Con una conmemoración en el Vaticano, en la que estuvieron presentes líderes de la comunidad hebrea, el Papa León XIV ha celebrado los 60 años del documento ‘Nostra aetate’ (En nuestros tiempos), que muchos consideran como un antes y un después en las relaciones del catolicismo con el judaísmo. La declaración inmediatamente posterior al Concilio Vaticano II destaca el papel del judaísmo como depositario del Antiguo Testamento, anima al diálogo, y desmonta siglos de prejuicios contra los hebreos. Uno de los más destacados, el que los calificaba de «pueblo deicida» por la crucifixión de Jesús.Al destacar los actos en Roma, y la llamada de León XIV a proseguir el diálogo, la Prensa israelí no deja de recordar las críticas del Papa a las operaciones militares en la Franja de Gaza , en especial por su «desproporción» a la vista de las miles de víctimas civiles.Noticia Relacionada «La guerra nunca es santa» estandar No El Papa reúne a líderes de todas las religiones para reclamar la paz en el mundo Javier Martínez-Brocal Participan el representante de Kirill de Moscú, un líder chiita y rabinos de IsraelUn informe de la principal institución de vigilancia judía del antisemitismo en el mundo alertó hace semanas -tras alcanzarse el acuerdo de tregua- que el sentimiento antisemita ha vuelto a rebrotar en buena parte del mundo. Según recoge ‘The Times of Israel’, el rechazo a los judíos aumentó en los siete países con comunidades hebreas más fuertes, desde Argentina hasta Australia, según el informe de su comité de control. El sentimiento antisemita se suele vincular en Occidente a los partidos de la ultraderecha, pero se da la circunstancia de que ha ido a más en dos países con fuertes comunidades judías -Canadá y Australia- donde acaba de ganar con holgura la izquierda, que ha hecho fortuna de su imagen anti-Trump.El sentimiento antisemita se ha convertido en un espantajo o concepto-chicle que utilizan también los propios ultranacionalistas israelíes cuando se critican sus políticas fuera del país. No es extraño que los ministros hebreos más radicales y el propio primer ministro, Benjamín Netanyahu, acusen a regímenes árabes o europeos de ser antisemitas sólo porque se oponen a sus planes de expansión, o a determinadas políticas de defensa nacional en las que el fin justifica los medios.Críticas a Israel son legítimasEl antisemitismo -la incitación al odio, la discriminación o la violencia contra el pueblo judío- es un delito internacional, y además está condenado expresamente por la Iglesia católica desde 1937. En cambio, el antisionismo -el rechazo al derecho de la comunidad judía a tener un Estado en su actual emplazamiento- y la crítica a las políticas del Gobierno de Israel de turno, están abiertos a la libre discusión.El documento de la Iglesia católica se refiere solo al antisemitismo, y argumenta por qué no tiene cabida en un cristiano. A ‘Nostra Aetate’ siguió años después otro todavía más clarificador, el documento de 2015 publicado por la Comisión de Relaciones Religiosas con el Judaísmo , en el que se afirma que «es teológicamente inapelable que los hebreos son partícipes de la salvación de Dios» (en otras palabras, pueden ir al Cielo). «Cómo pueda ser esto posible sin confesar explícitamente a Cristo, es, y seguirá siendo, un misterio divino insondable», concluye.Dos años más tarde, en 2017, el entonces Papa emérito Benedicto XVI, aventuró otra opinión teológica en línea con el documento pontificio de la Comisión. Ratzinger afirmó que, según las fuentes del Nuevo Testamento que había estudiado, estaba convencido de que los judíos seguirán existiendo como comunidad separada de la Iglesia «hasta el final de los tiempos». Con una conmemoración en el Vaticano, en la que estuvieron presentes líderes de la comunidad hebrea, el Papa León XIV ha celebrado los 60 años del documento ‘Nostra aetate’ (En nuestros tiempos), que muchos consideran como un antes y un después en las relaciones del catolicismo con el judaísmo. La declaración inmediatamente posterior al Concilio Vaticano II destaca el papel del judaísmo como depositario del Antiguo Testamento, anima al diálogo, y desmonta siglos de prejuicios contra los hebreos. Uno de los más destacados, el que los calificaba de «pueblo deicida» por la crucifixión de Jesús.Al destacar los actos en Roma, y la llamada de León XIV a proseguir el diálogo, la Prensa israelí no deja de recordar las críticas del Papa a las operaciones militares en la Franja de Gaza , en especial por su «desproporción» a la vista de las miles de víctimas civiles.Noticia Relacionada «La guerra nunca es santa» estandar No El Papa reúne a líderes de todas las religiones para reclamar la paz en el mundo Javier Martínez-Brocal Participan el representante de Kirill de Moscú, un líder chiita y rabinos de IsraelUn informe de la principal institución de vigilancia judía del antisemitismo en el mundo alertó hace semanas -tras alcanzarse el acuerdo de tregua- que el sentimiento antisemita ha vuelto a rebrotar en buena parte del mundo. Según recoge ‘The Times of Israel’, el rechazo a los judíos aumentó en los siete países con comunidades hebreas más fuertes, desde Argentina hasta Australia, según el informe de su comité de control. El sentimiento antisemita se suele vincular en Occidente a los partidos de la ultraderecha, pero se da la circunstancia de que ha ido a más en dos países con fuertes comunidades judías -Canadá y Australia- donde