Las angulas son un auténtico artículo de lujo: cada vez más escasas, con precios prohibitivos y una d emanda que no deja de crecer . Lo que, sin embargo, no está en peligro de extinción es su tráfico ilegal. Las redes de contrabandistas, principalmente de origen chino, se aprovechan de la enorme demanda en su país para hacerse con estos alevines de anguila en Europa, transportarlos a Asia, engordarlos en criaderos y venderlos a precios hasta diez veces superiores a los que pagaron en origen. Un negocio redondo, pero con un gran coste ambiental, al que la Guardia Civil, en España, trata de poner freno.La lucha contra el mercado ilegal de angulas presenta paralelismos con el tráfico de drogas. Aunque se tratan de organizaciones distintas, ambas exigen una coordinación internacional cada vez más estrecha. Los traficantes son cada vez más sofisticados, globales y difíciles de rastrear. «Estas operaciones casi siempre se llevan a cabo en colaboración con las autoridades francesas o portuguesas. Es raro que una operación de cierto calado no tenga ramificaciones en uno de estos dos países», explica a ABC Carlos Toledano, comandante de la Guardia Civil destinado en la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) del Seprona.En este contexto se enmarca el cónclave que, hace unas semanas, reunió en Pontevedra a representantes policiales de decenas de países para intercambiar información y reforzar la cooperación internacional. Bajo la denominación Operación Lake, coordinada por Europol, alrededor de 40 países se han aliado para frenar la pesca y el comercio ilegal de esta especie en peligro de extinción. Este año, la ciudad gallega fue el escenario elegido para avanzar en esa lucha global contra un negocio que mueve millones de euros cada temporada.Noticias relacionadas estandar Si La Despensa Angulas: el bocado sibarita y navideño que sacó de quicio a Sigmund Freud Adrián Delgado estandar No Descubren a un pescador furtivo con cien ejemplares de una especie al borde de la extinción ABCEn 2007, el Consejo de la Unión Europea aprobó un reglamento que prohibía la exportación de angulas fuera de las fronteras comunitarias, con el objetivo de evitar la desaparición de una especie que ya entonces mostraba signos alarmantes de declive. La norma también restringía su pesca dentro de la UE y vetaba la captura deportiva. Sin embargo, las medidas no han bastado. Ni la población de anguila europea (Anguilla anguilla) se ha recuperado, ni los traficantes asiáticos han renunciado a su empeño por sacarlas del continente a espaldas de las autoridades.Los cómplices localesPara poder operar en Europa, las redes asiáticas necesitan colaboradores locales. Resultaría demasiado arriesgado y llamativo que ellos mismos se dedicaran a la pesca, aunque esta se realice de noche. «No hemos detectado pescadores asiáticos; llamarían mucho la atención en las zonas de captura», corrobora Toledano.Los traficantes suelen establecer contacto con grupos de pescadores locales que extraen la angula de forma furtiva o que se reservan parte de su cuota legal para venderla en negro. No obstante, lo más habitual es que las redes asiáticas trabajen a través de intermediarios. «El pescador español no suele tener el teléfono de la organización asiática. La conexión suele darse mediante algún empresario o empresa que comercializa la angula de forma legal, pero que también tiene capacidad de aglutinar pesca ilegal y darle salida en el mercado negro», detalla el comandante.Piscifactorías en piscinas infantiles hinchablesUna vez adquiridas, las angulas se mantienen vivas en piscifactorías improvisadas ubicadas en polígonos industriales, viviendas particulares o incluso en piscinas infantiles hinchables. El objetivo es conservarlas en buen estado antes de su transporte aéreo hacia China, un viaje que rara vez se realiza de forma directa. Las rutas más habituales incluyen escalas intermedias en Hong Kong, Vietnam, países africanos o de Oriente Medio, o incluso desvíos por aeropuertos del Este de Europa, donde los controles son menos estrictos que en