La dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE –lo fue hasta el pasado jueves, cuando se desveló su implicación absoluta en la trama de corrupción de mordidas a cambio de obras públicas– no solo abre una inmensa grieta dentro del partido que Pedro Sánchez quiere taponar anunciando una reestructuración interna el 5 de julio en Sevilla. También deja un agujero en la interlocución del Gobierno con sus socios parlamentarios, que tienen la llave de la legislatura. Cerdán estuvo en casi todas las negociaciones que llevaron a Sánchez a la Moncloa tras las elecciones de 2023. Es el muñidor de pactos peliagudos y fotografías indeseables. El hombre que estrechó lazos con Carles Puigdemont y que apostó decididamente por normalizar a Bildu como un aliado más.Ya jugó un papel esencial en la moción de censura de 2018 gracias a sus contactos en el PNV. El diputado navarro conoce de sobra a los nacionalistas vascos y también supo leer la rapidez con la que la izquierda abertzale les podía tomar la delantera. Apadrinó el pacto que llevó a María Chivite, su amiga personal, de nuevo a la presidencia de Navarra, esta vez de la mano del partido de Arnaldo Otegi . A pesar de su función como jefe del aparato de los socialistas, Sánchez le entregó galones desde el primer día para llevar las conversaciones más delicadas con muchos de los grupos parlamentarios, en paralelo a la labor que ejercen Félix Bolaños y María Jesús Montero en el Gobierno.Su salida deja huérfana una línea de comunicación que ha salvado a Sánchez en muchas ocasiones. El presidente está obligado a elegir un nuevo interlocutor que lidie con su precariedad parlamentaria. La incógnita sigue siendo si alguien en el partido logrará establecer el nivel de confianza que, aparentemente, había conseguido Cerdán con Puigdemont. También con Jordi Turull , secretario general de Junts. Noticia Relacionada estandar Si La auditoría externa no blinda al PSOE en caso de ir a juicio por la trama de las mordidas Javier Lillo Expertos en cumplimiento normativo consideran que pudo haber una negligencia grave ‘in vigilando’Solo hay otra persona que ha colaborado estrechamente con el ya ex secretario de Organización en estos meses para afianzar el apoyo de los independentistas en los momentos de máxima turbulencia: José Luis Rodríguez Zapatero . El expresidente del Gobierno mantiene encuentros periódicos con el expresidente de Cataluña, huido en Bélgica desde hace casi ocho años. Y compartía sus avances y reflexiones con Cerdán, al que hace apenas unos días volvió a reiterar su apoyo público en una entrevista en televisión: «Tengo plena confianza en Santos».Su silencio estos días, desde que se conoció el demoledor informe de la UCO y los audios que permiten poner voz a todas las operaciones corruptas que Cerdán compartía con José Luis Ábalos y Koldo García , es muy significativo. Zapatero también ha salido al rescate de Sánchez en los momentos de mayor dificultad. Se echó a las espaldas la campaña de 2023 y consiguió reactivar a un partido adormecido y noqueado por la victoria que el PP había cosechado en las autonómicas y municipales dos meses antes. Pero, además, el expresidente socialista ha defendido sin ambages ni peros la figura de Cerdán, al que le une muchísimo más que a Ábalos, con quien, en realidad, nunca tuvo una relación. Los rostros de la nueva interlocución Expresidente del Gobierno Zapatero Es el otro nexo clave con Junts y tenía una relación de confianza con Cerdán, al que defendió públicamente hace solo unas semanas Líder de Junts Puigdemont Pactó la investidura de Sánchez con Cerdán con una fotografía inédita que nadie más quería asumir en el PSOE. Ahora, las relaciones se quedan en punto muerto a la espera de otro negociador Portavoz de Bildu Aizpurua El ex número 3 del PSOE apostó decididamente por considerar a Bildu un aliado más y apadrinó el pacto en Navarra para hacer presidenta a Chivite con los votos del partido de Arnaldo OtegiZapatero era uno de los que daba por hecho que el informe de la UCO de la Guardia Civil no sería para tanto. Hasta el punto de que estaba convencido de que los medios de comunicación habían exagerado y tendrían que rectificar, apuntando también a la investigación de la Policía Judicial como un mecanismo para dañar al presidente del Gobierno.La realidad es que la hoja de servicios de Cerdán es muy extensa. Fue el encargado de romper el tabú de fotografiarse con Puigdemont en octubre de 2023 . Ya lo había hecho Yolanda Díaz semanas antes, pero nadie del Partido Socialista. Y nadie quería asumir ese desgaste.Un mes antes de la investidura de Sánchez y después de que el partido negara cualquier movimiento en ese sentido, el entonces secretario de Organización se desplazó a Bruselas y pactó una imagen que después se convertiría en uno de los símbolos