No se ponen de acuerdo los etimólogos en el origen de la palabra beca en su acepción de ayuda económica al estudiante. Hay teorías tan dispares como que proviene del italiano ‘becco’ –pico de un ave– o un vocablo judeoespañol que hacía referencia a monedas de plata. Más allá de su origen, hay algo en lo que sí existe quórum sobre la palabra beca: la alegría que trae a quien la recibe. Que se lo digan a Pol y Helena. El día que salieron los nombres de los seleccionados para las becas internacionales de La Caixa no podían cuantificar los nervios mientras refrescaban la web, algo que ambos, reconocen, hicieron, digamos, algunas veces. Cuando apareció su nombre, Helena Rodríguez Mellado (Mataró, 2002) no terminaba de creérselo. Lloró con su madre, recuerda hoy, desde Londres, donde trabaja en la tesis de su máster en Política Social y Pública Internacional, en la London School of Economics. Versa sobre la dana de Valencia , nos explica, desde una perspectiva interseccional: «Analizo cómo se mezclan la crisis climática y la mala gestión pública, la desinformación y la polarización política. Pero, a la vez, cómo se movió el voluntariado: cómo se crea esa solidaridad en ese contexto de crisis…». El comportamiento de la sociedad en general y de los jóvenes en particular ante la dana rompió de cuajo uno de los estereotipos que pesan sobre los jóvenes: que no están comprometidos con la sociedad. Aprender para importarloLos currículos de Pol y Helena, ambos becados por la Caixa, también lo hacen. Pol Villaverde (Barcelona, 2001) creador de apps, apuesta por la tecnología como herramienta de participación democrática. Está becado para un máster en Políticas Públicas en la Universidad de Columbia, Nueva York. Apasionado del mundo digital, siempre ha compaginado ésta con la vocación de servicio público. Graduado en Filosofía, Política y Economía, ha estudiado en Barcelona, en Madrid y en París. «Lo que más me interesa es ver cómo las estructuras administrativas que dibujamos en los años 50-60 respondían a una base social que hoy ya no existe, con cambios demográficos, el envejecimiento de la sociedad, la entrada de la mujer en el mundo laboral…», desgrana. «En Columbia quiero aprender cómo innovar en el sector público para tratar de importarlo luego a Cataluña y hacer las cosas lo mejor posible», asegura. Noticia Relacionada estandar No Éxito de la segunda edición del programa de Naturalización de las Aulas de Caixa Popular y Fundación Bioparc ABC Durante todo un curso, tres centros escolares han participado en este programa de concienciación ambiental y conservación activa de especies amenazadas como el gallipato«Me he dado cuenta de que hay una generación muy potente que sube con muchas ganas. Muchas veces se nos invisibiliza, no es que estemos callados, es que es importante darnos voz», señala Helena.«A veces cuesta hacerse oír, cuesta colocarse, en general, hay mucho escepticismo en la contratación de jóvenes». Ella, sin embargo, a pesar de su juventud, ha trabajado en el Ayuntamiento de Barcelona, ha ejercido el voluntariado con la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado y ha realizado traducciones para la UNESCO y acciones locales por la inclusión social.Pol Villaverde ABC «A nuestros becarios les distinguen valores nobles, tales como: la empatía, la generosidad, la humildad, y también, la solidaridad, entre otros. En una palabra, sois personas íntegras. Sin ir más lejos, muchos participáis en actividades de voluntariado, dedicando el escaso tiempo que os queda a acciones altruistas», dijo Isidro Fainé, presidente de la Fundación la Caixa , en su discurso, el pasado 4 de junio. Ese día, los 100 becarios de la última edición recibieron sus becas en una ceremonia presidida por el Rey Felipe VI. Fueron seleccionados entre más de 1.000 candidatos.