Estados Unidos, tras el décimo hundimiento de una lancha de presuntos narcotraficantes, con otros seis muertos, recrudeció este viernes la tensión en aguas del Caribe al anunciar el envío a ese territorio de uno de sus mayores portaviones.
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La nueva yihad contra la que lucha Estados Unidos no está en montañas remotas y el enemigo no es otro que los narcotraficantes de Sudamérica.

DW
El presidente Donald Trump, el pacificador, prometió el jueves que “los vamos a matar”. Este viernes, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció un nuevo ataque a una supuesta narcolancha en aguas del Caribe con el resultado de al menos seis muertos.
En un mensaje en las redes, Hegseth aseguró que en la embarcación iban narcoterroristas de la banda venezolana del Tren de Aragua, una de las obsesiones de Trump, que traficaban por el Caribe.
“Nuestra inteligencia descubrió que la embarcación estaba implicada en el contrabando de narcóticos ilegales, navegando por una conocida ruta y cargando sustancias”, remarcó Hegseth.
En principio este es el ataque número diez, con al menos 43 difuntos en poco más de un mes. Los bombardeos se han producido mayoritariamente en aguas internacionales del Caribe, cerca de territorio venezolano, aunque los dos previos tuvieron lugar al este del Pacífico, lindando con Colombia, el otro país contra el que Trump ha desatado su furia.
A pesar de que el presidente ha repetido desde la pasada semana de que el tráfico marítimo de narcos está bajo control, que ya no quedaban narcolanchas, y se planteaba hacer ataques terrestres, lo cierto es que las operaciones en el mar se han acelerado en los últimos días.
Esta nueva operación se puede ver en un vídeo de 20 segundos, difundido por Hegseth. Una pequeña embarcación da la impresión de estar con los motores parados en el agua cuando un proyectil desciende con el resultado de una explosión. El vídeo se corta antes de que acabe el eco del impacto, sin que sea visible como queda el bote.
Hegseth insistió en que la operación se registró en aguas internacionales y alardeó de que era la primera realizada por la noche.
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Expertos legales y no pocos legisladores no cesan de cuestionar la legalidad de estos bombardeos y remarcan que no existe ni la constancia de que sean narcotraficantes, ni que estas intervenciones militares hayan acabado con la vida de importantes narcos.
Trump insistió en que no necesita una declaración de guerra, después de determinar que estas organizaciones son narcoterroristas. En su política, entre otras contradicciones, consta el de que el par de supervivientes rescatados por militares de EE.UU. tras uno de estos bombardeos, fueron entregados y puestos en libertad en sus países, cosa totalmente opuesta a lo que sucedía con los combatientes islamistas.
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