La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA) lleva cuatro décadas dando apoyo legal y recursos a la mayor comunidad migrante de Estados Unidos. Su trabajo comenzó a nivel local, pero se ha convertido en una de las mayores organizaciones a escala nacional. A medio camino entre la asistencia, el activismo y el lobbying, presta servicios a personas, organizaciones e instituciones con la finalidad de empoderar a los inmigrantes, cambiar la opinión pública e influir en la política hacia el respeto de los derechos humanos.
El activista de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles relata el temor que está sintiendo su comunidad ante la escalada del presidente y denuncia que no les están permitiendo el acceso a los detenidos
La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA) lleva cuatro décadas dando apoyo legal y recursos a la mayor comunidad migrante de Estados Unidos. Su trabajo comenzó a nivel local, pero se ha convertido en una de las mayores organizaciones a escala nacional. A medio camino entre la asistencia, el activismo y el lobbying, presta servicios a personas, organizaciones e instituciones con la finalidad de empoderar a los inmigrantes, cambiar la opinión pública e influir en la política hacia el respeto de los derechos humanos.
Su director de comunicación, Jorge Mario Cabrera, relata el temor que está sintiendo su comunidad desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, que a base de decretos y una creciente militarización está poniendo a prueba los límites legales de su programa de deportaciones masivas. Como las personas a las que ayuda, su organización ha sido criminalizada desde el poder, se le han retirado todos los fondos públicos y se la está culpando de los disturbios de la última semana en la ciudad de Los Ángeles.
Uno de sus roles principales es la observación legal de las redadas, que Trump ha expandido a centros de trabajo, educativos, de culto y comunitarios de todo el país. ¿Cómo han evolucionado en los últimos meses?
Sus estrategias son cada vez más crueles. En febrero, cuando comenzaron sus operativos, se enfocaban en personas con cuentas pendientes con la justicia. Pero han ido escalando y ahora utilizan todas las herramientas a su disposición para comprobar hasta dónde pueden llegar. Al principio, no se detenía a inmigrantes en las cortes. No se había terminado el Estatus de Protección Temporal para tantas personas. No se había cancelado la aplicación CBP One para solicitar asilo.
“No nos permiten ver a los detenidos, están desaparecidos y secuestrados sin cargos”
Lo que ha sucedido esta semana en Los Ángeles son operativos a gran escala, públicos, indiscriminados, en la urbe con la mayor comunidad de inmigrantes de EE.UU. La primera Administración Trump fue muy desordenada, como sus resultados. Ahora tienen cuatro años de experiencia, en los que se prepararon muy bien, con representantes como el asesor Stephen Miller o el Zar de la Frontera, Tom Homan. Y están legitimados por una retórica anti-migrante que se ha diseminado durante años, así como por la mentira que se le dio al pueblo de que se iba a perseguir a supuestos criminales.
Se han normalizado estas redadas con tanta violencia y dolor, la crueldad, el racismo y la militarización de nuestras ciudades. Más de 200 personas, incluidos niños, han sido detenidas, y muchas no se sabe dónde están. El Gobierno las ha escondido, secuestrado y desaparecido. El domingo, finalmente nos permitieron entrar al centro de detención y, después de 4 horas, solo pudimos hablar con una persona. Lamentablemente, creo que lo que hemos visto es solo el comienzo.
Trump ha desplegado a más de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines. ¿Qué busca con esta militarización?
Ha puesto la chispa para prender fuego a lo que ya es un ambiente bastante caliente y peligroso. Quiere retar a la comunidad para que se violente y de esa manera poder decir que somos unos insurrectos, que somos violentos, y justificar así la represión. En nuestra trayectoria, hemos llevado a cabo cientos de protestas, y todas han sido pacíficas, todas. No ha habido ninguna en que alguien le pueda decir que hemos violentado, dañado la propiedad de nadie, ni mucho menos violado la ley.
