Un lustro alejado de España no borra un legado de casi cincuenta años de reinado . Como si fuera una especie de mantra, esta es la conclusión a la que ha llegado Juan Carlos I desde que el 3 de agosto de 2020 un avión le llevó directo a Abu Dabi y, «tras una meditada decisión», comunicó por carta a Felipe VI su intención de instalarse en Emiratos Árabes Unidos por un tiempo, hasta que se resolvieran las causas judiciales por las que se le investigaba en España.Con el paso del tiempo, aquella salida de España, que el padre del Rey tomó como una decisión «temporal» y para prestar «el mejor servicio a la Corona», desde su entorno se ha asumido como un exilio definitivo . Hasta tal punto que, aunque goza de buena salud, ya se trabaja con planes para un eventual deceso fuera de España, según fuentes consultadas por ABC. A sus 87 años, Don Juan Carlos es consciente de que, salvo visitas puntuales, no volverá a residir en España . Su regreso no figura en ningún horizonte, ni siquiera en la agenda política. Tampoco en los planes de la Casa del Rey. Desde Abu Dabi ha estado muy pendiente de los cambios que Don Felipe ha realizado al frente de su Casa. Se alegró especialmente cuando se enteró del relevo de Jaime Alfonsín por Camilo Villarino. Aunque culpa al anterior jefe de la Casa de todo lo que le ha pasado, desde la institución se hizo todo lo posible por ayudarle en la comprometida situación judicial y personal que tenía por delante, pero las decisiones que él tomó al margen de la Casa hicieron inevitable la distancia con su familia.Noticia Relacionada Formación militar estandar Si La Princesa Leonor llega a Marín y finaliza su crucero de instrucción a bordo de Elcano J. Hierro La hija del Rey Don Felipe recibirá este lunes la Medalla de Oro de Galicia, la máxima distinción que concede la XuntaEl padre de Felipe VI se marchó de España con la esperanza de que, una vez superadas las investigaciones judiciales abiertas contra él, pudiera regresar. Se fue con la convicción de que sería cuestión de unos meses, hasta que el revuelo mediático disminuyera y los tribunales archivaran las causas abiertas contra él. Aunque se dio carpetazo a las investigaciones, lo cierto es que desde el Palacio de la Zarzuela no hizo falta un control de daños exhaustivo para apreciar que el perjuicio que sus actuaciones habían causado a la Institución era irreparable. Su vuelta solo tiraría por tierra el trabajo que Don Felipe llevaba haciendo desde hacía ocho años al frente de la Jefatura del Estado donde, además de cumplir con sus obligaciones como Rey, había tomado una serie de medidas en materia de ejemplaridad y transparencia de las que no había precedentes en las monarquías de todo el mundo. Desde Abu Dabi, Don Juan Carlos comenzó a ser consciente de esta realidad a principios de 2022 y fue en marzo de este mismo año cuando, tras casi dos años de silencio público, envió una segunda carta a su hijo, en la que le comunicó que había decidido fijar su residencia «de forma permanente y estable» en Emiratos Árabes Unidos, aunque seguiría viajando «con frecuencia» a España, especialmente para ver a amigos y participar en regatas en Sangenjo.Con fecha del 7 de marzo de 2022, el tono de la carta reflejó cierta resignación por parte de Don Juan Carlos. Las causas judiciales que pesaban contra él -relacionadas con posibles comisiones, cuentas opacas y fortunas no declaradas- habían sido archivadas, algunas por falta de pruebas, otras por prescripción o por su inviolabilidad porque los hechos se habían producido en sus años como jefe del Estado. Pero la sombra reputacional que dejaba este asunto era demasiado alargada, para él y sobre todo para la Corona. La decisión de Felipe VI dos años antes de renunciar a la herencia personal de Don Juan Carlos y cortar la asignación pública a su padre, había marcado un punto de no retorno.Cinco años después, Don Juan Carlos vive apartado de la vida pública pero no de la atención mediática. Eligió residir al amparo de Mohamed bin Zayed Al Nahayan, en un país del golfo Pérsico en el que no existe la libertad de prensa. Allí se siente seguro y protegido mientras sigue conectado con sus amigos de España, que han ido organizando viajes para que no se sienta solo. Cuando no ha tenido visitas de sus amistades, hasta allí se han desplazado las infantas Elena y Cristina junto a sus hijos. Incluso su nieto Felipe de Marichalar se ha instalado allí temporadas desde que Don Juan Carlos construyó una casa adaptada a sus necesidades -que decoró con muebles y enseres personales que le han ido llegando del Palacio de la Zarzuela-, en el mismo terreno donde el mercader de armas hispanolibanés Abdul Rahman El Assir levantó también su casa. Aunque desde 2022 tiene su residencia fiscal en Abu Dabi, lo cierto es que cada vez