Se lo dijo el catedrático sevillano Luis Ángel Hierro a María Jesús Montero cuando tomó la palabra en la primera y hasta ahora única reunión del comité director del PSOE andaluz que ha convocado desde que se proclamó como secretaria general el pasado enero. « Tienes que dejar el Ministerio de Hacienda » porque es «incompatible» con el liderazgo de la mayor federación socialista de España, le avisó el pasado 16 de mayo. Nada, por cierto, que éste no hubiera advertido antes cuando intentó batirse con ella en unas primarias hasta que la falta de avales lo apartó de la carrera. La del economista fue la única intervención crítica en un comité en la que hubo más aplausos entusiastas que reproches hacia la nueva líder. Pedro Sánchez lanzó a Montero para devolver al PSOE al poder en Andalucía , perdido en las elecciones de 2018.Desde entonces ejerce como jefa de la oposición a Juanma Moreno (PP) sin dejar ni uno solo de los cargos que acumula: ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y número uno de las cuentas públicas. Por si fueran pocos, en plena tormenta por la dimisión de Santos Cerdán por lucrarse supuestamente con comisiones en obras públicas amañadas, ha sido nombrada candidata a la Presidencia de la Junta. Siete meses de rodaje le están dando la razón a Hierro y al expresidente Felipe González , que también cuestionó la acumulación de cargos de su paisana con una sola frase: « Quien está en la caja no puede repartir y ser candidata ». Es como intentar mezclar el agua y aceite, que nunca casan. «En algún momento va a tener que elegir entre la lealtad al Gobierno o a Andalucía porque son intereses contradictorios que nunca van a coincidir», reflexiona el catedrático Luis Ángel Hierro, quien promete volver a «recordárselo» tan pronto lo convoque a otro comité.Entre tanto, a la vicepresidenta le tocará no solo defender sino también cumplir el acuerdo de financiación singular de Cataluña firmado con Esquerra Republicana (ERC), como le reclaman los independentistas y Salvador Illa. Su compañero del PSC, que fue investido presidente de la Generalitat precisamente gracias a este pacto que representa una voladura del actual modelo de financiación autonómica, aseguró ayer que la ministra «es una pieza clave para cumplir este acuerdo» . En una atención a los periodistas que cubren su viaje oficial a China, el mandatario catalán trataba así de apagar los reproches de Oriol Junqueras (ERC), que atribuía el parón de las negociaciones a que María Jesús Montero actúa más como candidata del PSOE en Andalucía que como ministra. Ausente en la reunión de la comisión bilateralConsciente de que el trato preferente a la Generalitat tiene un alto coste electoral en la tierra que aspira a gobernar, la encargada de poner en marcha el cupo fiscal catalán decidió borrarse de la reunión de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat celebrada el 14 de julio pasado en Barcelona que puso las bases del acuerdo. El Gobierno se compromete a cederle, de manera progresiva, la gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos que se pagan en este territorio. Constituye un cambio radical del sistema que va a perjudicar a las comunidades con menos renta, como Andalucía, señala uno de los principales expertos en financiación, Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Montero envió a la reunión en la ciudad condal a su secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón. A pesar de su ausencia —el Gobierno estuvo representado por el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres –, le va a resultar difícil encapsular las cesiones a los separatistas, cuando su cumplimiento pasa por su Ministerio, como recordó Salvador Illa. La pesada mochila de los pactos con ERC y JuntsLos acuerdos con los soberanistas, que se han tomado el control de la caja como el primer paso que le permitiría desconectarse de España, representan un peso muerto en la mochila de Montero que lastra sus posibilidades de acción como candidata en Andalucía. Y la han colocado en la diana de las críticas del PP en Andalucía, que gobierna con mayoría absoluta desde 2022. Las cesiones a los socios parlamentarios del PSOE tampoco le ayudan a construir una alternativa basada en el «nuevo andalucismo del siglo XXI» que pregona y con el que aspira a aglutinar en torno a ella a esa mayoría progresista que dio la espalda a su partido en las últimas cuatro elecciones (autonómicas, generales, municipales y europeas), cuando Juan Espadas estaba al mando.Sabedora del desgaste que le acarrea su papel en el Gobierno, motivado en gran parte por la debilidad parlamentaria del PSOE, Montero aseguró, en una entrevista en El Correo de Andalucía, que dejará el Ministerio cuando se aproxime la fecha electoral . Sus detractores piensan que ya va un poco tarde. «La posición del PSOE andaluz debe ser igual que la de los presidentes de Asturias y Castilla-La Mancha», ambos socialistas, contrarias al cupo fiscal catalán, porque de lo contrario «estaremos fuera de juego», afirman los más críticos.