Hiperestimulados, hiperconectados e hiperactivados. Vivimos inmersos en una revolución visual en la que los dispositivos electrónicos, la inteligencia artificial y los algoritmos parecen controlarlo todo, desde nuestros hábitos hasta la forma en la que uno se relaciona con uno mismo y con los demás. El miedo y la incertidumbre empiezan a tomar el control de esa caja de emociones llamada mente y eso hace que cada vez resulte más difícil algo tan aparentemente sencillo como parar , respirar , pensar en calma , poner todo en orden y desarrollar ideas propias y con criterio . Consciente de la acuciante necesidad de paz interior en este contexto y basándose en años de investigación y estudio tanto del arte como de la meditación, Ignacio Mateos ( @ignaciomateos_ ), aporta en ‘Meditarte’ (Planeta) una guía para sentirse bien a través de la meditación contemplativa . Especialista en arte y meditación, es máster cum laude en Mercado del Arte por el Sotheby’s Institute of Art de Nueva York y licenciado en Bellas Artes, con la especialidad de Pintura, por la Universidad Complutense de Madrid. Es además antiguo miembro del Zen Buddhist Temple de Nueva York , donde aprendió la práctica de la meditación bajo la orientación de su fundador, el venerable Samu Sunim . Tras trabajar en galerías, casas de subastas y ferias del mercado internacional de las artes, fundó Artpath , organización pionera en la práctica de la meditación a través de la contemplación de arte, cuyas metodologías han sido adaptadas por los departamentos de educación de prestigiosos museos del mundo. ¿Hay que ser un experto en arte para entender lo que plantea en ‘Meditarte’? No, claro que no. Ese fue, además, uno de los grandes retos que abordé en la creación del libro. Porque aunque parte de los mensajes que se plantean, tanto en relación al arte como a la meditación, puedan sonar algo más complicados, en realidad he trabajado mucho para que fuese entretenido, didáctico y con un lenguaje entendible. Tiene una vocación absolutamente universal para que lo pueda leer cualquier persona, independientemente de su raza, su religión, sus creencias… ¿Cómo trabajaste para conseguir que fuese algo cercano y entendible?A esa depuración del lenguaje y del contenido ha contribuido el hecho de que el proceso de creación del libro fue de casi diez años. Quise quedarme con lo esencial y exponerlo de una manera clara. Defiendo mucho la mentalidad del principiante, que además es un concepto básico en el ámbito de la meditación, y también creo en la importancia de no tener prejuicios y de despertar el niño interior, pues el objetivo es que alguien que no sepa de arte encuentre en esta obra una lectura placentera y también las herramientas necesarias para que encuentre su propia manera de meditar, sin un método rígido.¿Cómo se puede centrar el foco y aprender a poner la atención en lo que se está haciendo en un momento en el que tantas personas viven en piloto automático?Puede decirse, en realidad, que todos meditamos, de una manera o de otra, y lo hacemos en muy distintos contextos, pero algunas personas lo hacen de un modo más metódico o incluso como un ritual. Hay mucha gente que, al llegar extenuado a casa después de trabajar, se pone una serie de televisión y esa es su manera de desconectar y de abstraerse de sus preocupaciones profesionales o incluso familiares. Ese momento consigo mismo viendo la serie es su forma de relajarse. La cuestión es que toda creación artística, no solo las que planteo en el libro que son obras de artes plásticas como pinturas o cerámicas, sino también las audiovisuales o la música son el resultado de una reflexión por parte del artista. Por eso defiendo al artista como un gran maestro de meditación . El artista ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés. Y esa obra final es su propuesta, es el centro al que debe apuntar la atención, pues de esa manera se educa tanto al cuerpo como a los procesos mentales para sentirse mejor. Noticias relacionadas estandar Si José Antonio Marina, filósofo: «El comportamiento éticamente bueno es un antídoto contra la manipulación» Raquel Alcolea estandar Si Cómo crear en la mente un refugio de serenidad gracias a la meditación Belén ColominaCon respecto a la meditación hay mucho falsos mitos o incluso prejuicios…En parte entiendo que existan muchos prejuicios en torno a la meditación, pues en los últimos años se ha vivido una especie de boom en torno a la práctica y eso puede que haya confundido a muchas personas. Creo que cada persona puede dar el significado que desee a la meditación. Pero si hubiera que hacer una aproximación algo más certera hacia este concepto podría decirse que la meditación es, en parte, ejercitar la mente para que funcione de una manera más ordenada y agradable. Pero también me gusta verla como una reflexión desde diferentes puntos de vista sobre algo en concreto, es decir, como un recurso que permita abrir la mente para no quedarse en el radicalismo sino con la capacidad de ver las cosas desde diferentes ópticas. Y esto es precisamente lo que defiende la meditación contemplativa…Eso es, porque un cuadro o cualquier otra expresión artística le puede decir