El británico es uno de los protagonistas de ‘Downton Abbey: El gran final’, la película que sirve como cierre al drama histórico británico Leer El británico es uno de los protagonistas de ‘Downton Abbey: El gran final’, la película que sirve como cierre al drama histórico británico Leer
Cuando se abre la puerta, Dominic West (Sheffield, 1969) bromea con el técnico de sonido que le retira el micrófono. Esta es su última entrevista del día y el actor se acomoda en un sofá frente al enorme ventanal del hotel Claridge que deja ver los ladrillos rojizos que sirven de fachada a los apartamentos georgianos del barrio londinense de Mayfair. Ninguna de las cámaras que se reparten por la sala está ya encendida. «Ahora me puedes sacar hasta el estómago», vuelve a bromear con la misma dosis de acento que de fina ironía británica.
El inglés es uno de los protagonistas de Downton Abbey: El gran final, la película que sirve como cierre del gran drama de época de Julian Fellowes, como Guy Dexter. Un actor de teatro homosexual que, salvo por su condición sexual, bien podría ser el mismo Dominic West. Mismo tono irreverente, misma devoción por el teatro e idéntico atractivo carismático. «Él viste mucho mejor y tiene mucho más estilo, pero quizá no sea tan buen actor». Y su risa estalla en la habitación. «A todos los actores nos gusta ser un poco narcisistas, pero Guy es un hombre enamorado y nunca se le puede reprochar eso a alguien».
Su presencia en el cierre de Downton Abbeyes otro hito a sumar en una carrera que despegó a principios de los 2000 con The Wire -inolvidable ese pendenciero Jimmy McNulty- y que ha ido acumulando grandes títulos televisivos –The Crown, The Affaire, The Hour…- y personajes icónicos de la historia británica -el Príncipe Carlos, Oliver Cromwell…-. Casi tres décadas en las que el actor británico ha ido acumulando proyectos año tras año sin descanso. «Descanso mucho, en verdad, tengo largos descansos en el trabajo y los disfruto mucho. Tengo cinco hijos, doce cerdos porque tengo dos cerdas que han parido y planto muchos árboles. No me cuesta desconectar de la vida de actor, me alejo de todo muy rápidamente y recargo las pilas haciendo estas cosas de granjero».
- ¿Lo de ser actor le sigue resultando atractivo?
- Sí, porque siempre es algo nuevo: personajes nuevos, historias nuevas… Nunca te aburres de intentar sumergirte en el mundo de otra persona. Aunque sí encuentro el proceso real de actuar en la pantalla bastante aburrido porque la repetición sin fin se vuelve bastante aburrida, pero en general esta es una carrera infinitamente nueva e interesante.
- Le voy a leer una frase que dice su personaje en la película: «Sobrevivir en el negocio del espectáculo es un proceso de reinvención constante.
- Oh, dios mío, quizás debería reinventarme, pero me siento demasiado viejo. Esto es interesante porque supongo que los actores lo hacemos de forma natural, nunca interpretamos el mismo papel porque cada vez es diferente. Así que, en cierto modo, espero que me suceda de forma natural.
- ¿Comparte los miedos de su personaje sobre los cambios en la profesión? Guy Dexter los tiene del salto al mundo moderno que se vivió en los años 30 y ahora las dudas están más en la entrada de elementos como la IA o la crisis de los cines.
- Hay cambios que me hacen sentir obsoleto y podrían ser nuestro fin, pero vuelvo sobre la reinvención. Yo me metí en esto porque me encanta actuar y el teatro que es lo que creo que está a salvo. Cuanto más crea la IA un mundo alternativo, más real será la interacción humana y no me preocupa que esto vaya a desaparecer.
- Ahora que habla de cambios, ¿cuánto ha cambiado nuestra sociedad con respecto a la de Downton Abbey?
- En esta película Lady Mary es repudiada porque está divorciada y eso me hizo pensar. Nosotros pensamos que la sociedad ya no es tan cruel ni tan crítica, pero sigue siéndolo. La gente puede ser cancelada, te pueden arruinar la vida, te acosan en redes sociales y en internet… Así que creo que somos tan crueles y tan críticos como lo éramos en aquellos tiempos y eso me impacta.
«Cuanto más crea la IA un mundo alternativo, más real será la interacción humana y no me preocupa que eso vaya a desaparecer»
- También está el asunto de la homosexualidad, que está en su personaje, y en mucho países se está volviendo a cuestionar con un repunte de homofobia.
- Sí, parece que es algo que pensamos que es cosa del pasado, pero probablemente en la mayoría de los países sigue siendo ilegal. En algunos incluso penado con la muerte. Es fácil olvidarlo cuando estás muy cómodo en nuestra sociedad. Es la sensación de que ahora somos geniales y en esa época eran terribles. Y la verdad que aún seguimos siendo bastante terribles.
- Es interesante que usted esté en esta película porque su mujer pertenece a una familia aristocrática irlandesa.
- Sí, mi mujer es de una familia irlandesa muy antigua, pero no tienen dinero. Así que es un poco diferente, aunque la gente considera que es aristócrata. Mi esposa conoce la historia de su familia y ahora que hemos estado en Kirguistán montando a caballo por todo el país he conocido a un pastor que me ha dicho que todo el mundo allí puede rastrear hasta siete generaciones de su familia y eso me parece increíble. La historia es muy importante para la identidad de las personas y para su autoestima y eso me gusta en la familia de mi mujer, que sabe lo que hacían en el siglo XIV. Yo solo soy alguien de abajo que se casó con alguien de arriba, usando los términos de Downton Abbey.
- Es alguien también que ha hecho de Oliver Cromwell, el Príncipe Carlos… ¿qué le pasa con los grandes personajes de su país?
- Parte del atractivo de interpretar a estos personajes históricos es que no estás todo el tiempo al teléfono. Es un verdadero problema para los guionistas y dramaturgos porque ahora todo sucede por teléfono y eso no es muy dramático ni en en la pantalla ni en el teatro. Es divertido los personajes de esos períodos que montan o se comunican de formas intrínsecamente más dramáticas. Supongo que por eso me gusta hacer época.
- Buena parte de los títulos en los que ha estado –The Wire, The Crown, The Affaire– fueron auténticos fenómenos o son historia de la televisión. ¿Eso provoca miedo al futuro?
- Sí que me da algo de miedo, sí, porque no sé qué más haré. Me gustaría dirigir como hice en The Wire o con alguna pequeña cosita en BBC. Me encantaría repetir, pero no lo hago principalmente porque soy vago y también porque me han salido buenos trabajos como actor. El día que se acaben me daré la oportunidad de escribir y dirigir. Tengo un par de cosas escritas y me apetece dirigirlas.
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