Para cuando el ruido mental no deja pensar con claridad, para cuando uno siente que todo lo supera, para cuando tus amistades te abandonan, para cuando el miedo aprieta, para cuando uno siente que no puede más, para cuando tienes que acompañar a alguien a quien quieres y no sabes cómo… Tras el éxito de su ‘bestseller’¿Por qué nadie me lo dijo antes?’ y con más de diez años de experiencia como psicóloga clínica, la Dra. Julie Smith ( @drjulie en instagram) aporta ahora en ‘Abrir en caso de…’ (Diana) un manual imprescindible para los momentos difíciles. Concebido como una serie de cartas, cada entrega es una brújula emocional que funciona a modo de «botiquín de primeros auxilios» para el alma. De hecho, como ella misma dice, es una obra en la que se puede entrar y salir cuando uno desee o incluso picotear de aquí y de allá sin seguir un orden.La idea, por tanto, es ir directos al grano y leer aquello que nos pueda ayudar en ese momento. Abordamos con ella algunos de los temas que suelen despertar más interés tanto entre sus seguidores de TikTok (fue la primera profesional de la psicología en usar esta red social para difundir consejos terapéuticos) como entre sus lectores. ¿Qué hay detrás de las personas que piensan que nunca son suficientes ni en el trabajo, ni en la pareja ni con la familia?Esto es algo que puede cambiar mucho de una persona a otra. Pero a veces puede ser una influencia de experiencias tempranas. Por ejemplo cuando se ha crecido en un entorno crítico o difícil. Esa vivencia de la primera infancia puede hacer que esa persona interiorice esas voces enjuiciadoras de sus cuidadores. La forma en la que le trataban o le hablaban puede llegar a convertirse en la manera en la que ellos se hablan o tratan a sí mismos. En otros casos tal vez se daba al sistema educativo o incluso al efecto de una cultura del perfeccionismo que lleve, por ejemplo, a ser intolerantes con el error en lugar de celebrar el esfuerzo. Hay muchas sociedades que son así y eso puede influir mucho en el desarrollo de los niños, los adolescentes y los jóvenes, ya que es una forma de relacionarse con los otros y de ver la vida que puede continuar en su etapa adulta. De hecho, algunas personas acuden a terapia con treinta y tantos precisamente con ese malestar. Se dan cuenta de cómo les afecta esa forma de pensar y quieren hacer las cosas de otra manera. Pero en ese caso hay que tener en cuenta que lo que quieren es intentar contrarrestar toda una vida de costumbres y de hábitos en ese sentido y eso no es fácil. Es cierto que las redes sociales están repletas de mensajes en los que se invita a no criticarse y a hablarse mejor a uno mismo, pero es más fácil de decir que de hacer. Hay que practicar mucho para lograr corregir esa forma de relacionarnos con nosotros mismos… Noticias relacionadas estandar Si Respirar para soltar: cómo liberar la carga mental y regular el sistema nervioso Belén Colomina estandar Si Autoras de ‘Autocuidado’ «Cuidarse no es cogerse la tarde libre para ir a un spa» Raquel AlcoleaEn su libro nos recuerda que los demás no están tan pendientes de nosotros como creemos…Sí, de hecho existe un fenómeno ya estudiado que se denomina en inglés ‘Spotlight effect’ o «efecto foco». Lo que planteó esta investigación es un análisis sobre la atención que cada persona cree que le prestan los otros y lo que se vio es que la inmensa mayoría de personas, por no decir todos, sobreestima la cantidad de atención que recibe de los demás . Pensamos que nos juzgan negativamente, que nos están estudiando constantemente, que miran cada detalle… Pero en realidad eso es solo aplicable, y solo en parte, al momento en el que alguien está sobre un escenario porque ahí el público sí que está viendo todo lo que hace esa persona. Así que en los otros casos el resultado de este estudio lo que revela es que hay un sesgo que procede de nuestro cerebro, cuya misión principal es protegernos. Podría decirse que, de alguna manera, nuestro cerebro nos avisa de algún supuesto peligro haciéndonos creer que los demás siempre nos están juzgando. Y lo cierto es que ese sesgo, bien llevado o planteado de una forma positiva, tiene su parte buena porque nos hace intentar ser mejores: un mejor compañero, amigo, pareja, madre… Puede ser útil pero si se nos va de las manos puede producir ansiedad social si lo que deseamos es tener una mayor confianza en nosotros mismos. Cuando sentimos que esto está yendo demasiado lejos o cuando nos impide conectar con los demás hay que recordar este efecto y ser consciente de que no están tan pendientes de nosotros. ¿De qué manera nos influyen las constantes comparaciones que hacemos con los demás teniendo en cuenta que es algo magnificado por las redes sociales?Muchísimo. Aunque nos digan a menudo que dejemos de compararnos y que no es algo que nos beneficie, lo cierto es que no es nada fácil. Somos seres sociales y vivimos en comunidad. Uno puede ver cómo se comporta la gente de su entorno, qué valores tiene, qué códigos de vestimenta hay y cuáles son los estándares… Y desde ahí uno puede analizar la situación, conectar con ella y después integrarse. Compararse es algo normal. Pero cuando hablamos de las redes sociales todo cobra otra dimensión pues nuestro