La periodista regresa a la pequeña pantalla como el rostro de las tardes de Telecinco. Desde este lunes será la presentadora de El diario de verano, la versión estival de El diario de Jorge Leer La periodista regresa a la pequeña pantalla como el rostro de las tardes de Telecinco. Desde este lunes será la presentadora de El diario de verano, la versión estival de El diario de Jorge Leer
La última vez que Cristina Lasvignes presentó un programa de televisión estaba todavía dando de mamar a su segundo hijo. Hoy, la mayor tiene 11 y el pequeño 10 años, los mismos que la presentadora ha estado fuera del circuito televisivo. Es una de las cosas que más ilusión le hacen de su regreso: que Aitana y Jacobo por fin la puedan ver presentando.
Dice, y tiene razón, que «cuando desapareces de la primera línea de la televisión es que no existes». En realidad, Cristina Lasvignes no desapareció de la comunicación. Estuvo con la radio y cruzó al otro lado, poniéndose al frente de la comunicación de la Fundación CRIS contra el cáncer. Esta tarde, Cristina Lasvignes regresa al mundo que dejó hace una década y lo hace con un auténtico desafío: sustituir a Jorge Javier Vázquez al frente de El Diario del Verano, la versión estival de El Diario de Jorge que no para en verano.
El pasado viernes Jorge Javier Vázquez cogió el bañador, el flotador y se despidió de los espectadores hasta septiembre. Fue el encargado también de dar la alternativa a su compañera. Lo que pocos saben es que, sin haberse conocido antes, Cristina y Jorge Javier han compartido estas semanas muchas conversaciones, intimidades y consejos. «Me ha dado muchos», asegura Cristina Lasvignes, «algunos me dijo que los guardáramos para él y para mí, y otros me ha dicho que los puedo contar, como que memorice muy bien el nombre de los invitados y dónde esta cada puerta en el plató porque uno te puede salir por una, otro por la número tres y lo mejor es sabérselas para no perderse». De los que se quedaron para ellos, la presentadora no suelta prenda.
Y es que en estos 10 años de «stand by», como los llama ella, Cristina Lasvignes ha aprendido la importancia de «escuchar». Por eso cuando recibió la llamada de Boomerang TV, productora al frente del programa, supo que no podía haber mejor regalo que ponerse al frente de El Diario de Verano, pues si algo tiene este programa es que escucha. «Por eso este programa es tan maravilloso porque aquí a lo que me tengo que dedicar es a escuchar, no a dar mi opinión. Son personas que comparten un trocito de su vida, que se abren delante de muchísimas personas que no conocen de nada, que a lo mejor superan sus miedos para dar una sorpresa a alguien… Es maravilloso vivirlo con ellos», afirma.
Asegura que si la noticia de que iba a presentar El Diario de Verano se la dan hace dos meses no se lo hubiera creído. En realidad, la noticia le llegó con una llamada inesperada mientras se encontraba de viaje «ocioso y espiritual» con su familia y varios amigos en Bali. «No me dijeron que fuera yo, en esto, la edad y el estatus no son un privilegio», afirma entre risas. Tuvo que pasar un casting como la mayoría y tras el casting la eligieron. «Me llamaron, me dijeron que no sabían si me iba a apetecer y, aunque yo no tenía planeado volver, fue de repente un sí, un ‘claro que me apetece, me apetece muchísimo’. Hice la prueba. Y aquí estoy», cuenta la presentadora.
Y aunque está muy ilusionada confiesa que los nervios están ahí y que «son muchos». Hay que tener en cuenta que desde que El Diario de Jorge cambió de franja a las 18.15 horas y se añadieron algunos cambios al formato, el programa es lo más visto de las tardes de Telecinco y muchos días iguala y gana en estricta coincidencia a Y ahora Sonsoles. Cristina Lasvignes es consciente de esa responsabilidad y espera poder mantener las audiencias en los mismos niveles –una media de un 10% de cuota de pantalla-.
Lo que sí confirma es que la mecánica del programa va a seguir siendo la misma que con Jorge Javier Vázquez. Es decir, personas anónimas que acuden a El Diario de Verano para dar una sorpresa a un amigo o familiar, para contar su historia o simplemente para que alguien les escuche. «Va a ser una continuación de todo el año de El Diario de Jorge, obviamente, cada uno con su personalidad y con su estilo, pero las historias van a ser igual de divertidas, de bonitas, de emotivas, de sorprendentes y con la misma diversidad que todo este año», dice Lasvignes.
Para ello, la que fuera presentadora de Tal cual lo contamos (Antena 3) o Esto es la vida (TVE), también talk shows, lleva varias semanas acudiendo como privilegiada observadora del programa. Se ha colado en el control de realización, «un santuario para los presentadores», y desde allí ha visto «todo el curro que hay detras»: «Confieso que verlo estos días desde fuera me ha dado un poquito de nervio y de responsabilidad porque te das cuenta del trabajazo, la organización y toda la coreografía que hay detrás de lo que tú estás haciendo en plató y viviendo en directo».
El directo, el amor y el temor de todo presentador. Aunque Lasvignes sabe muy bien lo que son los directos, pues todos los programas que ha presentado en su carrera han sido en directo, reconoce que lo que más le gusta es «adrenalina que da» cuando una escaleta se va al garete. «Las escaletas sólo se pueden caer en un directo y es ahí donde hay que reaccionar y donde hay que darle la vuelta a las cosas», afirma. A Cristina Lasvignes lo de que una escaleta salte por los aires le encanta, le pone, y en El Diario de Jorge, ahora el de verano, es una de las cosas más habituales.
Tal vez sea por eso por lo que cuando le preguntas si le preocupan las audiencias, la presentadora es de las pocas de este mundo televisivo que no miente: «El que diga que no le preocupan y que no las mira está mintiendo». En realidad es, como explica la presentadora, aunque intentase ignorarlas sería imposible porque «todos los días a primera hora de la mañana vas a recibir un mensaje con los datos». En esto sí que echa de menos la radio e insta a que las teles hagan lo mismo, que se reciban los datos cada tres meses como ocurre con el Estudio General de Medios (EGM). «Al menos tienes un respiro», asegura, y añade que «aquí es diario y se analiza todo: cuando levantas una mano y baja la audiencia, cuando la bajas y sube un punto«.
Cristina Lasvignes vuelve a la tele y vuelve por la puerta grande. Le es imposible no estar nerviosa, porque «siempre me pueden los nervios», pero esta vez hay unos poquitos más. Han pasado 10 años de la última vez. «Llevo dos semanas soñando con el momento en que termine el primer programa y diga ‘muchísimas gracias a todos. Mañana, martes, nos vemos aquí a las seis’. Tengo muchas ganas de que llegue ese instante porque sé que voy a estar súper nerviosa y espero poder disimularlo lo mejor posible y que no se note mucho. Igual me da por reír, llorar o gritar, pero sé que va a ser un momento de ‘ya está, ya vimos la luz’. Por si acaso, Telecinco le ha llenado la agenda de entrevistas y promociones en otros programas de la cadena, «así no tengo tiempo ni para pensar».
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