En la sala plenaria de la FAO, con el aire solemne de los grandes aniversarios, el Papa León XIV y la Reina Letizia compartieron este jueves un mismo mensaje: el hambre en el mundo no es una fatalidad inevitable, sino un fracaso humano que exige acción inmediata. El Pontífice asumió la voz de los que no tienen voz para denunciar el «fracaso colectivo» de la comunidad internacional ante el drama nutricional. Minutos después, la Reina Letizia , Embajadora Especial de la FAO para la Nutrición, recogía ese mismo hilo moral para advertir que «no basta con proclamar objetivos: hay que actuar con decisión, con responsabilidad y empatía». La apertura del Día Mundial de la Alimentación coincidió este año con el 80.º aniversario de la creación de la FAO, nacida en 1945 en el clima de reconstrucción de la posguerra. Ocho décadas después, la humanidad sigue sin cumplir la promesa fundacional de «liberar a las generaciones futuras del hambre». El Pontífice, que visitaba por primera vez la sede de la organización, se dirigió a los representantes de casi doscientos países con un discurso de gran fuerza moral, en el que combinó el tono pastoral con la denuncia política. «Permitir que millones de seres humanos vivan, y mueran, víctimas del hambre es un fracaso colectivo, una aberración ética, una culpa histórica», dijo. León XIV recordó las cifras más duras del informe de la FAO: 673 millones de personas se acuestan cada noche sin comer, mientras 2.300 millones no pueden acceder a una dieta adecuada. «No son estadísticas -advirtió-, son vidas rotas, comunidades vulnerables, madres que no pueden alimentar a sus hijos.»Noticia Relacionada Basílica de San Pedro estandar No El Papa convoca un rito de purificación tras el intento de un hombre de orinar sobre el altar Javier Martínez-Brocal«Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano»León XIV pidió una movilización global real, no solo retórica, para acabar con el hambre y la malnutrición . «Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano, y debo ayudarlo sin demora», proclamó el Papa. Denunció también la «paradoja escandalosa» de un sistema económico que permite que «se tiren toneladas de alimentos mientras otros buscan entre la basura algo que llevarse a la boca». «El hambre no puede ser tratada como un fenómeno natural ni como una estadística más -añadió-. Es una herida abierta en el corazón de la humanidad».El Papa evocó los conflictos que devastan el planeta y en los que el alimento vuelve a ser un arma de guerra. «Los escenarios actuales nos muestran que se está utilizando de nuevo el hambre como instrumento bélico, contradiciendo toda la labor de sensibilización llevada a cabo por la FAO en estos ocho decenios», lamentó. Citando la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, que en 2018 calificó de crimen de guerra provocar deliberadamente el hambre, recordó que «esa memoria parece haberse perdido». «El silencio de quienes mueren de hambre grita en la conciencia de todos -dijo-, aunque a menudo se ignore, se silencie o se distorsione. No podemos continuar así.»Los nombres del hambreEl Papa quiso dar rostro a la tragedia, citando los países donde el hambre golpea con más fuerza: Ucrania, Gaza , Haití, Afganistán, Mali, República Centroafricana, Yemen y Sudán del Sur. «La comunidad internacional no puede mirar hacia otro lado -afirmó-. No podemos aspirar a una vida social más justa si no nos liberamos de la apatía que justifica el hambre como si fuera una música de fondo a la que nos hemos acostumbrado.»El Pontífice reclamó un nuevo multilateralismo frente al aislamiento y las tensiones entre potencias. «Es más necesario que nunca repensar con audacia las formas de cooperación internacional», dijo León XIV, pidiendo escuchar «la voz sin filtros de los países pobres» y no imponerles «soluciones fabricadas en oficinas lejanas».«El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la familia humana. No solo de pan tiene hambre el hombre, sino también de fe, de esperanza y de amor» Papa León XIVTambién dedicó un pasaje muy aplaudido al papel de las mujeres en la lucha contra el hambre: «Son las primeras en velar por el pan que falta, en sembrar esperanza, en amasar el futuro con las manos endurecidas por el trabajo. Son arquitectas silenciosas de la supervivencia y custodias de la creación.»Concluyó su intervención con una nota espiritual: «El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la familia humana. No solo de pan tiene hambre el hombre, sino también de fe, de esperanza y de amor. ‘Dadles vosotros de comer’, dijo Jesús. Esa sigue siendo la tarea de todos».La Reina Letizia: «El hambre no se erradica con discursos»Minutos después del discurso papal, la Reina Letizia intervino en representación de España, país miembro fundador de la FAO y uno de los principales contribuyentes europeos a sus programas. En su intervención combinó compromiso ético y realismo político. «Hoy no faltan diagnósticos ni palabras, pero sí falta compromiso real y voluntad política», advirtió desde la tribuna, enlazando con el mensaje del Papa. «El hambre no se erradica con discursos, sino