La derrota por 30-25 ante el Nantes en la final de consolación de Colonia, tras la cruel caída en la semifinal ante la bestia negra del Magdeburgo (30-31), puso el epitafio al cuarto episodio de la etapa de Carlos Ortega, el elegido por Joan Laporta –asesorado por Enric Masip y Valero Rivera– para borrar el sello Xavi Pascual y dar continuidad a la hegemonía blaugrana.
El conjunto blaugrana inicia un nuevo ciclo de Ortega con la salida de 10 jugadores
La derrota por 30-25 ante el Nantes en la final de consolación de Colonia, tras la cruel caída en la semifinal ante la bestia negra del Magdeburgo (30-31), puso el epitafio al cuarto episodio de la etapa de Carlos Ortega, el elegido por Joan Laporta –asesorado por Enric Masip y Valero Rivera– para borrar el sello Xavi Pascual y dar continuidad a la hegemonía blaugrana.
Se cerraba en Colonia un ciclo de cuatro años del proyecto del técnico malagueño, ilustrado con la salida de una tacada de 10 jugadores de los 20 de la plantilla, en el mayor éxodo que ha conocido la sección blaugrana. El club pretende propiciar con este borrón y cuenta nueva una profunda renovación del plan que sigue confiando en Ortega. Y, a la vez, liquida otra buena parte de los últimos vestigios de la era Pasqui. Pero no todos: 7 de los 9 que se quedan son hijos deportivos del técnico catalán.
Al técnico le tocará gestionar el cambio generacional, con su sello, con 7 nuevos y la restricción económica
La lista de las salidas es significativa, tanto por el calado de algunos nombres como por los motivos de la no continuidad. Así, se marchan jugadores emblemáticos como el excapitán Gonzalo Pérez de Vargas (34), uno de los mejores porteros del mundo, que se va al Kiel al no quererle renovar el club blaugrana por su política de contención económica; también el histórico Aitor Ariño (32), el jugador con más trofeos en el balonmano blaugrana (74), no renovado tras 20 años en el club por no contar para Ortega; o el brasileño Thiagus Petrus (36), que tras siete temporadas de blaugrana no recibió ninguna oferta. Ortega lo castigaba ayer en la grada, sin poder jugar su último partido de blaugrana. “El entrenador ha decidido, por lo que sea, que no jugara”, se despedía el defensa, fichado por Pasqui en el 2019 del Wisla Plock. “La gente que decide lo ha decidido y es así. He tenido que buscarme la vida y ya está”, comentaba a La Vanguardia sin querer dar más razones de su adiós. Él quería seguir.
También sorprende la salida de Melvyn Richardson (28), uno de los mejores laterales, zurdo polivalente, que ha tirado del carro tantas veces, como ayer, con 8 goles, supliendo el liderazgo de un mermado Mem.
Estos cuatro jugadores, de gran peso en el equipo, eran parte de la herencia que dejó Pasqui (destituido en mayo del 2021, junto al mánager David Barrufet), una huella “que siguen queriendo liquidar”, señalan desde el vestuario. A ellos se sumarán en junio del 2026 las bajas de Emil Nielsen (Veszprém) y Domen Makuc (Kiel), otros dos hijos de Pasqui.
Completan la lista de 10 salidas seis jugadores que llegaron bajo el mando de Ortega como Hampus Wanne (lo fichó Barrufet), Pol Valera, Javi Rodríguez, Juan Palomino, Jaime Gallego y Vincent Gérard (contratado para suplir a Pérez de Vargas).
Con las salidas y la llegada de siete caras nuevas (los cedidos Ian Barrufet y Djordje Cikussa, el recuperado Ludo Fàbregas, Viktor Hallgrímsson, Seif Elderaa, Jordi Fernández y Òscar Grau, del B), Ortega podrá disponer de una plantilla más a su gusto, acorde a su sello, aunque con las restricciones económicas de la sección. Hasta ahora le había tocado administrar la herencia recibida de Pasqui –y con buena mano, manteniendo la hegemonía española y logrando dos Champions en cuatro años–. Ahora deberá gestionar el cambio generacional, con un puñado de canteranos de calidad, fichajes de su cuerda y la vieja guardia dePasqui (Mem, N’Guessan, Fàbregas, Aleix Gómez, Frade). Todo ello, con la exigencia de un club donde solo vale ganar.
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