cerebro no está preparado para los efectos que produce. Ahí nos comparamos con estrellas de cine, músicos, cantantes o famosos a los que tal vez nunca lleguemos a conocer. Y a pesar de eso, intentamos ponernos a su altura. Pero no nos encontramos en un contexto de igualdad, esas comparaciones no son útiles, sino que nos hacen sentirnos fatal. Algunas comparaciones son buenas porque nos ayudan a mejorar. Son aquellas que son más cercanas a nosotros y nos permiten mirar hacia arriba y ayudarnos a perseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, un escritor que desea escribir un libro mejor, tal vez puede encontrar un buen referente en un autor cercano, alcanzable, al que admire, no para desear lo que tiene, sino para estudiar lo que hace, lo que le funciona y de qué manera se pueden aprender algunas cosas para alcanzar sus objetivos como escritor. Pero si esa misma persona nunca ha escrito nada y se compara con Stephen King porque quiere ser como él, eso no le resultará beneficioso. Para calibrar si esa comparación es algo que nos beneficia o no es importante ver cómo se siente uno después de hacer esa comparación. Si esa persona comienza a sentirse mal en relación a su cuerpo, su vida y su trabajo y antes de hacer esa comparación se sentía bien, eso es algo que le está perjudicando. Las comparaciones valiosas y útiles son específicas, centradas en nuestros objetivos, concretas, próximas y motivadoras o que nos lleven a pasar a la acción y tomar medidas enriquecedoras en nuestra vida. ¿Cómo se ayuda desde el ámbito de la psicología a que una persona descubrir cuáles son sus talentos y fortalezas?Es algo importante, sí. Apunto un ejemplo. Una persona cercana me contó hace tiempo que el día en el que el profesor de sus hijos le citó para acudir a una reunión descubrió con sorpresa que durante el encuentro no paró de decir todas las cosas que iban mal en clase y todas las cosas que hacían mal sus hijos. Cuando me contó esta historia me impactó especialmente porque yo creo que eso no es enseñar. Hay que enseñar desde el equilibrio . No solo hay que mencionar los puntos débiles, sino que también hay que dar visibilidad a las fortalezas y a lo que se nos da bien. Ayudar a los otros a sentirse bien o ayudarnos unos a otros es fácil porque hace falta poco para motivar al otro, hace falta poco esfuerzo. Con una sola persona en la vida que te diga que crees en ti y que debes ir a por ello y probar ya causamos un impacto en esa persona y si somos nosotros los que recibimos ese aliento, es algo que no se olvida. Reconocer como comunidad esa capacidad de apoyar y motivar al otro es un valor poderoso porque no es frecuente ver nuestros propios talentos pero si lo vemos en los otros, lo comunicamos y esa persona es consciente de que lo vemos, estaremos haciendo algo bueno por esa persona y estaremos avivando esa especie de fuego interno o de mariposas que todos tenemos.«El resentimiento es una señal clara de no saber poner límites al otro» Dra. Julie Smith Psicóloga clínica¿Y de qué manera se puede ayudar a ver las carencias como una oportunidad para mejorar?Creo que eso tiene que ver con la actitud hacia el aprendizaje . Considerar todo como un éxito o un fracaso, como una victoria o una derrota nos hace perder la esencia porque todo son oportunidades para aprender. Si algo no sale bien, tengo el tiempo necesario para probar de nuevo, para mejorar o incluso para cambiar de dirección y probar algo distinto. Aprender es ser consciente de la capacidad de luchar y de avanzar. Y pensando así puedes plantearte que tanto las carencias como las virtudes son oportunidades para mejorar. Lo importante es tener la actitud necesaria para seguir teniendo ganas de descubrir, ya sean fortalezas o debilidades. Eso crea una imagen completa de aquello en lo que cada uno se está convirtiendo. Noticias relacionadas estandar Si ¿Cuál es tu nivel de ansiedad? Test de diez preguntas para descubrirlo Melissa González estandar Si Libros para la playa Cómo construir vínculos sólidos que ayuden a entender al otro Raquel Alcolea¿Qué señales indican que no sabemos poner límites correctamente?El resentimiento es una señal clara de que no sabes poner límites al otro. Cuando uno dice sí pero en realidad quiere decir que no a algo o alguien suele vivir esa sensación de resentimiento. Al principio puede parecer un sentimiento de alivio porque ha supuesto evitar un conflicto o ha supuesto que esa persona no te rechace en ese momento, pero con el tiempo se empieza a sentir cada vez más resentimiento hacia esa persona. Y eso pronto hará que se desligue la conexión . Cuando uno nunca dice que necesita otra cosa distinta a lo que está viviendo, de alguna manera está contribuyendo a que perdure esa misma situación. Ser asertivo y ser capaz de defenderte y poner límites es importante para tener relaciones duraderas y buenas. En algún momento vas a tener que ponerte de tu parte. Si siempre ofreces a los demás lo que quieren que seas, nunca sabrán quién eres de verdad. Y el resultado de eso es una desconexión con los otros y con uno mismo. ¿Cómo se sabe cuándo se debe pedir ayuda psicológica?Es probable que una señal de que se necesita acudir a un profesional ya sea el hecho de que aparezca