cosas muy diferentes a cada persona. Por eso lo que propongo mostrando en cada parte del libro una obra de arte en concreto es que el lector pueda dedicarse unos minutos a estar en soledad (puede ser que esté en casa, o en un museo o plasmada en un libro o incluso en un templo, una iglesia o frente a una televisión) con ella . Y se trata de que cada persona encuentre cuáles son los estímulos estéticos le producen más placer. En el libro no planteo un método rígido, sino que aporto un estudio minucioso de las escuelas contemplativas a lo largo de las civilizaciones para ponérselo fácil al lector actual que, quizá, se encuentre en este contexto algo aturdido por el cúmulo de estímulos visuales al que está sometido a diario. ¿Es una fórmula adecuada para iniciarse en la meditación? A muchas personas les asusta quedarse a solas con sus pensamientos….Exactamente. Y sí, desde luego que puede ser una buena forma de iniciarse en la meditación precisamente en este momento en el que tenemos el reto, como sociedad, de ser capaces de estar con nosotros mismos y con los demás y no tener miedo a ello. Pensar que ni siquiera seamos capaces de estar con nosotros mismos y con los demás, es algo terrible. Pero, ¿qué sucede? Que la meditación más divulgada y difundida como es el mindfulness, por ejemplo, te deja a solas contigo mismo, con tu respiración o en un mantra. Y eso en realidad no es una iniciación adecuada para todo el mundo. Pero la meditación contemplativa, que es la que estoy divulgando, no deja a solas al lector o al espectador. Una obra de arte guía y acompaña, no deja a esa persona a solas con sus pensamientos, le aporta un apoyo para meditar mejor. ¿Cómo? Bueno, para entender la base de por qué llegué a esa conclusión te cuento una anécdota personal, si me permites. Llevo practicando la meditación desde hace muchos años y terminé de aprenderla bien en el Zen Buddhist Temple de Nueva York, junto al venerable Samu Sunim. Pero la verdad es que me costaba mucho estar en silencio, a pesar de que no era un novato, pues no es fácil meditar en completo silencio en una postura durante un tiempo y además en la práctica también puedes tener días mejores o peores. Pero algo que me ayudó mucho, aunque sea algo anecdótico y en realidad no sea algo que siempre se vaya a producir, es que en el asiento de la persona que tenía delante meditando había un punto dibujado que me servía como referencia para concentrarme. Con esto lo que quiero decir es que el arte puede ser ese punto de referencia sobre el que posar la mirada para comenzar a concentrarse. Los primeros minutos siempre son los más complicados, especialmente si uno viene cargado de estrés o bajo los efectos de alguna turbulencia, pues es en esos momentos cuando más cuesta lograr que la mente descanse. «El artista puede ser un gran maestro de meditación. Ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés» Ignacio Mateos Especialista en arte y meditaciónAl poner foco en el arte, ¿se puede entrenar la mente?La concentración en un motivo como puede ser cualquier expresión artística tiene la ventaja de que te ayuda a educar la mente para que excluyas todo lo demás. De hecho, es como ir al gimnasio. Y este símil de «entrenar la mente» es algo que usan mucho las personas que divulgan la meditación. Y en parte es algo certero porque al final es una forma de educar la mente. Pero es cierto que después de tantos años de práctica, puedo decir que el día que descubrí que podía meditar fijando la atención en una obra de arte o en un estímulo visual me cambió la vida porque fui consciente de que esas prácticas de meditación que hacía, con mejor o peor suerte, me salían mucho mejor y me hacían sentir mucho mejor gracias a ese descubrimiento. Portada del libro ‘Meditarte’, de Ignacio Mateos planetaEn cuanto a la selección de las obras que aparecen en ‘Meditarte’, ¿por qué las estructura en relación a los elementos (agua, tierra, fuego, aire, metal, madera…)?Lo que quería fomentar es que fuese una obra entretenida y que la lectura fuera placentera y agradable y para ello necesitaba un hilo conductor con el que se pudiese conectar fácilmente. Y esta mezcla de elementos occidentales y orientales me pareció una buena fórmula. Pero además quise ir más allá planteando una cierta gamificación que conectase con el ámbito del entretenimiento y de los videojuegos porque es un mundo que también me gusta. Por tanto, no solo quise conectar esos elementos con obras de arte sino que, a través de esta estructura, quise desarrollar conceptos que se proponen en todas las escuelas de meditación, independientemente de la religión. He intentado hilarlo todo para que cada capítulo sea una aventura en sí misma y para que cada obra de arte plantee una meditación muy diferente. Hagamos un breve repaso de esos elementos y sus obras correspondientes….Se arranca con el elemento ‘Agua’ y en concreto con la obra ‘Mar en calma’ de Courbet que relaciono con la respiración. Aquí lo que planteé es un símil con las olas del mar, cuyo ritmo natural es similar al de la respiración, y elijo además una obra especial de un autor como Courbet, que representaba la realidad tal cuál es, y cuyos paisajes marinos