con hechos. Y los hechos exigen coordinación, inversión y responsabilidad.»La Reina pidió «pasar de la retórica a la acción», con un llamamiento concreto a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil. «Cada alimento que se desperdicia es un fracaso ético y ambiental -dijo-. La lucha contra el hambre empieza en nuestros hogares, en nuestras escuelas, en la conciencia cotidiana de cada ciudadano.» Subrayó la necesidad de proteger la agricultura familiar, fortalecer la educación nutricional y ayudar a las mujeres rurales, «que son las verdaderas guardianas de la alimentación y del futuro». También reclamó que la seguridad alimentaria deje de ser «rehén de las tensiones geopolíticas»: «Alimentar a los pueblos no debe ser nunca un arma de presión, sino un deber compartido. No hay paz posible sin alimentos, y no hay desarrollo sin dignidad.»«Ninguna innovación tecnológica puede justificarse si no garantiza que un niño coma cada día» Reina LetiziaSu discurso fue recibido con un prolongado aplauso, especialmente cuando evocó a los millones de niños que crecen sin una dieta adecuada. «Ninguna innovación tecnológica puede justificarse si no garantiza que un niño coma cada día», afirmó la Reina Letizia, apelando a un principio no negociable: «Dijo el Rey de España en la reciente Asamblea General de Naciones Unidas que la dignidad del ser humano no es negociable. Y solo si ponemos en el centro de las políticas alimentarias los derechos de las personas, respetaremos esa dignidad». Doña Letizia defendió la cooperación multilateral frente al escepticismo actual, lanzando un desafío directo a quienes cuestionan el sistema: «Quien tenga una idea mejor que seguir trabajando en la cooperación multilateral para que todas las personas se alimenten adecuadamente, pudiera venir aquí y contárnosla. Mientras tanto, sigamos empeñados, con la mejor voluntad y efectividad, en cooperar, en asistir, en preocuparnos y actuar para ayudar a quien tiene las cosas más difíciles».La Reina Letizia destacó el papel de España como socio, citando el apoyo a los sistemas alimentarios inclusivos, el fortalecimiento de la labor con los parlamentos en América Latina y la colaboración con pueblos indígenas y comunidades rurales.En el programa de la Reina en la FAO se incluye la visita al nuevo Museo y Red de la Alimentación y la Agricultura, un espacio de 1.300 metros cuadrados, inaugurado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, que aúna arte y tecnología para educar sobre el pasado, presente y futuro de los sistemas agroalimentarios. En la sala plenaria de la FAO, con el aire solemne de los grandes aniversarios, el Papa León XIV y la Reina Letizia compartieron este jueves un mismo mensaje: el hambre en el mundo no es una fatalidad inevitable, sino un fracaso humano que exige acción inmediata. El Pontífice asumió la voz de los que no tienen voz para denunciar el «fracaso colectivo» de la comunidad internacional ante el drama nutricional. Minutos después, la Reina Letizia , Embajadora Especial de la FAO para la Nutrición, recogía ese mismo hilo moral para advertir que «no basta con proclamar objetivos: hay que actuar con decisión, con responsabilidad y empatía». La apertura del Día Mundial de la Alimentación coincidió este año con el 80.º aniversario de la creación de la FAO, nacida en 1945 en el clima de reconstrucción de la posguerra. Ocho décadas después, la humanidad sigue sin cumplir la promesa fundacional de «liberar a las generaciones futuras del hambre». El Pontífice, que visitaba por primera vez la sede de la organización, se dirigió a los representantes de casi doscientos países con un discurso de gran fuerza moral, en el que combinó el tono pastoral con la denuncia política. «Permitir que millones de seres humanos vivan, y mueran, víctimas del hambre es un fracaso colectivo, una aberración ética, una culpa histórica», dijo. León XIV recordó las cifras más duras del informe de la FAO: 673 millones de personas se acuestan cada noche sin comer, mientras 2.300 millones no pueden acceder a una dieta adecuada. «No son estadísticas -advirtió-, son vidas rotas, comunidades vulnerables, madres que no pueden alimentar a sus hijos.»Noticia Relacionada Basílica de San Pedro estandar No El Papa convoca un rito de purificación tras el intento de un hombre de orinar sobre el altar Javier Martínez-Brocal«Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano»León XIV pidió una movilización global real, no solo retórica, para acabar con el hambre y la malnutrición . «Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano, y debo ayudarlo sin demora», proclamó el Papa. Denunció también la «paradoja escandalosa» de un sistema económico que permite que «se tiren toneladas de alimentos mientras otros buscan entre la basura algo que llevarse a la boca». «El hambre no puede ser tratada como un fenómeno natural ni como una estadística más -añadió-. Es una herida abierta en el corazón de la humanidad».El Papa evocó los conflictos que devastan el planeta y en los que el alimento vuelve a ser un arma de guerra. «Los escenarios actuales nos muestran que se está