ese interrogante. De hecho uno no tiene por qué saber exactamente cuál es el problema, al igual que uno cuando acude a un médico no tiene por qué saber qué tratamiento o terapia necesita. Se trata de decir lo que uno siente y esperar a recibir esa ayuda. No hay que saber las razones, ni las respuestas, sino que es el psicólogo el que te dirá si necesitas una terapia. Así que creo que en caso de duda, sí que aconsejo pedir opinión y consultar porque eso permite trabajar de forma conjunta.Pero la mayoría espera a estar muy mal para acudir a la consulta de un psicólogo…Eso es. Por eso siempre les recuerdo que es más fácil salir de un pequeño bache que escaparse de un enorme agujero. Si uno siente algo de dolor, tal vez pueda seguir en el día a día, pero si esa persona empieza a notar que duele más y más y que no puedes hacer una vida normal, llegará un momento en el que no será posible ignorar ese dolor. Y esto es aplicable tanto al cuerpo como a la mente. Cuanto más se observe y mejor alineada esté consigo misma una persona, más capaz será de distinguir cuándo es el momento.«Una señal para acudir a un psicólogo es simplemente preguntarte si debes hacerlo» Dra. Julie Smith PsicólogaDe los temas en torno a la salud mental que suele tratar habitualmente en sus redes sociales, ¿Cuáles son los que captan más la atención?El estrés y las relaciones de pareja suelen interesar mucho. Durante una participación reciente en un evento de empresa estuvimos hablando del estrés y el ‘burnout’ y comentamos que en realidad la respuesta de estrés no es mala en sí misma porque puede resultar útil para intentar mejorar. El problema es que el estrés está diseñado para ser algo puntual, algo que permita al cerebro reasignar la energía y los recursos que satisfagan las necesidades de ese momento. Es una medida a corto plazo, pero no se concibe como algo continuo. Si una persona trabaja sin parar, por ejemplo, no podrá recuperarse para atender a otras exigencias. Podría decirse que el estrés es como una cuenta corriente de la que se puede ir gastando a medida que se necesite, pero si no se repone, se quedará vacía. Y eso es lo que pasa con el estrés continuo, que la persona se queda vacía y sin energía. La soledad no deseada es un tema que preocupa mucho en España. Ya se ha estudiado que no es algo de las personas mayores, sino de cualquier edad. Y ahora especialmente de adolescentes y jóvenes…En Inglaterra pasa lo mismo. Creo que es un síntoma de la sociedad moderna en la que vivimos. Todo lo que nos habían dicho que podía hacernos la vida más fácil, lo que ha hecho realmente es separar las comunidades. ¿Por qué va a salir tu hijo a jugar a la calle si puede hacerlo online? ¿Por qué voy a ir a la oficina si puedo estar en casa solo frente al ordenador? Todas esas cosas que nos hacen supuestamente más eficientes y productivos nos están alejando de nuestra necesidad humana esencial, que es conectar con otras personas. Hay que buscar fórmulas para reconectar con esta idea y una fórmula puede ser recuperar el efecto de las plazas, esos lugares en los pueblos y en las ciudades en los que la gente se reúne, se toma algo, charla y comparte historias. La tecnología ha descuidado esa parte y ha hecho que ignoremos muchas de las cosas importantes para las personas y para la calidad de vida. Y no solo eso, sino que además no ha hecho que seamos más eficientes. Para cuando el ruido mental no deja pensar con claridad, para cuando uno siente que todo lo supera, para cuando tus amistades te abandonan, para cuando el miedo aprieta, para cuando uno siente que no puede más, para cuando tienes que acompañar a alguien a quien quieres y no sabes cómo… Tras el éxito de su ‘bestseller’¿Por qué nadie me lo dijo antes?’ y con más de diez años de experiencia como psicóloga clínica, la Dra. Julie Smith ( @drjulie en instagram) aporta ahora en ‘Abrir en caso de…’ (Diana) un manual imprescindible para los momentos difíciles. Concebido como una serie de cartas, cada entrega es una brújula emocional que funciona a modo de «botiquín de primeros auxilios» para el alma. De hecho, como ella misma dice, es una obra en la que se puede entrar y salir cuando uno desee o incluso picotear de aquí y de allá sin seguir un orden.La idea, por tanto, es ir directos al grano y leer aquello que nos pueda ayudar en ese momento. Abordamos con ella algunos de los temas que suelen despertar más interés tanto entre sus seguidores de TikTok (fue la primera profesional de la psicología en usar esta red social para difundir consejos terapéuticos) como entre sus lectores. ¿Qué hay detrás de las personas que piensan que nunca son suficientes ni en el trabajo, ni en la pareja ni con la familia?Esto es algo que puede cambiar mucho de una persona a otra. Pero a veces puede ser una influencia de experiencias tempranas. Por ejemplo cuando se ha crecido en un entorno crítico o difícil. Esa vivencia de la primera infancia puede hacer que esa persona interiorice esas voces enjuiciadoras de sus cuidadores. La forma en la que le trataban o le hablaban puede llegar a convertirse en la manera en la que ellos se hablan o tratan a sí mismos. En otros casos tal vez se daba al sistema educativo o incluso al efecto de una cultura del perfeccionismo