Los defensores de animales coinciden en que la decisión del Tribunal choca con la consideración de los animales como ‘seres sintientes’ que existe en España a través de la reforma del Código Civil Leer Los defensores de animales coinciden en que la decisión del Tribunal choca con la consideración de los animales como ‘seres sintientes’ que existe en España a través de la reforma del Código Civil Leer
Hace más de un año que Rocío Bienert y su hermano Álvaro intentaron viajar con sus dos gatos Naia y Gofio desde Tenerife a Madrid, pero también es más de un año de la última vez que vieron a Naia. «Al bajarme del avión me dicen que la gata no está», recuerda Bienert. No es que no pueda viajar porque el transportín no valía, es que habían perdido a nuestra gata«.
Antes de subir a su vuelo habían pesado a los animales y habían pagado cerca de 150 euros por cada uno para llevarlos en cabina. Aun así, cuando ya estaban dentro del avión les avisaron que se había cumplido el cupo de animales a bordo y tenían que poner a los gatos en bodega, en el mismo lugar que el equipaje. Sin embargo, poco después volvieron a llamarlos porque Naia no aparecía. «La realidad es que las compañías, como Iberia, mezclan el transporte de seres vivos con el de objetos«, asegura Bienert. «Y al transportar el equipaje con los seres vivos hacia la bodega el camión que te lleva desde el aeropuerto por pista al avión giro y cayó el transportín».
Este jueves, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó que la pérdida de un animal de compañía se debe indemnizar de la misma forma que un equipaje porque entran en el mismo concepto en el convenio internacional que se aplica al transporte aéreo. En el caso de Bienert, la pérdida de Naia fue equivalente a la pérdida de una maleta grande, cerca de 1.000 euros, recuerda, una cantidad que les ofrecieron 10 días después. «Te dejan tirada para ver si te olvidas de tu animal extraviado», lamenta. «Equiparan el daño material y moral a la pérdida de equipaje». Además, le pagaron el vuelo a Madrid con Gofio en la cabina porque había tenido que quedarse buscando a la gata.
Así también pasó con Arturo, un gato que se perdió en 2021 en el aeropuerto de Madrid. Un empleado de Iberia dejó caer el transportín, no dijo nada y al cabo de unas cuantas horas comunicaron que el gato se había escapado. Su dueña denunció a la aerolínea y recibió una idemnización del mismo valor que un equipaje. Así como Nerone, otro gato perdido (y finalmente encontrado) en el mismo aeropuerto.
«Lo importante es establecer protocolos legales antes de enfocarse en que si la aerolínea va a dejarlos volar en bodega», explica Sonia Aguado, fundadora de Flytogether, una organización en defensa de los animales fundada en 2021 a la que le llegan constantemente casos como el de Naia, Arturo y Nerone, incluso en otros países. «Por mucho que el animal vuele en bodega, si al llegar se pierde, nadie puede hacer nada».
Sonia es española y vive en Sudáfrica con sus cuatro perros y tres gatos. Al tener que viajar entre los dos países, «teníamos miedo de que les pasara algo, que se traumatizaran durante el viaje, que llegaran heridos o que se perdieran en el aeropuerto», recuerda. «Llegamos a la conclusión de que el llegar sano y salvo es una cuestión puramente de suerte». Por esto, creó esta organización que hace un seguimiento a los vuelos que transportan animales con ayuda de algunos miembros de Aena. Recuerda también el caso de Nouggat, un perro que volaba de París a Ibiza y llegó con la mandíbula rota porque su caja se había girado en la bodega.
A propósito de la resolución, Flytogether ha iniciado una petición en la plataforma de change.org para recoger firmas para actualizar el Convenio de Montreal de 1999 donde se establecen las responsabilidades de las aerolíneas y ha denunciado que «no menciona nunca a los animales». «Mona no era equipaje, era un ser sintiente», menciona la petición en referencia al caso de una perra que viajó con Iberia en 2019 y se perdió dos veces en el aeropuerto de Buenos Aires por «la mala manipulación» de la aerolínea.
«La decisión del Tribunal choca con la consideración de los animales como ‘seres sintientes’ que existe en España a través de la reforma del Código Civil o de la propia Ley Hipotecaria, para dejar de considerarlos ‘bienes embargables'», declara la Fundación Franz Weber. Por esto, consideran que la normativa debe adaptarse a la realidad social actual en la que existe mayor conciencia sobre el trato y el bienestar hacia los animales. «Nosotros tuvimos suerte no ayuda», asegura Bienert. «Pero la atención es nula, quieren que te olvides para ver si no te pagan y francamente no les importa nada perder mascotas de los clientes».
De hecho, esta resolución responde a un caso que involucra a Iberia también. La mascota de una pasajera de un vuelo entre Buenos Aires y Barcelona en 2019 desapareció durante su traslado al avión a pesar de haber estado en su transportín. La aerolínea admitió su responsabilidad, pero exigió que la indemnización sea en el límite previsto para el equipaje facturado. Bienert denuncia que varias asociaciones de clientes que habían perdido su mascota les contactaron y «hay una gran comunidad de personas afectadas por Iberia y otras compañías».
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