«Hoy, este derecho fundamental no solo está sometido a presión, sino en proceso de desaparición.» Con esa advertencia abre el ‘Informe sobre la libertad religiosa en el mundo 2025’, elaborado y publicado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), y que ha sido presentado este martes en Madrid. El documento —de carácter bienal y del que se presenta su 17.ª edición— analiza la situación de este derecho en 196 países, lo que lo convierte en el único estudio global de carácter no gubernamental sobre la materia.El balance es desolador: 62 países presentan violaciones graves de la libertad religiosa, 24 de ellos por persecución directa y otros 38 por discriminación sistemática. En conjunto, estas naciones suman más de 5.400 millones de habitantes, el 64,7 % de la población mundial. «Esto significa que casi dos de cada tres personas en el mundo viven en países donde la libertad religiosa está gravemente limitada», en palabras del informe.Con respecto a ediciones anteriores, y de entre las zonas en que la libertad religiosa está más amenazada, sólo dos países —Kazajistán y Sri Lanka— muestran alguna mejora en el periodo analizado (2023-2024). Por contra, «la libertad religiosa está cada vez más amenazada en un mundo marcado por la guerra en Ucrania, el conflicto en Tierra Santa y el auge del autoritarismo», resume el texto.Noticias relacionadas opinion No La Tercera | ¿Es delito de odio criticar al islam? Javier Martínez-Torrón estandar No El Congreso Católicos y Vida Pública reivindica la esperanza cristiana como antídoto frente a la crisis de Occidente José Ramón Navarro-ParejaDe los 24 países clasificados en la categoría más grave, la persecución, cuatro de ellos -China, India, Nigeria y Corea del Norte- concentran a más de la mitad de la población mundial (4.100 millones de personas), que vive «violaciones graves y sistemáticas de la libertad religiosa, como la violencia, el arresto y la represión». En el 75 % de estos países que están en la peor situación (en 18 de 24) , la situación ha empeorado desde el informe anterior.El estudio identifica las tres grandes fuerzas que alimentan la represión de la fe: el autoritarismo político, el yihadismo y el nacionalismo religioso. «El autoritarismo es la mayor amenaza contra la libertad religiosa», señala el texto. Los regímenes autoritarios —como los de China, Irán, Eritrea o Nicaragua— «aplican mecanismos legales y burocráticos con el fin de suprimir la vida religiosa». En 19 países es la causa principal de persecución, y en otros 33 sostiene patrones de discriminación.El informe dedica un amplio apartado a la evolución del yihadismo, que tras «el colapso del califato» del Estado Islámico en 2019 «ha entrado en una fase de evolución transnacional nueva y diferente». Lejos de desaparecer, estos grupos islamistas han adoptado estrategias descentralizadas y de baja intensidad, extendiendo su influencia a África y Asia. «Desde el Sahel hasta Pakistán, los grupos yihadistas se han expandido a través de redes descentralizadas, dirigidas contra cristianos y musulmanes que no aceptan su ideología extremista.» Entre los más activos, el informe cita a Jama’at Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin (JNIM) y al Estado Islámico de la Provincia del Sahel (ISSP), que han aprovechado «los problemas locales y los gobiernos débiles» para expandirse.En África occidental, «el ISWAP ha establecido estructuras de gobierno cuasi-estatales» y en el centro del continente, las Fuerzas Democráticas Aliadas —vinculadas al Estado Islámico— perpetraron un atentado contra una iglesia católica en julio de 2025 en la República Democrática del Congo, con casi 40 muertos. «El yihadismo no ha disminuido; se ha adaptado», concluye el texto.La persecución en cifras Ayuda a la Iglesia NecesitadaLa religión como víctima de guerraLas guerras y conflictos armados han convertido a la religión en «una víctima más de la guerra». Desde Ucrania hasta Gaza, pasando por Sudán o Myanmar, las comunidades de fe sufren desplazamientos masivos, destrucción de templos y persecución. En el Sahel africano, la violencia islamista ha desarraigado comunidades enteras: «Los ataques violentos han desarraigado comunidades enteras, provocado desplazamientos masivos y eliminado el culto en comunidad.» En Nigeria, el grupo Boko Haram, los pastores fulanis radicalizados y