bueno’, ‘Ni me explico, ni me entiendes’, ‘Si no lo creo, no lo veo’ y ‘Mientras me miran’. Francesc Miralles. Barcelona, 1968. Su vida escolar fue errática hasta que descubrió su pasión por el alemán. Es un prolífico autor. Al principio se centró en la narrativa juvenil, pero después se inclinó por el desarrollo personal. Su ensayo más traducido fue ‘Ikigai’. Ha escrito numerosas obras en coautoría, muchas con Álex Rovira, como ‘La última respuesta’, ‘Un corazón lleno de estrellas’, ‘Homo solver’ o ‘Cuentos para quererte mejor’. Álex Rovira. Barcelona, 1969. Licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por ESADE, es escritor, conferenciante y consultor. Ha publicado numerosos libros, entre ellos ‘La buena suerte’, traducido a más de 50 idiomas. Desde su Escuela de Transformación Vital y Liderazgo, por la que han pasado más de 70.000 alumnos, aborda su compromiso de compartir herramientas para encontrar sentido a la vida.Noticias relacionadas estandar Si Cómo entrenar el InnSaei, el arte islandés para despertar la intuición: «Escribir un diario ayuda a escuchar tu voz interior» Raquel Alcolea estandar Si El psicólogo que destapa psicópatas «Les atraen las personas a las que les gusta ayudar a los demás» Raquel AlcoleaLa gran preguntaLos 21 fundamentos para una vida plena que proponen Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ no son compartimentos estancos, sino que son hilos entrelazados que se potencian y se nutren entre sí para responder a ese interrogante que un día se hicieron los autores y que realmente fue la semilla de su obra: «¿Qué hace que una vida merezca la pena ser vivida?».Además de lo ya expresado a través de sus textos conjuntos, cada uno de ellos aceptó el reto de contestar individualmente y a vuelapluma a esta pregunta. Y así, tal como manifestaron sus respuestas, se recogen sus mensajes a modo de conclusión y cierre: Para Francesc Miralles una vida con sentido es aquella en la que uno ama y deja que le amen. «Hay muchas personas que son grandes amadoras pero que han puesto muchos muros al reconocimiento y al merecimiento. El amor ha de ser bidireccional», plantea.Xavier Guix, por su parte, apunta que saber vivir para saber morir y la conciencia de la finitud de nuestro tiempo es lo que inspira a vivir con más intensidad, propósito y amor. «Si he venido a la vida es para vivirla. Lo esencial es la vida misma y entenderla como el lugar que nos sostiene, no como el conjunto de cosas que nos pasan», argumenta. Por último, Álex Rovira, incide en que la vida vale la pena precisamente «por la pena» pues, según asegura, es ahí donde está el tesoro. «En cada proceso de encuentro y desencuentro uno ve que nadie sería lo que es si no hubiera pasado por lo que ha pasado», apunta. Y planteando un giro radical y consciente a la célebre frase del poeta Rumi propone: «Es por la herida por donde sale la luz». Tres grandes amigos que son referentes del desarrollo personal, cuatro días conversando sobre lo divino y lo humano en una masía rodeada de naturaleza y de contrastes volcánicos en La Garrotxa, cerca de Olot (Girona); y una pregunta en el aire: «¿Qué hace que una vida merezca la pena ser vivida?». Con estos mimbres se trenzó ‘Esencial’ (Arpa Editores), una obra que une la sensibilidad espiritual de Álex Rovira ( @alexroviracelma ), la creatividad narrativa de Francesc Miralles ( @francesc_miralles ) y la profundidad psicológica de Xavier Guix ( @xavierguix ). Cada uno de sus 21 capítulos, escritos a seis manos, abre una puerta a la transformación personal desde el abordaje de temas como el amor, el perdón, la culpa, la gratitud, la felicidad, la suerte, el miedo o la ansiedad. Y los tres autores lo hacen, como apunta Guix, desde la atalaya de la madurez , «que les ha permitido un trabajo conjunto armónico y una mayor capacidad de síntesis para reducir los grandes temas a lo que es verdaderamente esencial». En un contexto de incertidumbre , repleto de distracciones y evasiones, en el que abundan las recetas para ser felices y los métodos infalibles para tener éxito, los autores alertan de una paradoja desconcertante: a pesar del abrumador acceso a la información sobre desarrollo personal, nunca había sido tan