Cuando España firmó su adhesión a la OTAN en 1982 , se celebró aquel paso como una consagración democrática. Ahora, cuarenta y tres años después, nuestro país se ha visto señalado por EE.UU. un socio que no suma en la Alianza . Este ataque lo deslizó Donald Trump la noche del jueves, al trasladar a los países miembros de la OTAN la posibilidad de expulsar a España por no cumplir los nuevos objetivos de gasto en defensa. «Hay un rezagado: España. Deberíamos llamarles y preguntarles por qué. Tal vez haya que echarlos », dijo con su habitual ligereza durante un encuentro con el presidente finlandés, Alexander Stubb .Aunque es imposible que España sea expulsada de la OTAN , Trump cargó de nuevo con un tema controvertido y que enfrenta a Washington con sus aliados europeos por el dinero que cada uno destina a su seguridad y que revierte en la de todos. Y situó de nuevo a España como « un actor irrelevante» en materia de política exterior , según fuentes diplomáticas y de defensa consultadas por ABC, que interpretan ese comentario del presidente americano como «un aviso». «Otro aviso más» de los que lleva haciendo desde que nada más llegar a la Casa Blanca a principios de año situase a España entre los países BRIC . «Trump reiteró el aviso que lleva haciendo a España desde el principio: que no somos un amigo para EE.UU. », explica a este diario una de las fuentes consultas. Asegura que «los americanos llevan tiempo pensando que vamos contra ellos » porque las posturas del Gobierno de Pedro Sánchez sobre Venezuela o Palestina son contrarias a las suyas. A todo ello se suma, además, el incremento del gasto en defensa que, aunque el presidente dijo que lo cumpliría, lo cierto es que solo quería ganar tiempo hasta las próximas elecciones . En este sentido, el enfado no es solo de EE.UU., ya que, según otras fuentes diplomáticas consultadas, los socios europeos «también están muy enfadados» con España por esta cuestión: «Sánchez llega a Bruselas y les habla de las políticas en temas de bienestar, que es algo que ellos también valoran, pero en la UE hay consenso en que ahora lo importante es el gasto en defensa , algo que España no está cumpliendo».Noticia Relacionada El ministerio plegado a Moncloa estandar Si Albares aísla a los diplomáticos y gobierna Exteriores con el PSOE Angie Calero En un tiempo crucial para la diplomacia española, el ministro se pliega a los dictámenes de MoncloaEl descontento generalizado con España por este asunto también parte de observar los movimientos de Sánchez: «Están enfadados porque sus decisiones en materia de política exterior las toma después de haber calculado el rédito electoral que va a sacar por ellas». Después de activar a las bases electorales, el siguiente elemento que buscan desde el Palacio de la Moncloa es «contentar a los socios» promoviendo las lenguas cooficiales en la UE, declarando la marroquinidad del Sahara o con los acercamientos a China, «donde buscará trabajo cuando deje de ser presidente».«España, autoexcluida» «Las dos comparecencias en solitario de Sánchez en Moncloa para anunciar el 2’1% gasto y las sanciones a Israel por ‘genocidio’, justificables desde el punto de vista doméstico por sus alianzas de Gobierno y parlamentarias, han sido muy nocivas para su imagen y solvencia internacional entre los socios», cuenta un diplomático, al tiempo que advierte de que «se ha convertido en un elemento tóxico en las difíciles relaciones de los europeos con Trump». «Sánchez -y, por tanto, España- resta y no aporta» . En este sentido, cree que «se ha autoexcluido de un papel o cualquier tipo de influencia en la reconducción de la situación en Oriente Próximo». El reciente premio Nobel de la Paz a María Corina Machado lo considera «una bofetada al papel de Zapatero y a la posición del socio menor Sumar». Desde el punto de vista de Defensa, aunque «el aviso de Trump está claro» , consideran que «la relación entre ejércitos sigue siendo buena» y que «el contacto operativo existe» , hasta el punto que «ahora tenemos un buque de desembarco y dos fragatas en maniobras en el Atlántico, y hace unos días un batallón de Infantería de Marina desembarcó en Carolina del Norte». Para los militares, el problema es claro y es de índole económico: « necesitamos más presupuesto de defensa . No podemos tener un Gobierno que improvise y que no sepa cuál es su objetivo en política exterior». Cuando