España, Francia o Portugal.La Guardia Civil detecta un ‘alijo’ de angulas que tenía como destino el mercado negroEn cualquier caso, las organizaciones tratan de que la travesía sea lo más corta posible para asegurar la supervivencia de los animales. «Necesitan estar a baja temperatura, con un nivel alto de oxígeno en un medio acuoso. A partir de las 36 horas fuera del agua, la tasa de supervivencia cae drásticamente», precisa Toledano. Las que sobreviven se venden en los mercados asiáticos, todavía vivas o ya fileteadas. China es el mayor consumidor y exportador de anguila del mundo.El valor se multiplica por diezDeterminar el precio real de la angula ilegal es complicado, aunque los investigadores calculan que no difiere mucho del precio legal en origen. Según un informe de Europol, las organizaciones asiáticas pagan a pescadores o intermediarios unos 1.500 euros por kilo. El beneficio llega después: «Ese valor se multiplica por diez o más una vez que el producto está manufacturado. Un kilo de angula multiplica su peso cuando lo engordas y lo vendes», recuerda Toledano.El origen de este comercio ilegal está directamente ligado a la escasez de la especie y a la imposibilidad de reproducirla en cautividad. «Solo maduran sexualmente cuando están en el mar; no se pueden criar angulas en piscifactorías. Se pueden engordar, eso sí, pero nada más», explica Fernando Cabo, catedrático de Zoología de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y experto en peces migradores.La anguila europea, también conocida como anguila común, posee un ciclo vital fascinante: nace y muere en el mar de los Sargazos, al oeste de las Bahamas, pero a lo largo de su vida recorre miles de kilómetros hasta los ríos europeos, donde puede llegar a vivir hasta 20 años. En su fase final, las anguilas adultas descienden por los ríos europeos rumbo al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, al igual que su pariente americana. De esas puestas surgen diminutas larvas llamadas leptocéfalos, que son arrastradas por las corrientes oceánicas hacia Europa mientras se alimentan de plancton.Al aproximarse a las costas atlánticas, ocurre algo extraordinario: las larvas detectan minúsculas trazas de agua dulce y las siguen hasta introducirse en los ríos, incluso en los que desembocan en el Mediterráneo. Cuanto más caudaloso es el río, más angulas llegan.MetamorfosisEn esa etapa, los leptocéfalos experimentan una metamorfosis: su cuerpo se redondea y acorta, transformándose en las angulas que conocemos, un manjar cuyo precio puede alcanzar cifras astronómicas. «El año pasado, en Galicia, algunos restaurantes llegaron a pagar hasta 630 euros por ración», apunta el profesor Cabo.Ese tránsito hacia el interior fluvial marca el momento más crítico de su existencia. Las angulas deben remontar los ríos, pero se topan con barreras artificiales, como presas y embalses, que impiden a las hembras avanzar. «El embalse de Filgueira, por ejemplo, a unos 80 kilómetros de la desembocadura del Miño, provoca una gran mortandad», señala Cabo.El impacto de estas infraestructuras es devastador: «Las turbinas de los embalses llegan a triturarlas. Hay quien se dedica a recoger fragmentos de anguilas bajo las compuertas», lamenta el zoólogo. Las que consiguen sobrevivir permanecen tres o cuatro lustros en los ríos europeos, alcanzando hasta dos metros de longitud, antes de emprender el viaje de retorno al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, completando así su ciclo vital.Actividad destructivaDe esa escasez se aprovechan los traficantes. En España, el negocio ilegal se concentra sobre todo en las comunidades del norte, Galicia, Asturias o Cantabria, donde la pesca de angula tiene una larga tradición. Aunque su exportación fuera de la UE constituye un delito grave, el mercado negro no da tregua. Desde 2011, la Guardia Civil ha detenido o investigado a más de 300 personas e incautado más de 24 toneladas de anguila europea, una cifra que ilustra la magnitud del problema y la persistencia de una actividad delictiva tan lucrativa como destructiva. Las