Quien le iba a decir a aquel niño llegado al Seminario Menor desde Alameda de la Sagra que un día sería el pregonero del Corpus Christi. Cuántas páginas de periódico se han escrito desde entonces, muchas con su firma, hasta desembocar hoy, a las 20:00 horas, en el Patio de Covarrubias de San Pedro Mártir, el lugar elegido para que Antonio González Jerez , de 66 años, delegado de ABC en la ciudad durante varias décadas y ahora en la reserva, descorche el champán de la gran fiesta de Toledo. —¿Cómo lleva la jubilación y el estreno como abuelo?—Nunca piensas que va a llegar la jubilación hasta que llega. La verdad es que estoy gestionando la nueva etapa poco a poco, y hay oficios en los que la jubilación es muy relativa. En el caso de los periodistas, si la noticia pasa por delante de ti creo que es imposible que te quedes quieto. De momento, mato el gusanillo con reportajes, entrevistas e informaciones que pueden aportar al periódico. En cuanto a lo de ser abuelo, ha sido de las cosas más maravillosas que me han pasado. Siempre te lo dicen, pero hasta que no lo sientes por ti mismo no te das cuenta. Tengo una nieta preciosa, estoy esperando la segunda y muy feliz. Creo que esto también me ha ayudado bastante a sobrellevar el cambio brusco que ha supuesto la jubilación después de 40 años en una redacción.—¿Qué es lo que más echa de menos?—Pues aunque pueda parecer contradictorio, ese estrés que te genera el día a día. No sé si es una manera de ser un poco masoquista, pero es así.—¿Qué supone ser el pregonero del Corpus y cómo se lo comunicaron?—Recibí una llamada del Ayuntamiento y nunca piensas que te va a tocar. Siempre me ha tocado contar que han sido otros los pregoneros. Es un honor y también una gran responsabilidad. Se trata de la gran fiesta de Toledo, y por lo menos habrá que dar un poco de nivel al momento.—¿Qué significa el Corpus para usted?—Es la fiesta que más he vivido y con más intensidad. Es muy diversa: aúna religiosidad, arte, tradición y diversión. Me parece, además, que es capaz de transformar la ciudad. El Casco parece otro. Luego los periodistas vivimos el Corpus de una manera diferente; estamos obligados a contarlo y tratamos de hacerlo tal y como lo percibimos para conectar con la gente. Y respecto a otros temas de la actualidad, plenos de confrontación, del Corpus informamos con un ánimo positivo y es una información de servicio público: ayudas al ciudadano a saber todos los aspectos del programa. Por ejemplo, dónde puedes comprar las sillas del Corpus o a qué hora son los conciertos. —Sin desvelar el pregón, imagino que el periodismo tendrá un papel protagonista.—Totalmente. El Corpus y el periodismo es un binomio indisociable; esta fiesta siempre ha estado presente en los medios de comunicación. —Estudió en el Seminario Menor de Toledo de niño. ¿Tiene recuerdos del primer Corpus que vivió?.—Tengo una experiencia de total protagonista que contaré en el pregón. Después crecí, hubo un alejamiento y luego ya volví en 1985, cuando entré en la redacción del diario Ya. Mis primeros Corpus fueron de máquina de escribir y carrete de fotos. Pensamos que los teléfonos móviles y las redes sociales han existido siempre, y le puedo asegurar que antes el periódico también salía todos los días. —¿Cómo era la ciudad en 1985?—La capacidad de desplazamiento de la gente era mucho más limitada y el Corpus era una fiesta más para los toledanos. Hoy en día, como ocurre con todo, se ha universalizado. En aquellos tiempos, la feria se celebraba en la Vega y ahora es impensable. Que esa fue otra de las polémicas que hubo, el traslado a La Peraleda. También hay que pensar que la ciudad era muy diferente. Cuando estaba en el seminario, allá por los años 70, los fines de semana íbamos a los Campos de Don Gregorio, donde está la actual avenida de Europa, y entonces no existía nada. —¿Algún Corpus que recuerde con especial cariño?