Esta semana se cumple un año de la dana que devastó la provincia de Valencia y dejó una huella imborrable en miles de familias. Aquel 29 de octubre de 2024, las lluvias torrenciales convirtieron calles en ríos y barrios enteros en zonas de desastre. Doce meses después, el barro ya no está, pero las secuelas siguen presentes , sobre todo entre los más pequeños. Un informe de Save the Children, elaborado junto a la Universidad de Valencia, advierte de que la infancia valenciana arrastra todavía un profundo impacto emocional, educativo y social por aquella catástrofe.Más del 30% de los niños afectados reconoce sentir aún miedo a la lluvia, las tormentas o los truenos , según el estudio ‘Con el barro en la mochila’. Cerca del 24% tiene problemas para dormir, y muchos manifiestan ansiedad, estrés persistente o dependencia de las pantallas como vía de escape. La catástrofe dejó 229 personas fallecidas —nueve de ellas menores de edad— y afectó directamente a unos 200.000 niños y adolescentes en 103 municipios de la provincia, 89.000 de ellos en lo que se denominó zona cero .Noticias relacionadas estandar Si Encuesta GAD3 | ABC y ‘Las Provincias’ (II) El 75% de los valencianos cree que Mazón debe dimitir Juan Casillas Bayo estandar Si Homenaje a los sanitarios: «La dana sobrepasó por mucho lo que vivimos con la pandemia» DOLORS MARCORetraso en el aprendizajeEl informe retrata un escenario de vulnerabilidad prolongada. Casi 16.000 viviendas resultaron dañadas, y 1.500 fueron declaradas no habitables. Aún hoy, muchas familias no han podido regresar a sus casas y dependen del apoyo de amigos o familiares. Uno de cada cuatro hogares considera que su vivienda es ahora menos segura para los niños , y un 80% de los residentes en zona cero vive en edificios todavía con reparaciones pendientes.En el terreno laboral, la dana dejó 31.000 personas en ERTE y golpeó especialmente a las familias monoparentales y extranjeras. De quienes perdieron su empleo, el 20% aún no lo ha recuperado. La pérdida de poder adquisitivo y la sobrecarga de cuidados —sumadas a la reconstrucción del hogar— han aumentado la presión en los hogares con hijos . La Generalitat Valenciana ha destinado 55 millones de euros en ayudas, pero el informe denuncia que muchas familias han tenido dificultades para acceder a ellas o las consideran insuficientes.El sistema educativo fue otro de los grandes damnificados: 115 centros resultaron dañados, ocho quedaron en estado catastrófico y unos 48.000 alumnos no pudieron asistir a clase durante semanas. Un año después, tres mil niños siguen estudiando en aulas prefabricadas . Más de la mitad de las familias (52%) reconoce que sus hijos han sufrido un retraso en el aprendizaje , y un 72% asegura que no poder ir a la escuela afectó a su estado emocional. Para muchos, la reapertura de los colegios fue «como volver a respirar», según recoge el informe.Consecuencias psicológicas en adolescentesLas consecuencias psicológicas son profundas. Los adolescentes, además del miedo, sufren dificultades de concentración (12,4%), pasan más tiempo con dispositivos electrónicos (11%) y tienden al aislamiento social (7%). El 45% de las familias dice que su principal preocupación hoy es el estado emocional de sus hijos, y Save the Children advierte que el acompañamiento social y psicológico ha sido «muy deficiente». Los especialistas reclaman más recursos en salud mental infantojuvenil y programas estables en el sistema educativo para detectar y tratar los casos de ansiedad, miedo o estrés postraumático.La organización alerta también del aumento del riesgo de violencia doméstica en los hogares más vulnerables y de la falta de entornos seguros y rehabilitados para la infancia. Muchos niños han dejado de practicar actividades deportivas (45%), al aire libre (28%) o culturales (25%) por la falta de espacios adecuados.MÁS INFORMACIÓN noticia Si La gran mayoría responsabiliza a la Generalitat de la tragedia de la dana noticia No ¿Dónde estuvo el Estado? noticia Si Radiografía de una reconstrucción atascada en el papeleoEn este año de reconstrucción, el informe subraya el papel de la solidaridad vecinal y del voluntariado: el 68% de los jóvenes participó o sigue participando en tareas de apoyo comunitario , un elemento que Save the Children considera clave en la recuperación emocional. Sin embargo, la organización advierte de que la reconstrucción no puede limitarse a las infraestructuras: «Tenemos una deuda pendiente con los niños y niñas que vivieron, desde la sorpresa y la inocencia, un desastre sin precedentes», concluye el documento. Esta