Ayer nadie tenía en mente los 20 puntos del plan de paz de Donald Trump. “Tras 738 días en cautiverio, los 20 rehenes vivos vuelven a Israel”, celebró la portada del diario Haaretz . Al sur de la franja de Gaza, se celebró la liberación de unos 2.000 presos palestinos. 250 cumplían cadena perpetua por terrorismo, pero muchos gazatíes fueron detenidos durante la guerra pese a no ser miembros de Hamas. “Hoy solo esperamos los abrazos con sus familias”, celebró la israelí Dafna desde la “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv. “No logro hablar, estoy demasiado eufórico”, confesó Yaser desde Jan Yunis. Pese a las alertas para moderar el optimismo por posibles incumplimientos de la tregua, la primera fase del plan se ejecutó casi a rajatabla. El ejército israelí se retiró a la línea pactada (aún controla el 50% de la franja), Hamas entregó a los rehenes vivos en un plazo de 72 horas, y los presos palestinos fueron liberados de las cárceles de Israel. El primer incumplimiento islamista fue sobre los cadáveres de los cautivos muertos (28), tras informar de que perdió muchos cuerpos bajo las ruinas. Solo entregó cuatro.
Ayer nadie tenía en mente los 20 puntos del plan de paz de Donald Trump. “Tras 738 días en cautiverio, los 20 rehenes vivos vuelven a Israel”, celebró la portada del diario Haaretz . Al sur de la franja de Gaza, se celebró la liberación de unos 2.000 presos palestinos. 250 cumplían cadena perpetua por terrorismo, pero muchos gazatíes fueron detenidos durante la guerra pese a no ser miembros de Hamas. “Hoy solo esperamos los abrazos con sus familias”, celebró la israelí Dafna desde la “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv. “No logro hablar, estoy demasiado eufórico”, confesó Yaser desde Jan Yunis. Pese a las alertas para moderar el optimismo por posibles incumplimientos de la tregua, la primera fase del plan se ejecutó casi a rajatabla. El ejército israelí se retiró a la línea pactada (aún controla el 50% de la franja), Hamas entregó a los rehenes vivos en un plazo de 72 horas, y los presos palestinos fueron liberados de las cárceles de Israel. El primer incumplimiento islamista fue sobre los cadáveres de los cautivos muertos (28), tras informar de que perdió muchos cuerpos bajo las ruinas. Solo entregó cuatro.Seguir leyendo…
Ayer nadie tenía en mente los 20 puntos del plan de paz de Donald Trump. “Tras 738 días en cautiverio, los 20 rehenes vivos vuelven a Israel”, celebró la portada del diario Haaretz . Al sur de la franja de Gaza, se celebró la liberación de unos 2.000 presos palestinos. 250 cumplían cadena perpetua por terrorismo, pero muchos gazatíes fueron detenidos durante la guerra pese a no ser miembros de Hamas. “Hoy solo esperamos los abrazos con sus familias”, celebró la israelí Dafna desde la “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv. “No logro hablar, estoy demasiado eufórico”, confesó Yaser desde Jan Yunis. Pese a las alertas para moderar el optimismo por posibles incumplimientos de la tregua, la primera fase del plan se ejecutó casi a rajatabla. El ejército israelí se retiró a la línea pactada (aún controla el 50% de la franja), Hamas entregó a los rehenes vivos en un plazo de 72 horas, y los presos palestinos fueron liberados de las cárceles de Israel. El primer incumplimiento islamista fue sobre los cadáveres de los cautivos muertos (28), tras informar de que perdió muchos cuerpos bajo las ruinas. Solo entregó cuatro.
En su discurso en la Knesset, Trump consideró que “la dolorosa pesadilla ha terminado” y que las “cosas cambian a mejor” en Oriente Medio. Antes, Netanyahu celebró haber “cumplido todos los objetivos de la guerra”. El premier olvidó su promesa esencial: la destrucción total de Hamás.
La implementación de la primera fase de la tregua no garantiza su viabilidad a largo plazo
La entrada masiva de ayuda humanitaria a Gaza ya está en marcha, tras la reapertura del cruce de Rafah, fronterizo con Egipto. El escollo central en Gaza pasa por la cesión del poder por parte de Hamas, que aceptó la tregua por la inédita presión aplicada por países árabes. Tras la retirada parcial israelí, milicianos armados islamistas emergieron de los túneles para instaurar su régimen de terror. 25 integrantes de un clan rival fueron ejecutados. Hamas reprime a “colaboradores” de Israel o civiles que robaron comida de sus almacenes. El plan de Trump prevé un “pasaje seguro” para los islamistas que opten por exiliarse.

Shir Torem / Reuters
“Gaza será gobernada por un gobierno tecnocrático transicional palestino”, prevé el programa, bajo supervisión del “Consejo de Paz” liderado por Trump y Tony Blair. La propuesta aspira a entregar el poder a una “Autoridad Nacional Palestina reformada”. Sobre el terreno, el grupo islamista no da señales de querer ceder sus armas, como exige el escrito. “Hamas no tendrá ningún rol de gobierno”, reclama el punto 13.
El “plan económico de Trump” para reconstruir Gaza depende de la continuidad de la tregua. Netanyahu ya avisó que “la guerra no ha terminado”: es previsible que el ejército israelí golpeé Gaza cuando detecte intentos de rearme de Hamas, como ocurre casi a diario en los ataques a Hizbulá en el sur del Líbano. La propuesta insiste en que “nadie será forzado a dejar Gaza”, pero la mayoría de sus dos millones de habitantes no tiene hogar ni fácil acceso a comida, agua o medicinas. La reconstrucción de infraestructuras civiles, donde convergen intereses económicos árabes y occidentales, debería iniciarse de inmediato. Tampoco se aclara quién participará en la “Fuerza Internacional de Estabilización” (ISF), que se debería desplegar de inmediato en la franja. La ISF debe entrenar nuevas fuerzas de seguridad palestinas, y garantizar que desde Gaza no emerjan futuras amenazas a Israel. Por su parte, el ejército israelí debería retirarse por completo de la franja (mantendrá un perímetro de seguridad en la frontera) tras ceder el control a la ISF.
El plan de Trump prevé “establecer diálogo” entre las partes para crear “condiciones” que faciliten la “autodeterminación” de Palestina. Con Gaza arrasada, la pugna vigente entre Hamas y Fatah y con el “gobierno más derechista de la historia” de Netanyahu, la solución de los dos estados suena a utopía.
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