No vamos a poner en duda que las vacaciones son uno de los momentos (sino el que más) más esperados del año. Esos días en los que nos visualizamos disfrutando del ‘ dolce far niente ‘, cada cual en su destino elegido, logrando eso que varios estudios respaldan: una disminución del estrés y mejora del bienestar, un aumento de la felicidad y del relax. Una investigación de la Universidad de California encontró que el impacto positivo en la salud mental al marcharse de vacaciones puede durar hasta dos meses después del regreso. Otro de la American Psychological Association, destaca la capacidad de este periodo para reducir el burnout y mejorar la productividad a largo plazo. Sin embargo, la presión por «aprovechar al máximo» cada día de las vacaciones puede traer consigo momentos de estrés y ansiedad. Este fenómeno, conocido como burnout de ocio , describe el agotamiento emocional que aparece cuando la búsqueda constante de experiencias veraniegas perfectas sustituye al verdadero descanso.Noticias relacionadas estandar No Cómo armonizar tu hogar según el Feng Shui este verano Melissa González estandar Si Libros de bienestar para llevar a la playa Tres obras para conocer cómo funciona tu interior y tomar mejores decisiones Raquel Alcolea«El deseo de exprimir cada minuto de las vacaciones puede ser más fuente de estrés que de disfrute perjudicando nuestro bienestar emocional, por lo que resulta esencial aprender a gestionar las expectativas y basar nuestra agenda y planes en la apetencia y no la autoexigencia o productividad de disfrute. Es importante priorizar momentos de descanso real para evitar caer en el agotamiento incluso en vacaciones », comenta Jorge Buenavida, psicólogo del Servicio de la Promoción de Salud de Sanitas.En este contexto, Jorge añade que las redes sociales han intensificado esta sensación de obligación: «La exposición continua a imágenes de viajes idílicos y agendas llenas de planes despierta la sensación de estar perdiendo oportunidades, lo que conduce a comparaciones constantes y a una necesidad de sobreplanificar el tiempo libre».Las «emociones feas»Las emociones que afloran cuando esto pasa no nos gustan, y resulta más frustrante aún si es verano, cuando «se supone» que hay que disfrutar y estar felices. Teo Luna, profesor experto en mindfulness y colaborador de Petit BamBou indica cuáles son:1. Estrés . «En primer lugar, el estrés generado por cerrar todas las tareas pendientes antes de partir. Esta sensación de responsabilidad excesiva, a veces se traduce en más horas de trabajo, menos descanso y conflictos tanto en el ámbito laboral como en el familiar», dice Teo. Otra fuente de posible estrés es la preparación de las vacaciones: a medida que se acerca el día de partida, la lista de cosas por hacer parece interminable.2. Pérdida de control . El cambio radical de nuestras rutinas puede sentirse como una pérdida de control, requiriendo un mayor esfuerzo para adaptarnos y ser flexibles ante los imprevistos. Esto está estrechamente relacionado con cómo hemos vivido el resto del año; si nuestro nivel de estrés ha sido alto, la mente no entiende por qué, de repente, estamos tumbados sin hacer nada y sigue buscando problemas que resolver, manteniendo un alto nivel de alerta. «Necesitamos tiempo para reconocer el cambio y adaptar nuestro ritmo a la nueva situación. Esta brusca adaptación es la razón por la cual es común enfermar al inicio de las vacaciones», dice.3. Tristeza, ansiedad o culpa . Nuestro estado emocional también puede verse afectado y aparecer estas emociones por «no estar produciendo», e incluso ira ante el desagrado experimentado, o estados de euforia exagerada que nos desconectan de la realidad, cuenta Teo Luna.4. Conflictos con el entorno . Estos cambios no solo nos afectan a nosotros, sino también a nuestra pareja, familia y amigos: «Las vacaciones alteran nuestras relaciones, pudiendo generar problemas derivados de la convivencia diaria y el cambio de responsabilidades. Pasamos más tiempo, y de mayor intensidad, con nuestros seres queridos, lo que requiere una dosis extra de autorregulación, empatía, paciencia y comprensión».5. Falta de desconexión tecnológica . Cuánto nos cuesta hacer un détox digital, ¿verdad? Y, sin embargo, el verano es la mejor época para ello. «El dispositivo nos recuerda constantemente los correos, llamadas, noticias y aquello que pasa en redes sociales, dificultando esa desconexión», opina el colaborador de Petit BamBou.