El Gobierno francés que encabeza Sébastien Lecornu ha superado este jueves dos mociones de censura, presentadas por la izquierda radical y por la extrema derecha. La primera obtuvo 271 votos -frente a los 289 necesarios para prosperar- y la segunda solo 144.
Sébastien Lecornu sobrevive al intento de la izquierda radical y de la extrema derecha de derribarlo
El Gobierno francés que encabeza Sébastien Lecornu ha superado este jueves dos mociones de censura, presentadas por la izquierda radical y por la extrema derecha. La primera obtuvo 271 votos -frente a los 289 necesarios para prosperar- y la segunda solo 144.
Este desenlace muy positivo para Lecornu no significa que su Ejecutivo no vaya a peligrar en el inmediato futuro cuando se discutan los detalles del próximo presupuesto. La situación continúa siendo inestable.
Como estaba anunciado, la actitud de los socialistas (PS) ha sido clave para mantener con vida al Gobierno. El compromiso de Lecornu de suspender la reforma de las pensiones del 2023, un icono de la era Macron, que preveía elevar de 62 a 64 años la edad de jubilación, ha sido el oneroso precio para evitar unas seguras elecciones anticipadas que no garantizaban poner fin a la falta de mayoría en la Asamblea Nacional. El PS -en el que hubo siete disidentes que votaron la censura- ha advertido que tumbarán al Ejecutivo si no cumple sus promesas. La hipoteca que tiene Lecornu, pues, es pesada, si bien ha logrado una primera victoria política relevante.
La diputada Aurélie Trouvé defendió la moción de La Francia Insumisa (LFI) con un discurso muy duro contra Emmanuel Macron por haberse negado a aceptar la voluntad de las urnas en el 2024. Trouvé acusó al presidente de la República y a quienes le han apoyado de “saquear la democracia” y, con sus fórmulas neoliberales, de “saqueo a nuestra democracia”. La parlamentaria izquierdista criticó la obstinación de un “gobierno minoritario” y advirtió del “engaño” y “subterfugio” que supone en realidad la suspensión de la reforma de las pensiones
Marine Le Pen subió a la tribuna para argumentar la moción del Reagrupamiento Nacional (RN). La líder ultraderechista citó al general De Gaulle y dijo que en Francia existe “el régimen de malestar”. Según ella, la censura era obligada por el balance catastrófico de los últimos ocho años en múltiples terrenos, desde el financiero al de la seguridad y la migración, además del desprecio a la población. Le Pen lamentó “el reino de la mediocridad” y les pronosticó: “Volverán a las urnas con la cabeza gacha”. La tres veces candidata al Elíseo aprovechó para cargar contra Los Republicanos (LR, derecha tradicional) y los socialistas por su complicidad con Macron.
En su turno de respuesta, Lecornu recordó a Le Pen que perdió las presidenciales por dos veces ante Macron y que, en las legislaciones anticipadas del 2024, su partido no logró la mayoría absoluta, por lo que la Asamblea Nacional está obligada a compromisos entre los diferentes grupos.
Lecornu reprochó a LFI la insensatez de querer censurar al Gobierno sin querer debatir el presupuesto que se acaba de presentar. Para el primer ministro, la moción de la izquierda fue “un ejercicio de “politiquería”.
En cuanto se supo que la moción de la izquierda había fracasado, la jefa de su grupo parlamentario, Mathilde Panot, anunció la presentación de una moción de destitución -equivalente al impeachment en Estados Unidos- contra Macron, una iniciativa condenada al fracaso ante la ausencia de mayoría en la Asamblea.
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