«Son los mejores entre los mejores: una fuente de inspiración para quienes les rodean y un referente que podemos tomar para superarnos cada día ofreciendo al mundo nuestra mejor versión. Solo así, contribuyendo cada uno y cada día desde lo mejor de nosotros mismos, podremos construir verdaderamente una sociedad mejor», explicó Isidro Fainé. El programa de becas para posgrado en el extranjero se inició en 1982 y suma ya más de 6.000 becados.InternacionalidadEsta beca, señala Helena, «es una oportunidad brutal». No sólo por lo económico: «Nos pagan el máster, sus gastos, una mensualidad…». También por la experiencia: «A nivel académico, las Universidades españolas –yo estudié en la Pompeu Fabra– compiten tranquilamente, pero el salto que he notado aquí es la internacionalidad. Mis compañeros son de muchos países, aportan tantos puntos de vista».Ambos jóvenes sienten, de alguna forma, la responsabilidad de la beca que han recibido. «No es una presión por hacerlo bien. Igual suena un poco soberbio, pero sé que con pasión aprenderé e irá bien. Pero, a la vez, el ser becaria de La Caixa conlleva también la responsabilidad de la representación», dice Helena. «Yo vengo de una familia muy obrera, mi hermana y yo somos la primera generación que va a la Universidad. Yo tengo la responsabilidad de volver a Mataró, de volver a mi instituto, que lo hago mucho y decirles: ‘Que sepáis que esto existe, que os puede abrir muchas puertas el conocer que estas oportunidades están aquí». «Es importante», añade, «porque es muy difícil soñar con algo que no sabes que existe». No se ponen de acuerdo los etimólogos en el origen de la palabra beca en su acepción de ayuda económica al estudiante. Hay teorías tan dispares como que proviene del italiano ‘becco’ –pico de un ave– o un vocablo judeoespañol que hacía referencia a monedas de plata. Más allá de su origen, hay algo en lo que sí existe quórum sobre la palabra beca: la alegría que trae a quien la recibe. Que se lo digan a Pol y Helena. El día que salieron los nombres de los seleccionados para las becas internacionales de La Caixa no podían cuantificar los nervios mientras refrescaban la web, algo que ambos, reconocen, hicieron, digamos, algunas veces. Cuando apareció su nombre, Helena Rodríguez Mellado (Mataró, 2002) no terminaba de creérselo. Lloró con su madre, recuerda hoy, desde Londres, donde trabaja en la tesis de su máster en Política Social y Pública Internacional, en la London School of Economics. Versa sobre la dana de Valencia , nos explica, desde una perspectiva interseccional: «Analizo cómo se mezclan la crisis climática y la mala gestión pública, la desinformación y la polarización política. Pero, a la vez, cómo se movió el voluntariado: cómo se crea esa solidaridad en ese contexto de crisis…». El comportamiento de la sociedad en general y de los jóvenes en particular ante la dana rompió de cuajo uno de los estereotipos que pesan sobre los jóvenes: que no están comprometidos con la sociedad. Aprender para importarloLos currículos de Pol y Helena, ambos becados por la Caixa, también lo hacen. Pol Villaverde (Barcelona, 2001) creador de apps, apuesta por la tecnología como herramienta de participación democrática. Está becado para un máster en Políticas Públicas en la Universidad de Columbia, Nueva York. Apasionado del mundo digital, siempre ha compaginado ésta con la vocación de servicio público. Graduado en Filosofía, Política y Economía, ha estudiado en Barcelona, en Madrid y en París. «Lo que más me interesa es ver cómo las estructuras administrativas que dibujamos en los años 50-60 respondían a una base social que hoy ya no existe, con cambios demográficos, el envejecimiento de la sociedad, la entrada de la mujer en el mundo laboral…», desgrana. «En Columbia quiero aprender cómo innovar en el sector público para tratar de importarlo luego a Cataluña y hacer las cosas lo mejor posible», asegura. Noticia Relacionada estandar No Éxito de la segunda edición del programa de Naturalización de las Aulas de Caixa Popular y Fundación Bioparc ABC Durante todo un curso, tres centros escolares han participado en este programa de concienciación ambiental y conservación activa de especies amenazadas como el gallipato«Me he dado cuenta de que hay una generación muy potente que sube con muchas ganas. Muchas veces se nos invisibiliza, no es que estemos callados, es que es importante darnos voz», señala Helena.