«Todo esto hace que nuestro periodo de descanso sea más complicado que en generaciones anteriores y requiera mayor intención y propósito, pero a pesar de estos desafíos, los periodos de ocio y disfrute son absolutamente necesarios. Aquí es donde entra la práctica de meditación», revela Teo Luna.Para prevenir el burnout veraniegoEl experto en psicología Jorge Buenavida propone varias ideas para prevenir y gestionar el burnout en esta época del año:- Redefinir el concepto de descanso : disfrutar de las vacaciones no significa necesariamente llenar el calendario de actividades. Reservar tiempo para pausas y momentos de tranquilidad ayuda a reponer energía mental y física, evitando así la fatiga acumulada por el exceso de estímulos. Permitirse espacios de calma es tan importante como cualquier plan social o viaje.- Fomentar la desconexión digital : limitar la exposición a redes sociales durante las vacaciones puede mitigar la presión de compararse con la vida de los demás. Por ello, dedicar momentos del día a estar offline facilita que la atención se centre en el presente y en las propias experiencias, sin la constante necesidad de validación externa.- Escuchar las propias necesidades : organizar las vacaciones teniendo en cuenta las apetencias reales, más allá de las expectativas sociales o familiares, permite priorizar el bienestar personal. En este sentido, reflexionar sobre qué actividades generan un disfrute verdadero contribuye a evitar la sensación de obligación o sobrecarga.- Aprender a decir ‘no’ : rechazar compromisos que no resultan apetecibles es clave para proteger el equilibrio emocional. Establecer límites claros con el entorno posibilita disfrutar de un tiempo libre más reparador y evita la sensación de estar cumpliendo con una agenda impuesta.- Probar técnicas de relajación : incorporar actividades como el yoga, la meditación o simplemente paseos en la naturaleza favorece un estado de calma y disminuye los niveles de estrés. Estas prácticas pueden convertirse en aliados para afrontar la ansiedad derivada de una agenda de ocio altamente exigente.«Durante el verano, muchas personas sienten que deben rendir incluso en su tiempo libre, como si descansar fuera una dualidad entre la obligación o el fracaso. Detectar estas dinámicas, entender que la productividad es mucho más que «aprovechar» el tiempo o medirnos bajo criterios que son «adecuados» y otros que no es uno de los primeros pasos para romper la meritocracia y vivir unas vacaciones verdaderamente reparadoras y basadas en el deseo», concluye Jorge Buenavida.La meditación, el S.O.S del relax veraniegoPara el experto, meditar es el aliado ideal a la hora de disminuir esas emociones no deseadas y lograr otras positivas:- Parar . Necesitamos hacer pausas incluso durante las vacaciones. Al parar, permitimos que nuestra mente reconozca cada momento de manera más clara, facilitando la conciencia del periodo de descanso.- Calma y relajación . La meditación propicia estados de tranquilidad y calma, conectándonos con el verdadero propósito de las vacaciones: tener paz para disfrutar de las personas y lugares donde estamos.- Regulación emocional . La calma y conciencia nos permiten reconocer y regular nuestras emociones más intensas, mejorando la gestión de las situaciones.- Profundidad en las experiencias . La presencia plena hace que todo se vuelva más intenso y vívido. Hasta las experiencias más sencillas se vuelven cautivadoras.