El Centro de Supercomputación y el ordenador cuántico MareNostrum 5 catapultan a la ciudad como epicentro continental de la IA y generan un enorme ecosistema de innovación Leer El Centro de Supercomputación y el ordenador cuántico MareNostrum 5 catapultan a la ciudad como epicentro continental de la IA y generan un enorme ecosistema de innovación Leer
En Cataluña, las empresas vinculadas al sector de la inteligencia artificial (IA) facturaron cerca de 2.155 millones de euros en 2023, un 0,8% del PIB catalán, según los últimos datos de la Agencia para la Competitividad de la Empresa, ACCIÓ. Para el mismo período, el conjunto tech de Cataluña aportó el 14% de su PIB.
Comparaciones aparte (pues la IA es un sector aún muy joven), es importante prestar atención al mapa: toda la concentración de inversión en IA se dirige hacia un punto concreto, Barcelona, que según los datos de ACCIÓ, lidera las rondas de financiación de startupsde IA en el sur de Europa (ocupa la sexta posición, por delante incluso de Madrid), y donde sus empresas jóvenes cierran, de media, rondas de 2,1 millones cada 18 días. Esto empieza a captar la atención de los inversores en tecnologías emergentes: en 2023, la inversión extranjera en IA en Cataluña alcanzó los 289 millones de euros, el 54,7% del total invertido en IA en España. Barcelona se cuela así entre capitales como Londres o Berlín en el mapa de las ciudades-IA de Europa.
Y el lector puede preguntarse ¿por qué Barcelona?
Porque, entre universidades, escuelas y jardines con elementos vanguardistas de la capital catalana, se encuentra una de las puntas de lanza de la nueva estrategia competitiva de la Unión Europea (UE), y su plan para ser parte de la carrera tecnológica global: un superordenador, el MareNostrum 5. Y un imán para los investigadores y empresas del sector.
No, un superordenador no es solo un ordenador físicamente más grande. La clave de estas máquinas está en su capacidad para gestionar grandes volúmenes de datos y operaciones muy complejas a gran velocidad. Para ello, tienen muchos procesadores (algo así como cerebros de la máquina) funcionando simultáneamente. Así que, para competir en la carrera tecnológica, que en los últimos años gira en torno al desarrollo de la IA, conviene tener en cartera un superordenador, y cuanto más potente, mejor. En este sentido, Europa cuenta con varias grandes máquinas en Finlandia, Italia, Francia… y España.
Desde hace exactamente 20 años, el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), acoge las mayores máquinas de innovación digital dentro del país y el continente, en su papel como centro de investigación computacional de altas prestaciones (y en diversas ciencias). La última adquisición en 2023 fue el supercomputador cuántico MareNostrum 5, una de las máquinas más potentes del planeta dado que cuenta con un doble sistema: la partición de propósito general (CPU) para resolver cuestiones científicas complejas, y la partición acelerada (GPU), específica para el trabajo con la IA . En resumen, es una de las mejores máquinas, a nivel global, para resolver problemas científicos muy complejos a gran velocidad, y en distintas ciencias.
El coste total del MareNostrum 5 fueron 202 millones de euros: su precio de adquisición fueron 15,4 millones de euros, y el resto, su instalación. En esta partida participaron varias instituciones de referencia: la UE, el Ministerio de Ciencia, la Generalitat de Cataluña, Turquía y Portugal. «Somos muy privilegiados por tener el apoyo de los gobiernos y de la Comisión Europea para estas infraestructuras, porque no es nada fácil conseguirlo», reconoce Josep María Martorell, director asociado del BSC-CNS desde 2016 hasta este año, a la hora de explicar a Actualidad Económica la buena sintonía entre los inversores. «Al final, la IA, más allá de que todos la conozcamos por ChatGPT, son grandes algoritmos entrenados, con grandes volúmenes de datos que te permiten predecir fenómenos, ver características…, y está siendo utilizada masivamente en muchas áreas de la ciencia«, explica Martorell. Con esto resume una de las principales funciones del centro: la de prestar servicio a los investigadores (españoles y europeos) en muchas y diversas disciplinas. En el caso del centro, explica, su plantilla es de unas 1.300 personas: «1.000 son científicos y alrededor de 350 trabajan directamente en IA», añade.