las milicias islamistas se han ensañado con templos y clérigos.Además, la guerra entre Israel y Hamás, iniciada en octubre de 2023, ha disparado los delitos de odio en Occidente. «En Francia, los actos antisemitas se incrementaron en un 1.000 % y los crímenes de odio antimusulmán en un 29 %.» En Alemania se registraron más de 4.300 incidentes en 2024 frente a apenas 61 el año anterior. «Sinagogas y mezquitas han sufrido ataques, se ha acosado a individuos y también ha proliferado en internet la incitación al odio», explica en informe.El modelo cubano se implanta en IberoaméricaUna de las novedades más llamativas del informe es el análisis de América Latina. Bajo el título «El modelo cubano y su exportación a Venezuela y Nicaragua», el documento advierte de una «transferencia deliberada de los métodos de control político, legal y religioso» desde La Habana a otros regímenes afines. «Los proyectos autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua muestran paralelismos notables en su regulación y represión de la vida religiosa», concreta.El modelo se caracteriza por la subordinación de las iglesias al Estado y la creación de una «Iglesia pro-gobierno» encargada de legitimar el poder. En Cuba, «la libertad religiosa se ha subordinado históricamente a los intereses del Partido Comunista.» La Constitución declara que «el marxismo-leninismo es la ideología del Estado y que cualquier expresión religiosa debe respetar este marco». En Venezuela, pese al reconocimiento constitucional de la libertad de culto, «el Estado ha promovido la creación de una Iglesia pro-gobierno que comparte su discurso ideológico», al tiempo que limita la actividad pastoral de comunidades críticas.Pero el caso más grave es Nicaragua, donde «el gobierno de Ortega ha expulsado a clérigos, confiscado las propiedades de la Iglesia, prohibido procesiones y encarcelado a religiosos que se pronuncian en contra de la represión estatal». La represión, añade el informe, «es ideológica y estructural», basada en el control y registro de las organizaciones religiosas y el uso de leyes antiterroristas contra sacerdotes y obispos.El resultado de esta represión ha sido una crisis migratoria sin precedentes. «Entre 2022 y 2023, Cuba experimentó una emigración masiva de 1,8 millones de personas; Nicaragua, de 719.000; y Venezuela supera ya los 7,7 millones de emigrantes desde 2014». El papel del autoritarismo en el deterioro de la libertadLa exportación del modelo cubano no es un fenómeno aislado. En otras regiones, los regímenes autoritarios han utilizado la ley y la tecnología como instrumentos de represión. En China, «las nuevas leyes de 2024 obligan a que todas las confesiones religiosas comulguen explícitamente con los valores socialistas», mientras se destruyen lugares de culto y se prohíbe la educación religiosa de menores. Corea del Norte mantiene «una prohibición total de manifestaciones religiosas», e Irán o Turkmenistán someten a las comunidades de fe a vigilancia permanente.El documento alerta también de un nuevo tipo de persecución silenciosa: «La inteligencia artificial y otras aplicaciones digitales se usan como armas para reprimir a grupos religiosos.» Países como China, Corea del Norte o Pakistán «utilizan herramientas digitales para identificar, intimidar y criminalizar a creyentes, haciendo que la fe se perciba como una amenaza a la seguridad». La persecución religiosa se ha convertido en una causa estructural de la migración global. Más de 123 millones de personas se han visto desplazadas o refugiadas por motivos de fe, según ACN. «La persecución y la discriminación religiosas son dos fuerzas constantes detrás de estos procesos masivos.» En África, millones de personas han huido tras los ataques yihadistas en Malí, Burkina Faso o Níger. En Oriente Medio, la presencia cristiana ha sido prácticamente aniquilada: «Antes de la guerra civil, los cristianos representaban el 10 % de la población siria; hoy apenas suponen entre el 2 y el 3 %.» En Irak, la comunidad ha pasado de 1,5 millones de fieles a apenas 150.000.Las mujeres y niñas de minorías religiosas sufren además una doble vulnerabilidad. «Durante el periodo de la elaboración del informe se han registrado violaciones graves contra mujeres y niñas pertenecientes a minorías religiosas. En países como Pakistán, Egipto y Mozambique, las víctimas —en