- Conexión en las relaciones . La calma nos permite ver a los demás de manera más amable y benevolente, reduciendo el estrés y los conflictos. No vamos a poner en duda que las vacaciones son uno de los momentos (sino el que más) más esperados del año. Esos días en los que nos visualizamos disfrutando del ‘ dolce far niente ‘, cada cual en su destino elegido, logrando eso que varios estudios respaldan: una disminución del estrés y mejora del bienestar, un aumento de la felicidad y del relax. Una investigación de la Universidad de California encontró que el impacto positivo en la salud mental al marcharse de vacaciones puede durar hasta dos meses después del regreso. Otro de la American Psychological Association, destaca la capacidad de este periodo para reducir el burnout y mejorar la productividad a largo plazo. Sin embargo, la presión por «aprovechar al máximo» cada día de las vacaciones puede traer consigo momentos de estrés y ansiedad. Este fenómeno, conocido como burnout de ocio , describe el agotamiento emocional que aparece cuando la búsqueda constante de experiencias veraniegas perfectas sustituye al verdadero descanso.Noticias relacionadas estandar No Cómo armonizar tu hogar según el Feng Shui este verano Melissa González estandar Si Libros de bienestar para llevar a la playa Tres obras para conocer cómo funciona tu interior y tomar mejores decisiones Raquel Alcolea«El deseo de exprimir cada minuto de las vacaciones puede ser más fuente de estrés que de disfrute perjudicando nuestro bienestar emocional, por lo que resulta esencial aprender a gestionar las expectativas y basar nuestra agenda y planes en la apetencia y no la autoexigencia o productividad de disfrute. Es importante priorizar momentos de descanso real para evitar caer en el agotamiento incluso en vacaciones », comenta Jorge Buenavida, psicólogo del Servicio de la Promoción de Salud de Sanitas.En este contexto, Jorge añade que las redes sociales han intensificado esta sensación de obligación: «La exposición continua a imágenes de viajes idílicos y agendas llenas de planes despierta la sensación de estar perdiendo oportunidades, lo que conduce a comparaciones constantes y a una necesidad de sobreplanificar el tiempo libre».Las «emociones feas»Las emociones que afloran cuando esto pasa no nos gustan, y resulta más frustrante aún si es verano, cuando «se supone» que hay que disfrutar y estar felices. Teo Luna, profesor experto en mindfulness y colaborador de Petit BamBou indica cuáles son:1. Estrés . «En primer lugar, el estrés generado por cerrar todas las tareas pendientes antes de partir. Esta sensación de responsabilidad excesiva, a veces se traduce en más horas de trabajo, menos descanso y conflictos tanto en el ámbito laboral como en el familiar», dice Teo. Otra fuente de posible estrés es la preparación de las vacaciones: a medida que se acerca el día de partida, la lista de cosas por hacer parece interminable.2. Pérdida de control . El cambio radical de nuestras rutinas puede sentirse como una pérdida de control, requiriendo un mayor esfuerzo para adaptarnos y ser flexibles ante los imprevistos. Esto está estrechamente relacionado con cómo hemos vivido el resto del año; si nuestro nivel de estrés ha sido alto, la mente no entiende por qué, de repente, estamos tumbados sin hacer nada y sigue buscando problemas que resolver, manteniendo un alto nivel de alerta. «Necesitamos tiempo para reconocer el cambio y adaptar nuestro ritmo a la nueva situación. Esta brusca adaptación es la razón por la cual es común enfermar al inicio de las vacaciones», dice.3. Tristeza, ansiedad o culpa . Nuestro estado emocional también puede verse afectado y aparecer estas emociones por «no estar produciendo», e incluso ira ante el desagrado experimentado, o estados de euforia exagerada que nos desconectan de la realidad, cuenta Teo Luna.4. Conflictos con el entorno . Estos cambios no solo nos afectan a nosotros, sino también a nuestra pareja, familia y amigos: «Las vacaciones alteran nuestras relaciones, pudiendo generar problemas derivados de la convivencia diaria y el cambio de responsabilidades. Pasamos más tiempo, y de mayor intensidad, con nuestros seres queridos, lo que requiere una dosis extra de autorregulación, empatía, paciencia y comprensión».5. Falta de desconexión tecnológica . Cuánto nos cuesta hacer un détox digital, ¿verdad? Y, sin embargo, el verano es la mejor época para ello. «El dispositivo nos recuerda constantemente los correos, llamadas, noticias y aquello que pasa en redes sociales, dificultando esa desconexión», opina el colaborador de Petit BamBou.