El ingeniero matiza que, en el caso de la IA, el MareNostrum 5 Barcelona se coloca entre las cinco grandes máquinas de Europa. «De las tres máquinas en marcha, la nuestra, por la arquitectura de la máquina, es la que mejor se adapta hoy en día a las necesidades de los investigadores en IA. Y de hecho, esto explica el por qué nuestro MareNostrum 5 está, en el sentido positivo, totalmente colapsado por peticiones de científicos para utilizarlo». Además de situar a España en el mapa de la investigación, también lo hace en la competitividad, porque el desarrollo de la IA se ha convertido en una herramienta imprescindible dentro del mundo empresarial. «En ciencia, siempre decimos que las grandes infraestructuras tienen un papel de anchor tenant: un ancla de talento. Es decir, que la infraestructura esté en una ciudad provoca que a su alrededor se genere un ecosistema de talento y de atracción de inversiones muy potente», explica Martorell. En el caso del BSC-CNS, su plantilla se compone de 1.300 empleados anualmente contabilizan 150 personas formadas en el centro que, una vez concluida su formación, pasan a trabajar en empresas privadas u otros centros, «una inyección de talento brutal para un ecosistema como Barcelona», agrega.
La salida de exalumnos para crear empresas es una de las ventajas del centro para la ciudad, explica Martorell. Luego, también hay otra: las spin-off, que en esencia son las empresas creadas o promovidas desde el centro de investigación para llevar al mercado sus proyectos de desarrollo de tecnologías. Y con una contraprestación: lo que se desarrolla gracias al BSC-CNS, queda dentro del material didáctico del centro. En total, contabilizan 15 spin-offs creadas desde 2016. Con estas también se puede ilustrar la evolución del trabajo de la IA en el centro: por ejemplo, Víctor Guallar, fundador de Nostrum Biodiscovery, la primera spin-off creada desde el BSC-CNS en 2015, recuerda que entonces la IA apenas empezaba a despuntar entre las tecnologías del centro, pero ahora es uno de los mayores departamentos dentro de su empresa, capaz de producir esta tecnología por su propia cuenta. En cambio, la última spin-off en llegar fue AICare, y uno de sus fundadores, Daniele Lezzi, explica cómo valió de los servicios del superordenador para desarrollar su prinicipal producto, un modelo de IA para predecir el riesgo de ictus.
«De media estamos creando un par de empresas cada año», explica Martorell antes de poner el énfasis en que estas empresas captan inversión, generan puestos de trabajo, crecen y, de nuevo, captan talento. «Un círculo virtuoso» con un «gran impacto», insiste.
Hasta ahora, los dominios del BSC-CNS se ceñían a la investigación científica. Ahora, se abre una nueva puerta: la UE y su programa deAI Factories o «Fábricas de IA». Según la Comisión Europea, estos «ecosistemas dinámicos» fomentarán la innovación, la colaboración y el desarrollo en el campo de la IA a través de la informática, los datos y el talento. Y lo que es más importante (a nivel económico): conectará los centros de supercomputación, las universidades, las pymes, la industria y los agentes financieros de Europa para impulsar la aplicación de la IA en todos los sectores. Es decir, que los superordenadores no quedarán sólo en manos de los científicos: ahora, también las empresas podrán acceder a ellos.
La Comisión ha identificado el establecimiento de fábricas de IA como una prioridad estratégica, tal como expresa el portal del organismo europeo sobre el paquete de innovación en materia de IA de 2024: en el período 2025-2026, al menos quince AI Factories estarán operativas, para lo cual se adquirirán y desplegarán en toda la UE al menos nueve nuevos superordenadores, abiertos para usuarios europeos de todos los sectores. ¿Presupuesto? 20.000 millones de euros de fondos europeos. En diciembre de 2024, se seleccionaron siete consorcios para establecer las primeras fábricas de IA en toda Europa: Finlandia, Alemania, Grecia, Italia, Luxemburgo, Suecia y, de nuevo, España.