algunos casos de tan solo 10 años— fueron sometidas a secuestro o conversión y a matrimonios forzados».Europa y España, el nuevo frente de intolerancia Aunque Europa mantiene estándares altos de libertad, el informe constata un aumento preocupante de los incidentes anticristianos en Occidente. «Sólo en 2023 se registraron unos 1.000 incidentes anticristianos; en Grecia más de 600 casos de vandalismo contra iglesias. En Canadá se provocaron incendios en, al menos, 24 iglesias entre 2021 y 2024. España, Italia, Estados Unidos y Croacia han sufrido aumentos similares, con profanaciones de lugares de culto, agresiones físicas a religiosos e interrupciones de actos religiosos».El fenómeno se asocia a la «hostilidad ideológica, el activismo militante o el extremismo antirreligioso». En Europa, además, la objeción de conciencia vive un retroceso alarmante: «En Bélgica, las instituciones de matriz religiosa se enfrentan a una creciente presión legal para proporcionar servicios como el aborto o el suicidio asistido».En el caso español, ACN no detecta persecución institucional, pero sí un deterioro del clima social y cultural hacia lo religioso. España aparece en el informe como ejemplo de país donde aumentan las agresiones y actos vandálicos contra templos, imágenes o símbolos cristianos, en paralelo al discurso ideológico que relega la fe al ámbito privado.Educar en toleranciaFrente al avance de la intolerancia, el informe destaca la educación como uno de los instrumentos más eficaces para frenar la discriminación y empoderar a las minorías. «La libertad religiosa florece allí donde los individuos aprenden a relacionarse respetuosamente con personas de convicciones distintas». El documento cita el ejemplo del Líbano, donde «los colegios católicos han sido durante décadas lugares seguros para el aprendizaje compartido, el intercambio cultural y la amistad interreligiosa». Sin embargo, la crisis económica amenaza su supervivencia. «Preservar y aumentar estos espacios educativos no es simplemente una preocupación académica: es un imperativo moral y una necesidad estratégica para la construcción de sociedades plurales, fuertes y justas», argumenta. El informe también destaca la capacidad para resistir estos ataques por parte de las comunidades perseguidas. «A pesar del empeoramiento general, las comunidades religiosas han demostrado una resiliencia inquebrantable como agentes de paz y de ayuda humanitaria». En lugares como Mozambique o Burkina Faso, «las iniciativas interreligiosas han demostrado que la libertad religiosa sirve como fundamento de unidad y garantía de la dignidad humana». Y en un sentido positivo, cónyuge con la afirmación de que «allí donde florece la libertad religiosa, se fortalecen la paz, la justicia y la plena dignidad de la persona humana». «Hoy, este derecho fundamental no solo está sometido a presión, sino en proceso de desaparición.» Con esa advertencia abre el ‘Informe sobre la libertad religiosa en el mundo 2025’, elaborado y publicado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), y que ha sido presentado este martes en Madrid. El documento —de carácter bienal y del que se presenta su 17.ª edición— analiza la situación de este derecho en 196 países, lo que lo convierte en el único estudio global de carácter no gubernamental sobre la materia.El balance es desolador: 62 países presentan violaciones graves de la libertad religiosa, 24 de ellos por persecución directa y otros 38 por discriminación sistemática. En conjunto, estas naciones suman más de 5.400 millones de habitantes, el 64,7 % de la población mundial. «Esto significa que casi dos de cada tres personas en el mundo viven en países donde la libertad religiosa está gravemente limitada», en palabras del informe.Con respecto a ediciones anteriores, y de entre las zonas en que la libertad religiosa está más amenazada, sólo dos países —Kazajistán y Sri Lanka— muestran alguna mejora en el periodo analizado (2023-2024). Por contra, «la libertad religiosa está cada vez más amenazada en un mundo marcado por la guerra en Ucrania, el conflicto en Tierra Santa y el auge del autoritarismo», resume el texto.Noticias relacionadas opinion No La Tercera | ¿Es delito de odio criticar al islam? Javier Martínez-Torrón estandar No El Congreso Católicos y Vida Pública reivindica la esperanza cristiana como antídoto