—Lo bueno del Corpus es que es lo mismo, pero cada año es distinto. No tengo especiales recuerdos de ninguno, todos buenos. —¿Cuál va a ser la ruta este año?—Tengo pensado volver a la delegación de ABC, si me dejan. Que hay que decir que ABC ha tenido tres sedes y las tres han estado en la carrera oficial: en la calle Alfonso XII, en la calle Trinidad y, desde hace 25 años, en la plaza de Zocodover, que es el centro neurálgico de la procesión. La única parada que hace la Custodia es en el Arco de la Sangre. Por la tarde iré a los toros, que hay una gran expectación con el cartel (Morante, Roca Rey y Tomás Rufo). Y algo que nadie se debe perder es la víspera del jueves, de la que siempre tengo los mejores recuerdos, aunque siendo periodista es un peligro porque te puedes dejar llevar y al día siguiente hay que estar al pie del cañón desde temprano. —¿Quién le hubiera gustado que le viera pronunciar el pregón?—Mis padres. Gracias a ellos conocí el Corpus y estaría encantado de que me escucharan las vivencias que he tenido en Toledo. Fíjese que, cuando estudiaba en el seminario, para desplazarme a la ciudad desde mi pueblo, Alameda de la Sagra, sólo había dos medios de transporte: el autobús y el tren de la estación Alameda-Pantoja, ya desaparecida. Quien le iba a decir a aquel niño llegado al Seminario Menor desde Alameda de la Sagra que un día sería el pregonero del Corpus Christi. Cuántas páginas de periódico se han escrito desde entonces, muchas con su firma, hasta desembocar hoy, a las 20:00 horas, en el Patio de Covarrubias de San Pedro Mártir, el lugar elegido para que Antonio González Jerez , de 66 años, delegado de ABC en la ciudad durante varias décadas y ahora en la reserva, descorche el champán de la gran fiesta de Toledo. —¿Cómo lleva la jubilación y el estreno como abuelo?—Nunca piensas que va a llegar la jubilación hasta que llega. La verdad es que estoy gestionando la nueva etapa poco a poco, y hay oficios en los que la jubilación es muy relativa. En el caso de los periodistas, si la noticia pasa por delante de ti creo que es imposible que te quedes quieto. De momento, mato el gusanillo con reportajes, entrevistas e informaciones que pueden aportar al periódico. En cuanto a lo de ser abuelo, ha sido de las cosas más maravillosas que me han pasado. Siempre te lo dicen, pero hasta que no lo sientes por ti mismo no te das cuenta. Tengo una nieta preciosa, estoy esperando la segunda y muy feliz. Creo que esto también me ha ayudado bastante a sobrellevar el cambio brusco que ha supuesto la jubilación después de 40 años en una redacción.—¿Qué es lo que más echa de menos?—Pues aunque pueda parecer contradictorio, ese estrés que te genera el día a día. No sé si es una manera de ser un poco masoquista, pero es así.—¿Qué supone ser el pregonero del Corpus y cómo se lo comunicaron?—Recibí una llamada del Ayuntamiento y nunca piensas que te va a tocar. Siempre me ha tocado contar que han sido otros los pregoneros. Es un honor y también una gran responsabilidad. Se trata de la gran fiesta de Toledo, y por lo menos habrá que dar un poco de nivel al momento.—¿Qué significa el Corpus para usted?—Es la fiesta que más he vivido y con más intensidad. Es muy diversa: aúna religiosidad, arte, tradición y diversión. Me parece, además, que es capaz de transformar la ciudad. El Casco parece otro. Luego los periodistas vivimos el Corpus de una manera diferente; estamos obligados a contarlo y tratamos de hacerlo tal y como lo percibimos para conectar con la gente. Y respecto a otros temas de la actualidad, plenos de confrontación, del Corpus informamos con un ánimo positivo y es una información de servicio público: ayudas al ciudadano a saber todos los aspectos del programa. Por ejemplo, dónde puedes comprar las sillas del Corpus o a qué hora son los conciertos. —Sin desvelar el pregón, imagino que el periodismo tendrá un papel protagonista.