Donald Trump ha conseguido lo que hasta hace poco parecía imposible: un alto el fuego en Gaza y la liberación de todos los rehenes israelíes que todavía seguían con vida. Pero ahora tocará negociar otras cuestiones que pueden hacer descarrilar su plan de paz. Una de ellas, el futuro de Hamas.
La milicia islamista no contempla el desarme, tal y como exige la propuesta original de Trump
Donald Trump ha conseguido lo que hasta hace poco parecía imposible: un alto el fuego en Gaza y la liberación de todos los rehenes israelíes que todavía seguían con vida. Pero ahora tocará negociar otras cuestiones que pueden hacer descarrilar su plan de paz. Una de ellas, el futuro de Hamas.
La propuesta de veinte puntos presentada hace dos semanas por el mandatario estadounidense para poner fin al conflicto en la franja exige el desarme y disolución de la milicia islamista. Es más, al grupo se le pide que renuncie a cualquier papel en la gobernanza de Gaza, territorio que administra desde el 2007. Estas demandas se alinean con la visión del Gobierno de Beniamin Netanyahu, que ansía la erradicación total de Hamas.
Sin embargo, la milicia siempre ha dicho que la entrega de armas es una línea roja. “Está absolutamente fuera de cuestión”, afirmó el pasado sábado un portavoz del movimiento a la agencia France-Presse. Haciéndose eco de esa postura, Hossam Badran, uno de los integrantes del buró político de Hamas, dijo que estar armado es “la situación natural para cualquier pueblo que viva bajo ocupación”. Lo único que podría llevar al grupo a deshacerse de su arsenal, aseguró hace unos meses su líder político, Jalil al Jaya, sería el reconocimiento oficial del Estado palestino por parte de Israel. Un escenario que hoy parece muy improbable.
Consciente de ese escollo, Trump obvió cualquier referencia al futuro de Hamas en su visita exprés a Oriente Medio del pasado lunes. El republicano se limitó a decir que “ha empezado la fase dos” de su plan de paz, y auguró un “progreso enorme”.
Desde el alto el fuego, la milicia se deja ver de nuevo en Gaza, exhibiendo su poder ante grupos rivales
A la espera de ver cómo evoluciona esta nueva etapa de las negociaciones –Qatar, uno de los mediadores, confirmó ayer que las conversaciones ya están en marcha–, Hamas está aprovechando el alto el fuego para exhibir su músculo en Gaza.
El lunes desplegó combatientes mientras se procedía a la liberación de los rehenes israelíes; y ayer, según la agencia Reuters, milicianos aparecieron en las rutas que canalizan la entrega de ayuda humanitaria. Asimismo, en los últimos días han circulado vídeos de integrantes del movimiento islamista ejecutando a supuestos colaboradores de Israel.
Estas demostraciones de fuerza tienen lugar justo cuando Hamas, muy debilitada tras dos años de ofensiva israelí –ha perdido miles de efectivos en la guerra–, se enfrenta a otros grupos armados que quieren disputarle el control de la franja. Algunos de ellos cuentan con el apoyo de Israel. Es el caso de las Fuerza de Ataque contra el Terror y de las Fuerzas Populares, dos milicias que en los últimos meses han ganado influencia en varias zonas de la franja gracias al respaldo proporcionado por el Gobierno de Netanyahu.
Preguntado el lunes por las recientes reapariciones públicas de Hamas en Gaza, Trump se mostró conforme: “Ellos están ahí porque quieren poner fin a los problemas, y han sido abiertos al respecto; y les dimos aprobación por un período de tiempo”, dijo el presidente estadounidense, dando a entender que le parece bien que la milicia actúe como fuerza policial.
Un aval que puede hacer que el grupo se sienta todavía más legitimado para aferrarse a sus armas.
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