frente a la crisis de Occidente José Ramón Navarro-ParejaDe los 24 países clasificados en la categoría más grave, la persecución, cuatro de ellos -China, India, Nigeria y Corea del Norte- concentran a más de la mitad de la población mundial (4.100 millones de personas), que vive «violaciones graves y sistemáticas de la libertad religiosa, como la violencia, el arresto y la represión». En el 75 % de estos países que están en la peor situación (en 18 de 24) , la situación ha empeorado desde el informe anterior.El estudio identifica las tres grandes fuerzas que alimentan la represión de la fe: el autoritarismo político, el yihadismo y el nacionalismo religioso. «El autoritarismo es la mayor amenaza contra la libertad religiosa», señala el texto. Los regímenes autoritarios —como los de China, Irán, Eritrea o Nicaragua— «aplican mecanismos legales y burocráticos con el fin de suprimir la vida religiosa». En 19 países es la causa principal de persecución, y en otros 33 sostiene patrones de discriminación.El informe dedica un amplio apartado a la evolución del yihadismo, que tras «el colapso del califato» del Estado Islámico en 2019 «ha entrado en una fase de evolución transnacional nueva y diferente». Lejos de desaparecer, estos grupos islamistas han adoptado estrategias descentralizadas y de baja intensidad, extendiendo su influencia a África y Asia. «Desde el Sahel hasta Pakistán, los grupos yihadistas se han expandido a través de redes descentralizadas, dirigidas contra cristianos y musulmanes que no aceptan su ideología extremista.» Entre los más activos, el informe cita a Jama’at Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin (JNIM) y al Estado Islámico de la Provincia del Sahel (ISSP), que han aprovechado «los problemas locales y los gobiernos débiles» para expandirse.En África occidental, «el ISWAP ha establecido estructuras de gobierno cuasi-estatales» y en el centro del continente, las Fuerzas Democráticas Aliadas —vinculadas al Estado Islámico— perpetraron un atentado contra una iglesia católica en julio de 2025 en la República Democrática del Congo, con casi 40 muertos. «El yihadismo no ha disminuido; se ha adaptado», concluye el texto.La persecución en cifras Ayuda a la Iglesia NecesitadaLa religión como víctima de guerraLas guerras y conflictos armados han convertido a la religión en «una víctima más de la guerra». Desde Ucrania hasta Gaza, pasando por Sudán o Myanmar, las comunidades de fe sufren desplazamientos masivos, destrucción de templos y persecución. En el Sahel africano, la violencia islamista ha desarraigado comunidades enteras: «Los ataques violentos han desarraigado comunidades enteras, provocado desplazamientos masivos y eliminado el culto en comunidad.» En Nigeria, el grupo Boko Haram, los pastores fulanis radicalizados y las milicias islamistas se han ensañado con templos y clérigos.Además, la guerra entre Israel y Hamás, iniciada en octubre de 2023, ha disparado los delitos de odio en Occidente. «En Francia, los actos antisemitas se incrementaron en un 1.000 % y los crímenes de odio antimusulmán en un 29 %.» En Alemania se registraron más de 4.300 incidentes en 2024 frente a apenas 61 el año anterior. «Sinagogas y mezquitas han sufrido ataques, se ha acosado a individuos y también ha proliferado en internet la incitación al odio», explica en informe.El modelo cubano se implanta en IberoaméricaUna de las novedades más llamativas del informe es el análisis de América Latina. Bajo el título «El modelo cubano y su exportación a Venezuela y Nicaragua», el documento advierte de una «transferencia deliberada de los métodos de control político, legal y religioso» desde La Habana a otros regímenes afines. «Los proyectos autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua muestran paralelismos notables en su regulación y represión de la vida religiosa», concreta.El modelo se caracteriza por la subordinación de las iglesias al Estado y la creación de una «Iglesia pro-gobierno» encargada de legitimar el poder. En Cuba, «la libertad religiosa se ha subordinado históricamente a los intereses del Partido Comunista.» La Constitución declara que «el marxismo-leninismo es la ideología del Estado y que cualquier expresión religiosa debe respetar este marco». En Venezuela, pese al reconocimiento constitucional de la libertad de culto, «el Estado ha promovido