aparecían particularmente enfurecidos, incluso con tormentas. Pero en esta obra ofrece un mar en calma y me gustó porque aporta un símil de respiración controlada, que es una herramienta básica en la meditación. Cualquier persona que quiera aprender a meditar tiene que tener como base la respiración y por eso forma parte del arranque. Después, relaciono la montaña y ese monte Fuji de la obra ‘Viento del sur, cielo claro’ de Hokusai con la tierra y con la postura. A continuación observamos la pieza de cerámica raku del periodo Momoyama para conectar con el fuego y después busco la conexión con el aire y el momento presente a través de la obra ‘Efecto de viento’ de la serie de Los álamos de Monet . Y luego con el metal, que simboliza la estructura y el orden, a través del Mandala de Jnanadakini. Con ‘Campo de trigo con cipreses’, de Vincent van Gog h, nos adentramos en aquello que encarna el crecimiento y la creatividad como es la madera y se acaba con el broche del vacío y una de las obras de Agnes Martin. Así poco a poco habremos ido aumentando el nivel de dificultad, pero siempre respetando que se parte de una base accesible para todo el mundo. Invita a que seamos selectivos con aquellas imágenes que consumimos…Sí, es importante serlo porque, aunque no lo creamos o no nos demos cuenta, lo que vemos se queda en la mente. Igual que uno tiene que ser selectivo con lo que come o incluso con las horas a las que come, por ejemplo, para cuidar su salud; también lo tiene que ser con aquello que se lleva a la cabeza y que le entra por los ojos. Eso es también parte del espíritu del libro: crear una conciencia de que no todo vale y que conviene moderar la cantidad de estímulos que recibimos a lo largo del día, pues no podemos ser esclavos de la tecnología. Nos encontramos en un momento alucinante de la historia de la humanidad en el que tenemos acceso a millones de millones de imágenes del ámbito de la cultura, el espectáculo, al arte y la literatura. Pero es una locura, ya que ese menú de imágenes al que tenemos acceso nunca había sido tan rico y eso puede ser difícil de asimilar. Por eso lo que intento con este libro es aportar herramientas y claves para tener una alternativa al scroll infinito que ofrecen las redes sociales. De hecho la mayor parte del ocio actual es pasivo y, tal como indica en su libro, la meditación es activa y no pasiva, en contra de la creencia popular…Sí, es buena observación porque la meditación requiere esfuerzo y fuerza de voluntad. Lo que aporto son herramientas y sugerencias y eso es algo que se tendrá que ir interiorizando el lector poco a poco. Puede tener una primera lectura, que es la que se hace lineal de principio a fin, como sucede con cualquier otro libro, pero también puede tener una segunda lectura, a modo de manual o incluso de oráculo al que poder acudir en cualquier momento. La idea es que se abra el libro por la página que se abra siempre aporte alguna frase o sugerencia que tal vez pueda iluminar al lector ese día. Los libros y las obras de arte nos dicen cosas distintas en función del momento del día o del momento vital en el que nos encontremos y eso es una interacción interesante, que puede resultar productiva y saludable y que además nos devuelve a ese niño interior. Tal vez se pueda usar como un boquitín de emergencia emocional…Sí, por qué no, de hecho el principio del libro recoge una especie de prospecto de un medicamento en el que se indica cómo utilizar este libro. Hiperestimulados, hiperconectados e hiperactivados. Vivimos inmersos en una revolución visual en la que los dispositivos electrónicos, la inteligencia artificial y los algoritmos parecen controlarlo todo, desde nuestros hábitos hasta la forma en la que uno se relaciona con uno mismo y con los demás. El miedo y la incertidumbre empiezan a tomar el control de esa caja de emociones llamada mente y eso hace que cada vez resulte más difícil algo tan aparentemente sencillo como parar , respirar , pensar en calma , poner todo en orden y desarrollar ideas propias y con criterio . Consciente de la acuciante necesidad de paz interior en este contexto y basándose en años de investigación y estudio tanto del arte como de la meditación, Ignacio Mateos ( @ignaciomateos_ ), aporta en ‘Meditarte’ (Planeta) una guía para sentirse bien a través de la meditación contemplativa . Especialista en arte y meditación, es máster cum laude en Mercado del Arte por el Sotheby’s Institute of Art de Nueva York y licenciado en Bellas Artes, con la especialidad de Pintura, por la Universidad Complutense de Madrid. Es además antiguo miembro del Zen Buddhist Temple de Nueva York , donde aprendió la práctica de la meditación bajo la orientación de su fundador, el venerable Samu Sunim . Tras trabajar en galerías, casas de subastas y ferias del mercado internacional de las artes, fundó Artpath , organización pionera en la práctica de la meditación a través de la contemplación de arte, cuyas metodologías han sido adaptadas por los departamentos de educación de prestigiosos museos del mundo. ¿Hay que ser un experto en arte para entender lo que plantea en ‘Meditarte’? No, claro que no. Ese fue, además, uno de los grandes