«El PSOE andaluz debe tener igual posición que Asturias y Castilla-La Mancha, o estaremos fuera de juego», defienden críticos del partidoEn cambio, la posición oficial de sus partidarios es que ser la mujer con más poder institucional de España representa más una ventaja que un inconveniente. Le garantiza atención mediática y una plataforma institucional como representante máxima del Gobierno para vender la gestión e inversiones estatales en Andalucía. Es también una oportunidad para contraprogramar la agenda del presidente de la Junta y hacerle sombra en el protocolo. Ausente Pedro Sánchez, fue la vicepresidenta quien ocupó su lugar en el palco en las dos finales consecutivas de la Copa del Rey disputadas en Sevilla , para disgusto de Moreno. Tal vez por eso la candidata Montero prefiere no renunciar a los focos que acapara la ministra Montero, aunque el exceso de luz que recae en su poder institucional proyecte claroscuros sobre su candidatura. Se lo dijo el catedrático sevillano Luis Ángel Hierro a María Jesús Montero cuando tomó la palabra en la primera y hasta ahora única reunión del comité director del PSOE andaluz que ha convocado desde que se proclamó como secretaria general el pasado enero. « Tienes que dejar el Ministerio de Hacienda » porque es «incompatible» con el liderazgo de la mayor federación socialista de España, le avisó el pasado 16 de mayo. Nada, por cierto, que éste no hubiera advertido antes cuando intentó batirse con ella en unas primarias hasta que la falta de avales lo apartó de la carrera. La del economista fue la única intervención crítica en un comité en la que hubo más aplausos entusiastas que reproches hacia la nueva líder. Pedro Sánchez lanzó a Montero para devolver al PSOE al poder en Andalucía , perdido en las elecciones de 2018.Desde entonces ejerce como jefa de la oposición a Juanma Moreno (PP) sin dejar ni uno solo de los cargos que acumula: ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y número uno de las cuentas públicas. Por si fueran pocos, en plena tormenta por la dimisión de Santos Cerdán por lucrarse supuestamente con comisiones en obras públicas amañadas, ha sido nombrada candidata a la Presidencia de la Junta. Siete meses de rodaje le están dando la razón a Hierro y al expresidente Felipe González , que también cuestionó la acumulación de cargos de su paisana con una sola frase: « Quien está en la caja no puede repartir y ser candidata ». Es como intentar mezclar el agua y aceite, que nunca casan. «En algún momento va a tener que elegir entre la lealtad al Gobierno o a Andalucía porque son intereses contradictorios que nunca van a coincidir», reflexiona el catedrático Luis Ángel Hierro, quien promete volver a «recordárselo» tan pronto lo convoque a otro comité.Entre tanto, a la vicepresidenta le tocará no solo defender sino también cumplir el acuerdo de financiación singular de Cataluña firmado con Esquerra Republicana (ERC), como le reclaman los independentistas y Salvador Illa. Su compañero del PSC, que fue investido presidente de la Generalitat precisamente gracias a este pacto que representa una voladura del actual modelo de financiación autonómica, aseguró ayer que la ministra «es una pieza clave para cumplir este acuerdo» . En una atención a los periodistas que cubren su viaje oficial a China, el mandatario catalán trataba así de apagar los reproches de Oriol Junqueras (ERC), que atribuía el parón de las negociaciones a que María Jesús Montero actúa más como candidata del PSOE en Andalucía que como ministra. Ausente en la reunión de la comisión bilateralConsciente de que el trato preferente a la Generalitat tiene un alto coste electoral en la tierra que aspira a gobernar, la encargada de poner en marcha el cupo fiscal catalán decidió borrarse de la reunión