que lleve, por ejemplo, a ser intolerantes con el error en lugar de celebrar el esfuerzo. Hay muchas sociedades que son así y eso puede influir mucho en el desarrollo de los niños, los adolescentes y los jóvenes, ya que es una forma de relacionarse con los otros y de ver la vida que puede continuar en su etapa adulta. De hecho, algunas personas acuden a terapia con treinta y tantos precisamente con ese malestar. Se dan cuenta de cómo les afecta esa forma de pensar y quieren hacer las cosas de otra manera. Pero en ese caso hay que tener en cuenta que lo que quieren es intentar contrarrestar toda una vida de costumbres y de hábitos en ese sentido y eso no es fácil. Es cierto que las redes sociales están repletas de mensajes en los que se invita a no criticarse y a hablarse mejor a uno mismo, pero es más fácil de decir que de hacer. Hay que practicar mucho para lograr corregir esa forma de relacionarnos con nosotros mismos… Noticias relacionadas estandar Si Respirar para soltar: cómo liberar la carga mental y regular el sistema nervioso Belén Colomina estandar Si Autoras de ‘Autocuidado’ «Cuidarse no es cogerse la tarde libre para ir a un spa» Raquel AlcoleaEn su libro nos recuerda que los demás no están tan pendientes de nosotros como creemos…Sí, de hecho existe un fenómeno ya estudiado que se denomina en inglés ‘Spotlight effect’ o «efecto foco». Lo que planteó esta investigación es un análisis sobre la atención que cada persona cree que le prestan los otros y lo que se vio es que la inmensa mayoría de personas, por no decir todos, sobreestima la cantidad de atención que recibe de los demás . Pensamos que nos juzgan negativamente, que nos están estudiando constantemente, que miran cada detalle… Pero en realidad eso es solo aplicable, y solo en parte, al momento en el que alguien está sobre un escenario porque ahí el público sí que está viendo todo lo que hace esa persona. Así que en los otros casos el resultado de este estudio lo que revela es que hay un sesgo que procede de nuestro cerebro, cuya misión principal es protegernos. Podría decirse que, de alguna manera, nuestro cerebro nos avisa de algún supuesto peligro haciéndonos creer que los demás siempre nos están juzgando. Y lo cierto es que ese sesgo, bien llevado o planteado de una forma positiva, tiene su parte buena porque nos hace intentar ser mejores: un mejor compañero, amigo, pareja, madre… Puede ser útil pero si se nos va de las manos puede producir ansiedad social si lo que deseamos es tener una mayor confianza en nosotros mismos. Cuando sentimos que esto está yendo demasiado lejos o cuando nos impide conectar con los demás hay que recordar este efecto y ser consciente de que no están tan pendientes de nosotros. ¿De qué manera nos influyen las constantes comparaciones que hacemos con los demás teniendo en cuenta que es algo magnificado por las redes sociales?Muchísimo. Aunque nos digan a menudo que dejemos de compararnos y que no es algo que nos beneficie, lo cierto es que no es nada fácil. Somos seres sociales y vivimos en comunidad. Uno puede ver cómo se comporta la gente de su entorno, qué valores tiene, qué códigos de vestimenta hay y cuáles son los estándares… Y desde ahí uno puede analizar la situación, conectar con ella y después integrarse. Compararse es algo normal. Pero cuando hablamos de las redes sociales todo cobra otra dimensión pues nuestro cerebro no está preparado para los efectos que produce. Ahí nos comparamos con estrellas de cine, músicos, cantantes o famosos a los que tal vez nunca lleguemos a conocer. Y a pesar de eso, intentamos ponernos a su altura. Pero no nos encontramos en un contexto de igualdad, esas comparaciones no son útiles, sino que nos hacen sentirnos fatal. Algunas comparaciones son buenas porque nos ayudan a mejorar. Son aquellas que son más cercanas a nosotros y nos permiten mirar hacia arriba y ayudarnos a perseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, un escritor que desea escribir un libro mejor, tal vez puede encontrar un buen referente en un autor cercano, alcanzable, al que admire, no para desear lo que tiene, sino para estudiar lo que hace, lo que le funciona y de qué manera se pueden aprender algunas cosas para alcanzar sus objetivos como escritor. Pero si esa misma persona nunca ha escrito nada y se compara con Stephen King porque quiere ser como él, eso no le resultará beneficioso. Para calibrar si esa comparación es algo que nos beneficia o no es importante ver cómo se siente uno después de hacer esa comparación. Si esa persona comienza a sentirse mal en relación a su cuerpo, su vida y su trabajo y antes de hacer esa comparación se sentía bien, eso es algo que le está perjudicando. Las comparaciones valiosas y útiles son específicas, centradas en nuestros objetivos, concretas, próximas y motivadoras o que nos lleven a pasar a la acción y tomar medidas enriquecedoras en nuestra vida. ¿Cómo se ayuda desde el ámbito de la psicología a que una persona descubrir cuáles son sus talentos y fortalezas?Es algo importante, sí. Apunto un ejemplo. Una persona cercana me contó hace tiempo que el día en el que el profesor de sus hijos le citó para acudir a una reunión descubrió con sorpresa que durante el encuentro no paró de