—Totalmente. El Corpus y el periodismo es un binomio indisociable; esta fiesta siempre ha estado presente en los medios de comunicación. —Estudió en el Seminario Menor de Toledo de niño. ¿Tiene recuerdos del primer Corpus que vivió?.—Tengo una experiencia de total protagonista que contaré en el pregón. Después crecí, hubo un alejamiento y luego ya volví en 1985, cuando entré en la redacción del diario Ya. Mis primeros Corpus fueron de máquina de escribir y carrete de fotos. Pensamos que los teléfonos móviles y las redes sociales han existido siempre, y le puedo asegurar que antes el periódico también salía todos los días. —¿Cómo era la ciudad en 1985?—La capacidad de desplazamiento de la gente era mucho más limitada y el Corpus era una fiesta más para los toledanos. Hoy en día, como ocurre con todo, se ha universalizado. En aquellos tiempos, la feria se celebraba en la Vega y ahora es impensable. Que esa fue otra de las polémicas que hubo, el traslado a La Peraleda. También hay que pensar que la ciudad era muy diferente. Cuando estaba en el seminario, allá por los años 70, los fines de semana íbamos a los Campos de Don Gregorio, donde está la actual avenida de Europa, y entonces no existía nada. —¿Algún Corpus que recuerde con especial cariño?—Lo bueno del Corpus es que es lo mismo, pero cada año es distinto. No tengo especiales recuerdos de ninguno, todos buenos. —¿Cuál va a ser la ruta este año?—Tengo pensado volver a la delegación de ABC, si me dejan. Que hay que decir que ABC ha tenido tres sedes y las tres han estado en la carrera oficial: en la calle Alfonso XII, en la calle Trinidad y, desde hace 25 años, en la plaza de Zocodover, que es el centro neurálgico de la procesión. La única parada que hace la Custodia es en el Arco de la Sangre. Por la tarde iré a los toros, que hay una gran expectación con el cartel (Morante, Roca Rey y Tomás Rufo). Y algo que nadie se debe perder es la víspera del jueves, de la que siempre tengo los mejores recuerdos, aunque siendo periodista es un peligro porque te puedes dejar llevar y al día siguiente hay que estar al pie del cañón desde temprano. —¿Quién le hubiera gustado que le viera pronunciar el pregón?—Mis padres. Gracias a ellos conocí el Corpus y estaría encantado de que me escucharan las vivencias que he tenido en Toledo. Fíjese que, cuando estudiaba en el seminario, para desplazarme a la ciudad desde mi pueblo, Alameda de la Sagra, sólo había dos medios de transporte: el autobús y el tren de la estación Alameda-Pantoja, ya desaparecida.
El que fuera delegado de ABC en la ciudad durante varias décadas da este miércoles el pregón con el que se inicia la gran fiesta toledana
Quien le iba a decir a aquel niño llegado al Seminario Menor desde Alameda de la Sagra que un día sería el pregonero del Corpus Christi. Cuántas páginas de periódico se han escrito desde entonces, muchas con su firma, hasta desembocar hoy, a las 20:00 horas, en el Patio de Covarrubias de San Pedro Mártir, el lugar elegido para que Antonio González Jerez, de 66 años, delegado de ABC en la ciudad durante varias décadas y ahora en la reserva, descorche el champán de la gran fiesta de Toledo.
—¿Cómo lleva la jubilación y el estreno como abuelo?
—Nunca piensas que va a llegar la jubilación hasta que llega. La verdad es que estoy gestionando la nueva etapa poco a poco, y hay oficios en los que la jubilación es muy relativa. En el caso de los periodistas, si la noticia pasa por delante de ti creo que es imposible que te quedes quieto. De momento, mato el gusanillo con reportajes, entrevistas e informaciones que pueden aportar al periódico. En cuanto a lo de ser abuelo, ha sido de las cosas más maravillosas que me han pasado. Siempre te lo dicen, pero hasta que no lo sientes por ti mismo no te das cuenta. Tengo una nieta preciosa, estoy esperando la segunda y muy feliz. Creo que esto también me ha ayudado bastante a sobrellevar el cambio brusco que ha supuesto la jubilación después de 40 años en una redacción.
