Tres goles con la izquierda de Fermín. Un gol de penalti de Lamine Yamal. Y un doblete de Rashford, calcado, con sendos remates desde la frontal, impulsaron al Barça en la Champions ante el Olympiacos. Lo necesitaban los tres jugadores a nivel personal. Y lo necesitaba, colectivamente, un Barça al que esta goleada le regala una necesaria dosis de autoestima de cara al clásico del Bernabéu. Una capacidad de descorchar el tapón goleador demostrando que, cuando el equipo está impreciso, sobresale el talento individual. Que se lo digan a Fermín, que apareció cuando el equipo más lo necesitaba.
Los de Flick golean al Olympiacos con un hat trick de Fermín, un doblete de Rashford y un gol de penalti que transformó Lamine Yamal
Tres goles con la izquierda de Fermín. Un gol de penalti de Lamine Yamal. Y un doblete de Rashford calcado, con sendos remates desde la frontal impulsaron al Barça en la Champions ante el Olympiacos y también hacia el clásico del Bernabéu. Descorchó el tapón de las dificultades el Barça en forma de goles demostrando que, cuando el equipo está impreciso, sobresale el talento individual.
De hecho, el doblete de Fermín fue, prácticamente, la mejor y única buena noticia de la primera parte. Los de Flick no conseguía encarar, ni superar duelos ni tampoco presionar. Hubo muchas imprecisiones en la salida de balón . Balde, Cubarsí y Eric consolidados como la pareja de centrales en la que cree Flick perdían balones, asfixiados por la presión de los griegos. Los de Mendilibar no se achantaron y mostraron sus cartas: querían presionar, ser dominantes y asustar. Podence aprovechó una pérdida de Balde y, tras dedicarle un túnel a Casadó disparó desde la frontal. Szcesny sacó una mano milagrosa a los 20 segundos. Por suerte, fue la única ocasión entre los tres palos de los griegos.
Flick miraba el espectáculo nervioso y cabreado. Pidiendo a sus jugadores que presionaran. Que juntaran sus líneas, que mimaran el balón. Pendiente del técnico estaba Dro que en su debut en la Champions situado entre la mediapunta y el extremo zurdo que se fue intercambiando con Fermín, giró sobre sí mismo para cederle el balón a un Balde que centró el balón. Allí estaba Rashford, el delantero del Barça con el permiso de los lesionados Lewandowski y Ferran Torres, quien remató el balón de forma acrobática obligando a Tzolakis a intervenir. Fue el primer aviso de los de Flick pero no el último.
Porque allí estaba Fermín para juguetear con Lamine Yamal tras un gran desmarque de Balde. Fermín controló y asistió a Lamine Yamal, quien recorta a su par, pero Tzolakis toca con la mano y el propio Fermín remató a la red. El disparo toca en un defensa y despista a otro que espera bajo palos
Sin embargo, después de estos fogonazos, los de Flick no aguantaban el balón que terminaba en los pies de Dani García o de Podense, por suerte, muy erráticos en el remate final. Además, Szcesny sufría con algunos problemas y giros erráticos sacando el esférico por la izquierda. Jugaba con fuego y arriesgando buscando a Cubarsí, pero sin estar fino en el pase.
Alguien tenía que ponerse el equipo en las espaldas. Y fue Eric Garcia quien, en un cambio de orientación buscando potenciar el juego por la banda derecha como solía hacer Iñigo Martínez, encontró a Lamine. El extremo no termina de estar seguro y convencido. Se le vio poco eléctrico. Driblando y generando ventajas, sí pero sin atreverse a finalizar las jugadas. Eso se lo dejaba a Fermín. En la primera, el remate se marchó fuera. La siguiente ya no la falló el de El Campillo que, tras una buena recuperación de Pedri y una gran asistencia de Dro, remató su actuación con el 2-0.
Lo mejor estaba por venir. En el segundo tiempo el Barcelona cambió las imprecisiones por goles, que empezaron a caer cada vez que se acercaban a la portería de Tzolakis aproximadamente cada cuatro minutos.
Pero antes llegó el gol de los griegos. Tocó con la mano Eric Garcia cuando iba a rematar El Kaabi. Podence, en fuera de juego, le asistió después, pero ya no valía. Todo eso con la previa consulta al VAR, claro. Tras una rápida explicación del árbitro suizo a los jugadores y también a un enfadado Mendilibar, El Kaabi, la gran arma secreta de los griegos y talismán en la Conference League que ganaron la temporada pasada, ajustó el disparo al poste y marcó el 2-1.
Lo celebró un Mendilibar que no era consciente de que esa felicidad sería de lo más efímera: Hezze vio una segunda y rigurosa amarilla por un leve manotazo a Casadó en una disputa de balón. Pidió Mendilibar el VAR, pero sin fortuna y se quedó con 10 jugadores el Olympiacos. Faltaba media hora y el partido se acabó para los griegos en ese instante.
Entró De Jong, que estuvo a punto de marcar, y se marchó un aplaudido y felicitado Dro, mucho más brillante que en su debut en la Liga contra la Real Sociedad. Y, de nuevo el árbitro tuvo que consultar al VAR un penalti provocado por el portero Tzolakis sobre Rashford. Lamine Yamal, al fin, se puso la corona celebrando el 3-1.
Cayeron tres dianas más para redondear la goleada. Rashford, en una dejada de Balde, tuvo su recompensa con un remate a pie parado y muy inteligente que engañó a Tzolakis.
Después Fermín, coronado como el mejor del partido tras vivir un partido histórico, anotó su hat trick gracias a un acrobático Roony y finalmente, de nuevo Rashford, tras un gran servicio largo de Pedri, rompió el fuera de juego por poco y calcó el remate de su gol anterior, a la base del poste, engañando al central y al portero. Cuarto gol en Champions. 6-1 y con la mirada puesta al Bernabéu.
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