Siempre hemos estado al lado de la Constitución, porque nos protege y por tanto debemos respetarla. La comunidad ahora está molesta, enojada, herida, pero le pedimos que actúe de una manera coordinada y pacífica para no darle motivos a esta Administración para que nos haga más daño. Pese a algunos disturbios, hemos observado que la gran mayoría de protestas han sido pacíficas, de gente que pide a su gobierno que respete la ley y nos trate con dignidad. Pedimos que se detenga este atropello contra la comunidad inmigrante y que se valore nuestra contribución.
“Se han normalizado las redadas violentas y la militarización de nuestras ciudades”
Llamándoles insurrectos, ¿están preparando el terreno para aplicar la ley de Insurrección y usar a las Fuerzas Armadas?
Sería un grave error, y confiamos en que el gobernador Newsom y la alcaldesa Bass no se lo van a permitir. Debemos asegurarnos de que no se incremente la violencia. Nadie pidió a Trump mandar a la Guardia Nacional, simplemente porque no es necesario. La comunidad va a actuar pacíficamente, pero cuando se presentan militares armados en nuestras comunidades, provoca a la gente y es lo que quieren. Vamos a evitarlo y a enfocarnos en los afectados, que conozcan sus derechos, tengan recursos para acudir a abogados y sus familias no sean quebrantadas.
¿Cómo está viviendo la comunidad inmigrante esta escalada?
En los últimos tres días, hemos recibido cientos de llamadas de familiares de detenidos. Eso le da una idea de la gravedad, no es habitual recibir tantas. Sin embargo, no tenemos manera de saber quiénes han sido detenidos, aparte de estas llamadas, porque el gobierno no nos lo permite. Sus seres queridos están sumamente angustiados. Hablamos de personas cuyos hijos llevan sin ver a sus padres desde el viernes. De abuelos, maridos, padres, vecinos, amigos que quieren saber si por lo menos están bien, y por qué fueron detenidos. Ninguno fue arrestado con una orden de detención.
Estas redadas son básicamente redes de pesca, que están siendo lanzadas al azar, a ver a quien agarran. Han ido a lugares donde hay latinos que consideran indocumentados. Eso es lo que están haciendo: es perfilamiento racial. Han dicho que 11 de ellos tienen antecedentes. Si es así, que presenten pruebas, porque hasta ahora se les está dando muy bien mentir.Pero, si es cierto que 11 de ellos tienen antecedentes, ¿dónde están los otros 189 detenidos? ¿Qué hay de ellos? ¿Por qué se les detuvo? Si supuestamente esto no iba a ser así.
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Y ustedes, como organización, ¿se sienten amenazados?
Ha sido una persecución constante. En febrero se nos avisó de que iban a cancelar un contrato de 450.000 dólares para proveer servicios de ciudadanía. Nosotros seguimos proveyéndolos, pues nos basamos en donaciones privadas. Las donaciones del Gobierno federal son menores, pero significativas. Se nos ha atacado como organización izquierdista, por supuestamente estar detrás de las protestas de los últimos días, lo cual es completamente falso.
Y los ataques van a continuar. Ayer se publicó un artículo en el New York Post (tabloide cercano a Trump) culpándonos de los disturbios y de haber recibido millones de dólares de la administración de Joe Biden. Nosotros rechazamos esa descripción, es solo una manera de buscar culpables y crear confusión donde ya hay caos.
¿La mediatización de las protestas de Los Ángeles hará crecer la resistencia contra las políticas migratorias de Trump?
Es posible, pero también creemos que es necesario que se hagan manifestaciones en los pasillos del Congreso, en las cortes, con demandas; no solamente con protestas en la calle se logra el cambio. El pueblo estadounidense va a tomar conciencia de que lo que está pasando no es correcto y va a pedir que el presidente se detenga. Llevamos viendo manifestaciones todo el año: en Chicago, Nueva York, Texas o Florida, la comunidad también se ha volcado en contra de las redadas.
La comunidad angelina es fuerte, valiente y somos una de las urbes con mayor población inmigrante en el mundo, además de un centro mediático. Lo único nuevo con respecto a estas protestas es el nivel de violencia por parte de la Administración Trump. Y, obviamente, la violencia crea más violencia.
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