patente la desorientación generalizada. Por eso proponen acompañar al lector en una conversación íntima sobre los fundamentos que, a lo largo de siglos de sabiduría humana y décadas de su experiencia profesional y personal (entre los tres suman más de 170 años), han identificado como los pilares para tener «una vida extraordinaria» que, como aclara Rovira, «no tiene nada que ver con logros externos o reconocimiento público, sino con los momentos de conexión auténtica, las pequeñas alegrías cotidianas y los actos de generosidad ofrecidos y recibidos».Libros para sentir Esencial Autores: Xavier Guix, Francesc Miralles y Álex Rovira. Editado por Arpa Editores, 2025. Páginas: 280 páginas. Precio: 19,90 euros. Sus reflexiones, nacidas al calor de diálogos largos y pausados, plantean más preguntas que respuestas y tienen como objetivo aportar algo de luz para que cada uno encuentre su propio camino hacia una vida más consciente, más auténtica y más plena.Felicidad con posoEl viaje interior que plantean Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ arranca con la felicidad, pero no como destino sino como una forma de viajar sin expectativas. «A medida que uno va madurando pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez, con no complicarse la vida y con valorar lo que se tiene», explica Rovira. Completa Miralles esta tesis apuntando que a menudo suele confundirse esa falta de expectativas a la que hacen referencia con la resignación o con no desear nada pero que en realidad a lo que apela es justamente a la importancia de tener una mirada apreciativa y desear lo que se tiene.Y ese deseo, como advierte Guix, no apunta hacia cosas, situaciones o personas; sino hacia el propio acto de desear que, según manifiesta, habría que complementar con el verbo permitir. «Uno desea y a la vez permite que algo sea tal y como es porque solo desde la aceptación se puede ser feliz», argumenta.«Con la madurez se pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez» Álex Rovira Escritor y conferencianteIgualmente se aborda desde la madurez el amor . Y para hablar de ello Miralles recurre al concepto japonés ‘wabi sabi’, que abraza la belleza de la imperfección. «Mientras que el amor romántico y juvenil apunta a la idealización, el amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones. No es esa emoción abrumadora que retratan las películas y las novelas, sino un compromiso profundo que se renueva cada día y que nos invita a crecer junto al otro». Para Guix, además, esa visión desde la experiencia ayuda a entender la relevancia de aunar los tres tipos de amor de origen griego: la pasión y sexualidad (eros), la amistad y lealtad (philias) y la ternura y la compasión (ágape). «Si no hay cuidado del otro, no hay amor», advierte el psicólogo.Rovira se refiere a su vez a la reciprocidad y a la importancia de entender que amar es evitar ver al otro como un objeto y propiciar una relación entre sujetos que permita «alegrarse por la alegría del otro y sentir dolor ante el dolor del otro».«El amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones» Francesc Miralles EscritorSentir frente a pensarCada emoción contiene un regalo de autoconocimiento pues, como exponen en su obra, «son mensajeras de la sabiduría interior». Por eso para Rovira es fundamental reconocerlas, acogerlas y permitir que sean una guía, pero que no sean determinantes. «Es una información adaptativa. Son como ríos que fluyen a través de nosotros: intentar detenerlos crea inundaciones internas, dejarse arrastrar por completo puede llevarnos a lugares peligrosos, pero navegar conscientemente por sus aguas procura riqueza en la experiencia», señala.El problema de las emociones, según matiza Guix, es que se manifiestan en el presente pero pertenecen mayoritariamente al pasado. «Es importante distinguir entre sentir y emocionarse. Somos seres sintientes y el sentir está vinculado al presente, mientras que la emoción puede proceder de la memoria. Por eso cuando invitamos a reestructurar lo que se piensa y a sentirlo desde otro lugar no hablamos de hacerlo desde el miedo , la tristeza o la alegría , sino de crear el sentimiento , sentir lo que se piensa, lo que se crea y lo que se