la creación de una Iglesia pro-gobierno que comparte su discurso ideológico», al tiempo que limita la actividad pastoral de comunidades críticas.Pero el caso más grave es Nicaragua, donde «el gobierno de Ortega ha expulsado a clérigos, confiscado las propiedades de la Iglesia, prohibido procesiones y encarcelado a religiosos que se pronuncian en contra de la represión estatal». La represión, añade el informe, «es ideológica y estructural», basada en el control y registro de las organizaciones religiosas y el uso de leyes antiterroristas contra sacerdotes y obispos.El resultado de esta represión ha sido una crisis migratoria sin precedentes. «Entre 2022 y 2023, Cuba experimentó una emigración masiva de 1,8 millones de personas; Nicaragua, de 719.000; y Venezuela supera ya los 7,7 millones de emigrantes desde 2014». El papel del autoritarismo en el deterioro de la libertadLa exportación del modelo cubano no es un fenómeno aislado. En otras regiones, los regímenes autoritarios han utilizado la ley y la tecnología como instrumentos de represión. En China, «las nuevas leyes de 2024 obligan a que todas las confesiones religiosas comulguen explícitamente con los valores socialistas», mientras se destruyen lugares de culto y se prohíbe la educación religiosa de menores. Corea del Norte mantiene «una prohibición total de manifestaciones religiosas», e Irán o Turkmenistán someten a las comunidades de fe a vigilancia permanente.El documento alerta también de un nuevo tipo de persecución silenciosa: «La inteligencia artificial y otras aplicaciones digitales se usan como armas para reprimir a grupos religiosos.» Países como China, Corea del Norte o Pakistán «utilizan herramientas digitales para identificar, intimidar y criminalizar a creyentes, haciendo que la fe se perciba como una amenaza a la seguridad». La persecución religiosa se ha convertido en una causa estructural de la migración global. Más de 123 millones de personas se han visto desplazadas o refugiadas por motivos de fe, según ACN. «La persecución y la discriminación religiosas son dos fuerzas constantes detrás de estos procesos masivos.» En África, millones de personas han huido tras los ataques yihadistas en Malí, Burkina Faso o Níger. En Oriente Medio, la presencia cristiana ha sido prácticamente aniquilada: «Antes de la guerra civil, los cristianos representaban el 10 % de la población siria; hoy apenas suponen entre el 2 y el 3 %.» En Irak, la comunidad ha pasado de 1,5 millones de fieles a apenas 150.000.Las mujeres y niñas de minorías religiosas sufren además una doble vulnerabilidad. «Durante el periodo de la elaboración del informe se han registrado violaciones graves contra mujeres y niñas pertenecientes a minorías religiosas. En países como Pakistán, Egipto y Mozambique, las víctimas —en algunos casos de tan solo 10 años— fueron sometidas a secuestro o conversión y a matrimonios forzados».Europa y España, el nuevo frente de intolerancia Aunque Europa mantiene estándares altos de libertad, el informe constata un aumento preocupante de los incidentes anticristianos en Occidente. «Sólo en 2023 se registraron unos 1.000 incidentes anticristianos; en Grecia más de 600 casos de vandalismo contra iglesias. En Canadá se provocaron incendios en, al menos, 24 iglesias entre 2021 y 2024. España, Italia, Estados Unidos y Croacia han sufrido aumentos similares, con profanaciones de lugares de culto, agresiones físicas a religiosos e interrupciones de actos religiosos».El fenómeno se asocia a la «hostilidad ideológica, el activismo militante o el extremismo antirreligioso». En Europa, además, la objeción de conciencia vive un retroceso alarmante: «En Bélgica, las instituciones de matriz religiosa se enfrentan a una creciente presión legal para proporcionar servicios como el aborto o el suicidio asistido».En el caso español, ACN no detecta persecución institucional, pero sí un deterioro del clima social y cultural hacia lo religioso. España aparece en el informe como ejemplo de país donde aumentan las agresiones y actos vandálicos contra templos, imágenes o símbolos cristianos, en paralelo al discurso ideológico que relega la fe al ámbito privado.Educar en toleranciaFrente al avance de la intolerancia, el informe destaca la educación como uno de los instrumentos más eficaces para frenar la discriminación y empoderar a las