retos que abordé en la creación del libro. Porque aunque parte de los mensajes que se plantean, tanto en relación al arte como a la meditación, puedan sonar algo más complicados, en realidad he trabajado mucho para que fuese entretenido, didáctico y con un lenguaje entendible. Tiene una vocación absolutamente universal para que lo pueda leer cualquier persona, independientemente de su raza, su religión, sus creencias… ¿Cómo trabajaste para conseguir que fuese algo cercano y entendible?A esa depuración del lenguaje y del contenido ha contribuido el hecho de que el proceso de creación del libro fue de casi diez años. Quise quedarme con lo esencial y exponerlo de una manera clara. Defiendo mucho la mentalidad del principiante, que además es un concepto básico en el ámbito de la meditación, y también creo en la importancia de no tener prejuicios y de despertar el niño interior, pues el objetivo es que alguien que no sepa de arte encuentre en esta obra una lectura placentera y también las herramientas necesarias para que encuentre su propia manera de meditar, sin un método rígido.¿Cómo se puede centrar el foco y aprender a poner la atención en lo que se está haciendo en un momento en el que tantas personas viven en piloto automático?Puede decirse, en realidad, que todos meditamos, de una manera o de otra, y lo hacemos en muy distintos contextos, pero algunas personas lo hacen de un modo más metódico o incluso como un ritual. Hay mucha gente que, al llegar extenuado a casa después de trabajar, se pone una serie de televisión y esa es su manera de desconectar y de abstraerse de sus preocupaciones profesionales o incluso familiares. Ese momento consigo mismo viendo la serie es su forma de relajarse. La cuestión es que toda creación artística, no solo las que planteo en el libro que son obras de artes plásticas como pinturas o cerámicas, sino también las audiovisuales o la música son el resultado de una reflexión por parte del artista. Por eso defiendo al artista como un gran maestro de meditación . El artista ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés. Y esa obra final es su propuesta, es el centro al que debe apuntar la atención, pues de esa manera se educa tanto al cuerpo como a los procesos mentales para sentirse mejor. Noticias relacionadas estandar Si José Antonio Marina, filósofo: «El comportamiento éticamente bueno es un antídoto contra la manipulación» Raquel Alcolea estandar Si Cómo crear en la mente un refugio de serenidad gracias a la meditación Belén ColominaCon respecto a la meditación hay mucho falsos mitos o incluso prejuicios…En parte entiendo que existan muchos prejuicios en torno a la meditación, pues en los últimos años se ha vivido una especie de boom en torno a la práctica y eso puede que haya confundido a muchas personas. Creo que cada persona puede dar el significado que desee a la meditación. Pero si hubiera que hacer una aproximación algo más certera hacia este concepto podría decirse que la meditación es, en parte, ejercitar la mente para que funcione de una manera más ordenada y agradable. Pero también me gusta verla como una reflexión desde diferentes puntos de vista sobre algo en concreto, es decir, como un recurso que permita abrir la mente para no quedarse en el radicalismo sino con la capacidad de ver las cosas desde diferentes ópticas. Y esto es precisamente lo que defiende la meditación contemplativa…Eso es, porque un cuadro o cualquier otra expresión artística le puede decir cosas muy diferentes a cada persona. Por eso lo que propongo mostrando en cada parte del libro una obra de arte en concreto es que el lector pueda dedicarse unos minutos a estar en soledad (puede ser que esté en casa, o en un museo o plasmada en un libro o incluso en un templo, una iglesia o frente a una televisión) con ella . Y se trata de que cada persona encuentre cuáles son los estímulos estéticos le producen más placer. En el libro no planteo un método rígido, sino que aporto un estudio minucioso de las escuelas contemplativas a lo largo de las civilizaciones para ponérselo fácil al lector actual que, quizá, se encuentre en este contexto algo aturdido por el cúmulo de estímulos visuales al que está sometido a diario. ¿Es una fórmula adecuada para iniciarse en la meditación? A muchas personas les asusta quedarse a solas con sus pensamientos….Exactamente. Y sí, desde luego que puede ser una buena forma de iniciarse en la meditación precisamente en este momento en el que tenemos el reto, como sociedad, de ser capaces de estar con nosotros mismos y con los demás y no tener miedo a ello. Pensar que ni siquiera seamos capaces de estar con nosotros mismos y con los demás, es algo terrible. Pero, ¿qué sucede? Que la meditación más divulgada y difundida como es el mindfulness, por ejemplo, te deja a solas contigo mismo, con tu respiración o en un mantra. Y eso en realidad no es una iniciación adecuada para todo el mundo. Pero la meditación contemplativa, que es la que estoy divulgando, no deja a solas al lector o al espectador. Una obra de arte guía y acompaña, no deja a esa persona a solas con sus pensamientos, le aporta un apoyo para meditar mejor. ¿Cómo? Bueno, para entender la base de