de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat celebrada el 14 de julio pasado en Barcelona que puso las bases del acuerdo. El Gobierno se compromete a cederle, de manera progresiva, la gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos que se pagan en este territorio. Constituye un cambio radical del sistema que va a perjudicar a las comunidades con menos renta, como Andalucía, señala uno de los principales expertos en financiación, Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Montero envió a la reunión en la ciudad condal a su secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón. A pesar de su ausencia —el Gobierno estuvo representado por el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres –, le va a resultar difícil encapsular las cesiones a los separatistas, cuando su cumplimiento pasa por su Ministerio, como recordó Salvador Illa. La pesada mochila de los pactos con ERC y JuntsLos acuerdos con los soberanistas, que se han tomado el control de la caja como el primer paso que le permitiría desconectarse de España, representan un peso muerto en la mochila de Montero que lastra sus posibilidades de acción como candidata en Andalucía. Y la han colocado en la diana de las críticas del PP en Andalucía, que gobierna con mayoría absoluta desde 2022. Las cesiones a los socios parlamentarios del PSOE tampoco le ayudan a construir una alternativa basada en el «nuevo andalucismo del siglo XXI» que pregona y con el que aspira a aglutinar en torno a ella a esa mayoría progresista que dio la espalda a su partido en las últimas cuatro elecciones (autonómicas, generales, municipales y europeas), cuando Juan Espadas estaba al mando.Sabedora del desgaste que le acarrea su papel en el Gobierno, motivado en gran parte por la debilidad parlamentaria del PSOE, Montero aseguró, en una entrevista en El Correo de Andalucía, que dejará el Ministerio cuando se aproxime la fecha electoral . Sus detractores piensan que ya va un poco tarde. «La posición del PSOE andaluz debe ser igual que la de los presidentes de Asturias y Castilla-La Mancha», ambos socialistas, contrarias al cupo fiscal catalán, porque de lo contrario «estaremos fuera de juego», afirman los más críticos.«El PSOE andaluz debe tener igual posición que Asturias y Castilla-La Mancha, o estaremos fuera de juego», defienden críticos del partidoEn cambio, la posición oficial de sus partidarios es que ser la mujer con más poder institucional de España representa más una ventaja que un inconveniente. Le garantiza atención mediática y una plataforma institucional como representante máxima del Gobierno para vender la gestión e inversiones estatales en Andalucía. Es también una oportunidad para contraprogramar la agenda del presidente de la Junta y hacerle sombra en el protocolo. Ausente Pedro Sánchez, fue la vicepresidenta quien ocupó su lugar en el palco en las dos finales consecutivas de la Copa del Rey disputadas en Sevilla , para disgusto de Moreno. Tal vez por eso la candidata Montero prefiere no renunciar a los focos que acapara la ministra Montero, aunque el exceso de luz que recae en su poder institucional proyecte claroscuros sobre su candidatura.
Se lo dijo el catedrático sevillano Luis Ángel Hierro a María Jesús Montero cuando tomó la palabra en la primera y hasta ahora única reunión del comité director del PSOE andaluz que ha convocado desde que se proclamó como secretaria general el pasado … enero. «Tienes que dejar el Ministerio de Hacienda» porque es «incompatible» con el liderazgo de la mayor federación socialista de España, le avisó el pasado 16 de mayo. Nada, por cierto, que éste no hubiera advertido antes cuando intentó batirse con ella en unas primarias hasta que la falta de avales lo apartó de la carrera.
La del economista fue la única intervención crítica en un comité en la que hubo más aplausos entusiastas que reproches hacia la nueva líder. Pedro Sánchez lanzó a Montero para devolver al PSOE al poder en Andalucía, perdido en las elecciones de 2018.
Desde entonces ejerce como jefa de la oposición a Juanma Moreno (PP) sin dejar ni uno solo de los cargos que acumula: ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y número uno de las cuentas públicas. Por si fueran pocos, en plena tormenta por la dimisión de Santos Cerdán por lucrarse supuestamente con comisiones en obras públicas amañadas, ha sido nombrada candidata a la Presidencia de la Junta.