minorías. «La libertad religiosa florece allí donde los individuos aprenden a relacionarse respetuosamente con personas de convicciones distintas». El documento cita el ejemplo del Líbano, donde «los colegios católicos han sido durante décadas lugares seguros para el aprendizaje compartido, el intercambio cultural y la amistad interreligiosa». Sin embargo, la crisis económica amenaza su supervivencia. «Preservar y aumentar estos espacios educativos no es simplemente una preocupación académica: es un imperativo moral y una necesidad estratégica para la construcción de sociedades plurales, fuertes y justas», argumenta. El informe también destaca la capacidad para resistir estos ataques por parte de las comunidades perseguidas. «A pesar del empeoramiento general, las comunidades religiosas han demostrado una resiliencia inquebrantable como agentes de paz y de ayuda humanitaria». En lugares como Mozambique o Burkina Faso, «las iniciativas interreligiosas han demostrado que la libertad religiosa sirve como fundamento de unidad y garantía de la dignidad humana». Y en un sentido positivo, cónyuge con la afirmación de que «allí donde florece la libertad religiosa, se fortalecen la paz, la justicia y la plena dignidad de la persona humana».
«Hoy, este derecho fundamental no solo está sometido a presión, sino en proceso de desaparición.» Con esa advertencia abre el ‘Informe sobre la libertad religiosa en el mundo 2025’, elaborado y publicado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), y … que ha sido presentado este martes en Madrid. El documento —de carácter bienal y del que se presenta su 17.ª edición— analiza la situación de este derecho en 196 países, lo que lo convierte en el único estudio global de carácter no gubernamental sobre la materia.
El balance es desolador: 62 países presentan violaciones graves de la libertad religiosa, 24 de ellos por persecución directa y otros 38 por discriminación sistemática. En conjunto, estas naciones suman más de 5.400 millones de habitantes, el 64,7 % de la población mundial. «Esto significa que casi dos de cada tres personas en el mundo viven en países donde la libertad religiosa está gravemente limitada», en palabras del informe.
Con respecto a ediciones anteriores, y de entre las zonas en que la libertad religiosa está más amenazada, sólo dos países —Kazajistán y Sri Lanka— muestran alguna mejora en el periodo analizado (2023-2024). Por contra, «la libertad religiosa está cada vez más amenazada en un mundo marcado por la guerra en Ucrania, el conflicto en Tierra Santa y el auge del autoritarismo», resume el texto.
De los 24 países clasificados en la categoría más grave, la persecución, cuatro de ellos -China, India, Nigeria y Corea del Norte- concentran a más de la mitad de la población mundial (4.100 millones de personas), que vive «violaciones graves y sistemáticas de la libertad religiosa, como la violencia, el arresto y la represión». En el 75 % de estos países que están en la peor situación (en 18 de 24) , la situación ha empeorado desde el informe anterior.
El estudio identifica las tres grandes fuerzas que alimentan la represión de la fe: el autoritarismo político, el yihadismo y el nacionalismo religioso. «El autoritarismo es la mayor amenaza contra la libertad religiosa», señala el texto. Los regímenes autoritarios —como los de China, Irán, Eritrea o Nicaragua— «aplican mecanismos legales y burocráticos con el fin de suprimir la vida religiosa». En 19 países es la causa principal de persecución, y en otros 33 sostiene patrones de discriminación.
El informe dedica un amplio apartado a la evolución del yihadismo, que tras «el colapso del califato» del Estado Islámico en 2019 «ha entrado en una fase de evolución transnacional nueva y diferente». Lejos de desaparecer, estos grupos islamistas han adoptado estrategias descentralizadas y de baja intensidad, extendiendo su influencia a África y Asia. «Desde el Sahel hasta Pakistán, los grupos yihadistas se han expandido a través de redes descentralizadas, dirigidas contra cristianos y musulmanes que no aceptan su ideología extremista.» Entre los más activos, el informe cita a Jama’at Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin (JNIM) y al Estado Islámico de la Provincia del Sahel (ISSP), que han aprovechado «los problemas locales y los gobiernos débiles» para expandirse.
