Las preguntas parecían tan previsibles como las réplicas. El día que José Luis Ábalos vuelve al Tribunal Supremo para declarar como investigado en el caso Koldo, que la corrupción iba a ser la principal baza de la oposición contra el Gobierno no se le escapaba a nadie. Tampoco, que el Ejecutivo, que ha encontrado en el aborto un asidero para revolverse contra el PP, iba a utilizar a las mujeres de parapeto. La sesión de control del Congreso, tras salirse del renglón la semana pasada al anunciar Alberto Núñez Feijóo que Pedro Sánchez será llamado a la comisión de investigación del Senado , ha vuelto por sus fueros: un pimpampum.El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, no ha defraudado. «Con usted han prosperado Ábalos, Santos Cerdán, Koldo y su familia. Y todos, a su sombra». El presidente del PP se ha quejado de que el círculo del presidente haga «caja» mientras los españoles hacen «cuentas», especialmente los autónomos con el aumento de sus cotizaciones: «Los que tienen problemas para llegar a fin de mes ven cómo en el Ministerio de Transportes corren los billetes como en un prostíbulo». Sánchez se ha guardado el comodín para su segunda intervención, tras la que el popular ya no tenía réplica, pero ya en la primera ha trasladado una idea que ha provocado una carcajada generalizada en las bancadas de la derecha: «Este es uno de los Gobiernos más estables y decentes de Europa».De nuevo, el jefe del Ejecutivo se refugiaba en la macroeconomía. Pero Feijóo, erre que erre, no se resignaba: «En la España de Sánchez, si trabajas, pagas; si robas, cobras; si le aplaudes, prosperas». «Este es uno de los Gobiernos más decentes de la Unión Europea», repetía Sánchez, para regocijo del público. Después, contraataque: lo que no es decente, ha apuntado el presidente, es el «silencio» de Feijóo. «Silencio» cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pone trabas al aborto; «silencio» cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, dijo que no se informó a las mujeres que pudieron sufrir los errores en el diagnóstico de cáncer de mama para no generarles «ansiedad»; y silencio cuando Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, alega que «mentir» no es delito.«La pregunta que debemos hacernos es qué aporta a la política. La respuesta la tienen en su grupo, que lo aplaude para tapar la nada de sus intervenciones», ha concluido Sánchez, para despachar a Feijóo. Pero aún tenía que contestar a la pregunta de Santiago Abascal, líder de Vox, quien ha demostrado que si existe una pinza, es la que ejerce la oposición, aun enfrentada en ocasiones, contra el Gobierno. Quería saber el diputado derechista por qué, según él, el jefe del Ejecutivo «protege a los delincuentes» y «abandona a los españoles honrados». Mismo ‘leitmotiv’ que el de la pregunta de Feijóo.Abascal se ha contestado a sí mismo: «La respuesta que no dará es fácil: porque los delincuentes le protegen a usted mientras los honrados lo abuchean». El presidente de Vox ha recordado la amnistía, las negociaciones en el extranjero con el prófugo Carles Puigdemont, los incendios, la dana en Valencia, el volcán de La Palma… y ha terminado con «la vuelta de tuerca a los autónomos». Después, ha dejado en el aire si Sánchez es autor «intelectual o material» de los delitos de su hermano, David, quien está procesado por presuntos tráfico de influencias y prevaricación.Primero, el presidente ha tirado de su sorna habitual y le ha dado la bienvenida a Abascal tras intentar acaparar el protagonismo del 12-O, le ha echado en cara, «robándoselo» a las Fuerzas Armadas y al Rey Felipe VI. Después, ha acusado al líder de Vox de basar su proyecto en el «miedo» a los inmigrantes, al cambio climático y a las «mujeres libres». De nuevo, el comodín de la jornada: «Ustedes cercenan los derechos de las mujeres con la ayuda del PP. PP y Vox, distintas siglas, mismo proyecto reaccionario».