utilizando de nuevo el hambre como instrumento bélico, contradiciendo toda la labor de sensibilización llevada a cabo por la FAO en estos ocho decenios», lamentó. Citando la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, que en 2018 calificó de crimen de guerra provocar deliberadamente el hambre, recordó que «esa memoria parece haberse perdido». «El silencio de quienes mueren de hambre grita en la conciencia de todos -dijo-, aunque a menudo se ignore, se silencie o se distorsione. No podemos continuar así.»Los nombres del hambreEl Papa quiso dar rostro a la tragedia, citando los países donde el hambre golpea con más fuerza: Ucrania, Gaza , Haití, Afganistán, Mali, República Centroafricana, Yemen y Sudán del Sur. «La comunidad internacional no puede mirar hacia otro lado -afirmó-. No podemos aspirar a una vida social más justa si no nos liberamos de la apatía que justifica el hambre como si fuera una música de fondo a la que nos hemos acostumbrado.»El Pontífice reclamó un nuevo multilateralismo frente al aislamiento y las tensiones entre potencias. «Es más necesario que nunca repensar con audacia las formas de cooperación internacional», dijo León XIV, pidiendo escuchar «la voz sin filtros de los países pobres» y no imponerles «soluciones fabricadas en oficinas lejanas».«El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la familia humana. No solo de pan tiene hambre el hombre, sino también de fe, de esperanza y de amor» Papa León XIVTambién dedicó un pasaje muy aplaudido al papel de las mujeres en la lucha contra el hambre: «Son las primeras en velar por el pan que falta, en sembrar esperanza, en amasar el futuro con las manos endurecidas por el trabajo. Son arquitectas silenciosas de la supervivencia y custodias de la creación.»Concluyó su intervención con una nota espiritual: «El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la familia humana. No solo de pan tiene hambre el hombre, sino también de fe, de esperanza y de amor. ‘Dadles vosotros de comer’, dijo Jesús. Esa sigue siendo la tarea de todos».La Reina Letizia: «El hambre no se erradica con discursos»Minutos después del discurso papal, la Reina Letizia intervino en representación de España, país miembro fundador de la FAO y uno de los principales contribuyentes europeos a sus programas. En su intervención combinó compromiso ético y realismo político. «Hoy no faltan diagnósticos ni palabras, pero sí falta compromiso real y voluntad política», advirtió desde la tribuna, enlazando con el mensaje del Papa. «El hambre no se erradica con discursos, sino con hechos. Y los hechos exigen coordinación, inversión y responsabilidad.»La Reina pidió «pasar de la retórica a la acción», con un llamamiento concreto a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil. «Cada alimento que se desperdicia es un fracaso ético y ambiental -dijo-. La lucha contra el hambre empieza en nuestros hogares, en nuestras escuelas, en la conciencia cotidiana de cada ciudadano.» Subrayó la necesidad de proteger la agricultura familiar, fortalecer la educación nutricional y ayudar a las mujeres rurales, «que son las verdaderas guardianas de la alimentación y del futuro». También reclamó que la seguridad alimentaria deje de ser «rehén de las tensiones geopolíticas»: «Alimentar a los pueblos no debe ser nunca un arma de presión, sino un deber compartido. No hay paz posible sin alimentos, y no hay desarrollo sin dignidad.»«Ninguna innovación tecnológica puede justificarse si no garantiza que un niño coma cada día» Reina LetiziaSu discurso fue recibido con un prolongado aplauso, especialmente cuando evocó a los millones de niños que crecen sin una dieta adecuada. «Ninguna innovación tecnológica puede justificarse si no garantiza que un niño coma cada día», afirmó la Reina Letizia, apelando a un principio no negociable: «Dijo el Rey de España en la reciente Asamblea General de Naciones Unidas que la dignidad del ser humano no es negociable. Y solo si ponemos en el centro de las políticas alimentarias los derechos de las personas, respetaremos esa dignidad». Doña Letizia defendió la cooperación multilateral frente al escepticismo actual, lanzando un desafío directo a quienes cuestionan el sistema: «Quien tenga una idea mejor que seguir trabajando en la cooperación multilateral para que todas las personas se alimenten adecuadamente, pudiera venir aquí y contárnosla. Mientras tanto, sigamos empeñados, con la mejor voluntad y efectividad, en cooperar, en asistir, en preocuparnos y actuar para ayudar a quien tiene las cosas más difíciles».La Reina Letizia destacó el papel de España como socio, citando el apoyo a los sistemas alimentarios inclusivos, el fortalecimiento de la labor con los parlamentos en América Latina y la colaboración con pueblos indígenas y comunidades rurales.En el programa de la Reina en la FAO se incluye la visita al nuevo Museo y Red de la Alimentación y la Agricultura, un espacio de 1.300 metros cuadrados, inaugurado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, que aúna arte y tecnología para educar sobre el pasado, presente y futuro de los sistemas agroalimentarios.