En África occidental, «el ISWAP ha establecido estructuras de gobierno cuasi-estatales» y en el centro del continente, las Fuerzas Democráticas Aliadas —vinculadas al Estado Islámico— perpetraron un atentado contra una iglesia católica en julio de 2025 en la República Democrática del Congo, con casi 40 muertos. «El yihadismo no ha disminuido; se ha adaptado», concluye el texto.
Ayuda a la Iglesia Necesitada
La religión como víctima de guerra
Las guerras y conflictos armados han convertido a la religión en «una víctima más de la guerra». Desde Ucrania hasta Gaza, pasando por Sudán o Myanmar, las comunidades de fe sufren desplazamientos masivos, destrucción de templos y persecución. En el Sahel africano, la violencia islamista ha desarraigado comunidades enteras: «Los ataques violentos han desarraigado comunidades enteras, provocado desplazamientos masivos y eliminado el culto en comunidad.» En Nigeria, el grupo Boko Haram, los pastores fulanis radicalizados y las milicias islamistas se han ensañado con templos y clérigos.
Además, la guerra entre Israel y Hamás, iniciada en octubre de 2023, ha disparado los delitos de odio en Occidente. «En Francia, los actos antisemitas se incrementaron en un 1.000 % y los crímenes de odio antimusulmán en un 29 %.» En Alemania se registraron más de 4.300 incidentes en 2024 frente a apenas 61 el año anterior. «Sinagogas y mezquitas han sufrido ataques, se ha acosado a individuos y también ha proliferado en internet la incitación al odio», explica en informe.
El modelo cubano se implanta en Iberoamérica
Una de las novedades más llamativas del informe es el análisis de América Latina. Bajo el título «El modelo cubano y su exportación a Venezuela y Nicaragua», el documento advierte de una «transferencia deliberada de los métodos de control político, legal y religioso» desde La Habana a otros regímenes afines. «Los proyectos autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua muestran paralelismos notables en su regulación y represión de la vida religiosa», concreta.
El modelo se caracteriza por la subordinación de las iglesias al Estado y la creación de una «Iglesia pro-gobierno» encargada de legitimar el poder. En Cuba, «la libertad religiosa se ha subordinado históricamente a los intereses del Partido Comunista.» La Constitución declara que «el marxismo-leninismo es la ideología del Estado y que cualquier expresión religiosa debe respetar este marco». En Venezuela, pese al reconocimiento constitucional de la libertad de culto, «el Estado ha promovido la creación de una Iglesia pro-gobierno que comparte su discurso ideológico», al tiempo que limita la actividad pastoral de comunidades críticas.
Pero el caso más grave es Nicaragua, donde «el gobierno de Ortega ha expulsado a clérigos, confiscado las propiedades de la Iglesia, prohibido procesiones y encarcelado a religiosos que se pronuncian en contra de la represión estatal». La represión, añade el informe, «es ideológica y estructural», basada en el control y registro de las organizaciones religiosas y el uso de leyes antiterroristas contra sacerdotes y obispos.
El resultado de esta represión ha sido una crisis migratoria sin precedentes. «Entre 2022 y 2023, Cuba experimentó una emigración masiva de 1,8 millones de personas; Nicaragua, de 719.000; y Venezuela supera ya los 7,7 millones de emigrantes desde 2014».
El papel del autoritarismo en el deterioro de la libertad
La exportación del modelo cubano no es un fenómeno aislado. En otras regiones, los regímenes autoritarios han utilizado la ley y la tecnología como instrumentos de represión. En China, «las nuevas leyes de 2024 obligan a que todas las confesiones religiosas comulguen explícitamente con los valores socialistas», mientras se destruyen lugares de culto y se prohíbe la educación religiosa de menores. Corea del Norte mantiene «una prohibición total de manifestaciones religiosas», e Irán o Turkmenistán someten a las comunidades de fe a vigilancia permanente.