de la legislatura. Los dos posaron juntos en un sofá. Detrás, una enorme fotografía tomada durante el referéndum ilegal del 1 de octubre con varios jóvenes que levantaban una urna. Aquel encuentro le valió a Cerdán para demostrar también el poder que acumulaba por sus relaciones. El día de la investidura de Sánchez, ya en noviembre, la mayor nube de periodistas que se vio en el Congreso de los Diputados lo tenía a él como protagonista. El hombre que conocía los secretos, los detalles del pacto y las promesas para llevar a Sánchez de nuevo a la Moncloa.El diputado navarro también aparece en el informe de la UCO como artífice de un intento de amaño de las primarias del PSOE de 2014, en las que Sánchez tenía de rival a Eduardo Madina, –«mete dos papeletas cuando nadie te vea»– reza el atestado, lo que da prueba de su trayectoria de lealtad al presidente del Gobierno. Le acompañaba en el célebre Peugeot cuando Sánchez fue defenestrado internamente, junto a Ábalos y Koldo. Y fue escalando posiciones, ganando pulsos a dirigentes tan influyentes como la asturiana Adriana Lastra, otrora secretaria general de los socialistas. Él subía, los demás caían. Y a pesar de las críticas cosechadas por compañeros del partido –que veían en él unas formas de ‘fontanero’ excesivas para las tareas que le había encomendado Sánchez– la realidad es que atesoró, como también hizo Ábalos , una de las mayores influencias del PSOE permaneciendo en el primer anillo de poder del presidente.Sánchez, que no evitó escenificar su decepción, sobre todo personal, debe sustituirle al frente de la Organización del partido. Pero también necesita un refuerzo con los socios de investidura. La dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE –lo fue hasta el pasado jueves, cuando se desveló su implicación absoluta en la trama de corrupción de mordidas a cambio de obras públicas– no solo abre una inmensa grieta dentro del partido que Pedro Sánchez quiere taponar anunciando una reestructuración interna el 5 de julio en Sevilla. También deja un agujero en la interlocución del Gobierno con sus socios parlamentarios, que tienen la llave de la legislatura. Cerdán estuvo en casi todas las negociaciones que llevaron a Sánchez a la Moncloa tras las elecciones de 2023. Es el muñidor de pactos peliagudos y fotografías indeseables. El hombre que estrechó lazos con Carles Puigdemont y que apostó decididamente por normalizar a Bildu como un aliado más.Ya jugó un papel esencial en la moción de censura de 2018 gracias a sus contactos en el PNV. El diputado navarro conoce de sobra a los nacionalistas vascos y también supo leer la rapidez con la que la izquierda abertzale les podía tomar la delantera. Apadrinó el pacto que llevó a María Chivite, su amiga personal, de nuevo a la presidencia de Navarra, esta vez de la mano del partido de Arnaldo Otegi . A pesar de su función como jefe del aparato de los socialistas, Sánchez le entregó galones desde el primer día para llevar las conversaciones más delicadas con muchos de los grupos parlamentarios, en paralelo a la labor que ejercen Félix Bolaños y María Jesús Montero en el Gobierno.Su salida deja huérfana una línea de comunicación que ha salvado a Sánchez en muchas ocasiones. El presidente está obligado a elegir un nuevo interlocutor que lidie con su precariedad parlamentaria. La incógnita sigue siendo si alguien en el partido logrará establecer el nivel de confianza que, aparentemente, había conseguido Cerdán con Puigdemont. También con Jordi Turull , secretario general de Junts. Noticia Relacionada estandar Si La auditoría externa no blinda al PSOE en caso de ir a juicio por la trama de las mordidas Javier Lillo Expertos en cumplimiento normativo consideran que pudo haber una negligencia grave ‘in vigilando’Solo hay otra persona que ha colaborado estrechamente con el ya ex secretario de Organización en estos meses para afianzar el apoyo de los independentistas en los momentos de máxima turbulencia: José Luis Rodríguez Zapatero . El expresidente del Gobierno mantiene encuentros periódicos con el expresidente de Cataluña, huido en Bélgica desde hace casi ocho años. Y compartía sus avances y reflexiones con Cerdán, al que hace apenas unos días volvió a reiterar su apoyo público en una entrevista en televisión: «Tengo plena confianza en Santos».Su silencio estos días, desde que se conoció el demoledor informe de la UCO y los audios que permiten poner voz a todas las operaciones corruptas que Cerdán compartía con José Luis Ábalos y Koldo García , es muy significativo. Zapatero también ha salido al rescate de Sánchez en los momentos de mayor dificultad. Se echó a las espaldas la campaña de 2023 y consiguió reactivar a un partido adormecido y noqueado por la victoria que el PP había cosechado en las autonómicas y municipales dos meses