Montserrat N. se sienta en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, acusada de maltratar y matar a su novio, Aleix , en abril de 2023. Sobre él, apuntan las acusaciones, ejerció «un chantaje destructivo», y un gran control. Sólo dos meses antes del crimen , se trasladó a vivir con él, en su piso de Ripollet (Barcelona), cuando éste trataba de retomar la relación con su ex y madre de su hijo, que entonces tenía 9 años. Allí fue donde le propinó una puñalada mortal en el corazón con un cuchillo de cocina que luego intentó limpiar, y hacer pasar el crimen por un suicidio, pero las proyecciones de sangre demostrarían que la víctima no se quitó la vida, sino que ella lo habría matado. Previo al crimen, Montserrat anuló totalmente a Aleix , «deshumanizándolo», por lo que necesitó ayuda psicológica y recibió la baja laboral. También fue atendido, en al menos cuatro ocasiones, en centros médicos por las lesiones que ella le habría causado. Entre otras, en el pabellón auricular izquierdo, y otra en un brazo que le causó una gran infección. Nunca se lo contó a nadie, ni siquiera a los facultativos que lo asistieron. Ella lo amenazaba, entre otros, con matar a su hijo. Pese al silencio de la víctima, los Mossos d’Esquadra han podido recuperar el contenido del teléfono de la acusada, «que lo grababa todo». Uno de esos audios reza: « Soy capaz de llamar a un puto sicario y que mate a tu hijo hoy mismo », según consta en el escrito de la acusación particular. Será en las próximas sesiones cuando el tribunal del jurado podrá escucharlo. Durante esta primera vista, tanto el fiscal, Manuel Sancho, como el abogado de la acusación particular, han apuntando que Montserrat ya había ejercido similar violencia con otras víctimas , tanto con su exmarido como con hasta tres relaciones más, y que nadie nunca la denunció por miedo. No lo hacían porque la mujer fingía tener contactos en la Policía catalana y otros Cuerpos. A Aleix le mintió y le dijo que ya estaba opositando para entrar en los Mossos, porque sí formaba parte de un chat de Telegram de aspirantes. Llegó a amenazar a la víctima con usar sus «contactos» con ejecutarle a él y a su niño . Unas amenazas que provocaron que el hombre además de miedo, entrase en una situación de «dependencia y sometimiento» hacia su agresora que, según ha indicado la acusación particular, tenía una «conducta parasitaria» y se adosaba a sus «víctimas» , sobre las que ejercía chantaje emocional. Las volvía totalmente «vulnerables» a su dominación, llegando incluso Aleix a grabar un audio en el que, tras identificarse con su DNI y su dirección, decía que «con plenas facultades mentales y físicas, si no cumplo mis promesas», hacia la acusada, «pido que maten a mi hijo». Un patrón de conducta, sostiene el letrado de la familia de Aleix, que Montserrat reprodujo con todas sus exparejas, incluyendo « su obsesión de causar lesiones en los pabellones auriculares ». El resto de víctimas no se enteraron de que no eran las únicas hasta que los Mossos se lo comunicaron, cuando la acusada ingresó en prisión provisional, en julio de 2023, tras ser detenida por el crimen de Aleix. Él tampoco contó nunca a nadie lo que sufría, «por miedo insuperable». Pese a haber sido atendido por los golpes que recibía en el centro de salud de Ripollet, en el de Cerdanyola, en el Hospital Parc Taulí y en el Vall d’Hebron. También lo amenazó con denunciar abusos sexuales inexistentes si se lo ocurría dar la voz de alarma. Unas amenazas que, según las acusaciones, se intensificaron dos meses antes del crimen, cuando la víctima ya salía totalmente tapada de casa para ocultar las lesiones que le causaba la acusada, en cabeza y brazos. Tras asestarle una puñalada mortal con un cuchillo de cocina y lavarlo, llamó a Emergencias, y «explicó su versión de lo ocurrido», asegurando que bien o había sido un tercero o que Aleix se había quitado la vida. Los investigadores no se la creyeron y, tres meses más tarde, tras recabar suficientes indicios, la detuvieron por el crimen. El informe forense -que también se expondrá durante el juicio- rechaza cualquier alteración mental en Montserrat, pero sí muestra rasgos de sadismo y narcisismo en la acusada . «Crueldad inhumana»La Fiscalía pide para ella 34 años de prisión, además de por el asesinato, por lesiones y amenazas. La familia de la víctima solicita prisión permanente revisable . Durante su intervención, el fiscal ha detallado al jurado que este es un caso «excepcional», por varios motivos. Primero, porque la víctima de esta violencia -de género- es un hombre. Segundo, por «el