«Todo esto hace que nuestro periodo de descanso sea más complicado que en generaciones anteriores y requiera mayor intención y propósito, pero a pesar de estos desafíos, los periodos de ocio y disfrute son absolutamente necesarios. Aquí es donde entra la práctica de meditación», revela Teo Luna.Para prevenir el burnout veraniegoEl experto en psicología Jorge Buenavida propone varias ideas para prevenir y gestionar el burnout en esta época del año:- Redefinir el concepto de descanso : disfrutar de las vacaciones no significa necesariamente llenar el calendario de actividades. Reservar tiempo para pausas y momentos de tranquilidad ayuda a reponer energía mental y física, evitando así la fatiga acumulada por el exceso de estímulos. Permitirse espacios de calma es tan importante como cualquier plan social o viaje.- Fomentar la desconexión digital : limitar la exposición a redes sociales durante las vacaciones puede mitigar la presión de compararse con la vida de los demás. Por ello, dedicar momentos del día a estar offline facilita que la atención se centre en el presente y en las propias experiencias, sin la constante necesidad de validación externa.- Escuchar las propias necesidades : organizar las vacaciones teniendo en cuenta las apetencias reales, más allá de las expectativas sociales o familiares, permite priorizar el bienestar personal. En este sentido, reflexionar sobre qué actividades generan un disfrute verdadero contribuye a evitar la sensación de obligación o sobrecarga.- Aprender a decir ‘no’ : rechazar compromisos que no resultan apetecibles es clave para proteger el equilibrio emocional. Establecer límites claros con el entorno posibilita disfrutar de un tiempo libre más reparador y evita la sensación de estar cumpliendo con una agenda impuesta.- Probar técnicas de relajación : incorporar actividades como el yoga, la meditación o simplemente paseos en la naturaleza favorece un estado de calma y disminuye los niveles de estrés. Estas prácticas pueden convertirse en aliados para afrontar la ansiedad derivada de una agenda de ocio altamente exigente.«Durante el verano, muchas personas sienten que deben rendir incluso en su tiempo libre, como si descansar fuera una dualidad entre la obligación o el fracaso. Detectar estas dinámicas, entender que la productividad es mucho más que «aprovechar» el tiempo o medirnos bajo criterios que son «adecuados» y otros que no es uno de los primeros pasos para romper la meritocracia y vivir unas vacaciones verdaderamente reparadoras y basadas en el deseo», concluye Jorge Buenavida.La meditación, el S.O.S del relax veraniegoPara el experto, meditar es el aliado ideal a la hora de disminuir esas emociones no deseadas y lograr otras positivas:- Parar . Necesitamos hacer pausas incluso durante las vacaciones. Al parar, permitimos que nuestra mente reconozca cada momento de manera más clara, facilitando la conciencia del periodo de descanso.- Calma y relajación . La meditación propicia estados de tranquilidad y calma, conectándonos con el verdadero propósito de las vacaciones: tener paz para disfrutar de las personas y lugares donde estamos.- Regulación emocional . La calma y conciencia nos permiten reconocer y regular nuestras emociones más intensas, mejorando la gestión de las situaciones.- Profundidad en las experiencias . La presencia plena hace que todo se vuelva más intenso y vívido. Hasta las experiencias más sencillas se vuelven cautivadoras.- Conexión en las relaciones . La calma nos permite ver a los demás de manera más amable y benevolente, reduciendo el estrés y los conflictos.