«A veces cuesta hacerse oír, cuesta colocarse, en general, hay mucho escepticismo en la contratación de jóvenes». Ella, sin embargo, a pesar de su juventud, ha trabajado en el Ayuntamiento de Barcelona, ha ejercido el voluntariado con la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado y ha realizado traducciones para la UNESCO y acciones locales por la inclusión social.Pol Villaverde ABC «A nuestros becarios les distinguen valores nobles, tales como: la empatía, la generosidad, la humildad, y también, la solidaridad, entre otros. En una palabra, sois personas íntegras. Sin ir más lejos, muchos participáis en actividades de voluntariado, dedicando el escaso tiempo que os queda a acciones altruistas», dijo Isidro Fainé, presidente de la Fundación la Caixa , en su discurso, el pasado 4 de junio. Ese día, los 100 becarios de la última edición recibieron sus becas en una ceremonia presidida por el Rey Felipe VI. Fueron seleccionados entre más de 1.000 candidatos.«Son los mejores entre los mejores: una fuente de inspiración para quienes les rodean y un referente que podemos tomar para superarnos cada día ofreciendo al mundo nuestra mejor versión. Solo así, contribuyendo cada uno y cada día desde lo mejor de nosotros mismos, podremos construir verdaderamente una sociedad mejor», explicó Isidro Fainé. El programa de becas para posgrado en el extranjero se inició en 1982 y suma ya más de 6.000 becados.InternacionalidadEsta beca, señala Helena, «es una oportunidad brutal». No sólo por lo económico: «Nos pagan el máster, sus gastos, una mensualidad…». También por la experiencia: «A nivel académico, las Universidades españolas –yo estudié en la Pompeu Fabra– compiten tranquilamente, pero el salto que he notado aquí es la internacionalidad. Mis compañeros son de muchos países, aportan tantos puntos de vista».Ambos jóvenes sienten, de alguna forma, la responsabilidad de la beca que han recibido. «No es una presión por hacerlo bien. Igual suena un poco soberbio, pero sé que con pasión aprenderé e irá bien. Pero, a la vez, el ser becaria de La Caixa conlleva también la responsabilidad de la representación», dice Helena. «Yo vengo de una familia muy obrera, mi hermana y yo somos la primera generación que va a la Universidad. Yo tengo la responsabilidad de volver a Mataró, de volver a mi instituto, que lo hago mucho y decirles: ‘Que sepáis que esto existe, que os puede abrir muchas puertas el conocer que estas oportunidades están aquí». «Es importante», añade, «porque es muy difícil soñar con algo que no sabes que existe».
No se ponen de acuerdo los etimólogos en el origen de la palabra beca en su acepción de ayuda económica al estudiante. Hay teorías tan dispares como que proviene del italiano ‘becco’ –pico de un ave– o un vocablo judeoespañol que hacía referencia a monedas de plata. Más allá de su origen, hay algo en lo que sí existe quórum sobre la palabra beca: la alegría que trae a quien la recibe. Que se lo digan a Pol y Helena. El día que salieron los nombres de los seleccionados para las becas internacionales de La Caixa no podían cuantificar los nervios mientras refrescaban la web, algo que ambos, reconocen, hicieron, digamos, algunas veces.
Cuando apareció su nombre, Helena Rodríguez Mellado (Mataró, 2002) no terminaba de creérselo. Lloró con su madre, recuerda hoy, desde Londres, donde trabaja en la tesis de su máster en Política Social y Pública Internacional, en la London School of Economics. Versa sobre la dana de Valencia, nos explica, desde una perspectiva interseccional: «Analizo cómo se mezclan la crisis climática y la mala gestión pública, la desinformación y la polarización política. Pero, a la vez, cómo se movió el voluntariado: cómo se crea esa solidaridad en ese contexto de crisis…». El comportamiento de la sociedad en general y de los jóvenes en particular ante la dana rompió de cuajo uno de los estereotipos que pesan sobre los jóvenes: que no están comprometidos con la sociedad.