grado de crueldad desplegado por parte de la acusada hacia el fallecido ». «Les garantizo que las pruebas demostrarán que actuó con una crueldad y una maldad que nunca hemos visto . Mató a Aleix, pero antes había acabado con él, a nivel mental, psicológico, emocional y familiar. Tenemos pruebas de esta crueldad inhumana y extraordinaria ejercida por esta señora», ha apuntando Sancho, tras detallar el nivel de «deshumanización» al que llevó a la víctima, sobre la que «ejercía un control absoluto» y por eso él «llegó a autorizar que un sicario matase a su hijo de 9 años si no obedecía las órdenes absurdas de esta señora». Además, ha indicado que la forma en que le dio muerte no fue «aleatoria», sino que lo hizo «con precisión de cirujano». « Usó un cuchillo y empleó una precisión terrorífica. Cuando lo hizo, Aleix no se podía defender ». Para el fiscal, Montserrat «mató a su víctima por crueldad, por pura maldad». Será a lo largo de estos días cuando se practicará la prueba para que el jurado emita un veredicto al respecto. Está previsto que tanto la acusada como tres familiares de la víctima declaren este jueves, durante la segunda sesión del juicio. Montserrat N. se sienta en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, acusada de maltratar y matar a su novio, Aleix , en abril de 2023. Sobre él, apuntan las acusaciones, ejerció «un chantaje destructivo», y un gran control. Sólo dos meses antes del crimen , se trasladó a vivir con él, en su piso de Ripollet (Barcelona), cuando éste trataba de retomar la relación con su ex y madre de su hijo, que entonces tenía 9 años. Allí fue donde le propinó una puñalada mortal en el corazón con un cuchillo de cocina que luego intentó limpiar, y hacer pasar el crimen por un suicidio, pero las proyecciones de sangre demostrarían que la víctima no se quitó la vida, sino que ella lo habría matado. Previo al crimen, Montserrat anuló totalmente a Aleix , «deshumanizándolo», por lo que necesitó ayuda psicológica y recibió la baja laboral. También fue atendido, en al menos cuatro ocasiones, en centros médicos por las lesiones que ella le habría causado. Entre otras, en el pabellón auricular izquierdo, y otra en un brazo que le causó una gran infección. Nunca se lo contó a nadie, ni siquiera a los facultativos que lo asistieron. Ella lo amenazaba, entre otros, con matar a su hijo. Pese al silencio de la víctima, los Mossos d’Esquadra han podido recuperar el contenido del teléfono de la acusada, «que lo grababa todo». Uno de esos audios reza: « Soy capaz de llamar a un puto sicario y que mate a tu hijo hoy mismo », según consta en el escrito de la acusación particular. Será en las próximas sesiones cuando el tribunal del jurado podrá escucharlo. Durante esta primera vista, tanto el fiscal, Manuel Sancho, como el abogado de la acusación particular, han apuntando que Montserrat ya había ejercido similar violencia con otras víctimas , tanto con su exmarido como con hasta tres relaciones más, y que nadie nunca la denunció por miedo. No lo hacían porque la mujer fingía tener contactos en la Policía catalana y otros Cuerpos. A Aleix le mintió y le dijo que ya estaba opositando para entrar en los Mossos, porque sí formaba parte de un chat de Telegram de aspirantes. Llegó a amenazar a la víctima con usar sus «contactos» con ejecutarle a él y a su niño . Unas amenazas que provocaron que el hombre además de miedo, entrase en una situación de «dependencia y sometimiento» hacia su agresora que, según ha indicado la acusación particular, tenía una «conducta parasitaria» y se adosaba a sus «víctimas» , sobre las que ejercía chantaje emocional. Las volvía totalmente «vulnerables» a su dominación, llegando incluso Aleix a grabar un audio en el que, tras identificarse con su DNI y su dirección, decía que «con plenas facultades mentales y físicas, si no cumplo mis promesas», hacia la acusada, «pido que maten a mi hijo». Un patrón de conducta, sostiene el letrado de la familia de Aleix, que Montserrat reprodujo con todas sus exparejas, incluyendo « su obsesión de causar lesiones en los pabellones auriculares ». El resto de víctimas no se enteraron de que no eran las únicas hasta que los Mossos se lo comunicaron, cuando la acusada ingresó en prisión provisional, en julio de 2023, tras ser detenida por el crimen de Aleix. Él tampoco contó nunca a nadie lo que sufría, «por miedo insuperable». Pese a haber sido atendido por los golpes que recibía en el centro de salud de Ripollet, en el de Cerdanyola, en el Hospital Parc Taulí y en el Vall d’Hebron. También lo amenazó con denunciar abusos sexuales