—¿Qué es lo que más echa de menos?
—Pues aunque pueda parecer contradictorio, ese estrés que te genera el día a día. No sé si es una manera de ser un poco masoquista, pero es así.
—¿Qué supone ser el pregonero del Corpus y cómo se lo comunicaron?
—Recibí una llamada del Ayuntamiento y nunca piensas que te va a tocar. Siempre me ha tocado contar que han sido otros los pregoneros. Es un honor y también una gran responsabilidad. Se trata de la gran fiesta de Toledo, y por lo menos habrá que dar un poco de nivel al momento.
—¿Qué significa el Corpus para usted?
—Es la fiesta que más he vivido y con más intensidad. Es muy diversa: aúna religiosidad, arte, tradición y diversión. Me parece, además, que es capaz de transformar la ciudad. El Casco parece otro. Luego los periodistas vivimos el Corpus de una manera diferente; estamos obligados a contarlo y tratamos de hacerlo tal y como lo percibimos para conectar con la gente. Y respecto a otros temas de la actualidad, plenos de confrontación, del Corpus informamos con un ánimo positivo y es una información de servicio público: ayudas al ciudadano a saber todos los aspectos del programa. Por ejemplo, dónde puedes comprar las sillas del Corpus o a qué hora son los conciertos.
—Sin desvelar el pregón, imagino que el periodismo tendrá un papel protagonista.
—Totalmente. El Corpus y el periodismo es un binomio indisociable; esta fiesta siempre ha estado presente en los medios de comunicación.
—Estudió en el Seminario Menor de Toledo de niño. ¿Tiene recuerdos del primer Corpus que vivió?.
—Tengo una experiencia de total protagonista que contaré en el pregón. Después crecí, hubo un alejamiento y luego ya volví en 1985, cuando entré en la redacción del diario Ya. Mis primeros Corpus fueron de máquina de escribir y carrete de fotos. Pensamos que los teléfonos móviles y las redes sociales han existido siempre, y le puedo asegurar que antes el periódico también salía todos los días.
—¿Cómo era la ciudad en 1985?
—La capacidad de desplazamiento de la gente era mucho más limitada y el Corpus era una fiesta más para los toledanos. Hoy en día, como ocurre con todo, se ha universalizado. En aquellos tiempos, la feria se celebraba en la Vega y ahora es impensable. Que esa fue otra de las polémicas que hubo, el traslado a La Peraleda. También hay que pensar que la ciudad era muy diferente. Cuando estaba en el seminario, allá por los años 70, los fines de semana íbamos a los Campos de Don Gregorio, donde está la actual avenida de Europa, y entonces no existía nada.
—¿Algún Corpus que recuerde con especial cariño?
—Lo bueno del Corpus es que es lo mismo, pero cada año es distinto. No tengo especiales recuerdos de ninguno, todos buenos.
—¿Cuál va a ser la ruta este año?
—Tengo pensado volver a la delegación de ABC, si me dejan. Que hay que decir que ABC ha tenido tres sedes y las tres han estado en la carrera oficial: en la calle Alfonso XII, en la calle Trinidad y, desde hace 25 años, en la plaza de Zocodover, que es el centro neurálgico de la procesión. La única parada que hace la Custodia es en el Arco de la Sangre. Por la tarde iré a los toros, que hay una gran expectación con el cartel (Morante, Roca Rey y Tomás Rufo). Y algo que nadie se debe perder es la víspera del jueves, de la que siempre tengo los mejores recuerdos, aunque siendo periodista es un peligro porque te puedes dejar llevar y al día siguiente hay que estar al pie del cañón desde temprano.
—¿Quién le hubiera gustado que le viera pronunciar el pregón?
—Mis padres. Gracias a ellos conocí el Corpus y estaría encantado de que me escucharan las vivencias que he tenido en Toledo. Fíjese que, cuando estudiaba en el seminario, para desplazarme a la ciudad desde mi pueblo, Alameda de la Sagra, sólo había dos medios de transporte: el autobús y el tren de la estación Alameda-Pantoja, ya desaparecida.
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