realiza», plantea. Conviene entender, por tanto, qué es lo que están diciendo las emociones desde la conexión entre la mente y el cuerpo . «El pensamiento nos lleva a la conclusión, pero que es la emoción la que nos lleva a la acción. Muchas personas limitan su vida a los procesos mentales porque desconectan de los emocionales. Si estuviéramos más en contacto con el sentir, nos entenderíamos mejor y tendríamos más capacidad para transformar aquello que no nos encaja en nuestra vida», manifiesta Rovira.Noticias relacionadas reportaje Si Bienestar laboral Por qué en tu empresa todos desean irse a otro trabajo Raquel Alcolea estandar Si Ángela Esteban, psicóloga «¿Qué sentiremos al final de la vida cuando veamos que nos hemos perdido muchas cosas por el trabajo?» Melissa GonzálezGratitud y entregaAlgo que, según los autores, puede llegar a transformar lo ordinario en extraordinario es cultivar el hábito de agradecer . Esa práctica diaria de reconocer los dones que se reciben es «como un par de gafas mágicas que permiten ver la abundancia donde antes solo se veían las carencias», sugiere Rovira, quien la califica como la «alquimia más poderosa para transformar la existencia, junto con la compasión y el perdón.Por eso lo que propone, por su parte, Miralles es elegir esta actitud de agradecimiento permanente frente a otra que puede ser antagónica, como es la queja. «Unos se victimizan buscando la atención y absorbiendo la energía de los otros, otros se fijan solo en lo malo y en lo que va mal, obviando todo lo demás. Los que escogen la gratitud, pueden acogerse a ella incluso en los momentos más adversos de su vida».«Hay que distinguir entre sentir, que está vinculado al presente, y emocionarse, que puede proceder de la memoria» Xavier Guix PsicólogoPero además de apreciar y agradecer lo que uno tiene, los tres escritores inciden en la importancia de transformar lo recibido en dones para los otros de modo que uno, al final del día, pueda sentir que ha contribuido, de alguna manera, a hacer el mundo un poco mejor. «Un modelo que se usa mucho para explicar este planteamiento es el que aporta Joseph Campbell en ‘El viaje del héroe’, En él se muestra que el objetivo, tras haber salido de la zona de confort y haber pasado todas las pruebas necesarias para conseguir un valioso elixir , es que todo lo aprendido y lo conseguido no tiene valor si al final no se entrega y se cierra el círculo dejando un legado», recuerda Miralles.Lo que se siembra y el aprendizaje sobre lo ya experimentado que se aporta a los otros es para Rovira lo que hace que una vida merezca la pena. Y eso, según aclara, se construye con pequeños actos cotidianos de presencia , gratitud y generosidad , más que con grandes logros o aplausos externos. Propósito serenoPrecisamente esa entrega forma parte de la intersección de la que emerge el ‘ikigai’ o propósito , que implicaría la unión, según señala Rovira, de «lo que se ama, lo que a uno se le da bien, lo que el mundo necesita y lo que se puede ofrecer a los demás». Por tanto, como añade Guix, el propósito no es algo que uno se puede llegar a plantear como meta o como objetivo sino que sería, por un lado un horizonte que orienta y que da sentido a cada paso, y, por otro, un descubrimiento que se suele hacer en la madurez, que es la etapa en la que se ve todo con una mayor perspectiva , se entiende mejor qué es aquello que has venido a aprender a este mundo y cuáles son las conexiones entre todo lo que se ha vivido. Comparte esta reflexión Rovira quien, sin embargo, apunta que algunas personas pueden llegar a sentir una revelación de su propósito en cualquier momento de la vida, no solo en la madurez, a partir del sufrimiento, de una desgracia o de alguna crisis.Por eso a la hora de trabajar con el propósito de una forma práctica, Miralles plantea que existen tres momentos vitales a los que conviene prestar atención. Uno es el que se puede producir en torno a los 16 o los 17 años, que suele ser cuando los estudiantes abordan hacia dónde quieren dirigirse profesionalmente o qué camino desean seguir en el ámbito de la educación. Otro se da cuando esa persona sufre alguna crisis personal, ya sea por una enfermedad, una ruina económica, un