angulas son un auténtico artículo de lujo: cada vez más escasas, con precios prohibitivos y una d emanda que no deja de crecer . Lo que, sin embargo, no está en peligro de extinción es su tráfico ilegal. Las redes de contrabandistas, principalmente de origen chino, se aprovechan de la enorme demanda en su país para hacerse con estos alevines de anguila en Europa, transportarlos a Asia, engordarlos en criaderos y venderlos a precios hasta diez veces superiores a los que pagaron en origen. Un negocio redondo, pero con un gran coste ambiental, al que la Guardia Civil, en España, trata de poner freno.La lucha contra el mercado ilegal de angulas presenta paralelismos con el tráfico de drogas. Aunque se tratan de organizaciones distintas, ambas exigen una coordinación internacional cada vez más estrecha. Los traficantes son cada vez más sofisticados, globales y difíciles de rastrear. «Estas operaciones casi siempre se llevan a cabo en colaboración con las autoridades francesas o portuguesas. Es raro que una operación de cierto calado no tenga ramificaciones en uno de estos dos países», explica a ABC Carlos Toledano, comandante de la Guardia Civil destinado en la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) del Seprona.En este contexto se enmarca el cónclave que, hace unas semanas, reunió en Pontevedra a representantes policiales de decenas de países para intercambiar información y reforzar la cooperación internacional. Bajo la denominación Operación Lake, coordinada por Europol, alrededor de 40 países se han aliado para frenar la pesca y el comercio ilegal de esta especie en peligro de extinción. Este año, la ciudad gallega fue el escenario elegido para avanzar en esa lucha global contra un negocio que mueve millones de euros cada temporada.Noticias relacionadas estandar Si La Despensa Angulas: el bocado sibarita y navideño que sacó de quicio a Sigmund Freud Adrián Delgado estandar No Descubren a un pescador furtivo con cien ejemplares de una especie al borde de la extinción ABCEn 2007, el Consejo de la Unión Europea aprobó un reglamento que prohibía la exportación de angulas fuera de las fronteras comunitarias, con el objetivo de evitar la desaparición de una especie que ya entonces mostraba signos alarmantes de declive. La norma también restringía su pesca dentro de la UE y vetaba la captura deportiva. Sin embargo, las medidas no han bastado. Ni la población de anguila europea (Anguilla anguilla) se ha recuperado, ni los traficantes asiáticos han renunciado a su empeño por sacarlas del continente a espaldas de las autoridades.Los cómplices localesPara poder operar en Europa, las redes asiáticas necesitan colaboradores locales. Resultaría demasiado arriesgado y llamativo que ellos mismos se dedicaran a la pesca, aunque esta se realice de noche. «No hemos detectado pescadores asiáticos; llamarían mucho la atención en las zonas de captura», corrobora Toledano.Los traficantes suelen establecer contacto con grupos de pescadores locales que extraen la angula de forma furtiva o que se reservan parte de su cuota legal para venderla en negro. No obstante, lo más habitual es que las redes asiáticas trabajen a través de intermediarios. «El pescador español no suele tener el teléfono de la organización asiática. La conexión suele darse mediante algún empresario o empresa que comercializa la angula de forma legal, pero que también tiene capacidad de aglutinar pesca ilegal y darle salida en el mercado negro», detalla el comandante.Piscifactorías en piscinas infantiles hinchablesUna vez adquiridas, las angulas se mantienen vivas en piscifactorías improvisadas ubicadas en polígonos industriales, viviendas particulares o incluso en piscinas infantiles hinchables. El objetivo es conservarlas en buen estado antes de su transporte aéreo hacia China, un viaje que rara vez se realiza de forma directa. Las rutas más habituales incluyen escalas intermedias en Hong Kong, Vietnam, países africanos o de Oriente Medio, o incluso desvíos por aeropuertos del Este de Europa, donde los controles son menos estrictos que en