decir todas las cosas que iban mal en clase y todas las cosas que hacían mal sus hijos. Cuando me contó esta historia me impactó especialmente porque yo creo que eso no es enseñar. Hay que enseñar desde el equilibrio . No solo hay que mencionar los puntos débiles, sino que también hay que dar visibilidad a las fortalezas y a lo que se nos da bien. Ayudar a los otros a sentirse bien o ayudarnos unos a otros es fácil porque hace falta poco para motivar al otro, hace falta poco esfuerzo. Con una sola persona en la vida que te diga que crees en ti y que debes ir a por ello y probar ya causamos un impacto en esa persona y si somos nosotros los que recibimos ese aliento, es algo que no se olvida. Reconocer como comunidad esa capacidad de apoyar y motivar al otro es un valor poderoso porque no es frecuente ver nuestros propios talentos pero si lo vemos en los otros, lo comunicamos y esa persona es consciente de que lo vemos, estaremos haciendo algo bueno por esa persona y estaremos avivando esa especie de fuego interno o de mariposas que todos tenemos.«El resentimiento es una señal clara de no saber poner límites al otro» Dra. Julie Smith Psicóloga clínica¿Y de qué manera se puede ayudar a ver las carencias como una oportunidad para mejorar?Creo que eso tiene que ver con la actitud hacia el aprendizaje . Considerar todo como un éxito o un fracaso, como una victoria o una derrota nos hace perder la esencia porque todo son oportunidades para aprender. Si algo no sale bien, tengo el tiempo necesario para probar de nuevo, para mejorar o incluso para cambiar de dirección y probar algo distinto. Aprender es ser consciente de la capacidad de luchar y de avanzar. Y pensando así puedes plantearte que tanto las carencias como las virtudes son oportunidades para mejorar. Lo importante es tener la actitud necesaria para seguir teniendo ganas de descubrir, ya sean fortalezas o debilidades. Eso crea una imagen completa de aquello en lo que cada uno se está convirtiendo. Noticias relacionadas estandar Si ¿Cuál es tu nivel de ansiedad? Test de diez preguntas para descubrirlo Melissa González estandar Si Libros para la playa Cómo construir vínculos sólidos que ayuden a entender al otro Raquel Alcolea¿Qué señales indican que no sabemos poner límites correctamente?El resentimiento es una señal clara de que no sabes poner límites al otro. Cuando uno dice sí pero en realidad quiere decir que no a algo o alguien suele vivir esa sensación de resentimiento. Al principio puede parecer un sentimiento de alivio porque ha supuesto evitar un conflicto o ha supuesto que esa persona no te rechace en ese momento, pero con el tiempo se empieza a sentir cada vez más resentimiento hacia esa persona. Y eso pronto hará que se desligue la conexión . Cuando uno nunca dice que necesita otra cosa distinta a lo que está viviendo, de alguna manera está contribuyendo a que perdure esa misma situación. Ser asertivo y ser capaz de defenderte y poner límites es importante para tener relaciones duraderas y buenas. En algún momento vas a tener que ponerte de tu parte. Si siempre ofreces a los demás lo que quieren que seas, nunca sabrán quién eres de verdad. Y el resultado de eso es una desconexión con los otros y con uno mismo. ¿Cómo se sabe cuándo se debe pedir ayuda psicológica?Es probable que una señal de que se necesita acudir a un profesional ya sea el hecho de que aparezca ese interrogante. De hecho uno no tiene por qué saber exactamente cuál es el problema, al igual que uno cuando acude a un médico no tiene por qué saber qué tratamiento o terapia necesita. Se trata de decir lo que uno siente y esperar a recibir esa ayuda. No hay que saber las razones, ni las respuestas, sino que es el psicólogo el que te dirá si necesitas una terapia. Así que creo que en caso de duda, sí que aconsejo pedir opinión y consultar porque eso permite trabajar de forma conjunta.Pero la mayoría espera a estar muy mal para acudir a la consulta de un psicólogo…Eso es. Por eso siempre les recuerdo que es más fácil salir de un pequeño bache que escaparse de un enorme agujero. Si uno siente algo de dolor, tal vez pueda seguir en el día a día, pero si esa persona empieza a notar que duele más y más y que no puedes hacer una vida normal, llegará un momento en el que no será posible ignorar ese dolor. Y esto es aplicable tanto al cuerpo como a la mente. Cuanto más se observe y mejor alineada esté consigo misma una persona, más capaz será de distinguir cuándo es el momento.