cambio de país por circunstancias sociales o políticas, una separación o incluso una situación desbordante como la que se vivió durante la pandemia. Y el tercer momento crucial sería la jubilación , pues no solo coincide con una liberación de ocupaciones como el cuidado de niños o de mayores, sino que también implica disponer de un océano de tiempo en el que no siempre se sabe navegar.Algo que es importante destacar es que el ‘ikigai’, como apunta Rovira, no siempre se manifiesta como una vocación grandiosa: sino que a menudo se encuentra en los pequeños actos con los que se contribuye al bienestar de los demás y del planeta.La serenidad podría ser la clave para permanecer imperturbable en ese océano de tiempo mientras la superficie se agita con las olas, según sugieren los autores. Y ésta se cultiva, como recuerda Guix, no desde la pasividad ni la resignación , sino desde la aceptación, el desapego y la confianza en que, incluso en los momentos más oscuros, puede haber una luz que nos guíe.Tres expertos en desarrollo personal Xavier Guix. Sant Boi de Llobregat, 1960. Desarrolla su labor terapéutica en Kairós Institut y es el fundador de Emprendedores Existencialistas. Imparte cursos en diversas universidades y está especializado en programación neurolingüística y autoconocimiento. Ha escrito ‘El problema de ser demasiado bueno’, ‘Ni me explico, ni me entiendes’, ‘Si no lo creo, no lo veo’ y ‘Mientras me miran’. Francesc Miralles. Barcelona, 1968. Su vida escolar fue errática hasta que descubrió su pasión por el alemán. Es un prolífico autor. Al principio se centró en la narrativa juvenil, pero después se inclinó por el desarrollo personal. Su ensayo más traducido fue ‘Ikigai’. Ha escrito numerosas obras en coautoría, muchas con Álex Rovira, como ‘La última respuesta’, ‘Un corazón lleno de estrellas’, ‘Homo solver’ o ‘Cuentos para quererte mejor’. Álex Rovira. Barcelona, 1969. Licenciado en Ciencias Empresariales y MBA por ESADE, es escritor, conferenciante y consultor. Ha publicado numerosos libros, entre ellos ‘La buena suerte’, traducido a más de 50 idiomas. Desde su Escuela de Transformación Vital y Liderazgo, por la que han pasado más de 70.000 alumnos, aborda su compromiso de compartir herramientas para encontrar sentido a la vida.Noticias relacionadas estandar Si Cómo entrenar el InnSaei, el arte islandés para despertar la intuición: «Escribir un diario ayuda a escuchar tu voz interior» Raquel Alcolea estandar Si El psicólogo que destapa psicópatas «Les atraen las personas a las que les gusta ayudar a los demás» Raquel AlcoleaLa gran preguntaLos 21 fundamentos para una vida plena que proponen Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ no son compartimentos estancos, sino que son hilos entrelazados que se potencian y se nutren entre sí para responder a ese interrogante que un día se hicieron los autores y que realmente fue la semilla de su obra: «¿Qué hace que una vida merezca la pena ser vivida?».Además de lo ya expresado a través de sus textos conjuntos, cada uno de ellos aceptó el reto de contestar individualmente y a vuelapluma a esta pregunta. Y así, tal como manifestaron sus respuestas, se recogen sus mensajes a modo de conclusión y cierre: Para Francesc Miralles una vida con sentido es aquella en la que uno ama y deja que le amen. «Hay muchas personas que son grandes amadoras pero que han puesto muchos muros al reconocimiento y al merecimiento. El amor ha de ser bidireccional», plantea.Xavier Guix, por su parte, apunta que saber vivir para saber morir y la conciencia de la finitud de nuestro tiempo es lo que inspira a vivir con más intensidad, propósito y amor. «Si he venido a la vida es para vivirla. Lo esencial es la vida misma y entenderla como el lugar que nos sostiene, no como el conjunto de cosas que nos pasan», argumenta. Por último, Álex Rovira, incide en que la vida vale la pena precisamente «por la pena» pues, según asegura, es ahí donde está el tesoro. «En cada proceso de encuentro y desencuentro uno ve que nadie sería lo que es si no hubiera pasado por lo que ha pasado», apunta. Y planteando un giro radical y consciente a la célebre frase del poeta Rumi propone: «Es por la herida por donde sale la luz».