pasa menos tiempo allí. Para huir del calor, hace escapadas a Europa y se reúne con amigos en Londres, Ginebra y Sangenjo. Este último destino gallego lo ha visitado en siete ocasiones desde mayo de 2022, cuando realizó aquel mediático viaje que terminó en Zarzuela con una larga y tensa conversación con Felipe VI. Renovación de la CoronaPese al mantra que ha repetido casi en bucle durante estos, en junio de 2022, tras establecer su residencia fiscal en Abu Dabi, el padre del Rey creó en la zona franca financiera de la isla de Al Maryah la fundación Sumer (del acrónimo Su Majestad el Rey), que administra junto a dos amigos y un abogado. A través de este organismo, Don Juan Carlos gestiona su patrimonio y una serie de acciones con las que pretende reivindicar su legado. Porque este aniversario de su salida voluntaria de España se produce unos meses antes de una efeméride importante para España: el 50º aniversario de su proclamación como Rey el 22 de noviembre de 1975. Para entonces, espera que las librerías de todo el país vean salir sus memorias autorizadas, donde repasa su vida, las decisiones que tomó y donde, según cuentan personas de su entorno que han leído algún fragmento, «se reivindica como figura clave en la Transición y el 23-F». Con este libro aspira a reescribir parte de su legado. De alguna forma, es su manera de regresar a España. Y es que, cinco años después, su figura ha quedado fuera del tablero institucional, mientras Felipe VI ha consolidado un nuevo modelo de monarquía. Uno que se asienta sobre la distancia con el pasado y la mirada puesta en el futuro con la Princesa Leonor. Un lustro alejado de España no borra un legado de casi cincuenta años de reinado . Como si fuera una especie de mantra, esta es la conclusión a la que ha llegado Juan Carlos I desde que el 3 de agosto de 2020 un avión le llevó directo a Abu Dabi y, «tras una meditada decisión», comunicó por carta a Felipe VI su intención de instalarse en Emiratos Árabes Unidos por un tiempo, hasta que se resolvieran las causas judiciales por las que se le investigaba en España.Con el paso del tiempo, aquella salida de España, que el padre del Rey tomó como una decisión «temporal» y para prestar «el mejor servicio a la Corona», desde su entorno se ha asumido como un exilio definitivo . Hasta tal punto que, aunque goza de buena salud, ya se trabaja con planes para un eventual deceso fuera de España, según fuentes consultadas por ABC. A sus 87 años, Don Juan Carlos es consciente de que, salvo visitas puntuales, no volverá a residir en España . Su regreso no figura en ningún horizonte, ni siquiera en la agenda política. Tampoco en los planes de la Casa del Rey. Desde Abu Dabi ha estado muy pendiente de los cambios que Don Felipe ha realizado al frente de su Casa. Se alegró especialmente cuando se enteró del relevo de Jaime Alfonsín por Camilo Villarino. Aunque culpa al anterior jefe de la Casa de todo lo que le ha pasado, desde la institución se hizo todo lo posible por ayudarle en la comprometida situación judicial y personal que tenía por delante, pero las decisiones que él tomó al margen de la Casa hicieron inevitable la distancia con su familia.Noticia Relacionada Formación militar estandar Si La Princesa Leonor llega a Marín y finaliza su crucero de instrucción a bordo de Elcano J. Hierro La hija del Rey Don Felipe recibirá este lunes la Medalla de Oro de Galicia, la máxima distinción que concede la XuntaEl padre de Felipe VI se marchó de España con la esperanza de que, una vez superadas las investigaciones judiciales abiertas contra él, pudiera regresar. Se fue con la convicción de que sería cuestión de unos meses, hasta que el revuelo mediático disminuyera y los tribunales archivaran las causas abiertas contra él. Aunque se dio carpetazo a las investigaciones, lo cierto es que desde el Palacio de la Zarzuela no hizo falta un control de daños exhaustivo para apreciar que el perjuicio que sus actuaciones habían causado a la Institución era irreparable. Su vuelta solo tiraría por tierra el trabajo que Don Felipe llevaba haciendo desde hacía ocho años al frente de la Jefatura del Estado donde, además de cumplir con sus obligaciones como Rey, había tomado una serie de medidas en materia de ejemplaridad y transparencia de las que no había precedentes en las monarquías de todo el mundo. Desde Abu Dabi, Don Juan Carlos comenzó a ser consciente de esta realidad a principios de 2022 y fue en marzo de este mismo año cuando, tras casi dos años de silencio público, envió una segunda carta a su hijo, en la que le comunicó que había decidido fijar su residencia «de forma permanente y estable» en Emiratos Árabes Unidos, aunque seguiría viajando «con frecuencia» a España, especialmente para ver a amigos y participar en regatas en Sangenjo.Con fecha