«Una señal para acudir a un psicólogo es simplemente preguntarte si debes hacerlo» Dra. Julie Smith PsicólogaDe los temas en torno a la salud mental que suele tratar habitualmente en sus redes sociales, ¿Cuáles son los que captan más la atención?El estrés y las relaciones de pareja suelen interesar mucho. Durante una participación reciente en un evento de empresa estuvimos hablando del estrés y el ‘burnout’ y comentamos que en realidad la respuesta de estrés no es mala en sí misma porque puede resultar útil para intentar mejorar. El problema es que el estrés está diseñado para ser algo puntual, algo que permita al cerebro reasignar la energía y los recursos que satisfagan las necesidades de ese momento. Es una medida a corto plazo, pero no se concibe como algo continuo. Si una persona trabaja sin parar, por ejemplo, no podrá recuperarse para atender a otras exigencias. Podría decirse que el estrés es como una cuenta corriente de la que se puede ir gastando a medida que se necesite, pero si no se repone, se quedará vacía. Y eso es lo que pasa con el estrés continuo, que la persona se queda vacía y sin energía. La soledad no deseada es un tema que preocupa mucho en España. Ya se ha estudiado que no es algo de las personas mayores, sino de cualquier edad. Y ahora especialmente de adolescentes y jóvenes…En Inglaterra pasa lo mismo. Creo que es un síntoma de la sociedad moderna en la que vivimos. Todo lo que nos habían dicho que podía hacernos la vida más fácil, lo que ha hecho realmente es separar las comunidades. ¿Por qué va a salir tu hijo a jugar a la calle si puede hacerlo online? ¿Por qué voy a ir a la oficina si puedo estar en casa solo frente al ordenador? Todas esas cosas que nos hacen supuestamente más eficientes y productivos nos están alejando de nuestra necesidad humana esencial, que es conectar con otras personas. Hay que buscar fórmulas para reconectar con esta idea y una fórmula puede ser recuperar el efecto de las plazas, esos lugares en los pueblos y en las ciudades en los que la gente se reúne, se toma algo, charla y comparte historias. La tecnología ha descuidado esa parte y ha hecho que ignoremos muchas de las cosas importantes para las personas y para la calidad de vida. Y no solo eso, sino que además no ha hecho que seamos más eficientes.
Para cuando el ruido mental no deja pensar con claridad, para cuando uno siente que todo lo supera, para cuando tus amistades te abandonan, para cuando le miedo aprieta, para cuando uno siente que no puede más, para cuando tienes que acompañar a alguien a … quien quieres y no sabes cómo… Tras el éxito de su ‘bestseller’¿Por qué nadie me lo dijo antes?’ y con más de diez años de experiencia como psicóloga clínica, la Dra. Julie Smith (@drjulie en instagram), psicóloga clínica, aporta ahora en ‘Abrir en caso de…’ (Diana) un manual imprescindible para los momentos difíciles. Concebido como una serie de cartas, cada entrega es una brújula emocional que funciona a modo de «botiquín de primeros auxilios» para el alma. De hecho, como ella misma dice, es una obra en la que se puede entrar y salir cuando uno desee o incluso picotear de aquí y de allá sin seguir un orden.
La idea, por tanto, es ir directos al grano y leer aquello que nos pueda ayudar en ese momento. Abordamos con ella algunos de los temas que suelen despertar más interés tanto entre sus seguidores de TikTok (fue la primera profesional de la psicología en usar esta red social para difundir consejos terapéuticos) como entre sus lectores.
¿Qué hay detrás de las personas que piensan que nunca son suficientes ni en el trabajo, ni en la pareja ni con la familia?
Esto es algo que puede cambiar mucho de una persona a otra. Pero a veces puede ser una influencia de experiencias tempranas. Por ejemplo cuando se ha crecido en un entorno crítico o difícil. Esa vivencia de la primera infancia puede hacer que esa persona interiorice esas voces enjuiciadoras de sus cuidadores. La forma en la que le trataban o le hablaban puede llegar a convertirse en la manera en la que ellos se hablan o tratan a sí mismos.
En otros casos tal vez se daba al sistema educativo o incluso al efecto de una cultura del perfeccionismo que lleve, por ejemplo, a ser intolerantes con el error en lugar de celebrar el esfuerzo. Hay muchas sociedades que son así y eso puede influir mucho en el desarrollo de los niños, los adolescentes y los jóvenes, ya que es una forma de relacionarse con los otros y de ver la vida que puede continuar en su etapa adulta. De hecho, algunas personas acuden a terapia con treinta y tantos precisamente con ese malestar. Se dan cuenta de cómo les afecta esa forma de pensar y quieren hacer las cosas de otra manera. Pero en ese caso hay que tener en cuenta que lo que quieren es intentar contrarrestar toda una vida de costumbres y de hábitos en ese sentido y eso no es fácil.
Es cierto que las redes sociales están repletas de mensajes en los que se invita a no criticarse y a hablarse mejor a uno mismo, pero es más fácil de decir que de hacer. Hay que practicar mucho para lograr corregir esa forma de relacionarnos con nosotros mismos…
En su libro nos recuerda que los demás no están tan pendientes de nosotros como creemos…
Sí, de hecho existe un fenómeno ya estudiado que se denomina en inglés ‘Spotlight effect’ o «efecto foco». Lo que planteó esta investigación es un análisis sobre la atención que cada persona cree que le prestan los otros y lo que se vio es que la inmensa mayoría de personas, por no decir todos, sobreestima la cantidad de atención que recibe de los demás. Pensamos que nos juzgan negativamente, que nos están estudiando constantemente, que miran cada detalle… Pero en realidad eso es solo aplicable, y solo en parte, al momento en el que alguien está sobre un escenario porque ahí el público sí que está viendo todo lo que hace esa persona. Así que en los otros casos el resultado de este estudio lo que revela es que hay un sesgo que procede de nuestro cerebro, cuya misión principal es protegernos.