Tres grandes amigos que son referentes del desarrollo personal, cuatro días conversando sobre lo divino y lo humano en una masía rodeada de naturaleza y de contrastes volcánicos en La Garrotxa, cerca de Olot (Girona); y una pregunta en el aire: «¿Qué hace que una … vida merezca la pena ser vivida?». Con estos mimbres se trenzó ‘Esencial’ (Arpa Editores), una obra que une la sensibilidad espiritual de Álex Rovira (@alexroviracelma), la creatividad narrativa de Francesc Miralles (@francesc_miralles) y la profundidad psicológica de Xavier Guix (@xavierguix).
Cada uno de sus 21 capítulos, escritos a seis manos, abre una puerta a la transformación personal desde el abordaje de temas como el amor, el perdón, la culpa, la gratitud, la felicidad, la suerte, el miedo o la ansiedad. Y los tres autores lo hacen, como apunta Guix, desde la atalaya de la madurez, «que les ha permitido un trabajo conjunto armónico y una mayor capacidad de síntesis para reducir los grandes temas a lo que es verdaderamente esencial».
En un contexto de incertidumbre, repleto de distracciones y evasiones, en el que abundan las recetas para ser felices y los métodos infalibles para tener éxito, los autores alertan de una paradoja desconcertante: a pesar del abrumador acceso a la información sobre desarrollo personal, nunca había sido tan patente la desorientación generalizada.
Por eso proponen acompañar al lector en una conversación íntima sobre los fundamentos que, a lo largo de siglos de sabiduría humana y décadas de su experiencia profesional y personal (entre los tres suman más de 170 años), han identificado como los pilares para tener «una vida extraordinaria» que, como aclara Rovira, «no tiene nada que ver con logros externos o reconocimiento público, sino con los momentos de conexión auténtica, las pequeñas alegrías cotidianas y los actos de generosidad ofrecidos y recibidos».
Esencial
Autores: Xavier Guix, Francesc Miralles y Álex Rovira. Editado por Arpa Editores, 2025. Páginas: 280 páginas. Precio: 19,90 euros.
Sus reflexiones, nacidas al calor de diálogos largos y pausados, plantean más preguntas que respuestas y tienen como objetivo aportar algo de luz para que cada uno encuentre su propio camino hacia una vida más consciente, más auténtica y más plena.
Felicidad con poso
El viaje interior que plantean Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ arranca con la felicidad, pero no como destino sino como una forma de viajar sin expectativas. «A medida que uno va madurando pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez, con no complicarse la vida y con valorar lo que se tiene», explica Rovira. Completa Miralles esta tesis apuntando que a menudo suele confundirse esa falta de expectativas a la que hacen referencia con la resignación o con no desear nada pero que en realidad a lo que apela es justamente a la importancia de tener una mirada apreciativa y desear lo que se tiene.
Y ese deseo, como advierte Guix, no apunta hacia cosas, situaciones o personas; sino hacia el propio acto de desear que, según manifiesta, habría que complementar con el verbo permitir. «Uno desea y a la vez permite que algo sea tal y como es porque solo desde la aceptación se puede ser feliz», argumenta.

«Con la madurez se pasa de una felicidad materialista a una humanista, que tiene mucho que ver con la sencillez»
Álex Rovira
Escritor y conferenciante
Igualmente se aborda desde la madurez el amor. Y para hablar de ello Miralles recurre al concepto japonés ‘wabi sabi’, que abraza la belleza de la imperfección. «Mientras que el amor romántico y juvenil apunta a la idealización, el amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones. No es esa emoción abrumadora que retratan las películas y las novelas, sino un compromiso profundo que se renueva cada día y que nos invita a crecer junto al otro».