España firmó su adhesión a la OTAN en 1982 , se celebró aquel paso como una consagración democrática. Ahora, cuarenta y tres años después, nuestro país se ha visto señalado por EE.UU. un socio que no suma en la Alianza . Este ataque lo deslizó Donald Trump la noche del jueves, al trasladar a los países miembros de la OTAN la posibilidad de expulsar a España por no cumplir los nuevos objetivos de gasto en defensa. «Hay un rezagado: España. Deberíamos llamarles y preguntarles por qué. Tal vez haya que echarlos », dijo con su habitual ligereza durante un encuentro con el presidente finlandés, Alexander Stubb .Aunque es imposible que España sea expulsada de la OTAN , Trump cargó de nuevo con un tema controvertido y que enfrenta a Washington con sus aliados europeos por el dinero que cada uno destina a su seguridad y que revierte en la de todos. Y situó de nuevo a España como « un actor irrelevante» en materia de política exterior , según fuentes diplomáticas y de defensa consultadas por ABC, que interpretan ese comentario del presidente americano como «un aviso». «Otro aviso más» de los que lleva haciendo desde que nada más llegar a la Casa Blanca a principios de año situase a España entre los países BRIC . «Trump reiteró el aviso que lleva haciendo a España desde el principio: que no somos un amigo para EE.UU. », explica a este diario una de las fuentes consultas. Asegura que «los americanos llevan tiempo pensando que vamos contra ellos » porque las posturas del Gobierno de Pedro Sánchez sobre Venezuela o Palestina son contrarias a las suyas. A todo ello se suma, además, el incremento del gasto en defensa que, aunque el presidente dijo que lo cumpliría, lo cierto es que solo quería ganar tiempo hasta las próximas elecciones . En este sentido, el enfado no es solo de EE.UU., ya que, según otras fuentes diplomáticas consultadas, los socios europeos «también están muy enfadados» con España por esta cuestión: «Sánchez llega a Bruselas y les habla de las políticas en temas de bienestar, que es algo que ellos también valoran, pero en la UE hay consenso en que ahora lo importante es el gasto en defensa , algo que España no está cumpliendo».Noticia Relacionada El ministerio plegado a Moncloa estandar Si Albares aísla a los diplomáticos y gobierna Exteriores con el PSOE Angie Calero En un tiempo crucial para la diplomacia española, el ministro se pliega a los dictámenes de MoncloaEl descontento generalizado con España por este asunto también parte de observar los movimientos de Sánchez: «Están enfadados porque sus decisiones en materia de política exterior las toma después de haber calculado el rédito electoral que va a sacar por ellas». Después de activar a las bases electorales, el siguiente elemento que buscan desde el Palacio de la Moncloa es «contentar a los socios» promoviendo las lenguas cooficiales en la UE, declarando la marroquinidad del Sahara o con los acercamientos a China, «donde buscará trabajo cuando deje de ser presidente».«España, autoexcluida» «Las dos comparecencias en solitario de Sánchez en Moncloa para anunciar el 2’1% gasto y las sanciones a Israel por ‘genocidio’, justificables desde el punto de vista doméstico por sus alianzas de Gobierno y parlamentarias, han sido muy nocivas para su imagen y solvencia internacional entre los socios», cuenta un diplomático, al tiempo que advierte de que «se ha convertido en un elemento tóxico en las difíciles relaciones de los europeos con Trump». «Sánchez -y, por tanto, España- resta y no aporta» . En este sentido, cree que «se ha autoexcluido de un papel o cualquier tipo de influencia en la reconducción de la situación en Oriente Próximo». El reciente premio Nobel de la Paz a María Corina Machado lo considera «una bofetada al papel de Zapatero y a la posición del socio menor Sumar». Desde el punto de vista de Defensa, aunque «el aviso de Trump está claro» , consideran que «la relación entre ejércitos sigue siendo buena» y que «el contacto operativo existe» , hasta el punto que «ahora tenemos un buque de desembarco y dos fragatas en maniobras en el Atlántico, y hace unos días un batallón de Infantería de Marina desembarcó en Carolina del Norte». Para los militares, el problema es claro y es de índole económico: « necesitamos más presupuesto de defensa . No podemos tener un Gobierno que improvise y que no sepa cuál es su objetivo en política exterior».