(INFORMACIÓN EN ELABORACIÓN) Las preguntas parecían tan previsibles como las réplicas. El día que José Luis Ábalos vuelve al Tribunal Supremo para declarar como investigado en el caso Koldo, que la corrupción iba a ser la principal baza de la oposición contra el Gobierno no se le escapaba a nadie. Tampoco, que el Ejecutivo, que ha encontrado en el aborto un asidero para revolverse contra el PP, iba a utilizar a las mujeres de parapeto. La sesión de control del Congreso, tras salirse del renglón la semana pasada al anunciar Alberto Núñez Feijóo que Pedro Sánchez será llamado a la comisión de investigación del Senado , ha vuelto por sus fueros: un pimpampum.El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, no ha defraudado. «Con usted han prosperado Ábalos, Santos Cerdán, Koldo y su familia. Y todos, a su sombra». El presidente del PP se ha quejado de que el círculo del presidente haga «caja» mientras los españoles hacen «cuentas», especialmente los autónomos con el aumento de sus cotizaciones: «Los que tienen problemas para llegar a fin de mes ven cómo en el Ministerio de Transportes corren los billetes como en un prostíbulo». Sánchez se ha guardado el comodín para su segunda intervención, tras la que el popular ya no tenía réplica, pero ya en la primera ha trasladado una idea que ha provocado una carcajada generalizada en las bancadas de la derecha: «Este es uno de los Gobiernos más estables y decentes de Europa».De nuevo, el jefe del Ejecutivo se refugiaba en la macroeconomía. Pero Feijóo, erre que erre, no se resignaba: «En la España de Sánchez, si trabajas, pagas; si robas, cobras; si le aplaudes, prosperas». «Este es uno de los Gobiernos más decentes de la Unión Europea», repetía Sánchez, para regocijo del público. Después, contraataque: lo que no es decente, ha apuntado el presidente, es el «silencio» de Feijóo. «Silencio» cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pone trabas al aborto; «silencio» cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, dijo que no se informó a las mujeres que pudieron sufrir los errores en el diagnóstico de cáncer de mama para no generarles «ansiedad»; y silencio cuando Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, alega que «mentir» no es delito.«La pregunta que debemos hacernos es qué aporta a la política. La respuesta la tienen en su grupo, que lo aplaude para tapar la nada de sus intervenciones», ha concluido Sánchez, para despachar a Feijóo. Pero aún tenía que contestar a la pregunta de Santiago Abascal, líder de Vox, quien ha demostrado que si existe una pinza, es la que ejerce la oposición, aun enfrentada en ocasiones, contra el Gobierno. Quería saber el diputado derechista por qué, según él, el jefe del Ejecutivo «protege a los delincuentes» y «abandona a los españoles honrados». Mismo ‘leitmotiv’ que el de la pregunta de Feijóo.Abascal se ha contestado a sí mismo: «La respuesta que no dará es fácil: porque los delincuentes le protegen a usted mientras los honrados lo abuchean». El presidente de Vox ha recordado la amnistía, las negociaciones en el extranjero con el prófugo Carles Puigdemont, los incendios, la dana en Valencia, el volcán de La Palma… y ha terminado con «la vuelta de tuerca a los autónomos». Después, ha dejado en el aire si Sánchez es autor «intelectual o material» de los delitos de su hermano, David, quien está procesado por presuntos tráfico de influencias y prevaricación.Primero, el presidente ha tirado de su sorna habitual y le ha dado la bienvenida a Abascal tras intentar acaparar el protagonismo del 12-O, le ha echado en cara, «robándoselo» a las Fuerzas Armadas y al Rey Felipe VI. Después, ha acusado al líder de Vox de basar su proyecto en el «miedo» a los inmigrantes, al cambio climático y a las «mujeres libres». De nuevo, el comodín de la jornada: «Ustedes cercenan los derechos de las mujeres con la ayuda del PP. PP y Vox, distintas siglas, mismo proyecto reaccionario».(INFORMACIÓN EN ELABORACIÓN)
Sesión de control
Sánchez declara a su Ejecutivo como «uno de los más decentes» de Europa ante la pinza de Feijóo y Abascal; la vivienda, principal problema de los españoles, casi ha parecido la nota discordante
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