No vamos a poner en duda que las vacaciones son uno de los momentos (sino el que más) más esperados del año. Esos días en los que nos visualizamos disfrutando del ‘dolce far niente‘, cada cual en su destino elegido, logrando eso que … varios estudios respaldan: una disminución del estrés y mejora del bienestar, un aumento de la felicidad y del relax. Una investigación de la Universidad de California encontró que el impacto positivo en la salud mental al marcharse de vacaciones puede durar hasta dos meses después del regreso. Otro de la American Psychological Association, destaca la capacidad de este periodo para reducir el burnout y mejorar la productividad a largo plazo.
Sin embargo, la presión por «aprovechar al máximo» cada día de las vacaciones puede traer consigo momentos de estrés y ansiedad. Este fenómeno, conocido como burnout de ocio, describe el agotamiento emocional que aparece cuando la búsqueda constante de experiencias veraniegas perfectas sustituye al verdadero descanso.
«El deseo de exprimir cada minuto de las vacaciones puede ser más fuente de estrés que de disfrute perjudicando nuestro bienestar emocional, por lo que resulta esencial aprender a gestionar las expectativas y basar nuestra agenda y planes en la apetencia y no la autoexigencia o productividad de disfrute. Es importante priorizar momentos de descanso real para evitar caer en el agotamiento incluso en vacaciones», comenta Jorge Buenavida, psicólogo del Servicio de la Promoción de Salud de Sanitas.
En este contexto, Jorge añade que las redes sociales han intensificado esta sensación de obligación: «La exposición continua a imágenes de viajes idílicos y agendas llenas de planes despierta la sensación de estar perdiendo oportunidades, lo que conduce a comparaciones constantes y a una necesidad de sobreplanificar el tiempo libre».
Las «emociones feas»
Las emociones que afloran cuando esto pasa no nos gustan, y resulta más frustrante aún si es verano, cuando «se supone» que hay que disfrutar y estar felices. Teo Luna, profesor experto en mindfulness y colaborador de Petit BamBou indica cuáles son:
1. Estrés. «En primer lugar, el estrés generado por cerrar todas las tareas pendientes antes de partir. Esta sensación de responsabilidad excesiva, a veces se traduce en más horas de trabajo, menos descanso y conflictos tanto en el ámbito laboral como en el familiar», dice Teo. Otra fuente de posible estrés es la preparación de las vacaciones: a medida que se acerca el día de partida, la lista de cosas por hacer parece interminable.
2. Pérdida de control. El cambio radical de nuestras rutinas puede sentirse como una pérdida de control, requiriendo un mayor esfuerzo para adaptarnos y ser flexibles ante los imprevistos. Esto está estrechamente relacionado con cómo hemos vivido el resto del año; si nuestro nivel de estrés ha sido alto, la mente no entiende por qué, de repente, estamos tumbados sin hacer nada y sigue buscando problemas que resolver, manteniendo un alto nivel de alerta. «Necesitamos tiempo para reconocer el cambio y adaptar nuestro ritmo a la nueva situación. Esta brusca adaptación es la razón por la cual es común enfermar al inicio de las vacaciones», dice.
3. Tristeza, ansiedad o culpa. Nuestro estado emocional también puede verse afectado y aparecer estas emociones por «no estar produciendo», e incluso ira ante el desagrado experimentado, o estados de euforia exagerada que nos desconectan de la realidad, cuenta Teo Luna.
4. Conflictos con el entorno. Estos cambios no solo nos afectan a nosotros, sino también a nuestra pareja, familia y amigos: «Las vacaciones alteran nuestras relaciones, pudiendo generar problemas derivados de la convivencia diaria y el cambio de responsabilidades. Pasamos más tiempo, y de mayor intensidad, con nuestros seres queridos, lo que requiere una dosis extra de autorregulación, empatía, paciencia y comprensión».