Cuando España firmó su adhesión a la OTAN en 1982, se celebró aquel paso como una consagración democrática. Ahora, cuarenta y tres años después, nuestro país se ha visto señalado por EE.UU. un socio que no suma en la Alianza. Este ataque … lo deslizó Donald Trump la noche del jueves, al trasladar a los países miembros de la OTAN la posibilidad de expulsar a España por no cumplir los nuevos objetivos de gasto en defensa. «Hay un rezagado: España. Deberíamos llamarles y preguntarles por qué. Tal vez haya que echarlos», dijo con su habitual ligereza durante un encuentro con el presidente finlandés, Alexander Stubb.
Aunque es imposible que España sea expulsada de la OTAN, Trump cargó de nuevo con un tema controvertido y que enfrenta a Washington con sus aliados europeos por el dinero que cada uno destina a su seguridad y que revierte en la de todos. Y situó de nuevo a España como «un actor irrelevante» en materia de política exterior, según fuentes diplomáticas y de defensa consultadas por ABC, que interpretan ese comentario del presidente americano como «un aviso». «Otro aviso más» de los que lleva haciendo desde que nada más llegar a la Casa Blanca a principios de año situase a España entre los países BRIC.
«Trump reiteró el aviso que lleva haciendo a España desde el principio: que no somos un amigo para EE.UU.», explica a este diario una de las fuentes consultas. Asegura que «los americanos llevan tiempo pensando que vamos contra ellos» porque las posturas del Gobierno de Pedro Sánchez sobre Venezuela o Palestina son contrarias a las suyas. A todo ello se suma, además, el incremento del gasto en defensa que, aunque el presidente dijo que lo cumpliría, lo cierto es que solo quería ganar tiempo hasta las próximas elecciones. En este sentido, el enfado no es solo de EE.UU., ya que, según otras fuentes diplomáticas consultadas, los socios europeos «también están muy enfadados» con España por esta cuestión: «Sánchez llega a Bruselas y les habla de las políticas en temas de bienestar, que es algo que ellos también valoran, pero en la UE hay consenso en que ahora lo importante es el gasto en defensa, algo que España no está cumpliendo».
El descontento generalizado con España por este asunto también parte de observar los movimientos de Sánchez: «Están enfadados porque sus decisiones en materia de política exterior las toma después de haber calculado el rédito electoral que va a sacar por ellas». Después de activar a las bases electorales, el siguiente elemento que buscan desde el Palacio de la Moncloa es «contentar a los socios» promoviendo las lenguas cooficiales en la UE, declarando la marroquinidad del Sahara o con los acercamientos a China, «donde buscará trabajo cuando deje de ser presidente».
«España, autoexcluida»
«Las dos comparecencias en solitario de Sánchez en Moncloa para anunciar el 2’1% gasto y las sanciones a Israel por ‘genocidio’, justificables desde el punto de vista doméstico por sus alianzas de Gobierno y parlamentarias, han sido muy nocivas para su imagen y solvencia internacional entre los socios», cuenta un diplomático, al tiempo que advierte de que «se ha convertido en un elemento tóxico en las difíciles relaciones de los europeos con Trump». «Sánchez -y, por tanto, España- resta y no aporta». En este sentido, cree que «se ha autoexcluido de un papel o cualquier tipo de influencia en la reconducción de la situación en Oriente Próximo». El reciente premio Nobel de la Paz a María Corina Machado lo considera «una bofetada al papel de Zapatero y a la posición del socio menor Sumar».
Desde el punto de vista de Defensa, aunque «el aviso de Trump está claro», consideran que «la relación entre ejércitos sigue siendo buena» y que «el contacto operativo existe», hasta el punto que «ahora tenemos un buque de desembarco y dos fragatas en maniobras en el Atlántico, y hace unos días un batallón de Infantería de Marina desembarcó en Carolina del Norte». Para los militares, el problema es claro y es de índole económico: «necesitamos más presupuesto de defensa. No podemos tener un Gobierno que improvise y que no sepa cuál es su objetivo en política exterior».
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