Pasa cuando se pierde, y más de forma tan catastrófica como la del Sánchez Pizjuán, que los mejores son los que no pudieron estar sobre el campo. Raphinha, Lamine Yamal, Fermín, Joan Garcia y Gavi –por el orden en el que se espera que reaparezcan– son bajas de mucho peso y desde el domingo son vistos con poderes mesiánicos. Pero aún hay un futbolista más añorado que los lesionados en este inicio de temporada del Barça. Y ese es Iñigo Martínez, que lo mira todo desde la barrera de Riad, muy lejos.
A 8 días del inicio de la Liga y apremiado por conseguir ‘fair play’, el club se desprendió del vasco, de 34 años, sin pedir traspaso por un pacto verbal
Pasa cuando se pierde, y más de forma tan catastrófica como la del Sánchez Pizjuán, que los mejores son los que no pudieron estar sobre el campo. Raphinha, Lamine Yamal, Fermín, Joan Garcia y Gavi –por el orden en el que se espera que reaparezcan– son bajas de mucho peso y desde el domingo son vistos con poderes mesiánicos. Pero aún hay un futbolista más añorado que los lesionados en este inicio de temporada del Barça. Y ese es Iñigo Martínez, que lo mira todo desde la barrera de Riad, muy lejos.
El sensible vacío que dejó la salida del central vasco no se ha llenado. El Barcelona defiende peor. Ha recibido 12 goles, la mitad de ellos en los dos últimos partidos, perdidos ante el PSG y el Sevilla.
El origen del pacto de caballeros
En el 2023, Iñigo firmó por dos años pero aceptó que el Barça solo le inscribiese el primero
La solución no es fácil. Hansi Flick aún no ha podido encontrar un nuevo líder para la zaga. En los diez encuentros de esta campaña, el técnico del Barcelona ha probado ya cuatro parejas de centrales de inicio.
Iñigo Martínez se marchó en agosto, a ocho días de que el equipo blaugrana debutase en la Liga, en una operación, vista con perspectiva, cuestionable deportiva y económicamente.
El defensa aterrizó en el Barcelona el verano del 2023 tras acabar su contrato en el Athletic Club. Llegó libre y en el club le permitieron marcharse de la misma manera, con la carta de libertad, a pesar de que le quedaba un año de contrato. Un pacto de caballeros que también se invocó con Gündogan en el 2024 pero que no se utilizó para Aubameyang (traspasado al Chelsea tras apenas seis meses por 14 millones) y Kessié (vendido al Al-Ahli saudí cuando solo llevaba un curso en el club), que también llegaron a coste cero.
El panorama del 8 de agosto
Cuando el Barça aceptó dejarle ir, no había inscrito a nadie y su único portero con ficha y sano era Iñaki Peña
El caso del centrocampista marfileño es el que tiene más similitudes con Iñigo pues ambos hicieron las maletas para recalar en la caudalosa liga saudí, que si de algo ha hecho gala sin esconderse lo más mínimo es de no tener problemas de dinero. Con Kessié se lograron ingresar 12,5 millones en la operación mientras que para la salida del defensa vasco no se pidió dinero alguno al Al-Nassr.

Mané Espinosa / Propias
¿Pero por qué no se luchó más para conseguir una contraprestación económica? ¿Por qué se le dejó marchar cuando era un jugador con mucha ascendencia sobre la plantilla?
Hay que rebobinar al inicio. En su día Iñigo Martínez firmó por dos años pero el Barcelona, excedido en la masa salarial, tenía problemas para inscribir a sus fichajes en LaLiga. A Iñigo se le propuso que solo le inscribirían el primero de los dos años y después, cuando se generase más espacio, el segundo. Y él aceptó pero se lo apuntó.
Sin ofertas por Christensen y Araújo
El adiós del defensa, el tercero más veterano, liberó 14 millones de masa salarial
La temporada pasada, tras superar la fascitis plantar que no le dejó rendir con Xavi, fue clave a las órdenes de Hansi Flick, con el que disputó 46 partidos, todos menos uno de titular, como central zurdo. En la negociación por renovarle un año más, se sacó el tema de la inscripción y, como deferencia, se alcanzó un acuerdo verbal de facilitarle la salida en caso de que llegase una oferta suculenta del Golfo.
Esa propuesta apareció, pero no en junio sino en agosto, en plena gira asiática, donde Iñigo no jugó los dos últimos partidos. En teoría, por fatiga.
Sin ofertas por otros centrales como Christensen ni Araújo, la cúpula deportiva tuvo en cuenta que el vasco tenía 34 años y era el tercer futbolista más veterano del vestuario, solo superado por los dos polacos: Lewandowski y Szczesny.
También llegó gratis y también se fue a Arabia Saudí
Su caso se asemeja al de Kessié pero el marfileño sí que fue vendido al Al-Ahli por 12,5 millones
Pero sobre todo pesó que, a 8 de agosto, aún no se había podido inscribir a ninguna de las incorporaciones ni de las renovaciones. De hecho, en aquel momento, el único portero sano y con ficha que tenía el Barça era… Iñaki Peña.
El adiós de Iñigo Martínez –al equipo de Cristiano Ronaldo– liberó 14 millones de espacio de fair play y horas antes del debut en el campo del Mallorca Joan Garcia y Rashford tuvieron ficha. Szczesny y Gerard Martín aún tardaron dos jornadas en poder alinearse, tras las salidas de Iñaki Peña y Oriol Romeu.
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