del 7 de marzo de 2022, el tono de la carta reflejó cierta resignación por parte de Don Juan Carlos. Las causas judiciales que pesaban contra él -relacionadas con posibles comisiones, cuentas opacas y fortunas no declaradas- habían sido archivadas, algunas por falta de pruebas, otras por prescripción o por su inviolabilidad porque los hechos se habían producido en sus años como jefe del Estado. Pero la sombra reputacional que dejaba este asunto era demasiado alargada, para él y sobre todo para la Corona. La decisión de Felipe VI dos años antes de renunciar a la herencia personal de Don Juan Carlos y cortar la asignación pública a su padre, había marcado un punto de no retorno.Cinco años después, Don Juan Carlos vive apartado de la vida pública pero no de la atención mediática. Eligió residir al amparo de Mohamed bin Zayed Al Nahayan, en un país del golfo Pérsico en el que no existe la libertad de prensa. Allí se siente seguro y protegido mientras sigue conectado con sus amigos de España, que han ido organizando viajes para que no se sienta solo. Cuando no ha tenido visitas de sus amistades, hasta allí se han desplazado las infantas Elena y Cristina junto a sus hijos. Incluso su nieto Felipe de Marichalar se ha instalado allí temporadas desde que Don Juan Carlos construyó una casa adaptada a sus necesidades -que decoró con muebles y enseres personales que le han ido llegando del Palacio de la Zarzuela-, en el mismo terreno donde el mercader de armas hispanolibanés Abdul Rahman El Assir levantó también su casa. Aunque desde 2022 tiene su residencia fiscal en Abu Dabi, lo cierto es que cada vez pasa menos tiempo allí. Para huir del calor, hace escapadas a Europa y se reúne con amigos en Londres, Ginebra y Sangenjo. Este último destino gallego lo ha visitado en siete ocasiones desde mayo de 2022, cuando realizó aquel mediático viaje que terminó en Zarzuela con una larga y tensa conversación con Felipe VI. Renovación de la CoronaPese al mantra que ha repetido casi en bucle durante estos, en junio de 2022, tras establecer su residencia fiscal en Abu Dabi, el padre del Rey creó en la zona franca financiera de la isla de Al Maryah la fundación Sumer (del acrónimo Su Majestad el Rey), que administra junto a dos amigos y un abogado. A través de este organismo, Don Juan Carlos gestiona su patrimonio y una serie de acciones con las que pretende reivindicar su legado. Porque este aniversario de su salida voluntaria de España se produce unos meses antes de una efeméride importante para España: el 50º aniversario de su proclamación como Rey el 22 de noviembre de 1975. Para entonces, espera que las librerías de todo el país vean salir sus memorias autorizadas, donde repasa su vida, las decisiones que tomó y donde, según cuentan personas de su entorno que han leído algún fragmento, «se reivindica como figura clave en la Transición y el 23-F». Con este libro aspira a reescribir parte de su legado. De alguna forma, es su manera de regresar a España. Y es que, cinco años después, su figura ha quedado fuera del tablero institucional, mientras Felipe VI ha consolidado un nuevo modelo de monarquía. Uno que se asienta sobre la distancia con el pasado y la mirada puesta en el futuro con la Princesa Leonor.
Un lustro alejado de España no borra un legado de casi cincuenta años de reinado. Como si fuera una especie de mantra, esta es la conclusión a la que ha llegado Juan Carlos I desde que el 3 de agosto de 2020 un avión … le llevó directo a Abu Dabi y, «tras una meditada decisión», comunicó por carta a Felipe VI su intención de instalarse en Emiratos Árabes Unidos por un tiempo, hasta que se resolvieran las causas judiciales por las que se le investigaba en España.
Con el paso del tiempo, aquella salida de España, que el padre del Rey tomó como una decisión «temporal» y para prestar «el mejor servicio a la Corona», desde su entorno se ha asumido como un exilio definitivo. Hasta tal punto que, aunque goza de buena salud, ya se trabaja con planes para un eventual deceso fuera de España, según fuentes consultadas por ABC.
A sus 87 años, Don Juan Carlos es consciente de que, salvo visitas puntuales, no volverá a residir en España. Su regreso no figura en ningún horizonte, ni siquiera en la agenda política. Tampoco en los planes de la Casa del Rey. Desde Abu Dabi ha estado muy pendiente de los cambios que Don Felipe ha realizado al frente de su Casa. Se alegró especialmente cuando se enteró del relevo de Jaime Alfonsín por Camilo Villarino. Aunque culpa al anterior jefe de la Casa de todo lo que le ha pasado, desde la institución se hizo todo lo posible por ayudarle en la comprometida situación judicial y personal que tenía por delante, pero las decisiones que él tomó al margen de la Casa hicieron inevitable la distancia con su familia.
