El secretario de prensa del Pentágono, Kingsley Wilson, posiblemente no puede dormir estas noches por culpa de Netflix. En la plataforma, desde hace diez días, hay una serie militar llamada Reclutas, con diversidad en el reparto y protagonizada por un chico homosexual al que se podría describir como un tirillas: no es la masculinidad tradicional personificada, tiene piernas como cerillas y cuestiona lo que ve a su alrededor cuando se forma para ser miembro de la Marina de los Estados Unidos.
Molesta que alguien cuestione el proceso de formación y el pasado de las fuerzas armadas
El secretario de prensa del Pentágono, Kingsley Wilson, posiblemente no puede dormir estas noches por culpa de Netflix. En la plataforma, desde hace diez días, hay una serie militar llamada Reclutas, con diversidad en el reparto y protagonizada por un chico homosexual al que se podría describir como un tirillas: no es la masculinidad tradicional personificada, tiene piernas como cerillas y cuestiona lo que ve a su alrededor cuando se forma para ser miembro de la Marina de los Estados Unidos.
“Nuestros estándares son de élite, uniforme y neutralidad sexual, porque al peso de una mochila o de un ser humano no le importa si eres hombre, mujer, gay o heterosexual”, declaró Wilson, que destacó que “las fuerzas armadas estadounidenses están recuperando el espíritu guerrero” bajo la presidencia de Donald Trump. En su opinión, “no comprometerán” estos estándares “para satisfacer una agenda ideológica”, a diferencia de Netflix, que produce “basura woke” de forma constante para dársela al público y a los niños.

Reclutas se inspira en las memorias The Pink Marine de Greg Cope White, que entró en el ejército en los 70, aunque el creador Andy Parker prefirió pasar la acción a 1990. Cameron Cope (Miles Heizer) es el armariado protagonista en una unidad donde está su mejor amigo Ray (Liam Oh) y donde los reclutas no-caucásicos sufren insultos racistas mientras ser homosexual está directamente prohibido. Con sargentos tan duros como Sullivan (Max Parker), los jóvenes tienen que sobrevivir a las pruebas físicas y la presión psicológica.
Reclutas, de hecho, es una obra incómoda para cualquier ideología. Cuestiona la masculinidad tóxica, la homofobia, el machismo y el racismo implícitos en la idiosincrasia del ejército, ya desde el proceso de formación, con especial hincapié en la prohibición de las personas homosexuales en las fuerzas armadas.
‘Reclutas’ incomoda al Pentágono pero también despierta críticas por si, en el fondo, legitima las prácticas del ejército
Recordemos que, después de la prohibición explícita de la homosexualidad, Bill Clinton en 1994 estableció la política Don’t ask, don’t tell, por la que una persona homosexual o bisexual podía servir en el ejército siempre y cuando estuvieran en el armario. Solo a partir de 2011, bajo el mandato de Barack Obama, se permitió a los militares vivir con normalidad su sexualidad.
Mientras Reclutas contextualiza una era pasada del ejército, también puede molestar al público más progresista. Al fin y al cabo, el protagonista busca su identidad dentro de los parámetros de violencia de sus superiores. Y, a pesar de los estallidos de racismo y homofobia, plantea ciertas cuestiones.

¿Es precisamente válido someter a los reclutas a actitudes tan tóxicas al tener que formarse para derrotar al enemigo y sobrevivir en territorio hostil? ¿Que los personajes descubran la camaradería y la amistad legitima el proceso y, por lo tanto, convierte la obra en defensora de aquello que a priori parece criticar? ¿Son estos grises, aparte del equilibrio entre comedia, drama y tensión, lo que convierte Reclutas en una de las obras más estimulantes de Netflix este año?
Las declaraciones de Wilson, sin embargo, prueban hasta qué punto cualquier clase de cuestión, reflexión o crítica del ejército, pasado o presente, se considera traición. En la crítica, hay una idea implícita: que le molesta que se asocie el ejército con maricones, chinos y negros. Y, si “al peso de una mochila o de un ser humano no le importa si eres hombre, mujer, gay o heterosexual”… ¿por qué desde mayo se prohíbe alistarse a las personas transexuales? ¿Acaso les importa al peso de las mochilas?
Si “al peso de una mochila o de un ser humano no le importa si eres hombre, mujer, gay o heterosexual”… ¿por qué desde mayo se prohíbe alistarse a las personas transexuales?
Es irónico que, al intentar defender el “espíritu guerrero” (o “warrior ethos”) del ejército, una persona como Wilson y una administración como la de Trump puedan hacer una demostración tan evidente de masculinidad frágil.
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