antes. Pero, además, el expresidente socialista ha defendido sin ambages ni peros la figura de Cerdán, al que le une muchísimo más que a Ábalos, con quien, en realidad, nunca tuvo una relación. Los rostros de la nueva interlocución Expresidente del Gobierno Zapatero Es el otro nexo clave con Junts y tenía una relación de confianza con Cerdán, al que defendió públicamente hace solo unas semanas Líder de Junts Puigdemont Pactó la investidura de Sánchez con Cerdán con una fotografía inédita que nadie más quería asumir en el PSOE. Ahora, las relaciones se quedan en punto muerto a la espera de otro negociador Portavoz de Bildu Aizpurua El ex número 3 del PSOE apostó decididamente por considerar a Bildu un aliado más y apadrinó el pacto en Navarra para hacer presidenta a Chivite con los votos del partido de Arnaldo OtegiZapatero era uno de los que daba por hecho que el informe de la UCO de la Guardia Civil no sería para tanto. Hasta el punto de que estaba convencido de que los medios de comunicación habían exagerado y tendrían que rectificar, apuntando también a la investigación de la Policía Judicial como un mecanismo para dañar al presidente del Gobierno.La realidad es que la hoja de servicios de Cerdán es muy extensa. Fue el encargado de romper el tabú de fotografiarse con Puigdemont en octubre de 2023 . Ya lo había hecho Yolanda Díaz semanas antes, pero nadie del Partido Socialista. Y nadie quería asumir ese desgaste.Un mes antes de la investidura de Sánchez y después de que el partido negara cualquier movimiento en ese sentido, el entonces secretario de Organización se desplazó a Bruselas y pactó una imagen que después se convertiría en uno de los símbolos de la legislatura. Los dos posaron juntos en un sofá. Detrás, una enorme fotografía tomada durante el referéndum ilegal del 1 de octubre con varios jóvenes que levantaban una urna. Aquel encuentro le valió a Cerdán para demostrar también el poder que acumulaba por sus relaciones. El día de la investidura de Sánchez, ya en noviembre, la mayor nube de periodistas que se vio en el Congreso de los Diputados lo tenía a él como protagonista. El hombre que conocía los secretos, los detalles del pacto y las promesas para llevar a Sánchez de nuevo a la Moncloa.El diputado navarro también aparece en el informe de la UCO como artífice de un intento de amaño de las primarias del PSOE de 2014, en las que Sánchez tenía de rival a Eduardo Madina, –«mete dos papeletas cuando nadie te vea»– reza el atestado, lo que da prueba de su trayectoria de lealtad al presidente del Gobierno. Le acompañaba en el célebre Peugeot cuando Sánchez fue defenestrado internamente, junto a Ábalos y Koldo. Y fue escalando posiciones, ganando pulsos a dirigentes tan influyentes como la asturiana Adriana Lastra, otrora secretaria general de los socialistas. Él subía, los demás caían. Y a pesar de las críticas cosechadas por compañeros del partido –que veían en él unas formas de ‘fontanero’ excesivas para las tareas que le había encomendado Sánchez– la realidad es que atesoró, como también hizo Ábalos , una de las mayores influencias del PSOE permaneciendo en el primer anillo de poder del presidente.Sánchez, que no evitó escenificar su decepción, sobre todo personal, debe sustituirle al frente de la Organización del partido. Pero también necesita un refuerzo con los socios de investidura.
La dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE –lo fue hasta el pasado jueves, cuando se desveló su implicación absoluta en la trama de corrupción de mordidas a cambio de obras públicas– no solo abre una inmensa grieta dentro del partido … que Pedro Sánchez quiere taponar anunciando una reestructuración interna el 5 de julio en Sevilla. También deja un agujero en la interlocución del Gobierno con sus socios parlamentarios, que tienen la llave de la legislatura. Cerdán estuvo en casi todas las negociaciones que llevaron a Sánchez a la Moncloa tras las elecciones de 2023. Es el muñidor de pactos peliagudos y fotografías indeseables. El hombre que estrechó lazos con Carles Puigdemont y que apostó decididamente por normalizar a Bildu como un aliado más.
Ya jugó un papel esencial en la moción de censura de 2018 gracias a sus contactos en el PNV. El diputado navarro conoce de sobra a los nacionalistas vascos y también supo leer la rapidez con la que la izquierda abertzale les podía tomar la delantera. Apadrinó el pacto que llevó a María Chivite, su amiga personal, de nuevo a la presidencia de Navarra, esta vez de la mano del partido de Arnaldo Otegi. A pesar de su función como jefe del aparato de los socialistas, Sánchez le entregó galones desde el primer día para llevar las conversaciones más delicadas con muchos de los grupos parlamentarios, en paralelo a la labor que ejercen Félix Bolaños y María Jesús Montero en el Gobierno.