El padre de Felipe VI se marchó de España con la esperanza de que, una vez superadas las investigaciones judiciales abiertas contra él, pudiera regresar. Se fue con la convicción de que sería cuestión de unos meses, hasta que el revuelo mediático disminuyera y los tribunales archivaran las causas abiertas contra él. Aunque se dio carpetazo a las investigaciones, lo cierto es que desde el Palacio de la Zarzuela no hizo falta un control de daños exhaustivo para apreciar que el perjuicio que sus actuaciones habían causado a la Institución era irreparable. Su vuelta solo tiraría por tierra el trabajo que Don Felipe llevaba haciendo desde hacía ocho años al frente de la Jefatura del Estado donde, además de cumplir con sus obligaciones como Rey, había tomado una serie de medidas en materia de ejemplaridad y transparencia de las que no había precedentes en las monarquías de todo el mundo.
Desde Abu Dabi, Don Juan Carlos comenzó a ser consciente de esta realidad a principios de 2022 y fue en marzo de este mismo año cuando, tras casi dos años de silencio público, envió una segunda carta a su hijo, en la que le comunicó que había decidido fijar su residencia «de forma permanente y estable» en Emiratos Árabes Unidos, aunque seguiría viajando «con frecuencia» a España, especialmente para ver a amigos y participar en regatas en Sangenjo.
Con fecha del 7 de marzo de 2022, el tono de la carta reflejó cierta resignación por parte de Don Juan Carlos. Las causas judiciales que pesaban contra él -relacionadas con posibles comisiones, cuentas opacas y fortunas no declaradas- habían sido archivadas, algunas por falta de pruebas, otras por prescripción o por su inviolabilidad porque los hechos se habían producido en sus años como jefe del Estado. Pero la sombra reputacional que dejaba este asunto era demasiado alargada, para él y sobre todo para la Corona. La decisión de Felipe VI dos años antes de renunciar a la herencia personal de Don Juan Carlos y cortar la asignación pública a su padre, había marcado un punto de no retorno.
Cinco años después, Don Juan Carlos vive apartado de la vida pública pero no de la atención mediática. Eligió residir al amparo de Mohamed bin Zayed Al Nahayan, en un país del golfo Pérsico en el que no existe la libertad de prensa. Allí se siente seguro y protegido mientras sigue conectado con sus amigos de España, que han ido organizando viajes para que no se sienta solo. Cuando no ha tenido visitas de sus amistades, hasta allí se han desplazado las infantas Elena y Cristina junto a sus hijos. Incluso su nieto Felipe de Marichalar se ha instalado allí temporadas desde que Don Juan Carlos construyó una casa adaptada a sus necesidades -que decoró con muebles y enseres personales que le han ido llegando del Palacio de la Zarzuela-, en el mismo terreno donde el mercader de armas hispanolibanés Abdul Rahman El Assir levantó también su casa.
Aunque desde 2022 tiene su residencia fiscal en Abu Dabi, lo cierto es que cada vez pasa menos tiempo allí. Para huir del calor, hace escapadas a Europa y se reúne con amigos en Londres, Ginebra y Sangenjo. Este último destino gallego lo ha visitado en siete ocasiones desde mayo de 2022, cuando realizó aquel mediático viaje que terminó en Zarzuela con una larga y tensa conversación con Felipe VI.
Renovación de la Corona
Pese al mantra que ha repetido casi en bucle durante estos, en junio de 2022, tras establecer su residencia fiscal en Abu Dabi, el padre del Rey creó en la zona franca financiera de la isla de Al Maryah la fundación Sumer (del acrónimo Su Majestad el Rey), que administra junto a dos amigos y un abogado. A través de este organismo, Don Juan Carlos gestiona su patrimonio y una serie de acciones con las que pretende reivindicar su legado. Porque este aniversario de su salida voluntaria de España se produce unos meses antes de una efeméride importante para España: el 50º aniversario de su proclamación como Rey el 22 de noviembre de 1975. Para entonces, espera que las librerías de todo el país vean salir sus memorias autorizadas, donde repasa su vida, las decisiones que tomó y donde, según cuentan personas de su entorno que han leído algún fragmento, «se reivindica como figura clave en la Transición y el 23-F».
Con este libro aspira a reescribir parte de su legado. De alguna forma, es su manera de regresar a España. Y es que, cinco años después, su figura ha quedado fuera del tablero institucional, mientras Felipe VI ha consolidado un nuevo modelo de monarquía. Uno que se asienta sobre la distancia con el pasado y la mirada puesta en el futuro con la Princesa Leonor.
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