por qué llegué a esa conclusión te cuento una anécdota personal, si me permites. Llevo practicando la meditación desde hace muchos años y terminé de aprenderla bien en el Zen Buddhist Temple de Nueva York, junto al venerable Samu Sunim. Pero la verdad es que me costaba mucho estar en silencio, a pesar de que no era un novato, pues no es fácil meditar en completo silencio en una postura durante un tiempo y además en la práctica también puedes tener días mejores o peores. Pero algo que me ayudó mucho, aunque sea algo anecdótico y en realidad no sea algo que siempre se vaya a producir, es que en el asiento de la persona que tenía delante meditando había un punto dibujado que me servía como referencia para concentrarme. Con esto lo que quiero decir es que el arte puede ser ese punto de referencia sobre el que posar la mirada para comenzar a concentrarse. Los primeros minutos siempre son los más complicados, especialmente si uno viene cargado de estrés o bajo los efectos de alguna turbulencia, pues es en esos momentos cuando más cuesta lograr que la mente descanse. «El artista puede ser un gran maestro de meditación. Ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés» Ignacio Mateos Especialista en arte y meditaciónAl poner foco en el arte, ¿se puede entrenar la mente?La concentración en un motivo como puede ser cualquier expresión artística tiene la ventaja de que te ayuda a educar la mente para que excluyas todo lo demás. De hecho, es como ir al gimnasio. Y este símil de «entrenar la mente» es algo que usan mucho las personas que divulgan la meditación. Y en parte es algo certero porque al final es una forma de educar la mente. Pero es cierto que después de tantos años de práctica, puedo decir que el día que descubrí que podía meditar fijando la atención en una obra de arte o en un estímulo visual me cambió la vida porque fui consciente de que esas prácticas de meditación que hacía, con mejor o peor suerte, me salían mucho mejor y me hacían sentir mucho mejor gracias a ese descubrimiento. Portada del libro ‘Meditarte’, de Ignacio Mateos planetaEn cuanto a la selección de las obras que aparecen en ‘Meditarte’, ¿por qué las estructura en relación a los elementos (agua, tierra, fuego, aire, metal, madera…)?Lo que quería fomentar es que fuese una obra entretenida y que la lectura fuera placentera y agradable y para ello necesitaba un hilo conductor con el que se pudiese conectar fácilmente. Y esta mezcla de elementos occidentales y orientales me pareció una buena fórmula. Pero además quise ir más allá planteando una cierta gamificación que conectase con el ámbito del entretenimiento y de los videojuegos porque es un mundo que también me gusta. Por tanto, no solo quise conectar esos elementos con obras de arte sino que, a través de esta estructura, quise desarrollar conceptos que se proponen en todas las escuelas de meditación, independientemente de la religión. He intentado hilarlo todo para que cada capítulo sea una aventura en sí misma y para que cada obra de arte plantee una meditación muy diferente. Hagamos un breve repaso de esos elementos y sus obras correspondientes….Se arranca con el elemento ‘Agua’ y en concreto con la obra ‘Mar en calma’ de Courbet que relaciono con la respiración. Aquí lo que planteé es un símil con las olas del mar, cuyo ritmo natural es similar al de la respiración, y elijo además una obra especial de un autor como Courbet, que representaba la realidad tal cuál es, y cuyos paisajes marinos aparecían particularmente enfurecidos, incluso con tormentas. Pero en esta obra ofrece un mar en calma y me gustó porque aporta un símil de respiración controlada, que es una herramienta básica en la meditación. Cualquier persona que quiera aprender a meditar tiene que tener como base la respiración y por eso forma parte del arranque. Después, relaciono la montaña y ese monte Fuji de la obra ‘Viento del sur, cielo claro’ de Hokusai con la tierra y con la postura. A continuación observamos la pieza de cerámica raku del periodo Momoyama para conectar con el fuego y después busco la conexión con el aire y el momento presente a través de la obra ‘Efecto de viento’ de la serie de Los álamos de Monet . Y luego con el metal, que simboliza la estructura y el orden, a través del Mandala de Jnanadakini. Con ‘Campo de trigo con cipreses’, de Vincent van Gog h, nos adentramos en aquello que encarna el crecimiento y la creatividad como es la madera y se acaba con el broche del vacío y una de las obras de Agnes Martin. Así poco a poco habremos ido aumentando el nivel de dificultad, pero siempre respetando que se parte de una base accesible para todo el mundo. Invita a que seamos selectivos con aquellas imágenes que consumimos…Sí, es importante serlo porque, aunque no lo creamos o no nos demos cuenta, lo que vemos se queda en la mente. Igual que uno tiene que ser selectivo con lo que come o incluso con las horas a las que come, por ejemplo, para cuidar su salud; también lo tiene que ser con aquello que se lleva a la cabeza y que le entra por los ojos. Eso es también parte del espíritu del libro: crear una conciencia de que no todo vale y que conviene moderar la cantidad de estímulos que recibimos