Por norma, un parcial de 6-2 en el primer cuarto es demoledor. Puede llegar a ser remontable, ya ocurrió en los cuartos de final cuando la selección española femenina de waterpolo vio como Países Bajos forzó los penaltis cuando la ventaja era de 7-3. Pero no siempre ocurren milagros. España, la vigente campeona olímpica, se despide del intento de repetir oro en los Mundiales de Singapur. Hungría fue más intensa, más fuerte y más precisa. Le hizo añicos (15-9). Y le dio un repaso en un mal partido de las de Jordi Valls. El miércoles ante Estados Unidos (11:35) tienen la oportunidad de seguir en el podio con el bronce en juego.
La selección española femenina de waterpolo peleará contra Estados Unidos por el bronce este miércoles, tras caer en un partido desastroso ante las magiares en Singapur (15-9)
Por norma, un parcial de 6-2 en el primer cuarto es demoledor. Puede llegar a ser remontable, ya ocurrió en los cuartos de final cuando la selección española femenina de waterpolo vio como Países Bajos forzó los penaltis cuando la ventaja era de 7-3. Pero no siempre ocurren milagros. España, la vigente campeona olímpica, se despide del intento de repetir oro en los Mundiales de Singapur. Hungría fue más intensa, más fuerte y más precisa. Le hizo añicos (15-9). Y le dio un repaso en un mal partido de las de Jordi Valls. El miércoles ante Estados Unidos (11:35) tienen la oportunidad de seguir en el podio con el bronce en juego.
El espejismo llegó en el primer ataque. Paula Leitón recibía en la boya y, de reverso, inauguraba el marcador. 0-1 para las españolas, que pronto vieron que las mejores lanzadoras magiares tenían el día. Las dos primeras superioridades, adentro. Primero la zurda Leimeter, luego Tiba. 2-1. A partir de ahí fue un monólogo. Se obstruyeron las de Valls, que se estrellaron en los brazos de sus rivales o se quedaron sin ideas, especialmente en las superioridades. No anotaron ninguna en el primer parcial. Hungría hizo un cuatro de seis, con una buena circulación y una capacidad de acierto sobrenatural. Y el 6-2 era más que sintomático. Ambos equipos estaban en los polos opuestos del ánimo.
De nuevo, España golpeó primero en el segundo parcial. Paula Crespí hizo el 6-3, pero Hungría no dejó que las españolas levantaran cabeza. Las pisoteó. Apareció Leimeter y la vieja conocida Rita Keszthely, con pasado en CN Mataró y en CN Sabadell, para hacer el 9-3. El partido dejaba de ser algo motivante para convertirse en una penitencia. Y quedaban aún más de dos parciales.
Con 11-4 se llegó al descanso. Fue tanta la desesperación del banquillo español que hizo un cambio en la meta. Mariona Terré sentó a su hermana Martina, la heroína de los cuartos de final ante Países Bajos al detener el penalti decisivo. Marcaron Elena Ruiz, Bea Ortiz y Paula Prats, pero Hungría siguió con el martillo pilón. Del 11-4 al 14-6. Una diferencia definitiva.
A falta de cinco minutos, España solo había anotado dos de 13 superioridades
Las magiares cerraron la boya, y España no encontró oportunidades de conectar con Leitón, Camus o Crespí. Por fuera, las lanzadoras no tuvieron el día, ahogadas por los brazos de las húngaras. A falta de seis minutos, solo habían anotado dos de las 13 superioridades de las que dispusieron.
Con el partido decidido, Hungría se dedicó a dar descanso a sus mejores jugadoras, mientras que España, desanimada en el banquillo, intentaba tirar de orgullo para maquillar el resultado. Bea Ortiz, la mejor jugadora del último año, anotó el 14-7. Quedaban todavía cinco minutos. España tuvo un 24% de acierto en el tiro mientras que Hungría anotó ocho de 11 en superioridades. Infalibles.
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Hungría siguió mordiendo, recordando todos aquellas cicatrices que España le tatuó en su cuerpo. En Singapur las tornas cambiaron. Las magiares demostraron un nivel superlativo. España revivió sus peores pesadillas con Estados Unidos pero con la Magyarország. Como en la Copa del Mundo, se medirá con Grecia por el oro.
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