Le ha cogido el gusto el Barça a saltar al vacío sin red. A retar al rival a ver quién pega más. Una propuesta arriesgada que queda en manos de la inspiración individual. En su estreno en casa este curso, el equipo de Peñarroya salió ileso de otro de estos peligrosos saltos, firmando una victoria en la Euroliga con cierto aroma a venganza ante el Valencia, su verdugo en la Liga hace unos días, y agradeciendo que Punter y Clyburn vistieran de azulgrana.
El equipo de Peñarroya debuta en casa en la Euroliga con triunfo imponiéndose en un brutal duelo anotador al Valencia de la mano de Punter y Clyburn
Le ha cogido el gusto el Barça a saltar al vacío sin red. A retar al rival a ver quién pega más. Una propuesta arriesgada que queda en manos de la inspiración individual. En su estreno en casa este curso, el equipo de Peñarroya salió ileso de otro de estos peligrosos saltos, firmando una victoria en la Euroliga con cierto aroma a venganza ante el Valencia, su verdugo en la Liga hace unos días, y agradeciendo que Punter y Clyburn vistieran de azulgrana.
En este calendario repleto de agujeros que se le ha dibujado al Barça en este tramo inicial de curso, con cuatro partidos a domicilio en las primeras cinco jornadas de la Euroliga, por ejemplo, le llegó por fin el turno al Palau para saborear el baloncesto europeo, por mucho que el Valencia no fuera el rival más internacional del mundo. Con una entrada más bien discreta en las gradas, asistió el respetable a otro ejercicio de montaña rusa de los suyos, cada vez más capaces de lo mejor y lo peor en la misma noche, esta vez con final feliz.
El comienzo del duelo se convirtió en un festival del triple, como si por todo el coliseo barcelonista hubiera guardias poniendo multas a los que lanzaban desde dentro del arco. Hasta 21 lanzamientos firmaron entre ambos equipos tan solo en el primer cuarto. En esa locura transitoria se empezó manejando mejor el equipo de Peñarroya, con el siempre fiable Clyburn –sigue haciendo méritos para liderar a este equipo– afinado desde fuera y un activo Willy Hernangómez –más activo en ataque que en defensa, eso sí– anotando bajo el aro. Marcos ampliaba hasta el 16-6, despertando al Valencia, que decidió entonces unirse a la fiesta exterior para acabar casi igualando las fuerzas tras el primer bocinazo.
Un más que leve frenazo en la anotación permitió a Badio, un ex de la casa, confirmar que su marcha no fue una buena noticia para el Barça y mandar a los suyos mandando a los vestuarios. Este Barça de los altibajos no tenía muy claro a quién agarrarse y el equipo de Pedro Martínez parecía tener las ideas mucho más claras que su oponente.
Pero alguna tecla acertó a clicar Peñarroya en el descanso porque su equipo demostró tener una electricidad inédita hasta ahora, firmando sus mejores minutos del curso, con Punter y Clyburn como directores de orquesta para igualar la máxima de la noche (69-59). De todo menos fiable, el Barça volvió a desconectarse y a inicios del último acto el Valencia, con un Darius Thompson estelar, había vuelto a voltear el maltrecho luminoso del Palau.
Se avecinaban minutos complicados pero esta vez el conjunto azulgrana tiró de pizarra y de carácter, no se amedrentó ante el arsenal del rival y acertó a imponer su ley. Un par de buenas acciones de Cale prendieron la mecha que cazó luego Punter, cuya muñeca mandó al Valencia a la lona sin remedio.
La regularidad no entra en el diccionario de este Barça. La diversión, a veces, sí.
108 – Barça (26+22+30+30): Satoransky (14), Punter (27), Clyburn (19), Shengelia (12), Hernangómez (11) -equipo inicial-, Marcos (2), Cale (5), Vesely (8), Parra (4), Norris (3) y Brizuela (3).
102 – Valencia Basket (25+24+24+27): De Larrea (5), Puerto (7), Moore (21), Costello (8), Sako (14) -equipo inicial-, Reuvers (4), Taylor (5) Pradilla (4), Thompson (19), Badio (15), Sestina (0) y Nogués (0).
Árbitros: Borys Ryzhyk (UCR), Olegs Latisevs (LET) y Mario Majkic (ESL). Eliminaron con cinco faltas al local Brizuela (min.37). Señalaron falta antideportiva al visitante Thompson (min.22).
Incidencias: partido de la tercera jornada de la Euroliga disputado en el Palau Blaugrana de Barcelona ante 5.363 espectadores. Antes del pitido inicial se realizó un minuto de silencio en memoria del exentrenador del Barça (1968-72) Xabier Añua, fallecido el 4 de julio.
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