a lo largo del día, pues no podemos ser esclavos de la tecnología. Nos encontramos en un momento alucinante de la historia de la humanidad en el que tenemos acceso a millones de millones de imágenes del ámbito de la cultura, el espectáculo, al arte y la literatura. Pero es una locura, ya que ese menú de imágenes al que tenemos acceso nunca había sido tan rico y eso puede ser difícil de asimilar. Por eso lo que intento con este libro es aportar herramientas y claves para tener una alternativa al scroll infinito que ofrecen las redes sociales. De hecho la mayor parte del ocio actual es pasivo y, tal como indica en su libro, la meditación es activa y no pasiva, en contra de la creencia popular…Sí, es buena observación porque la meditación requiere esfuerzo y fuerza de voluntad. Lo que aporto son herramientas y sugerencias y eso es algo que se tendrá que ir interiorizando el lector poco a poco. Puede tener una primera lectura, que es la que se hace lineal de principio a fin, como sucede con cualquier otro libro, pero también puede tener una segunda lectura, a modo de manual o incluso de oráculo al que poder acudir en cualquier momento. La idea es que se abra el libro por la página que se abra siempre aporte alguna frase o sugerencia que tal vez pueda iluminar al lector ese día. Los libros y las obras de arte nos dicen cosas distintas en función del momento del día o del momento vital en el que nos encontremos y eso es una interacción interesante, que puede resultar productiva y saludable y que además nos devuelve a ese niño interior. Tal vez se pueda usar como un boquitín de emergencia emocional…Sí, por qué no, de hecho el principio del libro recoge una especie de prospecto de un medicamento en el que se indica cómo utilizar este libro.
Hiperestimulados, hiperconectados e hiperactivados. Vivimos inmersos en una revolución visual en la que los dispositivos electrónicos, la inteligencia artificial y los algoritmos parecen controlarlo todo, desde nuestros hábitos hasta la forma en la que uno se relaciona con uno mismo y con los demás. … El miedo y la incertidumbre empiezan a tomar el control de esa caja de emociones llamada mente y eso hace que cada vez resulte más difícil algo tan aparentemente sencillo como parar, respirar, pensar en calma, poner todo en orden y desarrollar ideas propias y con criterio.
Consciente de la acuciante necesidad de paz interior en este contexto y basándose en años de investigación y estudio tanto del arte como de la meditación, Ignacio Mateos (@ignaciomateos_), aporta en ‘Meditarte’ (Planeta) una guía para sentirse bien a través de la meditación contemplativa. Especialista en arte y meditación, es máster cum laude en Mercado del Arte por el Sotheby’s Institute of Art de Nueva York y licenciado en Bellas Artes, con la especialidad de Pintura, por la Universidad Complutense de Madrid.
Es además antiguo miembro del Zen Buddhist Temple de Nueva York, donde aprendió la práctica de la meditación bajo la orientación de su fundador, el venerable Samu Sunim. Tras trabajar en galerías, casas de subastas y ferias del mercado internacional de las artes, fundó Artpath, organización pionera en la práctica de la meditación a través de la contemplación de arte, cuyas metodologías han sido adaptadas por los departamentos de educación de prestigiosos museos del mundo.
¿Hay que ser un experto en arte para entender lo que plantea en ‘Meditarte’?
No, claro que no. Ese fue, además, uno de los grandes retos que abordé en la creación del libro. Porque aunque parte de los mensajes que se plantean, tanto en relación al arte como a la meditación, puedan sonar algo más complicados, en realidad he trabajado mucho para que fuese entretenido, didáctico y con un lenguaje entendible. Tiene una vocación absolutamente universal para que lo pueda leer cualquier persona, independientemente de su raza, su religión, sus creencias…
¿Cómo trabajaste para conseguir que fuese algo cercano y entendible?
A esa depuración del lenguaje y del contenido ha contribuido el hecho de que el proceso de creación del libro fue de casi diez años. Quise quedarme con lo esencial y exponerlo de una manera clara. Defiendo mucho la mentalidad del principiante, que además es un concepto básico en el ámbito de la meditación, y también creo en la importancia de no tener prejuicios y de despertar el niño interior, pues el objetivo es que alguien que no sepa de arte encuentre en esta obra una lectura placentera y también las herramientas necesarias para que encuentre su propia manera de meditar, sin un método rígido.
¿Cómo se puede centrar el foco y aprender a poner la atención en lo que se está haciendo en un momento en el que tantas personas viven en piloto automático?
Puede decirse, en realidad, que todos meditamos, de una manera o de otra, y lo hacemos en muy distintos contextos, pero algunas personas lo hacen de un modo más metódico o incluso como un ritual. Hay mucha gente que, al llegar extenuado a casa después de trabajar, se pone una serie de televisión y esa es su manera de desconectar y de abstraerse de sus preocupaciones profesionales o incluso familiares. Ese momento consigo mismo viendo la serie es su forma de relajarse.