Su salida deja huérfana una línea de comunicación que ha salvado a Sánchez en muchas ocasiones. El presidente está obligado a elegir un nuevo interlocutor que lidie con su precariedad parlamentaria. La incógnita sigue siendo si alguien en el partido logrará establecer el nivel de confianza que, aparentemente, había conseguido Cerdán con Puigdemont. También con Jordi Turull, secretario general de Junts.
Solo hay otra persona que ha colaborado estrechamente con el ya ex secretario de Organización en estos meses para afianzar el apoyo de los independentistas en los momentos de máxima turbulencia: José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno mantiene encuentros periódicos con el expresidente de Cataluña, huido en Bélgica desde hace casi ocho años. Y compartía sus avances y reflexiones con Cerdán, al que hace apenas unos días volvió a reiterar su apoyo público en una entrevista en televisión: «Tengo plena confianza en Santos».
Su silencio estos días, desde que se conoció el demoledor informe de la UCO y los audios que permiten poner voz a todas las operaciones corruptas que Cerdán compartía con José Luis Ábalos y Koldo García, es muy significativo. Zapatero también ha salido al rescate de Sánchez en los momentos de mayor dificultad. Se echó a las espaldas la campaña de 2023 y consiguió reactivar a un partido adormecido y noqueado por la victoria que el PP había cosechado en las autonómicas y municipales dos meses antes. Pero, además, el expresidente socialista ha defendido sin ambages ni peros la figura de Cerdán, al que le une muchísimo más que a Ábalos, con quien, en realidad, nunca tuvo una relación.
Expresidente del Gobierno
Zapatero
Es el otro nexo clave con Junts y tenía una relación de confianza con Cerdán, al que defendió públicamente hace solo unas semanas
Líder de Junts
Puigdemont
Pactó la investidura de Sánchez con Cerdán con una fotografía inédita que nadie más quería asumir en el PSOE. Ahora, las relaciones se quedan en punto muerto a la espera de otro negociador
Portavoz de Bildu
Aizpurua
El ex número 3 del PSOE apostó decididamente por considerar a Bildu un aliado más y apadrinó el pacto en Navarra para hacer presidenta a Chivite con los votos del partido de Arnaldo Otegi
Zapatero era uno de los que daba por hecho que el informe de la UCO de la Guardia Civil no sería para tanto. Hasta el punto de que estaba convencido de que los medios de comunicación habían exagerado y tendrían que rectificar, apuntando también a la investigación de la Policía Judicial como un mecanismo para dañar al presidente del Gobierno.
La realidad es que la hoja de servicios de Cerdán es muy extensa. Fue el encargado de romper el tabú de fotografiarse con Puigdemont en octubre de 2023. Ya lo había hecho Yolanda Díaz semanas antes, pero nadie del Partido Socialista. Y nadie quería asumir ese desgaste.
Un mes antes de la investidura de Sánchez y después de que el partido negara cualquier movimiento en ese sentido, el entonces secretario de Organización se desplazó a Bruselas y pactó una imagen que después se convertiría en uno de los símbolos de la legislatura. Los dos posaron juntos en un sofá. Detrás, una enorme fotografía tomada durante el referéndum ilegal del 1 de octubre con varios jóvenes que levantaban una urna. Aquel encuentro le valió a Cerdán para demostrar también el poder que acumulaba por sus relaciones. El día de la investidura de Sánchez, ya en noviembre, la mayor nube de periodistas que se vio en el Congreso de los Diputados lo tenía a él como protagonista. El hombre que conocía los secretos, los detalles del pacto y las promesas para llevar a Sánchez de nuevo a la Moncloa.
El diputado navarro también aparece en el informe de la UCO como artífice de un intento de amaño de las primarias del PSOE de 2014, en las que Sánchez tenía de rival a Eduardo Madina, –«mete dos papeletas cuando nadie te vea»– reza el atestado, lo que da prueba de su trayectoria de lealtad al presidente del Gobierno. Le acompañaba en el célebre Peugeot cuando Sánchez fue defenestrado internamente, junto a Ábalos y Koldo. Y fue escalando posiciones, ganando pulsos a dirigentes tan influyentes como la asturiana Adriana Lastra, otrora secretaria general de los socialistas. Él subía, los demás caían. Y a pesar de las críticas cosechadas por compañeros del partido –que veían en él unas formas de ‘fontanero’ excesivas para las tareas que le había encomendado Sánchez– la realidad es que atesoró, como también hizo Ábalos, una de las mayores influencias del PSOE permaneciendo en el primer anillo de poder del presidente.
Sánchez, que no evitó escenificar su decepción, sobre todo personal, debe sustituirle al frente de la Organización del partido. Pero también necesita un refuerzo con los socios de investidura.
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