El gobierno de Estados Unidos lleva ya 20 días sin financiación, y los legisladores demócratas y republicanos siguen sin ofrecer señales de acuerdo para poner fin al cierre de la Administración, que ha dejado sin sueldo y trabajo a decenas de miles de funcionarios. La parálisis, ante la negativa de los demócratas a aprobar unos presupuestos que no extienden los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible ni revierten los recortes al seguro público de salud Medicaid, comienza a generar divisiones entre los republicanos sobre cuál debe ser la estrategia a seguir.
El gobierno lleva 20 días sin financiación, lo que convierte este cierre total en el más largo de la historia de Estados Unidos
El gobierno de Estados Unidos lleva ya 20 días sin financiación, y los legisladores demócratas y republicanos siguen sin ofrecer señales de acuerdo para poner fin al cierre de la Administración, que ha dejado sin sueldo y trabajo a decenas de miles de funcionarios. La parálisis, ante la negativa de los demócratas a aprobar unos presupuestos que no extienden los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible ni revierten los recortes al seguro público de salud Medicaid, comienza a generar divisiones entre los republicanos sobre cuál debe ser la estrategia a seguir.
La congresista republicana Marjorie Taylor Greene, una de las mayores aliadas de Donald Trump en la Cámara de Representantes, ha roto públicamente con la doctrina del líder del partido en el Congreso, Mike Johnson, que lleva un mes sin permitir votaciones en la cámara que preside para forzar la capitulación de los demócratas. “La Cámara debería estar trabajando”, ha publicado Greene en sus redes sociales. “Deberíamos estar terminando las partidas presupuestarias. Nuestros comités deberían estar trabajando. Deberíamos estar aprobando leyes que hagan permanentes las órdenes ejecutivas del presidente Trump. No tengo ningún respeto por la decisión de negarse a trabajar”.
“La Cámara debería estar trabajando. Deberíamos estar aprobando leyes que hagan permanentes los decretos de Trump”
Se trata de la primera grieta visible en el apoyo republicano a la postura intransigente de Johnson, que el 19 de septiembre permitió la última votación en la Cámara Baja. Entonces, se aprobó por la mínima la ley de gasto republicana, que pretendía financiar el gobierno hasta el 21 de noviembre y ganar tiempo para seguir presionando a sus adversarios. Sin embargo, la falta de acuerdo en el Senado llevó a un bloqueo que todavía dura y que el 1 de octubre motivó el actual cierre de gobierno.
Veinte días después, ya es el cierre total de gobierno más largo en la historia de Estados Unidos, y el tercero más prolongado si se incluyen los cierres parciales. Si se extiende más allá de este martes, superará el cierre de 21 días de 1995-1996 y pasará a ocupar el segundo lugar. Solo el cierre parcial de 35 días durante el primer mandato de Trump, entre diciembre de 2018 y enero de 2019, duró más.
Mientras tanto, Trump ha aprovechado para castigar a los demócratas suspendiendo o cancelando proyectos de infraestructura en estados gobernados por los liberales, así como para hacer permanentes miles de despidos que ha realizado en las últimas semanas entre el funcionariado, lo que un tribunal declaró ilegal.
“No puedo creer que los demócratas de la Izquierda Radical me hayan dado esta oportunidad sin precedentes. No son gente estúpida, así que quizá esta sea su manera de querer, de forma silenciosa y rápida”, celebró el presidente en sus redes sociales, en una respuesta muy distinta a la que tuvieron sus predecesores cuando ocurrió un cierre de gobierno. “Podemos deshacernos de muchas cosas que no queríamos, y serán cosas de los demócratas”.
El speaker Johnson ha defendido su estrategia de mantener la Cámara de Representantes en receso para presionar a los demócratas y que acepten en el Senado lo ya aprobado en su cámara. Pero los demócratas se han negado a apoyarla si no incluye disposiciones que renueven los subsidios sanitarios de la Ley de Cuidado Asequible, que expirarán a finales de año.
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El impacto del cierre se agravó el lunes, cuando la Administración Nacional de Seguridad Nuclear del Departamento de Energía comenzó a enviar a casa sin sueldo a unos 1.400 empleados federales encargados de mantener y modernizar el arsenal nuclear estadounidense. Se suman a decenas de miles de trabajadores de la mayoría de agencias del Gobierno que ya han tenido la misma suerte.
Además, a partir de este lunes, el sistema judicial federal comenzará a reducir sus funciones no esenciales y a enviar a algunos empleados a casa sin sueldo, después de haber agotado los fondos que le quedaban para mantener sus operaciones pagadas durante el cierre del gobierno. Esto significa que, por primera vez en casi tres décadas, el poder judicial se verá obligado a enviar a parte de sus más de 30.000 empleados a casa y a exigir a otros que trabajen sin recibir salario.
Esta noche, el Senado tiene previsto celebrar su undécima votación sobre la medida de financiación que aprobó la Cámara de Representantes. Ninguna de ellas ha alcanzado el umbral de 60 votos necesario para superar el filibusterismo demócrata. Desde la Casa Blanca, sin embargo, creen que el fin podría estar cerca. El asesor económico Kevin Hassett aseguró el lunes que “amigos en el Senado” le habían informado que el estancamiento puede resolverse pronto. Sin embargo, al menos públicamente, sigue sin haber ningún avance hacia un acuerdo, lo que aumenta la presión sobre los republicanos, que, al ser mayoría, tienen la responsabilidad de intentar aprobar o prorrogar los presupuestos.
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