España, Francia o Portugal.La Guardia Civil detecta un ‘alijo’ de angulas que tenía como destino el mercado negroEn cualquier caso, las organizaciones tratan de que la travesía sea lo más corta posible para asegurar la supervivencia de los animales. «Necesitan estar a baja temperatura, con un nivel alto de oxígeno en un medio acuoso. A partir de las 36 horas fuera del agua, la tasa de supervivencia cae drásticamente», precisa Toledano. Las que sobreviven se venden en los mercados asiáticos, todavía vivas o ya fileteadas. China es el mayor consumidor y exportador de anguila del mundo.El valor se multiplica por diezDeterminar el precio real de la angula ilegal es complicado, aunque los investigadores calculan que no difiere mucho del precio legal en origen. Según un informe de Europol, las organizaciones asiáticas pagan a pescadores o intermediarios unos 1.500 euros por kilo. El beneficio llega después: «Ese valor se multiplica por diez o más una vez que el producto está manufacturado. Un kilo de angula multiplica su peso cuando lo engordas y lo vendes», recuerda Toledano.El origen de este comercio ilegal está directamente ligado a la escasez de la especie y a la imposibilidad de reproducirla en cautividad. «Solo maduran sexualmente cuando están en el mar; no se pueden criar angulas en piscifactorías. Se pueden engordar, eso sí, pero nada más», explica Fernando Cabo, catedrático de Zoología de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y experto en peces migradores.La anguila europea, también conocida como anguila común, posee un ciclo vital fascinante: nace y muere en el mar de los Sargazos, al oeste de las Bahamas, pero a lo largo de su vida recorre miles de kilómetros hasta los ríos europeos, donde puede llegar a vivir hasta 20 años. En su fase final, las anguilas adultas descienden por los ríos europeos rumbo al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, al igual que su pariente americana. De esas puestas surgen diminutas larvas llamadas leptocéfalos, que son arrastradas por las corrientes oceánicas hacia Europa mientras se alimentan de plancton.Al aproximarse a las costas atlánticas, ocurre algo extraordinario: las larvas detectan minúsculas trazas de agua dulce y las siguen hasta introducirse en los ríos, incluso en los que desembocan en el Mediterráneo. Cuanto más caudaloso es el río, más angulas llegan.MetamorfosisEn esa etapa, los leptocéfalos experimentan una metamorfosis: su cuerpo se redondea y acorta, transformándose en las angulas que conocemos, un manjar cuyo precio puede alcanzar cifras astronómicas. «El año pasado, en Galicia, algunos restaurantes llegaron a pagar hasta 630 euros por ración», apunta el profesor Cabo.Ese tránsito hacia el interior fluvial marca el momento más crítico de su existencia. Las angulas deben remontar los ríos, pero se topan con barreras artificiales, como presas y embalses, que impiden a las hembras avanzar. «El embalse de Filgueira, por ejemplo, a unos 80 kilómetros de la desembocadura del Miño, provoca una gran mortandad», señala Cabo.El impacto de estas infraestructuras es devastador: «Las turbinas de los embalses llegan a triturarlas. Hay quien se dedica a recoger fragmentos de anguilas bajo las compuertas», lamenta el zoólogo. Las que consiguen sobrevivir permanecen tres o cuatro lustros en los ríos europeos, alcanzando hasta dos metros de longitud, antes de emprender el viaje de retorno al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, completando así su ciclo vital.Actividad destructivaDe esa escasez se aprovechan los traficantes. En España, el negocio ilegal se concentra sobre todo en las comunidades del norte, Galicia, Asturias o Cantabria, donde la pesca de angula tiene una larga tradición. Aunque su exportación fuera de la UE constituye un delito grave, el mercado negro no da tregua. Desde 2011, la Guardia Civil ha detenido o investigado a más de 300 personas e incautado más de 24 toneladas de anguila europea, una cifra que ilustra la magnitud del problema y la persistencia de una actividad delictiva tan lucrativa como destructiva.