5. Falta de desconexión tecnológica. Cuánto nos cuesta hacer un détox digital, ¿verdad? Y, sin embargo, el verano es la mejor época para ello. «El dispositivo nos recuerda constantemente los correos, llamadas, noticias y aquello que pasa en redes sociales, dificultando esa desconexión», opina el colaborador de Petit BamBou.
«Todo esto hace que nuestro periodo de descanso sea más complicado que en generaciones anteriores y requiera mayor intención y propósito, pero a pesar de estos desafíos, los periodos de ocio y disfrute son absolutamente necesarios. Aquí es donde entra la práctica de meditación», revela Teo Luna.
Para prevenir el burnout veraniego
El experto en psicología Jorge Buenavida propone varias ideas para prevenir y gestionar el burnout en esta época del año:
– Redefinir el concepto de descanso: disfrutar de las vacaciones no significa necesariamente llenar el calendario de actividades. Reservar tiempo para pausas y momentos de tranquilidad ayuda a reponer energía mental y física, evitando así la fatiga acumulada por el exceso de estímulos. Permitirse espacios de calma es tan importante como cualquier plan social o viaje.
– Fomentar la desconexión digital: limitar la exposición a redes sociales durante las vacaciones puede mitigar la presión de compararse con la vida de los demás. Por ello, dedicar momentos del día a estar offline facilita que la atención se centre en el presente y en las propias experiencias, sin la constante necesidad de validación externa.
– Escuchar las propias necesidades: organizar las vacaciones teniendo en cuenta las apetencias reales, más allá de las expectativas sociales o familiares, permite priorizar el bienestar personal. En este sentido, reflexionar sobre qué actividades generan un disfrute verdadero contribuye a evitar la sensación de obligación o sobrecarga.
– Aprender a decir ‘no’: rechazar compromisos que no resultan apetecibles es clave para proteger el equilibrio emocional. Establecer límites claros con el entorno posibilita disfrutar de un tiempo libre más reparador y evita la sensación de estar cumpliendo con una agenda impuesta.
– Probar técnicas de relajación: incorporar actividades como el yoga, la meditación o simplemente paseos en la naturaleza favorece un estado de calma y disminuye los niveles de estrés. Estas prácticas pueden convertirse en aliados para afrontar la ansiedad derivada de una agenda de ocio altamente exigente.
«Durante el verano, muchas personas sienten que deben rendir incluso en su tiempo libre, como si descansar fuera una dualidad entre la obligación o el fracaso. Detectar estas dinámicas, entender que la productividad es mucho más que «aprovechar» el tiempo o medirnos bajo criterios que son «adecuados» y otros que no es uno de los primeros pasos para romper la meritocracia y vivir unas vacaciones verdaderamente reparadoras y basadas en el deseo», concluye Jorge Buenavida.
La meditación, el S.O.S del relax veraniego
Para el experto, meditar es el aliado ideal a la hora de disminuir esas emociones no deseadas y lograr otras positivas:
– Parar. Necesitamos hacer pausas incluso durante las vacaciones. Al parar, permitimos que nuestra mente reconozca cada momento de manera más clara, facilitando la conciencia del periodo de descanso.
– Calma y relajación. La meditación propicia estados de tranquilidad y calma, conectándonos con el verdadero propósito de las vacaciones: tener paz para disfrutar de las personas y lugares donde estamos.
– Regulación emocional. La calma y conciencia nos permiten reconocer y regular nuestras emociones más intensas, mejorando la gestión de las situaciones.
– Profundidad en las experiencias. La presencia plena hace que todo se vuelva más intenso y vívido. Hasta las experiencias más sencillas se vuelven cautivadoras.
– Conexión en las relaciones. La calma nos permite ver a los demás de manera más amable y benevolente, reduciendo el estrés y los conflictos.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de bienestar