Para Guix, además, esa visión desde la experiencia ayuda a entender la relevancia de aunar los tres tipos de amor de origen griego: la pasión y sexualidad (eros), la amistad y lealtad (philias) y la ternura y la compasión (ágape). «Si no hay cuidado del otro, no hay amor», advierte el psicólogo.
Rovira se refiere a su vez a la reciprocidad y a la importancia de entender que amar es evitar ver al otro como un objeto y propiciar una relación entre sujetos que permita «alegrarse por la alegría del otro y sentir dolor ante el dolor del otro».

«El amor maduro nace de la aceptación de uno mismo y del otro, cada uno con sus imperfecciones»
Francesc Miralles
Escritor
Sentir frente a pensar
Cada emoción contiene un regalo de autoconocimiento pues, como exponen en su obra, «son mensajeras de la sabiduría interior». Por eso para Rovira es fundamental reconocerlas, acogerlas y permitir que sean una guía, pero que no sean determinantes. «Es una información adaptativa. Son como ríos que fluyen a través de nosotros: intentar detenerlos crea inundaciones internas, dejarse arrastrar por completo puede llevarnos a lugares peligrosos, pero navegar conscientemente por sus aguas procura riqueza en la experiencia», señala.
El problema de las emociones, según matiza Guix, es que se manifiestan en el presente pero pertenecen mayoritariamente al pasado. «Es importante distinguir entre sentir y emocionarse. Somos seres sintientes y el sentir está vinculado al presente, mientras que la emoción puede proceder de la memoria. Por eso cuando invitamos a reestructurar lo que se piensa y a sentirlo desde otro lugar no hablamos de hacerlo desde el miedo, la tristeza o la alegría, sino de crear el sentimiento, sentir lo que se piensa, lo que se crea y lo que se realiza», plantea.
Conviene entender, por tanto, qué es lo que están diciendo las emociones desde la conexión entre la mente y el cuerpo. «El pensamiento nos lleva a la conclusión, pero que es la emoción la que nos lleva a la acción. Muchas personas limitan su vida a los procesos mentales porque desconectan de los emocionales. Si estuviéramos más en contacto con el sentir, nos entenderíamos mejor y tendríamos más capacidad para transformar aquello que no nos encaja en nuestra vida», manifiesta Rovira.
Gratitud y entrega
Algo que, según los autores, puede llegar a transformar lo ordinario en extraordinario es cultivar el hábito de agradecer. Esa práctica diaria de reconocer los dones que se reciben es «como un par de gafas mágicas que permiten ver la abundancia donde antes solo se veían las carencias», sugiere Rovira, quien la califica como la «alquimia más poderosa para transformar la existencia, junto con la compasión y el perdón.
Por eso lo que propone, por su parte, Miralles es elegir esta actitud de agradecimiento permanente frente a otra que puede ser antagónica, como es la queja. «Unos se victimizan buscando la atención y absorbiendo la energía de los otros, otros se fijan solo en lo malo y en lo que va mal, obviando todo lo demás. Los que escogen la gratitud, pueden acogerse a ella incluso en los momentos más adversos de su vida».

«Hay que distinguir entre sentir, que está vinculado al presente, y emocionarse, que puede proceder de la memoria»
Xavier Guix
Psicólogo
Pero además de apreciar y agradecer lo que uno tiene, los tres escritores inciden en la importancia de transformar lo recibido en dones para los otros de modo que uno, al final del día, pueda sentir que ha contribuido, de alguna manera, a hacer el mundo un poco mejor. «Un modelo que se usa mucho para explicar este planteamiento es el que aporta Joseph Campbell en ‘El viaje del héroe’, En él se muestra que el objetivo, tras haber salido de la zona de confort y haber pasado todas las pruebas necesarias para conseguir un valioso elixir, es que todo lo aprendido y lo conseguido no tiene valor si al final no se entrega y se cierra el círculo dejando un legado», recuerda Miralles.
Lo que se siembra y el aprendizaje sobre lo ya experimentado que se aporta a los otros es para Rovira lo que hace que una vida merezca la pena. Y eso, según aclara, se construye con pequeños actos cotidianos de presencia, gratitud y generosidad, más que con grandes logros o aplausos externos.