Podría decirse que, de alguna manera, nuestro cerebro nos avisa de algún supuesto peligro haciéndonos creer que los demás siempre nos están juzgando. Y lo cierto es que ese sesgo, bien llevado o planteado de una forma positiva, tiene su parte buena porque nos hace intentar ser mejores: un mejor compañero, amigo, pareja, madre… Puede ser útil pero si se nos va de las manos puede producir ansiedad social si lo que deseamos es tener una mayor confianza en nosotros mismos. Cuando sentimos que esto está yendo demasiado lejos o cuando nos impide conectar con los demás hay que recordar este efecto y ser consciente de que no están tan pendientes de nosotros.
¿De qué manera nos influyen las constantes comparaciones que hacemos con los demás teniendo en cuenta que es algo magnificado por las redes sociales?
Muchísimo. Aunque nos digan a menudo que dejemos de compararnos y que no es algo que nos beneficie, lo cierto es que no es nada fácil. Somos seres sociales y vivimos en comunidad. Uno puede ver cómo se comporta la gente de su entorno, qué valores tiene, qué códigos de vestimenta hay y cuáles son los estándares… Y desde ahí uno puede analizar la situación, conectar con ella y después integrarse.
Compararse es algo normal. Pero cuando hablamos de las redes sociales todo cobra otra dimensión pues nuestro cerebro no está preparado para los efectos que produce. Ahí nos comparamos con estrellas de cine, músicos, cantantes o famosos a los que tal vez nunca lleguemos a conocer. Y a pesar de eso, intentamos ponernos a su altura. Pero no nos encontramos en un contexto de igualdad, esas comparaciones no son útiles, sino que nos hacen sentirnos fatal.
Algunas comparaciones son buenas porque nos ayudan a mejorar. Son aquellas que son más cercanas a nosotros y nos permiten mirar hacia arriba y ayudarnos a perseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, un escritor que desea escribir un libro mejor, tal vez puede encontrar un buen referente en un autor cercano, alcanzable, al que admire, no para desear lo que tiene, sino para estudiar lo que hace, lo que le funciona y de qué manera se pueden aprender algunas cosas para alcanzar sus objetivos como escritor. Pero si esa misma persona nunca ha escrito nada y se compara con Stephen King porque quiere ser como él, eso no le resultará beneficioso.
Para calibrar si esa comparación es algo que nos beneficia o no es importante ver cómo se siente uno después de hacer esa comparación. Si esa persona comienza a sentirse mal en relación a su cuerpo, su vida y su trabajo y antes de hacer esa comparación se sentía bien, eso es algo que le está perjudicando.
Las comparaciones valiosas y útiles son específicas, centradas en nuestros objetivos, concretas, próximas y motivadoras o que nos lleven a pasar a la acción y tomar medidas enriquecedoras en nuestra vida.
¿Cómo se ayuda desde el ámbito de la psicología a que una persona descubrir cuáles son sus talentos y fortalezas?
Es algo importante, sí. Apunto un ejemplo. Una persona cercana me contó hace tiempo que el día en el que el profesor de sus hijos le citó para acudir a una reunión descubrió con sorpresa que durante el encuentro no paró de decir todas las cosas que iban mal en clase y todas las cosas que hacían mal sus hijos.
Cuando me contó esta historia me impactó especialmente porque yo creo que eso no es enseñar. Hay que enseñar desde el equilibrio. No solo hay que mencionar los puntos débiles, sino que también hay que dar visibilidad a las fortalezas y a lo que se nos da bien.
Ayudar a los otros a sentirse bien o ayudarnos unos a otros es fácil porque hace falta poco para motivar al otro, hace falta poco esfuerzo. Con una sola persona en la vida que te diga que crees en ti y que debes ir a por ello y probar ya causamos un impacto en esa persona y si somos nosotros los que recibimos ese aliento, es algo que no se olvida.
Reconocer como comunidad esa capacidad de apoyar y motivar al otro es un valor poderoso porque no es frecuente ver nuestros propios talentos pero si lo vemos en los otros, lo comunicamos y esa persona es consciente de que lo vemos, estaremos haciendo algo bueno por esa persona y estaremos avivando esa especie de fuego interno o de mariposas que todos tenemos.
«El resentimiento es una señal clara de no saber poner límites al otro»
Dra. Julie Smith
Psicóloga clínica
¿Y de qué manera se puede ayudar a ver las carencias como una oportunidad para mejorar?