Las angulas son un auténtico artículo de lujo: cada vez más escasas, con precios prohibitivos y una demanda que no deja de crecer. Lo que, sin embargo, no está en peligro de extinción es su tráfico ilegal. Las redes de contrabandistas, principalmente de … origen chino, se aprovechan de la enorme demanda en su país para hacerse con estos alevines de anguila en Europa, transportarlos a Asia, engordarlos en criaderos y venderlos a precios hasta diez veces superiores a los que pagaron en origen. Un negocio redondo, pero con un gran coste ambiental, al que la Guardia Civil, en España, trata de poner freno.
La lucha contra el mercado ilegal de angulas presenta paralelismos con el tráfico de drogas. Aunque se tratan de organizaciones distintas, ambas exigen una coordinación internacional cada vez más estrecha. Los traficantes son cada vez más sofisticados, globales y difíciles de rastrear. «Estas operaciones casi siempre se llevan a cabo en colaboración con las autoridades francesas o portuguesas. Es raro que una operación de cierto calado no tenga ramificaciones en uno de estos dos países», explica a ABC Carlos Toledano, comandante de la Guardia Civil destinado en la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) del Seprona.
En este contexto se enmarca el cónclave que, hace unas semanas, reunió en Pontevedra a representantes policiales de decenas de países para intercambiar información y reforzar la cooperación internacional. Bajo la denominación Operación Lake, coordinada por Europol, alrededor de 40 países se han aliado para frenar la pesca y el comercio ilegal de esta especie en peligro de extinción. Este año, la ciudad gallega fue el escenario elegido para avanzar en esa lucha global contra un negocio que mueve millones de euros cada temporada.
En 2007, el Consejo de la Unión Europea aprobó un reglamento que prohibía la exportación de angulas fuera de las fronteras comunitarias, con el objetivo de evitar la desaparición de una especie que ya entonces mostraba signos alarmantes de declive. La norma también restringía su pesca dentro de la UE y vetaba la captura deportiva. Sin embargo, las medidas no han bastado. Ni la población de anguila europea (Anguilla anguilla) se ha recuperado, ni los traficantes asiáticos han renunciado a su empeño por sacarlas del continente a espaldas de las autoridades.
Los cómplices locales
Para poder operar en Europa, las redes asiáticas necesitan colaboradores locales. Resultaría demasiado arriesgado y llamativo que ellos mismos se dedicaran a la pesca, aunque esta se realice de noche. «No hemos detectado pescadores asiáticos; llamarían mucho la atención en las zonas de captura», corrobora Toledano.
Los traficantes suelen establecer contacto con grupos de pescadores locales que extraen la angula de forma furtiva o que se reservan parte de su cuota legal para venderla en negro. No obstante, lo más habitual es que las redes asiáticas trabajen a través de intermediarios. «El pescador español no suele tener el teléfono de la organización asiática. La conexión suele darse mediante algún empresario o empresa que comercializa la angula de forma legal, pero que también tiene capacidad de aglutinar pesca ilegal y darle salida en el mercado negro», detalla el comandante.
Piscifactorías en piscinas infantiles hinchables
Una vez adquiridas, las angulas se mantienen vivas en piscifactorías improvisadas ubicadas en polígonos industriales, viviendas particulares o incluso en piscinas infantiles hinchables. El objetivo es conservarlas en buen estado antes de su transporte aéreo hacia China, un viaje que rara vez se realiza de forma directa. Las rutas más habituales incluyen escalas intermedias en Hong Kong, Vietnam, países africanos o de Oriente Medio, o incluso desvíos por aeropuertos del Este de Europa, donde los controles son menos estrictos que en España, Francia o Portugal.