Propósito sereno
Precisamente esa entrega forma parte de la intersección de la que emerge el ‘ikigai’ o propósito, que implicaría la unión, según señala Rovira, de «lo que se ama, lo que a uno se le da bien, lo que el mundo necesita y lo que se puede ofrecer a los demás». Por tanto, como añade Guix, el propósito no es algo que uno se puede llegar a plantear como meta o como objetivo sino que sería, por un lado un horizonte que orienta y que da sentido a cada paso, y, por otro, un descubrimiento que se suele hacer en la madurez, que es la etapa en la que se ve todo con una mayor perspectiva, se entiende mejor qué es aquello que has venido a aprender a este mundo y cuáles son las conexiones entre todo lo que se ha vivido.
Comparte esta reflexión Rovira quien, sin embargo, apunta que algunas personas pueden llegar a sentir una revelación de su propósito en cualquier momento de la vida, no solo en la madurez, a partir del sufrimiento, de una desgracia o de alguna crisis.
Por eso a la hora de trabajar con el propósito de una forma práctica, Miralles plantea que existen tres momentos vitales a los que conviene prestar atención. Uno es el que se puede producir en torno a los 16 o los 17 años, que suele ser cuando los estudiantes abordan hacia dónde quieren dirigirse profesionalmente o qué camino desean seguir en el ámbito de la educación. Otro se da cuando esa persona sufre alguna crisis personal, ya sea por una enfermedad, una ruina económica, un cambio de país por circunstancias sociales o políticas, una separación o incluso una situación desbordante como la que se vivió durante la pandemia. Y el tercer momento crucial sería la jubilación, pues no solo coincide con una liberación de ocupaciones como el cuidado de niños o de mayores, sino que también implica disponer de un océano de tiempo en el que no siempre se sabe navegar.
Algo que es importante destacar es que el ‘ikigai’, como apunta Rovira, no siempre se manifiesta como una vocación grandiosa: sino que a menudo se encuentra en los pequeños actos con los que se contribuye al bienestar de los demás y del planeta.
La serenidad podría ser la clave para permanecer imperturbable en ese océano de tiempo mientras la superficie se agita con las olas, según sugieren los autores. Y ésta se cultiva, como recuerda Guix, no desde la pasividad ni la resignación, sino desde la aceptación, el desapego y la confianza en que, incluso en los momentos más oscuros, puede haber una luz que nos guíe.
La gran pregunta
Los 21 fundamentos para una vida plena que proponen Guix, Rovira y Miralles en ‘Esencial’ no son compartimentos estancos, sino que son hilos entrelazados que se potencian y se nutren entre sí para responder a ese interrogante que un día se hicieron los autores y que realmente fue la semilla de su obra: «¿Qué hace que una vida merezca la pena ser vivida?».
Además de lo ya expresado a través de sus textos conjuntos, cada uno de ellos aceptó el reto de contestar individualmente y a vuelapluma a esta pregunta. Y así, tal como manifestaron sus respuestas, se recogen sus mensajes a modo de conclusión y cierre:
Para Francesc Miralles una vida con sentido es aquella en la que uno ama y deja que le amen. «Hay muchas personas que son grandes amadoras pero que han puesto muchos muros al reconocimiento y al merecimiento. El amor ha de ser bidireccional», plantea.
Xavier Guix, por su parte, apunta que saber vivir para saber morir y la conciencia de la finitud de nuestro tiempo es lo que inspira a vivir con más intensidad, propósito y amor. «Si he venido a la vida es para vivirla. Lo esencial es la vida misma y entenderla como el lugar que nos sostiene, no como el conjunto de cosas que nos pasan», argumenta.
Por último, Álex Rovira, incide en que la vida vale la pena precisamente «por la pena» pues, según asegura, es ahí donde está el tesoro. «En cada proceso de encuentro y desencuentro uno ve que nadie sería lo que es si no hubiera pasado por lo que ha pasado», apunta. Y planteando un giro radical y consciente a la célebre frase del poeta Rumi propone: «Es por la herida por donde sale la luz».
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