Aprender para importarlo
Los currículos de Pol y Helena, ambos becados por la Caixa, también lo hacen. Pol Villaverde (Barcelona, 2001) creador de apps, apuesta por la tecnología como herramienta de participación democrática. Está becado para un máster en Políticas Públicas en la Universidad de Columbia, Nueva York. Apasionado del mundo digital, siempre ha compaginado ésta con la vocación de servicio público. Graduado en Filosofía, Política y Economía, ha estudiado en Barcelona, en Madrid y en París. «Lo que más me interesa es ver cómo las estructuras administrativas que dibujamos en los años 50-60 respondían a una base social que hoy ya no existe, con cambios demográficos, el envejecimiento de la sociedad, la entrada de la mujer en el mundo laboral…», desgrana. «En Columbia quiero aprender cómo innovar en el sector público para tratar de importarlo luego a Cataluña y hacer las cosas lo mejor posible», asegura.
«Me he dado cuenta de que hay una generación muy potente que sube con muchas ganas. Muchas veces se nos invisibiliza, no es que estemos callados, es que es importante darnos voz», señala Helena.
«A veces cuesta hacerse oír, cuesta colocarse, en general, hay mucho escepticismo en la contratación de jóvenes». Ella, sin embargo, a pesar de su juventud, ha trabajado en el Ayuntamiento de Barcelona, ha ejercido el voluntariado con la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado y ha realizado traducciones para la UNESCO y acciones locales por la inclusión social.
ABC
«A nuestros becarios les distinguen valores nobles, tales como: la empatía, la generosidad, la humildad, y también, la solidaridad, entre otros. En una palabra, sois personas íntegras. Sin ir más lejos, muchos participáis en actividades de voluntariado, dedicando el escaso tiempo que os queda a acciones altruistas», dijo Isidro Fainé, presidente de la Fundación la Caixa, en su discurso, el pasado 4 de junio. Ese día, los 100 becarios de la última edición recibieron sus becas en una ceremonia presidida por el Rey Felipe VI. Fueron seleccionados entre más de 1.000 candidatos.
«Son los mejores entre los mejores: una fuente de inspiración para quienes les rodean y un referente que podemos tomar para superarnos cada día ofreciendo al mundo nuestra mejor versión. Solo así, contribuyendo cada uno y cada día desde lo mejor de nosotros mismos, podremos construir verdaderamente una sociedad mejor», explicó Isidro Fainé. El programa de becas para posgrado en el extranjero se inició en 1982 y suma ya más de 6.000 becados.
Internacionalidad
Esta beca, señala Helena, «es una oportunidad brutal». No sólo por lo económico: «Nos pagan el máster, sus gastos, una mensualidad…». También por la experiencia: «A nivel académico, las Universidades españolas –yo estudié en la Pompeu Fabra– compiten tranquilamente, pero el salto que he notado aquí es la internacionalidad. Mis compañeros son de muchos países, aportan tantos puntos de vista».
Ambos jóvenes sienten, de alguna forma, la responsabilidad de la beca que han recibido. «No es una presión por hacerlo bien. Igual suena un poco soberbio, pero sé que con pasión aprenderé e irá bien. Pero, a la vez, el ser becaria de La Caixa conlleva también la responsabilidad de la representación», dice Helena. «Yo vengo de una familia muy obrera, mi hermana y yo somos la primera generación que va a la Universidad. Yo tengo la responsabilidad de volver a Mataró, de volver a mi instituto, que lo hago mucho y decirles: ‘Que sepáis que esto existe, que os puede abrir muchas puertas el conocer que estas oportunidades están aquí». «Es importante», añade, «porque es muy difícil soñar con algo que no sabes que existe».
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