semana se cumple un año de la dana que devastó la provincia de Valencia y dejó una huella imborrable en miles de familias. Aquel 29 de octubre de 2024, las lluvias torrenciales convirtieron calles en ríos y barrios enteros en zonas de desastre. Doce meses después, el barro ya no está, pero las secuelas siguen presentes , sobre todo entre los más pequeños. Un informe de Save the Children, elaborado junto a la Universidad de Valencia, advierte de que la infancia valenciana arrastra todavía un profundo impacto emocional, educativo y social por aquella catástrofe.Más del 30% de los niños afectados reconoce sentir aún miedo a la lluvia, las tormentas o los truenos , según el estudio ‘Con el barro en la mochila’. Cerca del 24% tiene problemas para dormir, y muchos manifiestan ansiedad, estrés persistente o dependencia de las pantallas como vía de escape. La catástrofe dejó 229 personas fallecidas —nueve de ellas menores de edad— y afectó directamente a unos 200.000 niños y adolescentes en 103 municipios de la provincia, 89.000 de ellos en lo que se denominó zona cero .Noticias relacionadas estandar Si Encuesta GAD3 | ABC y ‘Las Provincias’ (II) El 75% de los valencianos cree que Mazón debe dimitir Juan Casillas Bayo estandar Si Homenaje a los sanitarios: «La dana sobrepasó por mucho lo que vivimos con la pandemia» DOLORS MARCORetraso en el aprendizajeEl informe retrata un escenario de vulnerabilidad prolongada. Casi 16.000 viviendas resultaron dañadas, y 1.500 fueron declaradas no habitables. Aún hoy, muchas familias no han podido regresar a sus casas y dependen del apoyo de amigos o familiares. Uno de cada cuatro hogares considera que su vivienda es ahora menos segura para los niños , y un 80% de los residentes en zona cero vive en edificios todavía con reparaciones pendientes.En el terreno laboral, la dana dejó 31.000 personas en ERTE y golpeó especialmente a las familias monoparentales y extranjeras. De quienes perdieron su empleo, el 20% aún no lo ha recuperado. La pérdida de poder adquisitivo y la sobrecarga de cuidados —sumadas a la reconstrucción del hogar— han aumentado la presión en los hogares con hijos . La Generalitat Valenciana ha destinado 55 millones de euros en ayudas, pero el informe denuncia que muchas familias han tenido dificultades para acceder a ellas o las consideran insuficientes.El sistema educativo fue otro de los grandes damnificados: 115 centros resultaron dañados, ocho quedaron en estado catastrófico y unos 48.000 alumnos no pudieron asistir a clase durante semanas. Un año después, tres mil niños siguen estudiando en aulas prefabricadas . Más de la mitad de las familias (52%) reconoce que sus hijos han sufrido un retraso en el aprendizaje , y un 72% asegura que no poder ir a la escuela afectó a su estado emocional. Para muchos, la reapertura de los colegios fue «como volver a respirar», según recoge el informe.Consecuencias psicológicas en adolescentesLas consecuencias psicológicas son profundas. Los adolescentes, además del miedo, sufren dificultades de concentración (12,4%), pasan más tiempo con dispositivos electrónicos (11%) y tienden al aislamiento social (7%). El 45% de las familias dice que su principal preocupación hoy es el estado emocional de sus hijos, y Save the Children advierte que el acompañamiento social y psicológico ha sido «muy deficiente». Los especialistas reclaman más recursos en salud mental infantojuvenil y programas estables en el sistema educativo para detectar y tratar los casos de ansiedad, miedo o estrés postraumático.La organización alerta también del aumento del riesgo de violencia doméstica en los hogares más vulnerables y de la falta de entornos seguros y rehabilitados para la infancia. Muchos niños han dejado de practicar actividades deportivas (45%), al aire libre (28%) o culturales (25%) por la falta de espacios adecuados.MÁS INFORMACIÓN noticia Si La gran mayoría responsabiliza a la Generalitat de la tragedia de la dana noticia No ¿Dónde estuvo el Estado? noticia Si Radiografía de una reconstrucción atascada en el papeleoEn este año de reconstrucción, el informe subraya el papel de la solidaridad vecinal y del voluntariado: el 68% de los jóvenes participó o sigue participando en tareas de apoyo comunitario , un elemento que Save the Children considera clave en la recuperación emocional. Sin embargo, la organización advierte de que la reconstrucción no puede limitarse a las infraestructuras: «Tenemos una deuda pendiente con los niños y niñas que vivieron, desde la sorpresa y la inocencia, un desastre sin precedentes», concluye el documento.