La cuestión es que toda creación artística, no solo las que planteo en el libro que son obras de artes plásticas como pinturas o cerámicas, sino también las audiovisuales o la música son el resultado de una reflexión por parte del artista. Por eso defiendo al artista como un gran maestro de meditación. El artista ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés. Y esa obra final es su propuesta, es el centro al que debe apuntar la atención, pues de esa manera se educa tanto al cuerpo como a los procesos mentales para sentirse mejor.
Con respecto a la meditación hay mucho falsos mitos o incluso prejuicios…
En parte entiendo que existan muchos prejuicios en torno a la meditación, pues en los últimos años se ha vivido una especie de boom en torno a la práctica y eso puede que haya confundido a muchas personas. Creo que cada persona puede dar el significado que desee a la meditación. Pero si hubiera que hacer una aproximación algo más certera hacia este concepto podría decirse que la meditación es, en parte, ejercitar la mente para que funcione de una manera más ordenada y agradable. Pero también me gusta verla como una reflexión desde diferentes puntos de vista sobre algo en concreto, es decir, como un recurso que permita abrir la mente para no quedarse en el radicalismo sino con la capacidad de ver las cosas desde diferentes ópticas.
Y esto es precisamente lo que defiende la meditación contemplativa…
Eso es, porque un cuadro o cualquier otra expresión artística le puede decir cosas muy diferentes a cada persona. Por eso lo que propongo mostrando en cada parte del libro una obra de arte en concreto es que el lector pueda dedicarse unos minutos a estar en soledad (puede ser que esté en casa, o en un museo o plasmada en un libro o incluso en un templo, una iglesia o frente a una televisión) con ella . Y se trata de que cada persona encuentre cuáles son los estímulos estéticos le producen más placer. En el libro no planteo un método rígido, sino que aporto un estudio minucioso de las escuelas contemplativas a lo largo de las civilizaciones para ponérselo fácil al lector actual que, quizá, se encuentre en este contexto algo aturdido por el cúmulo de estímulos visuales al que está sometido a diario.
¿Es una fórmula adecuada para iniciarse en la meditación? A muchas personas les asusta quedarse a solas con sus pensamientos….
Exactamente. Y sí, desde luego que puede ser una buena forma de iniciarse en la meditación precisamente en este momento en el que tenemos el reto, como sociedad, de ser capaces de estar con nosotros mismos y con los demás y no tener miedo a ello. Pensar que ni siquiera seamos capaces de estar con nosotros mismos y con los demás, es algo terrible. Pero, ¿qué sucede? Que la meditación más divulgada y difundida como es el mindfulness, por ejemplo, te deja a solas contigo mismo, con tu respiración o en un mantra. Y eso en realidad no es una iniciación adecuada para todo el mundo. Pero la meditación contemplativa, que es la que estoy divulgando, no deja a solas al lector o al espectador. Una obra de arte guía y acompaña, no deja a esa persona a solas con sus pensamientos, le aporta un apoyo para meditar mejor.
¿Cómo?
Bueno, para entender la base de por qué llegué a esa conclusión te cuento una anécdota personal, si me permites. Llevo practicando la meditación desde hace muchos años y terminé de aprenderla bien en el Zen Buddhist Temple de Nueva York, junto al venerable Samu Sunim. Pero la verdad es que me costaba mucho estar en silencio, a pesar de que no era un novato, pues no es fácil meditar en completo silencio en una postura durante un tiempo y además en la práctica también puedes tener días mejores o peores. Pero algo que me ayudó mucho, aunque sea algo anecdótico y en realidad no sea algo que siempre se vaya a producir, es que en el asiento de la persona que tenía delante meditando había un punto dibujado que me servía como referencia para concentrarme. Con esto lo que quiero decir es que el arte puede ser ese punto de referencia sobre el que posar la mirada para comenzar a concentrarse. Los primeros minutos siempre son los más complicados, especialmente si uno viene cargado de estrés o bajo los efectos de alguna turbulencia, pues es en esos momentos cuando más cuesta lograr que la mente descanse.

«El artista puede ser un gran maestro de meditación. Ha reflexionado desde todos los puntos de vista posibles acerca de cuál tiene que ser el resultado final de su obra y cuál tiene que ser ese centro sobre el que el espectador tiene que apoyar su concentración y su interés»
Ignacio Mateos
Especialista en arte y meditación
Al poner foco en el arte, ¿se puede entrenar la mente?
La concentración en un motivo como puede ser cualquier expresión artística tiene la ventaja de que te ayuda a educar la mente para que excluyas todo lo demás. De hecho, es como ir al gimnasio. Y este símil de «entrenar la mente» es algo que usan mucho las personas que divulgan la meditación. Y en parte es algo certero porque al final es una forma de educar la mente. Pero es cierto que después de tantos años de práctica, puedo decir que el día que descubrí que podía meditar fijando la atención en una obra de arte o en un estímulo visual me cambió la vida porque fui consciente de que esas prácticas de meditación que hacía, con mejor o peor suerte, me salían mucho mejor y me hacían sentir mucho mejor gracias a ese descubrimiento.
planeta
En cuanto a la selección de las obras que aparecen en ‘Meditarte’, ¿por qué las estructura en relación a los elementos (agua, tierra, fuego, aire, metal, madera…)?
