No es el Real Madrid un animal al que sea aconsejable dejar con vida, incluso cuando está malherido. Hay que rematarlo si uno no quiere tener un susto. No pareció saberlo el Valencia, que tuvo la última posesión del partido, casi 9 segundos, para anotar un solo punto e igualar la serie final de la Liga Endesa. Pero se durmió en los laureles Jean Montero, una de las sensaciones del campeonato a pesar de todo, y ejecutó un lanzamiento forzado que ni se asomó por el aro, dejando la resolución del choque para la prórroga.
El Valencia se bloqueó en el tramo final y sucumbió en la prórroga en el Movistar Arena
No es el Real Madrid un animal al que sea aconsejable dejar con vida, incluso cuando está malherido. Hay que rematarlo si uno no quiere tener un susto. No pareció saberlo el Valencia, que tuvo la última posesión del partido, casi 9 segundos, para anotar un solo punto e igualar la serie final de la Liga Endesa. Pero se durmió en los laureles Jean Montero, una de las sensaciones del campeonato a pesar de todo, y ejecutó un lanzamiento forzado que ni se asomó por el aro, dejando la resolución del choque para la prórroga.
Cinco minutos en los que los de Chus Mateo no desperdiciaron una segunda oportunidad, no suelen hacerlo, y sumaron el 2-0, quedándose a una sola victoria del título, obligando a los taronja a una proeza.
El duelo no sorprendió en su guion. Comenzaron fuertes los blancos, aprovechando que al Valencia no le entraba nada. Pero a la que los de Pedro Martínez ajustaron la mira, el encuentro subió de revoluciones, convertido en una gran espectáculo hasta el bocinazo final.
El aplastante dominio en la pintura del Madrid, el boquete de los valencianos es sideral, quedó compensado por los 18 triples visitantes, comandados por los 5 de un extraordinario Montero, que se fue hasta los 23 puntos.
El acierto del Valencia le permitió alcanzar la última curva por delante. Mandaba 81-88 a 3m49s para el final, espacio de tiempo en el que sólo fue capaz de anotar un solo punto, permitiendo al Madrid crecer e igualar las cosas. Una última canasta del incombustible Llull, la única de toda la tarde, y la mala ejecución de la última posesión valencianista propiciaron la prórroga. Ahí, el Valencia bebió de su medicina y el Madrid impuso su ley a base de triples. El miércoles en la Fonteta, se jugará el tercer partido.
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