Siete meses de rodaje le están dando la razón a Hierro y al expresidente Felipe González, que también cuestionó la acumulación de cargos de su paisana con una sola frase: «Quien está en la caja no puede repartir y ser candidata». Es como intentar mezclar el agua y aceite, que nunca casan. «En algún momento va a tener que elegir entre la lealtad al Gobierno o a Andalucía porque son intereses contradictorios que nunca van a coincidir», reflexiona el catedrático Luis Ángel Hierro, quien promete volver a «recordárselo» tan pronto lo convoque a otro comité.
Entre tanto, a la vicepresidenta le tocará no solo defender sino también cumplir el acuerdo de financiación singular de Cataluña firmado con Esquerra Republicana (ERC), como le reclaman los independentistas y Salvador Illa. Su compañero del PSC, que fue investido presidente de la Generalitat precisamente gracias a este pacto que representa una voladura del actual modelo de financiación autonómica, aseguró ayer que la ministra «es una pieza clave para cumplir este acuerdo». En una atención a los periodistas que cubren su viaje oficial a China, el mandatario catalán trataba así de apagar los reproches de Oriol Junqueras (ERC), que atribuía el parón de las negociaciones a que María Jesús Montero actúa más como candidata del PSOE en Andalucía que como ministra.
Ausente en la reunión de la comisión bilateral
Consciente de que el trato preferente a la Generalitat tiene un alto coste electoral en la tierra que aspira a gobernar, la encargada de poner en marcha el cupo fiscal catalán decidió borrarse de la reunión de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat celebrada el 14 de julio pasado en Barcelona que puso las bases del acuerdo. El Gobierno se compromete a cederle, de manera progresiva, la gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos que se pagan en este territorio.
Constituye un cambio radical del sistema que va a perjudicar a las comunidades con menos renta, como Andalucía, señala uno de los principales expertos en financiación, Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Montero envió a la reunión en la ciudad condal a su secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón. A pesar de su ausencia —el Gobierno estuvo representado por el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres–, le va a resultar difícil encapsular las cesiones a los separatistas, cuando su cumplimiento pasa por su Ministerio, como recordó Salvador Illa.
La pesada mochila de los pactos con ERC y Junts
Los acuerdos con los soberanistas, que se han tomado el control de la caja como el primer paso que le permitiría desconectarse de España, representan un peso muerto en la mochila de Montero que lastra sus posibilidades de acción como candidata en Andalucía. Y la han colocado en la diana de las críticas del PP en Andalucía, que gobierna con mayoría absoluta desde 2022.
Las cesiones a los socios parlamentarios del PSOE tampoco le ayudan a construir una alternativa basada en el «nuevo andalucismo del siglo XXI» que pregona y con el que aspira a aglutinar en torno a ella a esa mayoría progresista que dio la espalda a su partido en las últimas cuatro elecciones (autonómicas, generales, municipales y europeas), cuando Juan Espadas estaba al mando.
Sabedora del desgaste que le acarrea su papel en el Gobierno, motivado en gran parte por la debilidad parlamentaria del PSOE, Montero aseguró, en una entrevista en El Correo de Andalucía, que dejará el Ministerio cuando se aproxime la fecha electoral. Sus detractores piensan que ya va un poco tarde. «La posición del PSOE andaluz debe ser igual que la de los presidentes de Asturias y Castilla-La Mancha», ambos socialistas, contrarias al cupo fiscal catalán, porque de lo contrario «estaremos fuera de juego», afirman los más críticos.
«El PSOE andaluz debe tener igual posición que Asturias y Castilla-La Mancha, o estaremos fuera de juego», defienden críticos del partido
En cambio, la posición oficial de sus partidarios es que ser la mujer con más poder institucional de España representa más una ventaja que un inconveniente. Le garantiza atención mediática y una plataforma institucional como representante máxima del Gobierno para vender la gestión e inversiones estatales en Andalucía. Es también una oportunidad para contraprogramar la agenda del presidente de la Junta y hacerle sombra en el protocolo.
Ausente Pedro Sánchez, fue la vicepresidenta quien ocupó su lugar en el palco en las dos finales consecutivas de la Copa del Rey disputadas en Sevilla, para disgusto de Moreno. Tal vez por eso la candidata Montero prefiere no renunciar a los focos que acapara la ministra Montero, aunque el exceso de luz que recae en su poder institucional proyecte claroscuros sobre su candidatura.
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