Para este proyecto, son varios los organismos colaboradores: la Generalitat aporta 14 millones de euros; países como Portugal, Turquía y Rumanía, 98,86 millones de euros, y la EUROHPC JU, la institución europea responsable de las AI Factories, otros 98,33 millones de euros, según explica el Gobierno. La inversión tiene como objetivo la actualización del súpercomputador MareNostrum 5 con la instalación de un nuevo clúster específico para el entrenamiento y experimentación con IA, con el que las empresas podrán probar sus innovaciones antes de salir al mercado. «La máquina estará en marcha, aproximadamente, a principios de 2026», apunta Martorell. A partir de entonces, se abrirá una especie de portal donde las empresas solicitarán el acceso a una cantidad (como un número concreto de procesadores) del superordenador para sus proyectos. Dichas solicitudes se evaluarán a través de equipos de la Comisión Europea, que dictarán las prioridades entre proyectos. Un proceso burocrático y necesario con el que se obtiene acceso virtual a la cantidad aprobada del superordenador.
La estrategia de Europa con su plan de Fábricas de IA permitirá «que la infraestructura que hasta ahora existía para cómputo de IA dirigida a la investigación pública, ahora se abra también al I+D del sector privado», explica Mariona Sanz, responsable de I+D de Negocio del BSC-CNS. Entre los primeros pasos de la fábrica, detalla, se implementarán servicios de acompañamiento a las startups, un gran repositorio de datos para los proyectos, y un repositorio de software (al estilo de una biblioteca de algoritmos y modelos de IA). Sanz añade que el proyecto tiene sus objetivos: alcanzar a cerca de 2.700 empresas, con prioridad en startups y pymes.., de cualquier sector, siempre y cuando mantengan su el foco en la IA.
«De entrada, tal y como están pensadas, el impacto será inmediato: primero, las AI Factories van a tener más máquina, mayor capacidad de computación. Segundo, capacidad de generar este nuevo talento y de tener [y atraer] nuevas compañías«, resume Miquel Martí, CEO de Tech Barcelona. La idea, apunta, es que todo el proyecto tenga un impacto en las empresas locales, nacionales, y europeas que quieran instalarse en España, y más concretamente, en Barcelona. ¿Resultado? El efecto spill over en la ciudad: además de extender el talento alrededor de la IA a nivel empresarial, conseguirlo también a nivel social y educativo. Algo así como convertir el desarrollo de la IA en un proyecto-ciudad. Para las empresas que desembarquen en Barcelona atraídas por el BSC-CNS, la ciudad tiene un espacio de referencia: la asociación Tech Barcelona, que precisamente denomina pier (muelle) a sus sedes.
Desde su creación en 2013, ha sido testigo de la evolución del ecosistema digital local, acompañando el crecimiento de compañías como Let’s Bonus, eDreams o Wallapop, y en la actualidad representan a 1.500 socios (emprendedores y empresas), con el apoyo de 100 partners, todos del sector tech catalán. Desde Tech Barcelona han visto llegar a la IA, y ya prevén su gran impacto en la ciudad. Martí explica que el sistema empresarial de Barcelona, «muy maduro», ha aprovechado la presencia del BSC-CNS para dar el salto a las tecnologías más avanzadas como la IA, donde las nuevas y antiguas empresas centran su I+D. Para él, las AI Factories son muy relevantes como «puerta de entrada a proyectos» ahora que Europa, ante el contexto mundial, se preocupa por su competitividad. Ante todo, según el experto, hay que mantener «una visión a largo plazo», con una estrategia clara a la hora de invertir recursos, y hacer apuestas intensivas, «inteligentes y eficientes».
Sobre los retos que rodean al mundo empresarial de la IA, ve necesario un mejor ajuste de los marcos legales y fiscales para que estén adaptados a las necesidades del sector. La Ley de Startups es un buen inicio en opinión del CEO, pero, apunta, todavía tiene que materializarse y agilizar la burocracia en torno a las nuevas empresas, cuya presencia crece más rápido que la adaptación de las administraciones. También, para la gestión del talento, Martí insiste en adaptar la educación al nuevo contexto tecnológico. «Es muy importante la visión de ecosistema«, apostilla. «Esto va más allá de las compañías y personas. Aquí hay una apuesta estratégica en Barcelona. No se trata de política, sino de la competencia global actual, que se juega entre ciudades: Barcelona, Madrid o Bilbao compiten con París, Londres o Berlín. Esta dinámica trasciende a las naciones y a los continentes«.
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