Con una voz grave y pausada, el Papa León XIV ha denunciado este jueves desde la sede de la FAO «la vergüenza del hambre en el siglo XXI», que definió como «un fracaso colectivo, una aberración ética y una culpa histórica». Su discurso, de … alto contenido moral y político, abrió la jornada mundial de la alimentación y el 80 aniversario de la organización de la ONU para la agricultura y la alimentación.
El Pontífice habló ante un auditorio repleto de jefes de Estado, ministros y diplomáticos y la presencia de la Reina Letizia, que es embajadora especial de la FAO para la nutrición. León XIV reclamó «una movilización de todas las energías disponibles» para que «a nadie le falte el pan necesario, ni en cantidad ni en calidad». Recordó que 673 millones de personas se acuestan cada noche sin comer, mientras otros 2.300 millones no pueden permitirse una dieta adecuada. «No son cifras –subrayó–, son vidas rotas, comunidades vulnerables, madres que no pueden alimentar a sus hijos».
La indiferencia de los países ricos
El Papa fustigó con dureza la indiferencia de los países ricos ante esta tragedia global. «Permitir que millones de seres humanos vivan y mueran víctimas del hambre es un fracaso colectivo, una aberración ética, una culpa histórica», repitió en italiano. Y añadió: «Quien padece hambre no es un extraño. Es mi hermano, y debo ayudarlo sin demora».
León XIV evocó los conflictos que han hecho resurgir el uso del alimento como instrumento bélico, «contradiciendo toda la obra de sensibilización llevada adelante por la FAO en estos ocho decenios». Recordó que el Consejo de Seguridad de la ONU, en 2018, consideró crimen de guerra provocar deliberadamente el hambre, pero denunció que «esa memoria parece haberse perdido». «El silencio de quienes mueren de hambre grita en la conciencia de todos –advirtió–, aunque a menudo se ignore o se distorsione. No podemos continuar así: el hambre no es el destino del hombre, sino su ruina».
Su intervención combinó indignación y esperanza, apelando a una «batalla común de toda la humanidad» y a una solidaridad concreta que trascienda los eslóganes. «No basta invocar la solidaridad: debemos garantizar la seguridad alimentaria, el acceso a los recursos y un desarrollo rural sostenible», dijo en otro momento.
Hambre de pan y de fe
El Pontífice celebró el lema escogido por la FAO para esta edición –«De la mano por una nutrición y un futuro mejores»– y lo vinculó con una de las imágenes más potentes del discurso: la de las mujeres del mundo rural. «Las mujeres son las primeras en velar por el pan que falta, en sembrar esperanza, en amasar el futuro con las manos endurecidas por el trabajo. Son arquitectas silenciosas de la supervivencia y custodias del creado», afirmó, reclamando que se reconozca y valore su papel decisivo.
León XIV defendió con firmeza el multilateralismo frente al repliegue nacionalista. «Es más necesario que nunca repensar con audacia los modos de cooperación internacional», dijo, pidiendo escuchar «la voz sin filtros de los países pobres» y no imponerles «soluciones fabricadas en oficinas lejanas». El Papa dio también nombres y rostros a ese sufrimiento. Recordó a quienes «son condenados a la muerte y a la miseria» en Ucrania, Gaza, Haití, Afganistán, Mali, República Centroafricana, Yemen y Sudán del Sur, lugares donde «la pobreza se ha convertido en el pan cotidiano de tantos hermanos y hermanas». «La comunidad internacional no puede mirar hacia otro lado -advirtió-. No podemos aspirar a una vida social más justa si no nos liberamos de la apatía que justifica el hambre como si fuera una música de fondo a la que nos hemos acostumbrado».
Cerró su discurso con una nota espiritual: «El hambre tiene muchos nombres y pesa sobre toda la familia humana. No solo de pan tiene hambre el hombre, sino también de fe, de esperanza y de amor». Y concluyó con una cita evangélica: «Voi stessi date loro da mangiare» («Dadles vosotros de comer»), como desafío a la comunidad internacional.
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