inexistentes si se lo ocurría dar la voz de alarma. Unas amenazas que, según las acusaciones, se intensificaron dos meses antes del crimen, cuando la víctima ya salía totalmente tapada de casa para ocultar las lesiones que le causaba la acusada, en cabeza y brazos. Tras asestarle una puñalada mortal con un cuchillo de cocina y lavarlo, llamó a Emergencias, y «explicó su versión de lo ocurrido», asegurando que bien o había sido un tercero o que Aleix se había quitado la vida. Los investigadores no se la creyeron y, tres meses más tarde, tras recabar suficientes indicios, la detuvieron por el crimen. El informe forense -que también se expondrá durante el juicio- rechaza cualquier alteración mental en Montserrat, pero sí muestra rasgos de sadismo y narcisismo en la acusada . «Crueldad inhumana»La Fiscalía pide para ella 34 años de prisión, además de por el asesinato, por lesiones y amenazas. La familia de la víctima solicita prisión permanente revisable . Durante su intervención, el fiscal ha detallado al jurado que este es un caso «excepcional», por varios motivos. Primero, porque la víctima de esta violencia -de género- es un hombre. Segundo, por «el grado de crueldad desplegado por parte de la acusada hacia el fallecido ». «Les garantizo que las pruebas demostrarán que actuó con una crueldad y una maldad que nunca hemos visto . Mató a Aleix, pero antes había acabado con él, a nivel mental, psicológico, emocional y familiar. Tenemos pruebas de esta crueldad inhumana y extraordinaria ejercida por esta señora», ha apuntando Sancho, tras detallar el nivel de «deshumanización» al que llevó a la víctima, sobre la que «ejercía un control absoluto» y por eso él «llegó a autorizar que un sicario matase a su hijo de 9 años si no obedecía las órdenes absurdas de esta señora». Además, ha indicado que la forma en que le dio muerte no fue «aleatoria», sino que lo hizo «con precisión de cirujano». « Usó un cuchillo y empleó una precisión terrorífica. Cuando lo hizo, Aleix no se podía defender ». Para el fiscal, Montserrat «mató a su víctima por crueldad, por pura maldad». Será a lo largo de estos días cuando se practicará la prueba para que el jurado emita un veredicto al respecto. Está previsto que tanto la acusada como tres familiares de la víctima declaren este jueves, durante la segunda sesión del juicio.
Montserrat N. se sienta en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, acusada de maltratar y matar a su novio, Aleix, en abril de 2023. Sobre él, apuntan las acusaciones, ejerció «un chantaje destructivo», y un gran control. Sólo dos meses antes del crimen, se trasladó a vivir con él, en su piso de Ripollet (Barcelona), cuando éste trataba de retomar la relación con su ex y madre de su hijo, que entonces tenía 9 años. Allí fue donde le propinó una puñalada mortal en el corazón con un cuchillo de cocina que luego intentó limpiar, y hacer pasar el crimen por un suicidio, pero las proyecciones de sangre demostrarían que la víctima no se quitó la vida, sino que ella lo habría matado.
Previo al crimen, Montserrat anuló totalmente a Aleix, «deshumanizándolo», por lo que necesitó ayuda psicológica y recibió la baja laboral. También fue atendido, en al menos cuatro ocasiones, en centros médicos por las lesiones que ella le habría causado. Entre otras, en el pabellón auricular izquierdo, y otra en un brazo que le causó una gran infección. Nunca se lo contó a nadie, ni siquiera a los facultativos que lo asistieron. Ella lo amenazaba, entre otros, con matar a su hijo. Pese al silencio de la víctima, los Mossos d’Esquadra han podido recuperar el contenido del teléfono de la acusada, «que lo grababa todo». Uno de esos audios reza: «Soy capaz de llamar a un puto sicario y que mate a tu hijo hoy mismo», según consta en el escrito de la acusación particular.
Será en las próximas sesiones cuando el tribunal del jurado podrá escucharlo. Durante esta primera vista, tanto el fiscal, Manuel Sancho, como el abogado de la acusación particular, han apuntando que Montserrat ya había ejercido similar violencia con otras víctimas, tanto con su exmarido como con hasta tres relaciones más, y que nadie nunca la denunció por miedo. No lo hacían porque la mujer fingía tener contactos en la Policía catalana y otros Cuerpos. A Aleix le mintió y le dijo que ya estaba opositando para entrar en los Mossos, porque sí formaba parte de un chat de Telegram de aspirantes y simulaba mantener conversaciones con agentes y mandos con la jerga propia del ramo. Así, llegó a amenazar a la víctima con usar sus «contactos» para ejecutarle a él y a su niño.
