China condena con dureza el bombardeo estadounidense contra instalaciones nucleares de Irán en Fordow, Natanz e Isfahan, ejecutado en la madrugada de ayer por orden del presidente Donald Trump. El embajador chino en las Naciones Unidas, Fu Cong, tomó anoche la palabra en el Consejo de Seguridad para acusar a EE.UU. de “violar seriamente los principios y propósitos de la Carta de la ONU y la legalidad internacional así como la soberanía, seguridad e integridad territorial de Irán”. Según el diplomático asiático, las instalaciones de energía nuclear afectadas estaban sujetas a las garantías producto de su inspección por la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
Se une a Pakistán y Rusia en un proyecto de resolución de alto el fuego que EE.UU. puede vetar
China condena con dureza el bombardeo estadounidense contra instalaciones nucleares de Irán en Fordow, Natanz e Isfahan, ejecutado en la madrugada de ayer por orden del presidente Donald Trump. El embajador chino en las Naciones Unidas, Fu Cong, tomó anoche la palabra en el Consejo de Seguridad para acusar a EE.UU. de “violar seriamente los principios y propósitos de la Carta de la ONU y la legalidad internacional así como la soberanía, seguridad e integridad territorial de Irán”. Según el diplomático asiático, las instalaciones de energía nuclear afectadas estaban sujetas a las garantías producto de su inspección por la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
En opinión de Fu, la agresión unilateral estadounidense solo ha servido “para exacerbar las tensiones en Oriente Próximo y suponen un mazazo para el régimen de no proliferación nuclear”. Irán, como es sabido, es signatario de los tratados de no proliferación, a diferencia de países cercanos, como Pakistán, India e Israel, así como Corea del Norte, todos ellos, en posesión de ojivas nucleares.
La reunión de emergencia del Consejo de Seguridad en domingo, algo absolutamente excepcional, se produjo a petición de Irán. Teherán ya había pedido dos reuniones desde la agresión israelí del viernes 13 de junio, sin que saliera de ellas ninguna resolución, a causa del poder de veto de EE.UU. (además de Francia y Reino Unido).
China y Rusia acostumbran a votar de forma parecida en relación a Irán, país que en los últimos dos años ha pasado a engrosar el grupo de los Brics y la Organización de Cooperación de Shanghai.
Fu Cong, en una declaración publicada en la web del ministerio de Exteriores de la República Popular de China, llama a la comunidad internacional a ponerse del lado de la justicia y emprender esfuerzos concretos para calmar la situación y restaurar la paz y la estabilidad. China teme, de lo contrario, que la actual escalada desemboque en un escenario “fuera de control”.
Ayer mismo, el parlamento iraní votó a favor de bloquear el estrecho de Ormuz, por donde circula gran parte de las exportaciones de hidrocarburos de Arabia. Aunque la medida aún debe ser ratificada por la cúpula ejecutiva iraní, su sola evocación puede disparar los precios del petróleo, con enormes consecuencias para la inflación y la destruccción de empleo en la mayor parte del mundo.
Aunque China depende más que ningún otro país (88%) de las exportaciones de crudo iraní, el bloqueo del estrecho de Ormuz afectaría a prácticamente todo el globo y de forma todavía más acusada a otras economías asiáticas, como Corea del Sur y Japón. China, por su parte, aseguró hace tres semanas un canal de comunicación ferroviaria con Irán, para el tránsito de mercancías, vía Asia Central.
Pekín atribuye una mayor responsabilidad a Jerusalén Occidental, ya que expresa que “los bandos en conflicto, particularmente Israel, deben alcanzar un alto el fuego inmediato para prevenir una escalada y evitar la extensión de la guerra”.
Pakistán, que acababa de nominar formalmente a Donald Trump para el Nobel de la Paz, se unía ayer al plan de China y Rusia para desescalar la situación en Oriente Medio. Este pasa por un borrador de resolución que exige un alto el fuego incondicional e inmediato, la protección de civiles, el respeto por la legalidad internacional y la apuesta por el diálogo y la negociación.

Brendan McDermid / Reuters
China considera que la vía negociadora no está agotada, ni siquiera en lo relativo al programa nuclear civil de Irán, que el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, lleva un cuarto de siglo diciendo que está a pocos meses de conseguir la bomba atómica.
La agresión combinada de Israel y EE.UU. pone en una situación muy incómoda incluso a sus aliados más estrechos, como la India de Narendra Modi o el Japón de Shigeru Ishiba. Este último, que llegó al poder el año pasado con propuestas inconcretas de “una OTAN asiática” -luego relegadas- ni siquiera acudirá mañana martes a la cumbre de la única OTAN realmente existente, en los Países Bajos, pese a haber sido invitado. Tampoco lo hará el nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae Myung.
Pakistán ocupa actualmente uno de los diez asientos temporales y sin derecho a veto en el Conejo de Seguridad de la ONU. Pese a su voluntad de congraciarse con EE.UU., la gran mayoría de la población pakistaní se solidariza con la población de Irán, antes que con la de Israel, país con el que no mantienen relaciones diplomáticas y al que ni siquiera pueden viajar.
En la misma sesión, el embajador ruso, Vasili Nebenzia, condenó los bombardeos de Estados Unidos sobre las plantas nucleares -una acción explícitamente prohibida en el derecho internacional- cosa que no hicieron ninguno de los miembros europeos del Consejo de Seguridad (Francia, Reino Unido, Dinamarca, Eslovenia y Grecia).
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