En cualquier caso, las organizaciones tratan de que la travesía sea lo más corta posible para asegurar la supervivencia de los animales. «Necesitan estar a baja temperatura, con un nivel alto de oxígeno en un medio acuoso. A partir de las 36 horas fuera del agua, la tasa de supervivencia cae drásticamente», precisa Toledano. Las que sobreviven se venden en los mercados asiáticos, todavía vivas o ya fileteadas. China es el mayor consumidor y exportador de anguila del mundo.
El valor se multiplica por diez
Determinar el precio real de la angula ilegal es complicado, aunque los investigadores calculan que no difiere mucho del precio legal en origen. Según un informe de Europol, las organizaciones asiáticas pagan a pescadores o intermediarios unos 1.500 euros por kilo. El beneficio llega después: «Ese valor se multiplica por diez o más una vez que el producto está manufacturado. Un kilo de angula multiplica su peso cuando lo engordas y lo vendes», recuerda Toledano.
El origen de este comercio ilegal está directamente ligado a la escasez de la especie y a la imposibilidad de reproducirla en cautividad. «Solo maduran sexualmente cuando están en el mar; no se pueden criar angulas en piscifactorías. Se pueden engordar, eso sí, pero nada más», explica Fernando Cabo, catedrático de Zoología de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y experto en peces migradores.
La anguila europea, también conocida como anguila común, posee un ciclo vital fascinante: nace y muere en el mar de los Sargazos, al oeste de las Bahamas, pero a lo largo de su vida recorre miles de kilómetros hasta los ríos europeos, donde puede llegar a vivir hasta 20 años. En su fase final, las anguilas adultas descienden por los ríos europeos rumbo al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, al igual que su pariente americana. De esas puestas surgen diminutas larvas llamadas leptocéfalos, que son arrastradas por las corrientes oceánicas hacia Europa mientras se alimentan de plancton.
Al aproximarse a las costas atlánticas, ocurre algo extraordinario: las larvas detectan minúsculas trazas de agua dulce y las siguen hasta introducirse en los ríos, incluso en los que desembocan en el Mediterráneo. Cuanto más caudaloso es el río, más angulas llegan.
Metamorfosis
En esa etapa, los leptocéfalos experimentan una metamorfosis: su cuerpo se redondea y acorta, transformándose en las angulas que conocemos, un manjar cuyo precio puede alcanzar cifras astronómicas. «El año pasado, en Galicia, algunos restaurantes llegaron a pagar hasta 630 euros por ración», apunta el profesor Cabo.
Ese tránsito hacia el interior fluvial marca el momento más crítico de su existencia. Las angulas deben remontar los ríos, pero se topan con barreras artificiales, como presas y embalses, que impiden a las hembras avanzar. «El embalse de Filgueira, por ejemplo, a unos 80 kilómetros de la desembocadura del Miño, provoca una gran mortandad», señala Cabo.
El impacto de estas infraestructuras es devastador: «Las turbinas de los embalses llegan a triturarlas. Hay quien se dedica a recoger fragmentos de anguilas bajo las compuertas», lamenta el zoólogo. Las que consiguen sobrevivir permanecen tres o cuatro lustros en los ríos europeos, alcanzando hasta dos metros de longitud, antes de emprender el viaje de retorno al mar de los Sargazos para reproducirse y morir, completando así su ciclo vital.
Actividad destructiva
De esa escasez se aprovechan los traficantes. En España, el negocio ilegal se concentra sobre todo en las comunidades del norte, Galicia, Asturias o Cantabria, donde la pesca de angula tiene una larga tradición.
Aunque su exportación fuera de la UE constituye un delito grave, el mercado negro no da tregua. Desde 2011, la Guardia Civil ha detenido o investigado a más de 300 personas e incautado más de 24 toneladas de anguila europea, una cifra que ilustra la magnitud del problema y la persistencia de una actividad delictiva tan lucrativa como destructiva.
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