Lo que quería fomentar es que fuese una obra entretenida y que la lectura fuera placentera y agradable y para ello necesitaba un hilo conductor con el que se pudiese conectar fácilmente. Y esta mezcla de elementos occidentales y orientales me pareció una buena fórmula. Pero además quise ir más allá planteando una cierta gamificación que conectase con el ámbito del entretenimiento y de los videojuegos porque es un mundo que también me gusta. Por tanto, no solo quise conectar esos elementos con obras de arte sino que, a través de esta estructura, quise desarrollar conceptos que se proponen en todas las escuelas de meditación, independientemente de la religión. He intentado hilarlo todo para que cada capítulo sea una aventura en sí misma y para que cada obra de arte plantee una meditación muy diferente.
Hagamos un breve repaso de esos elementos y sus obras correspondientes….
Se arranca con el elemento ‘Agua’ y en concreto con la obra ‘Mar en calma’ de Courbet que relaciono con la respiración. Aquí lo que planteé es un símil con las olas del mar, cuyo ritmo natural es similar al de la respiración, y elijo además una obra especial de un autor como Courbet, que representaba la realidad tal cuál es, y cuyos paisajes marinos aparecían particularmente enfurecidos, incluso con tormentas. Pero en esta obra ofrece un mar en calma y me gustó porque aporta un símil de respiración controlada, que es una herramienta básica en la meditación. Cualquier persona que quiera aprender a meditar tiene que tener como base la respiración y por eso forma parte del arranque.
Después, relaciono la montaña y ese monte Fuji de la obra ‘Viento del sur, cielo claro’ de Hokusai con la tierra y con la postura. A continuación observamos la pieza de cerámica raku del periodo Momoyama para conectar con el fuego y después busco la conexión con el aire y el momento presente a través de la obra ‘Efecto de viento’ de la serie de Los álamos de Monet. Y luego con el metal, que simboliza la estructura y el orden, a través del Mandala de Jnanadakini. Con ‘Campo de trigo con cipreses’, de Vincent van Gogh, nos adentramos en aquello que encarna el crecimiento y la creatividad como es la madera y se acaba con el broche del vacío y una de las obras de Agnes Martin. Así poco a poco habremos ido aumentando el nivel de dificultad, pero siempre respetando que se parte de una base accesible para todo el mundo.
Invita a que seamos selectivos con aquellas imágenes que consumimos…
Sí, es importante serlo porque, aunque no lo creamos o no nos demos cuenta, lo que vemos se queda en la mente. Igual que uno tiene que ser selectivo con lo que come o incluso con las horas a las que come, por ejemplo, para cuidar su salud; también lo tiene que ser con aquello que se lleva a la cabeza y que le entra por los ojos. Eso es también parte del espíritu del libro: crear una conciencia de que no todo vale y que conviene moderar la cantidad de estímulos que recibimos a lo largo del día, pues no podemos ser esclavos de la tecnología. Nos encontramos en un momento alucinante de la historia de la humanidad en el que tenemos acceso a millones de millones de imágenes del ámbito de la cultura, el espectáculo, al arte y la literatura. Pero es una locura, ya que ese menú de imágenes al que tenemos acceso nunca había sido tan rico y eso puede ser difícil de asimilar. Por eso lo que intento con este libro es aportar herramientas y claves para tener una alternativa al scroll infinito que ofrecen las redes sociales.
De hecho la mayor parte del ocio actual es pasivo y, tal como indica en su libro, la meditación es activa y no pasiva, en contra de la creencia popular…
Sí, es buena observación porque la meditación requiere esfuerzo y fuerza de voluntad. Lo que aporto son herramientas y sugerencias y eso es algo que se tendrá que ir interiorizando el lector poco a poco. Puede tener una primera lectura, que es la que se hace lineal de principio a fin, como sucede con cualquier otro libro, pero también puede tener una segunda lectura, a modo de manual o incluso de oráculo al que poder acudir en cualquier momento. La idea es que se abra el libro por la página que se abra siempre aporte alguna frase o sugerencia que tal vez pueda iluminar al lector ese día. Los libros y las obras de arte nos dicen cosas distintas en función del momento del día o del momento vital en el que nos encontremos y eso es una interacción interesante, que puede resultar productiva y saludable y que además nos devuelve a ese niño interior.
Tal vez se pueda usar como un boquitín de emergencia emocional…
Sí, por qué no, de hecho el principio del libro recoge una especie de prospecto de un medicamento en el que se indica cómo utilizar este libro.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de bienestar