El documento alerta también de un nuevo tipo de persecución silenciosa: «La inteligencia artificial y otras aplicaciones digitales se usan como armas para reprimir a grupos religiosos.» Países como China, Corea del Norte o Pakistán «utilizan herramientas digitales para identificar, intimidar y criminalizar a creyentes, haciendo que la fe se perciba como una amenaza a la seguridad».
La persecución religiosa se ha convertido en una causa estructural de la migración global. Más de 123 millones de personas se han visto desplazadas o refugiadas por motivos de fe, según ACN. «La persecución y la discriminación religiosas son dos fuerzas constantes detrás de estos procesos masivos.» En África, millones de personas han huido tras los ataques yihadistas en Malí, Burkina Faso o Níger. En Oriente Medio, la presencia cristiana ha sido prácticamente aniquilada: «Antes de la guerra civil, los cristianos representaban el 10 % de la población siria; hoy apenas suponen entre el 2 y el 3 %.» En Irak, la comunidad ha pasado de 1,5 millones de fieles a apenas 150.000.
Las mujeres y niñas de minorías religiosas sufren además una doble vulnerabilidad. «Durante el periodo de la elaboración del informe se han registrado violaciones graves contra mujeres y niñas pertenecientes a minorías religiosas. En países como Pakistán, Egipto y Mozambique, las víctimas —en algunos casos de tan solo 10 años— fueron sometidas a secuestro o conversión y a matrimonios forzados».
Europa y España, el nuevo frente de intolerancia
Aunque Europa mantiene estándares altos de libertad, el informe constata un aumento preocupante de los incidentes anticristianos en Occidente. «Sólo en 2023 se registraron unos 1.000 incidentes anticristianos; en Grecia más de 600 casos de vandalismo contra iglesias. En Canadá se provocaron incendios en, al menos, 24 iglesias entre 2021 y 2024. España, Italia, Estados Unidos y Croacia han sufrido aumentos similares, con profanaciones de lugares de culto, agresiones físicas a religiosos e interrupciones de actos religiosos».
El fenómeno se asocia a la «hostilidad ideológica, el activismo militante o el extremismo antirreligioso». En Europa, además, la objeción de conciencia vive un retroceso alarmante: «En Bélgica, las instituciones de matriz religiosa se enfrentan a una creciente presión legal para proporcionar servicios como el aborto o el suicidio asistido».
En el caso español, ACN no detecta persecución institucional, pero sí un deterioro del clima social y cultural hacia lo religioso. España aparece en el informe como ejemplo de país donde aumentan las agresiones y actos vandálicos contra templos, imágenes o símbolos cristianos, en paralelo al discurso ideológico que relega la fe al ámbito privado.
Educar en tolerancia
Frente al avance de la intolerancia, el informe destaca la educación como uno de los instrumentos más eficaces para frenar la discriminación y empoderar a las minorías. «La libertad religiosa florece allí donde los individuos aprenden a relacionarse respetuosamente con personas de convicciones distintas».
El documento cita el ejemplo del Líbano, donde «los colegios católicos han sido durante décadas lugares seguros para el aprendizaje compartido, el intercambio cultural y la amistad interreligiosa». Sin embargo, la crisis económica amenaza su supervivencia. «Preservar y aumentar estos espacios educativos no es simplemente una preocupación académica: es un imperativo moral y una necesidad estratégica para la construcción de sociedades plurales, fuertes y justas», argumenta.
El informe también destaca la capacidad para resistir estos ataques por parte de las comunidades perseguidas. «A pesar del empeoramiento general, las comunidades religiosas han demostrado una resiliencia inquebrantable como agentes de paz y de ayuda humanitaria». En lugares como Mozambique o Burkina Faso, «las iniciativas interreligiosas han demostrado que la libertad religiosa sirve como fundamento de unidad y garantía de la dignidad humana». Y en un sentido positivo, cónyuge con la afirmación de que «allí donde florece la libertad religiosa, se fortalecen la paz, la justicia y la plena dignidad de la persona humana».
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