Sonaron violines, despegaron chupinazos, lució la grada un tifo en recuerdo a los fundadores, también un mosaico blanquiazul y sonó una canción compuesta especialmente para el 125 aniversario del Espanyol. Cornellà se vistió de gala para una jornada de celebración en la que hasta el más antiguo aficionado de Sarrià se sentiría orgulloso. Retumbó el estadio como en las tardes importantes, efusividad y sentimientos a flor de piel, y demostración de la buena salud de la que goza la entidad en lo social, presente también Alan Pace en el palco. El colofón fue una victoria ante un magnífico Elche, que supone mucho más que tres puntos. Contagiados por el enorme optimismo que ha extendido el nuevo presidente estos días, el equipo y afición empiezan a creer, como el norteamericano, que nada es imposible, que no existen límites, que todos sus sueños se pueden cumplir. Esta noche dormirán en posiciones de Champions.
Un gol de Carlos Romero tumbó al equipo revelación de la Liga en una jornada festiva
Sonaron violines, despegaron chupinazos, lució la grada un tifo en recuerdo a los fundadores, también un mosaico blanquiazul y sonó una canción compuesta especialmente para el 125 aniversario del Espanyol. Cornellà se vistió de gala para una jornada de celebración en la que hasta el más antiguo aficionado de Sarrià se sentiría orgulloso. Retumbó el estadio como en las tardes importantes, efusividad y sentimientos a flor de piel, y demostración de la buena salud de la que goza la entidad en lo social, presente también Alan Pace en el palco. El colofón fue una victoria ante un magnífico Elche, que supone mucho más que tres puntos. Contagiados por el enorme optimismo que ha extendido el nuevo presidente estos días, el equipo y afición empiezan a creer, como el norteamericano, que nada es imposible, que no existen límites, que todos sus sueños se pueden cumplir. Esta noche dormirán en posiciones de Champions.
Todas las emociones desatadas antes del partido no desorientaron en lo futbolístico al Espanyol, equipo que con Manolo González ha encontrado la estabilidad emocional, un equilibrio que en otras épocas era su talón de Aquiles. Esa fortaleza mental es una de las causas por las que a este equipo le dan igual las circunstancias que le rodean, siempre es capaz de encontrar la portería rival, siempre va al límite, siempre compite. Sea porque domina el escenario o, como ayer, aunque su rival monopolice el balón.
El comienzo fue electrizante. Con Jofre haciendo que Iñaki Peña se luciese sin haber llegado siquiera al primer minuto de juego. El de Girona ocupó el puesto de Dolan en la banda derecha, donde repitió en el lateral Rubén Sánchez, en lo que es claramente un toque de atención de Manolo González para Omar El Hilali. Los arrebatos del Espanyol dieron paso al gobierno absolutista del Elche, equipo de autor, en concreto de Eder Sarabia. Un acordeón futbolístico que construye desde la base sin miedo y se proyecta con veneno en los últimos metros. Ayer domó durante muchos minutos a la fiera que pretendía ser el equipo perico. Dos equipos hoy por hoy con muchas más virtudes que defectos. No gozó de la continuidad deseada el Espanyol en el juego, pero sí logro que Iñaki Peña, portero del Elche, fuese el mejor jugador del partido, pues desbarató ocasiones muy claras que ante otros habrían sido gol.
Lidió un particular duelo el ex del Barça con Pere Milla. El jugador más imprevisible del plantel de Manolo González tuvo uno de esos días de enorme inspiración, indetectable en muchos momentos en la media punta y acertado en los desmarques al espacio. Una mente maravillosa, en ocasiones, que quiso inventar uno de los goles de la liga con un taconazo dentro del área que buscaba hacer daño. La respuesta de Peña fue una de las paradas del campeonato. Puros reflejos y el balón a córner. Una folha seca en una falta desde la frontal y una volea desde la izquierda, fueron los otros intentos del de Lleida, siempre bloqueado por Peña.
El Elche, en cambio, pareció disparar siempre con balas de fogueo. Su enorme dominio no se tradujo en ocasiones tan claras y los pocos disparos que probó no hicieron daño a Dmitrovic.
Tuvo que ser en una transición rápida al comienzo de la segunda parte como el Espanyol doblegó al fin al inspirado Peña. Un contragolpe dirigido por Edu Expósito, que vio como Carlos Romero le doblaba por la banda. Recibió el valenciano, cuyo disparo rebotó en un rival y acabó en la red.
El acoso del Elche fue creciendo hasta que logró embotellar al Espanyol en unos últimos minutos de enorme sufrimiento. Un disparo de Josan desde dentro del área muy blando fue la mejor opción visitante. Más clara fue la de Dolan, que a puerta vacía remató alto.
Contra la revelación de Laliga, el Espanyol volvió a competir. Otra vez manteniendo la portería a cero y para firmar su récord de puntuación en este siglo después de diez jornadas. Sigue soñando el españolismo. No hay mejor forma de celebrar el 125 aniversario.
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