Creo que eso tiene que ver con la actitud hacia el aprendizaje. Considerar todo como un éxito o un fracaso, como una victoria o una derrota nos hace perder la esencia porque todo son oportunidades para aprender. Si algo no sale bien, tengo el tiempo necesario para probar de nuevo, para mejorar o incluso para cambiar de dirección y probar algo distinto. Aprender es ser consciente de la capacidad de luchar y de avanzar. Y pensando así puedes plantearte que tanto las carencias como las virtudes son oportunidades para mejorar.
Lo importante es tener la actitud necesaria para seguir teniendo ganas de descubrir, ya sean fortalezas o debilidades. Eso crea una imagen completa de aquello en lo que cada uno se está convirtiendo.
¿Qué señales indican que no sabemos poner límites correctamente?
El resentimiento es una señal clara de que no sabes poner límites al otro. Cuando uno dice sí pero en realidad quiere decir que no a algo o alguien suele vivir esa sensación de resentimiento. Al principio puede parecer un sentimiento de alivio porque ha supuesto evitar un conflicto o ha supuesto que esa persona no te rechace en ese momento, pero con el tiempo se empieza a sentir cada vez más resentimiento hacia esa persona. Y eso pronto hará que se desligue la conexión. Cuando uno nunca dice que necesita otra cosa distinta a lo que está viviendo, de alguna manera está contribuyendo a que perdure esa misma situación.
Ser asertivo y ser capaz de defenderte y poner límites es importante para tener relaciones duraderas y buenas. En algún momento vas a tener que ponerte de tu parte. Si siempre ofreces a los demás lo que quieren que seas, nunca sabrán quién eres de verdad. Y el resultado de eso es una desconexión con los otros y con uno mismo.
¿Cómo se sabe cuándo se debe pedir ayuda psicológica?
Es probable que una señal de que se necesita acudir a un profesional ya sea el hecho de que aparezca ese interrogante. De hecho uno no tiene por qué saber exactamente cuál es el problema, al igual que uno cuando acude a un médico no tiene por qué saber qué tratamiento o terapia necesita. Se trata de decir lo que uno siente y esperar a recibir esa ayuda. No hay que saber las razones, ni las respuestas, sino que es el psicólogo el que te dirá si necesitas una terapia. Así que creo que en caso de duda, sí que aconsejo pedir opinión y consultar porque eso permite trabajar de forma conjunta.
Pero la mayoría espera a estar muy mal para acudir a la consulta de un psicólogo…
Eso es. Por eso siempre les recuerdo que es más fácil salir de un pequeño bache que escaparse de un enorme agujero. Si uno siente algo de dolor, tal vez pueda seguir en el día a día, pero si esa persona empieza a notar que duele más y más y que no puedes hacer una vida normal, llegará un momento en el que no será posible ignorar ese dolor. Y esto es aplicable tanto al cuerpo como a la mente.
Cuanto más se observe y mejor alineada esté consigo misma una persona, más capaz será de distinguir cuándo es el momento.
«Una señal para acudir a un psicólogo es simplemente preguntarte si debes hacerlo»
Dra. Julie Smith
Psicóloga
De los temas en torno a la salud mental que suele tratar habitualmente en sus redes sociales, ¿Cuáles son los que captan más la atención?
El estrés y las relaciones de pareja suelen interesar mucho. Durante una participación reciente en un evento de empresa estuvimos hablando del estrés y el ‘burnout’ y comentamos que en realidad la respuesta de estrés no es mala en sí misma porque puede resultar útil para intentar mejorar. El problema es que el estrés está diseñado para ser algo puntual, algo que permita al cerebro reasignar la energía y los recursos que satisfagan las necesidades de ese momento. Es una medida a corto plazo, pero no se concibe como algo continuo.
Si una persona trabaja sin parar, por ejemplo, no podrá recuperarse para atender a otras exigencias. Podría decirse que el estrés es como una cuenta corriente de la que se puede ir gastando a medida que se necesite, pero si no se repone, se quedará vacía. Y eso es lo que pasa con el estrés continuo, que la persona se queda vacía y sin energía.
La soledad no deseada es un tema que preocupa mucho en España. Ya se ha estudiado que no es algo de las personas mayores, sino de cualquier edad. Y ahora especialmente de adolescentes y jóvenes…
En Inglaterra pasa lo mismo. Creo que es un síntoma de la sociedad moderna en la que vivimos. Todo lo que nos habían dicho que podía hacernos la vida más fácil, lo que ha hecho realmente es separar las comunidades. ¿Por qué va a salir tu hijo a jugar a la calle si puede hacerlo online? ¿Por qué voy a ir a la oficina si puedo estar en casa solo frente al ordenador? Todas esas cosas que nos hacen supuestamente más eficientes y productivos nos están alejando de nuestra necesidad humana esencial, que es conectar con otras personas.
Hay que buscar fórmulas para reconectar con esta idea y una fórmula puede ser recuperar el efecto de las plazas, esos lugares en los pueblos y en las ciudades en los que la gente se reúne, se toma algo, charla y comparte historias.
La tecnología ha descuidado esa parte y ha hecho que ignoremos muchas de las cosas importantes para las personas y para la calidad de vida. Y no solo eso, sino que además no ha hecho que seamos más eficientes.
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