Esta semana se cumple un año de la dana que devastó la provincia de Valencia y dejó una huella imborrable en miles de familias. Aquel 29 de octubre de 2024, las lluvias torrenciales convirtieron calles en ríos y barrios enteros en zonas de desastre. … Doce meses después, el barro ya no está, pero las secuelas siguen presentes, sobre todo entre los más pequeños. Un informe de Save the Children, elaborado junto a la Universidad de Valencia, advierte de que la infancia valenciana arrastra todavía un profundo impacto emocional, educativo y social por aquella catástrofe.
Más del 30% de los niños afectados reconoce sentir aún miedo a la lluvia, las tormentas o los truenos, según el estudio ‘Con el barro en la mochila’. Cerca del 24% tiene problemas para dormir, y muchos manifiestan ansiedad, estrés persistente o dependencia de las pantallas como vía de escape. La catástrofe dejó 229 personas fallecidas —nueve de ellas menores de edad— y afectó directamente a unos 200.000 niños y adolescentes en 103 municipios de la provincia, 89.000 de ellos en lo que se denominó zona cero.
Retraso en el aprendizaje
El informe retrata un escenario de vulnerabilidad prolongada. Casi 16.000 viviendas resultaron dañadas, y 1.500 fueron declaradas no habitables. Aún hoy, muchas familias no han podido regresar a sus casas y dependen del apoyo de amigos o familiares. Uno de cada cuatro hogares considera que su vivienda es ahora menos segura para los niños, y un 80% de los residentes en zona cero vive en edificios todavía con reparaciones pendientes.
En el terreno laboral, la dana dejó 31.000 personas en ERTE y golpeó especialmente a las familias monoparentales y extranjeras. De quienes perdieron su empleo, el 20% aún no lo ha recuperado. La pérdida de poder adquisitivo y la sobrecarga de cuidados —sumadas a la reconstrucción del hogar— han aumentado la presión en los hogares con hijos. La Generalitat Valenciana ha destinado 55 millones de euros en ayudas, pero el informe denuncia que muchas familias han tenido dificultades para acceder a ellas o las consideran insuficientes.
El sistema educativo fue otro de los grandes damnificados: 115 centros resultaron dañados, ocho quedaron en estado catastrófico y unos 48.000 alumnos no pudieron asistir a clase durante semanas. Un año después, tres mil niños siguen estudiando en aulas prefabricadas. Más de la mitad de las familias (52%) reconoce que sus hijos han sufrido un retraso en el aprendizaje, y un 72% asegura que no poder ir a la escuela afectó a su estado emocional. Para muchos, la reapertura de los colegios fue «como volver a respirar», según recoge el informe.
Consecuencias psicológicas en adolescentes
Las consecuencias psicológicas son profundas. Los adolescentes, además del miedo, sufren dificultades de concentración (12,4%), pasan más tiempo con dispositivos electrónicos (11%) y tienden al aislamiento social (7%). El 45% de las familias dice que su principal preocupación hoy es el estado emocional de sus hijos, y Save the Children advierte que el acompañamiento social y psicológico ha sido «muy deficiente». Los especialistas reclaman más recursos en salud mental infantojuvenil y programas estables en el sistema educativo para detectar y tratar los casos de ansiedad, miedo o estrés postraumático.
La organización alerta también del aumento del riesgo de violencia doméstica en los hogares más vulnerables y de la falta de entornos seguros y rehabilitados para la infancia. Muchos niños han dejado de practicar actividades deportivas (45%), al aire libre (28%) o culturales (25%) por la falta de espacios adecuados.
En este año de reconstrucción, el informe subraya el papel de la solidaridad vecinal y del voluntariado: el 68% de los jóvenes participó o sigue participando en tareas de apoyo comunitario, un elemento que Save the Children considera clave en la recuperación emocional. Sin embargo, la organización advierte de que la reconstrucción no puede limitarse a las infraestructuras: «Tenemos una deuda pendiente con los niños y niñas que vivieron, desde la sorpresa y la inocencia, un desastre sin precedentes», concluye el documento.
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