Si pregunta a un chaval o chavala de entre 10 y 16 años quién es Javier de Hoyos alucinará con su reacción. Es uno de los comunicadores y creadores de contenido que ha conseguido lo casi imposible: gustar a los jóvenes (muchos niños todavía) y a los mayores. Vive pegado al móvil, pero es que comunicar y presentar siempre fue su sueño y, ahora, ya es realidad Leer Si pregunta a un chaval o chavala de entre 10 y 16 años quién es Javier de Hoyos alucinará con su reacción. Es uno de los comunicadores y creadores de contenido que ha conseguido lo casi imposible: gustar a los jóvenes (muchos niños todavía) y a los mayores. Vive pegado al móvil, pero es que comunicar y presentar siempre fue su sueño y, ahora, ya es realidad Leer
Con ustedes Javier de Hoyos (34 años), con el «de» para los mayores de 40, o sin él, para los menores de 20. Los de la primera tanda le conocen porque fue reportero en Informativos, presentador de Socialité en Telecinco, co presentador en Ni que fuéramos, el pisito de los de Sálvame, colaborador en La familia de la tele y actual co presentador junto a Anne Igartiburu de D Corazón. Los de la segunda tanda le conocen por las redes sociales, por sus infinitos vídeos en TikTok o en Instagram, por contarles el corazón y hacer que les interese, por ser uno de sus creadores de contenidos favoritos.
Soñó siempre Javi de Hoyos -quien escribe estas líneas es del grupo de mayores de 40- en ser presentador y comunicador. Lo logró, pero ha hecho algo mucho más importante, ha logrado comunicar lo mismo a dos y tres generaciones y que todas ellas tengan el mismo interés por lo que cuenta.
El mayor ejemplo de esto es su actual etapa en D Corazón, donde, desde su llegada, el programa se ha disparado a cuotas de pantalla impensables hasta hace unos meses. Todos los fines de semana el programa de Anne Igartiburu y de De Hoyos supera el doble dígito (más del 10%) cuando antes de verano no pasaba del 7% u el 8% de share. ¿Culpa de Javi de Hoyos? Culpa de que el programa ha encontrado la fórmula perfecta, una presentadora de las de siempre y un presentador de los de ahora y para los de ahora.
Javi de Hoyos se ríe cuando esta periodista le cuenta que la razón de mi insistencia para entrevistarle se debe a que un día su hija le habló de Javi Hoyos como si éste fuera una auténtica rockstar. Y pensó, ‘si una niña de 14 años me habla así de este presentador es que algo está pasando’. «Es que no te lo vas a creer, pero mi mayor público va desde los 10 hasta los 16 años, que consumen mis contenidos de manera masiva», explica. Y luego se planta en D Corazón, un magacín de crónica social clásico, en La 1, los sábados y domingos antes de comer, y también le ven.
- ¿Qué piensas cuando te dicen toda la ristra de programas por los que has pasado, en tan poco tiempo y siendo tan joven?
- Pues mira, lo que siempre digo a la gente es que lo más importante es trabajar. Yo tenía desde pequeño un objetivo muy claro, ser presentador o, al menos, conectar con el público, y lo he conseguido. Pero ha sido gracias a mi constancia y a mucho esfuerzo. En todos esos trabajos me he entregado al cien por cien, y cuando me fui de Socialité, donde fui inmensamente feliz, fue porque hubo un momento que sentí que ya no daba más de mí y que estaba estancado. Y fíjate, me abrió un abánico enorme. Quién me iba a decir que iba a acabar presentando con Anne Igartiburu en un programa contra el que estuve compitiendo durante ocho años.
- Es que ha sido uniros a Anne y a ti y D Corazón ha pegado un pelotazo.
- Primero, que Anne y yo tenemos muy buen rollo. Es una mujer a la que admiro muchísimo y que me ha puesto las cosas muy fáciles, teniendo en cuenta lo difícil que es que lleves 30 años en un programa y venga una persona nueva y le abras las puertas como ella me las ha abierto a mí. Y, por otro lado, se juntan los dos corazones, el clásico y el de las redes sociales. Esto es lo que estamos intentando consolidar y que los datos que estamos haciendo se puedan mantener.
Cortamos un instante para preguntarle si es consciente de lo que acaba de decir:: «juntar el corazón clásico con el corazón de las redes sociales». La afirmación no es ninguna tontería, pues una de las razones de que el cuore ya no genere el interés o el impacto de hace no tantos años es, precisamente, que no son contenidos que atraigan a las nuevas generaciones. No atraen si no lo cuenta Javi Hoyos (ahora sin el «de» porque estamos con la parte joven).
«Es que no me lo creo», se sincera. «Cuando veo a gente, a niños, a jóvenes, que de pronto consumen salseo no me lo termino de creer», afirma.
- Eres consciente entonces de que es gente muy, muy joven.
- ¡Claro! Por eso intento hablar correctamente, no transmitir ideas tóxicas en los temas de los que hablo. Pero, oye, también soy consciente y es una enseñanza que me han dado las redes, de que hoy estoy aquí, pero mañana desapareces. Por eso el trabajo lo tienes que hacer con constancia todos y cada uno de los días de tu vida.
- ¿Y cuántas horas le dedicas al móvil?
- Muchas. Es que no sabría decirte cuántas. Desde que me levanto hasta que me acuesto, incluso cuando he dormido y abro los ojos, me pongo a ver los mensajes que me envían mis seguidores para ver si se ha liado con alguna bomba que haya soltado.
«Detrás de cada historia hay un personaje y una persona que lo puede pasar mal»
La manera que Javi de Hoyos tiene de contar el corazón no se parece en nada a la que los mayores de 40 tenemos en nuestra memoria. El presentador hace mucho tiempo que dejó de entender la crónica social como una trituradora, algo que aprendió en su época como redactor en el portal especializado en televisión, Fórmula TV. «Cuando di el salto al mundo del corazón pasamos de un corazón que era muy ácido, irónico y divertido a un corazón agresivo», cuenta, y añade que él siempre intentó no caer en esto. «Detrás de cada historia hay un personaje y una persona que lo puede pasar mal», sentencia.
Cuando De Hoyos entró en el mundo de las redes sociales y de los creadores de contenidos, «cuando ya no tenía a nadie que me dijera cómo tenía que hacer las cosas o que me dirigiese», empezó a hacer el corazón «como yo sentía que quería hacerlo», «una forma de entretenimiento en el que al final hasta el famoso se lo pase bien».
No quiere decir que no cuente malas noticias, pero no hace sangre, «no les juzgo»: «Últimamente la sociedad te dice lo que tienes que pensar en cada momento de cada personaje, de cada cosa, de cada historia, pero la gente es inteligente y sabe perfectamente lo que quiere pensar de cada persona. Por eso, yo lo único que hago es plasmar la realidad de lo que veo y que sea la gente la que saque sus propias conclusiones, que sean ellos los que piensen».
En su cabeza, el presentador siente que la gente «ya está cansada de las continuas críticas» y, simplemente, «quieren divertirse y entretenerse». «Antes yo iba a los conciertos y buscaba los fallos del artista que estaba sobre el escenario para criticarle al día siguiente, ahora voy a los conciertos y lo que cuento es lo todo el trabajo que hay detrás para que ese músico y su equipo saquen adelante el espectáculo», dice. «No necesitas contar las cosas de una manera negativa para tener visitas», concluye.
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