acaba de ganar con holgura la izquierda, que ha hecho fortuna de su imagen anti-Trump.El sentimiento antisemita se ha convertido en un espantajo o concepto-chicle que utilizan también los propios ultranacionalistas israelíes cuando se critican sus políticas fuera del país. No es extraño que los ministros hebreos más radicales y el propio primer ministro, Benjamín Netanyahu, acusen a regímenes árabes o europeos de ser antisemitas sólo porque se oponen a sus planes de expansión, o a determinadas políticas de defensa nacional en las que el fin justifica los medios.Críticas a Israel son legítimasEl antisemitismo -la incitación al odio, la discriminación o la violencia contra el pueblo judío- es un delito internacional, y además está condenado expresamente por la Iglesia católica desde 1937. En cambio, el antisionismo -el rechazo al derecho de la comunidad judía a tener un Estado en su actual emplazamiento- y la crítica a las políticas del Gobierno de Israel de turno, están abiertos a la libre discusión.El documento de la Iglesia católica se refiere solo al antisemitismo, y argumenta por qué no tiene cabida en un cristiano. A ‘Nostra Aetate’ siguió años después otro todavía más clarificador, el documento de 2015 publicado por la Comisión de Relaciones Religiosas con el Judaísmo , en el que se afirma que «es teológicamente inapelable que los hebreos son partícipes de la salvación de Dios» (en otras palabras, pueden ir al Cielo). «Cómo pueda ser esto posible sin confesar explícitamente a Cristo, es, y seguirá siendo, un misterio divino insondable», concluye.Dos años más tarde, en 2017, el entonces Papa emérito Benedicto XVI, aventuró otra opinión teológica en línea con el documento pontificio de la Comisión. Ratzinger afirmó que, según las fuentes del Nuevo Testamento que había estudiado, estaba convencido de que los judíos seguirán existiendo como comunidad separada de la Iglesia «hasta el final de los tiempos».
Con una conmemoración en el Vaticano, en la que estuvieron presentes líderes de la comunidad hebrea, el Papa León XIV ha celebrado los 60 años del documento ‘Nostra aetate’ (En nuestros tiempos), que muchos consideran como un antes y un después en las relaciones … del catolicismo con el judaísmo. La declaración inmediatamente posterior al Concilio Vaticano II destaca el papel del judaísmo como depositario del Antiguo Testamento, anima al diálogo, y desmonta siglos de prejuicios contra los hebreos. Uno de los más destacados, el que los calificaba de «pueblo deicida» por la crucifixión de Jesús.
Al destacar los actos en Roma, y la llamada de León XIV a proseguir el diálogo, la Prensa israelí no deja de recordar las críticas del Papa a las operaciones militares en la Franja de Gaza, en especial por su «desproporción» a la vista de las miles de víctimas civiles.
Un informe de la principal institución de vigilancia judía del antisemitismo en el mundo alertó hace semanas -tras alcanzarse el acuerdo de tregua- que el sentimiento antisemita ha vuelto a rebrotar en buena parte del mundo. Según recoge ‘The Times of Israel’, el rechazo a los judíos aumentó en los siete países con comunidades hebreas más fuertes, desde Argentina hasta Australia, según el informe de su comité de control. El sentimiento antisemita se suele vincular en Occidente a los partidos de la ultraderecha, pero se da la circunstancia de que ha ido a más en dos países con fuertes comunidades judías -Canadá y Australia- donde acaba de ganar con holgura la izquierda, que ha hecho fortuna de su imagen anti-Trump.
El sentimiento antisemita se ha convertido en un espantajo o concepto-chicle que utilizan también los propios ultranacionalistas israelíes cuando se critican sus políticas fuera del país. No es extraño que los ministros hebreos más radicales y el propio primer ministro, Benjamín Netanyahu, acusen a regímenes árabes o europeos de ser antisemitas sólo porque se oponen a sus planes de expansión, o a determinadas políticas de defensa nacional en las que el fin justifica los medios.
Críticas a Israel son legítimas
El antisemitismo -la incitación al odio, la discriminación o la violencia contra el pueblo judío- es un delito internacional, y además está condenado expresamente por la Iglesia católica desde 1937. En cambio, el antisionismo -el rechazo al derecho de la comunidad judía a tener un Estado en su actual emplazamiento- y la crítica a las políticas del Gobierno de Israel de turno, están abiertos a la libre discusión.
El documento de la Iglesia católica se refiere solo al antisemitismo, y argumenta por qué no tiene cabida en un cristiano. A ‘Nostra Aetate’ siguió años después otro todavía más clarificador, el documento de 2015 publicado por la Comisión de Relaciones Religiosas con el Judaísmo, en el que se afirma que «es teológicamente inapelable que los hebreos son partícipes de la salvación de Dios» (en otras palabras, pueden ir al Cielo). «Cómo pueda ser esto posible sin confesar explícitamente a Cristo, es, y seguirá siendo, un misterio divino insondable», concluye.
Dos años más tarde, en 2017, el entonces Papa emérito Benedicto XVI, aventuró otra opinión teológica en línea con el documento pontificio de la Comisión. Ratzinger afirmó que, según las fuentes del Nuevo Testamento que había estudiado, estaba convencido de que los judíos seguirán existiendo como comunidad separada de la Iglesia «hasta el final de los tiempos».
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