No se requería el título de adivino para intuir que la vida de JJ Spaun (Los Ángeles, 1990) iba a acabar ligada al golf. Su madre Dollie, de origen filipino, ávida golfista, recibió el permiso del médico para seguir jugando hasta los ocho meses de su embarazo, permiso que disfrutó y estiró todo lo que pudo. 34 años después, su hijo ha entrado en el Olimpo ganando el US Open en el infierno de Oakmont, apenas su segundo título del PGA Tour y su primer major.
Cuatro años después de plantearse abandonar su carrera y recibir un diagnóstico médico equivocado, el californiano gana su primer ‘major’
No se requería el título de adivino para intuir que la vida de JJ Spaun (Los Ángeles, 1990) iba a acabar ligada al golf. Su madre Dollie, de origen filipino, ávida golfista, recibió el permiso del médico para seguir jugando hasta los ocho meses de su embarazo, permiso que disfrutó y estiró todo lo que pudo. 34 años después, su hijo ha entrado en el Olimpo ganando el US Open en el infierno de Oakmont, apenas su segundo título del PGA Tour y su primer major.
Pero el camino hacia el éxito no ha sido nada fácil para Spaun, que apenas hace cuatro años se planteó seriamente abandonar su carrera como golfista, incluso llegando a poner sus palos en venta. Después de ir quemando etapas alejado de los focos, como un jornalero más del golf, el californiano lograba en 2017 la tarjeta del PGA Tour. Pero en 2018 recibía una pésima noticia cuando un médico le diagnosticó una diabetes de tipo 2, que ofrece más riesgos para la salud que la del tipo 1. La medicación que le dieron no funcionó. Perdió mucho peso pero los mareos y la fatiga empezaron a formar parte de su vida, hasta que tres años después descubrieron que el diagnóstico había sido erróneo, que sufría diabetes de tipo 1 y estaba tomando la medicación equivocada. Pero los malos resultados de aquel 2021 ya fueron irremediables y perdió la tarjeta, momento en el que se planteó la retirada y cambiar el rumbo de su vida. Pero con la resiliencia que le caracteriza decidió darse otra oportunidad y unos meses más tarde recuperaba sus derechos vía el Korn Ferry Tour (la segunda división del golf norteamericano) y ganaba luego el Valero Texas Open (2022), su primer título.
Acostumbrado a batallar por mantenerse a flote y no por navegar viento en popa a toda vela, Spaun ha dado un paso adelante este año, en el que de camino a Oakmont ya lucía dos segundos puestos, incluido en el The Players, donde cayó en playoff ante McIllroy. En el US Open daba un paso más, el más complicado, y salía airoso de una batalla descomunal contra un campo infernal, adornado con una tormenta que obligó a parar el juego 96 minutos en plena disputa de la última jornada. Empezó el domingo acudiendo de urgencia a una farmacia a las 3 de la madrugada por los vómitos de su hija Violet y lo acabó, unas cuantas horas más tarde, embocando un putt de birdie de 20 metros en el hoyo 18 para asegurar la victoria, convertido en el único jugador capaz de acabar bajo par en el torneo. Una proeza.
No sería de extrañar que Spaun y su familia se dejaran ver por Disneylandia un día de estos para celebrarlo. El campeón del US Open es un enamorado del parque y sigue manteniendo el pase anual que sus padres le regalaban de pequeño, cuando vivía en Los Ángeles, a media hora en coche del recinto. ¿Su primera parada? Siempre la misma: la atracción de Piratas del Caribe.
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