Unas amenazas que provocaron que el hombre además de miedo, entrase en una situación de «dependencia y sometimiento» hacia su agresora quien, según ha indicado la acusación particular, tenía una «conducta parasitaria» y se adosaba a sus «víctimas», sobre las que ejercía chantaje emocional. Las volvía totalmente «vulnerables» a su dominación, llegando incluso Aleix a grabar un audio en el que, tras identificarse con su DNI y su dirección, decía que «con plenas facultades mentales y físicas, si no cumplo mis promesas», hacia la acusada, «pido que maten a mi hijo».
ANTE EL JURADO
«Las pruebas demostrarán que actuó con una crueldad y una maldad que nunca hemos visto. Mató a Aleix, pero antes había acabado con él a nivel psicológico»
Manuel Sancho
Fiscal
Un patrón de conducta, sostiene el letrado de la familia de Aleix, que Montserrat reprodujo con todas sus exparejas, incluyendo «su obsesión de causar[les] lesiones en los pabellones auriculares». El resto de víctimas no se enteraron de que no eran las únicas hasta que los Mossos se lo comunicaron, cuando la acusada ingresó en prisión provisional, en julio de 2023, tras ser detenida por el crimen de Aleix. Él tampoco contó nunca a nadie lo que sufría, «por miedo insuperable». Pese a haber sido atendido por los golpes que recibía en el centro de salud de Ripollet, en el de Cerdanyola, en el Hospital Parc Taulí y en el Vall d’Hebron. También lo amedrentó con la posibilidad de denunciarlo por abusos sexuales si se lo ocurría dar la voz de alarma. Unas amenazas que, según las acusaciones, se intensificaron dos meses antes del crimen, cuando la víctima ya salía totalmente tapada de casa para ocultar las lesiones que le causaba la acusada, en cabeza y brazos.
Tras asestarle una puñalada mortal con un cuchillo de cocina y lavarlo, llamó a Emergencias, y «explicó su versión de lo ocurrido», asegurando que bien o había sido un tercero o que Aleix se había quitado la vida. Los investigadores no se la creyeron y, tres meses más tarde, tras recabar suficientes indicios, la detuvieron por el crimen. El informe forense -que también se expondrá durante el juicio- rechaza cualquier alteración mental en Montserrat, pero sí muestra rasgos de sadismo y narcisismo en la acusada.
«Crueldad inhumana»
La Fiscalía pide para ella 34 años de prisión, además de por el asesinato, por lesiones y amenazas. La familia de la víctima solicita prisión permanente revisable. Durante su intervención, el fiscal ha detallado al jurado que este es un caso «excepcional», por varios motivos. Primero, porque la víctima de esta violencia -de género- es un hombre. Segundo, por «el grado de crueldad desplegado por parte de la acusada hacia el fallecido».
«Les garantizo que las pruebas demostrarán que actuó con una crueldad y una maldad que nunca hemos visto. Mató a Aleix, pero antes había acabado con él, a nivel mental, psicológico, emocional y familiar. Tenemos pruebas de esta crueldad inhumana y extraordinaria ejercida por esta señora», ha apuntando Sancho, tras detallar el nivel de «deshumanización» al que llevó a la víctima, sobre la que «ejercía un control absoluto» y por eso él «llegó a autorizar que un sicario matase a su hijo de 9 años si no obedecía las órdenes absurdas de esta señora».
Además, ha indicado que la forma en que le dio muerte no fue «aleatoria», sino que lo hizo «con precisión de cirujano». «Usó un cuchillo y empleó una precisión terrorífica. Cuando lo hizo, Aleix no se podía defender». Para el fiscal, Montserrat «mató a su víctima por crueldad, por pura maldad». Por su parte, la defensa de Montserrat ha avanzado su estrategia y ha asegurado que la relación entre víctima y acusada era «complicada» y que tenían «roles marcados», atribuyendo a Aleix una «sumisión voluntaria» y a ella un rol de «controladora» que «no maltratadora».
También ha asegurado que la fecha del crimen ambos convivían pero que ya no eran pareja -las acusaciones piden aplicar agravante de parentesco- y que «si Aleix hubiera querido podía haberla echado de casa». En la misma línea, respecto a las afirmaciones de que repitió su conducta con otras exparejas, la letrada ha indicado que Montserrat no tienen ninguna causa abierta por ello y que «no es el monstruo que intentan pintar». Será a lo largo de estos días cuando se practicará la prueba para que el jurado emita un veredicto al respecto. Está previsto que tanto la acusada como tres familiares de la víctima declaren este jueves, durante la segunda sesión del juicio.
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