“El fin justifica los medios”. Maquivelo
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“El fin justifica los medios”. Maquivelo
Un año antes del Mundial de Qatar algunos se preguntaban si se habría de boicotear un torneo en un país dictatorial en el que, entre otras barbaridades, se reprimía a inmigrantes de India y Bangladesh. ¿Nos preguntaremos hoy, a un año del Mundial de Estados Unidos, si deberíamos boicotear un torneo en un país dictatorial en el que, entre otras barbaridades, se reprime a inmigrantes de México y Venezuela?
Y otra cosa. Se cambió la fecha del Mundial de Qatar de junio a diciembre debido al calor extremo que hace allá en verano. ¿Se tendrá que cambiar la del Mundial de Estados Unidos ya que en el ensayo que se está llevando a cabo hoy, el llamado “Mundial de Clubs”, han tenido que demorar los inicios de partidos por más de dos horas, o interrumpirlos durante largos períodos, debido al salvajismo meteorológico? Más dudas. Conociendo los caprichos del Emir Donald, ¿podemos confiar en que se aplicarán con rigor las reglas del fútbol y que no se torcerán a favor de la gran causa, ‘Make America Great Again’?
Digo, ¿qué tal si el día anterior a un partido entre Estados Unidos y México se expulsara del país a los jugadores mexicanos? ¿O se construyera un “big beautiful wall”, un gran y bello muro, delante de la portería de Team USA? Una posible derrota de Estados Unidos contra su otro país vecino ofrecería otro tipo de solución. Trump invade Canadá, declara que es el estado número 51 y listo. Estados Unidos pasa a la siguiente ronda.
Otra posibilidad. Por cada gol que marque una selección europea Trump sube los aranceles contra el país que representa por un 10 por ciento. Las cifras exactas se podrían negociar, claro, a cambio de, por ejemplo, regalar a Trump un remodelado Airbus 380.

Doug Mills / Ap-LaPresse
En el caso de que, pese a todos los obstáculos en contra, algún equipo venciese a Estados Unidos, lo más probable sería que Trump negase el resultado y exigiera un recuento. Si aún así no se saliese con la suya enviaría al árbitro y a los señores del VAR a una prisión de máxima seguridad en El Salvador. Como último recurso: manda una horda armada a atacar el hotel del equipo vencedor.
Trump tiene sus países predilectos, aquellos que querrá que avancen con dignidad en el torneo
Trump tiene sus países predilectos, aquellos que querrá que avancen con dignidad en el torneo, quizá incluso hasta la final. Rusia gozaría de ciertos beneficios. Si el rival fuese Ucrania, por ejemplo, solo los rusos podrían jugar con pistolas. Israel contaría con la ayuda de un árbitro con órdenes de expulsar a todos los jugadores del equipo enemigo, una variante de la práctica habitual con los palestinos, y, si fuesen de Irán, de mandar a que coloquen una bomba en su vestuario. Arabia Saudí: pues, acorde con las leyes sharía que Trump desearía imponer en su tierra, les amputan los pies a los rivales.
Otro país al que Trump podría favorecer es España, siempre y cuando de aquí a un año Pedro Sánchez no siga en el poder y lo haya reemplazado Isabel Díaz Ayuso. Hoy el hombre naranja le tiene una especial inquina a España dado el rechazo de Sánchez a pagar la cuota que le exige hacia los gastos de la OTAN.
O sea que una de dos.
Si Sánchez sigue, España, aún siendo la favorita para ganar la Copa del Mundo, sufre. Su mejor jugador, de origen y aspecto marroquí, es encarcelado en Guantánamo o deportado a Gaza. A los demás se les explica que si no se dejan perder se les expropia todos sus bienes, más que suficiente, dado lo que ganan los futbolistas, para cubrir los millones que pide la OTAN.
Si la trumpista Ayuso es presidenta de gobierno a España se le darían todas las facilidades
En cambio, si la trumpista (‘Make Spain Great Again’) Ayuso es presidenta de gobierno a España se le darían todas las facilidades. Á diferencia de lo que (dicen) padeció el Real Madrid la temporada pasada, tendría los árbitros siempre a favor. Con tal de que España se rindiera en la final contra Estados Unidos, se podría ofrecer el incentivo de garantizar el secuestro y la extradición de Carles Puigdemont, también a la cárcel de El Salvador, por las fuerzas especiales estadounidenses. O por el Mosad.
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Al final Trump se quedaría con el trofeo dorado que le corresponde al ganador del Mundial y lo colocaría en unos de los cuartos de baño de su mansión, Mar-a-Lago. Todo, todo lo que él quiera, con el beneplácito de su lameculos internacional número uno, el presidente de la FIFA Gianni Infantino.
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