La economía de Rusia sufre de una enfermedad crónica: depende demasiado del petróleo y del gas. Pero lo sabe y ese es el primer paso, aunque no suficiente, para resolverlo. En julio el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió de que basarlo todo en los beneficios de la exportación de hidrocarburos y descuidar la industria puede llevar incluso a perder la soberanía. Hace décadas que en Moscú se avisa de que hay que diversificar, pero solo en los últimos años se ha logrado avanzar, en parte a la fuerza debido a la pandemia y a las sanciones occidentales.
El 25% de los ingresos del presupuesto de Moscú proceden de los hidrocarburos
La economía de Rusia sufre de una enfermedad crónica: depende demasiado del petróleo y del gas. Pero lo sabe y ese es el primer paso, aunque no suficiente, para resolverlo. En julio el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió de que basarlo todo en los beneficios de la exportación de hidrocarburos y descuidar la industria puede llevar incluso a perder la soberanía. Hace décadas que en Moscú se avisa de que hay que diversificar, pero solo en los últimos años se ha logrado avanzar, en parte a la fuerza debido a la pandemia y a las sanciones occidentales.
Petróleo y gas eran lo que tradicionalmente más pesaba en las exportaciones rusas. Solo se consiguió atajar esa tendencia en el 2020, cuando, en el contexto del coronavirus y unos bajos precios del crudo, la participación de los hidrocarburos cayó por primera vez por debajo del 50 %. La reducción se mantuvo y en el 2023 se situó en el 23 %, el dato estadístico más bajo desde la década de 1990.
De eso hoy Rusia saca pecho. El ministro de Finanzas , Antón Siluánov, afirmó en abril que Rusia ha logrado reducir la dependencia del petróleo y el gas natural también en lo que se refiere al presupuesto nacional. Los ingresos recibidos de los impuestos sobre estas dos mercancías fueron solo de una cuarta parte en el primer trimestre del año, un 9,8 % menos que en el mismo periodo del 2024.
Si Rusia lo comprara todo con los ingresos del petróleo y el gas, “perdería su soberanía”, según Putin
Rusia es uno de los países con más reservas de petróleo del mundo (el octavo, según datos de la OPEP del año pasado) y el primero en reservas de gas (el 36,7 % del total, según datos de este año). Pero eso no es la panacea, según Putin. En los años noventa, cuando era primer ministro, le ofrecieron comprar automóviles en el extranjero y desmantelar la industria automotriz rusa, que estaba muy atrasada, explicó en julio en una entrevista con su periodista de cabecera, Pável Zarubin.
No lo hizo, y no lo haría ahora, vino a decir. “Si lo vamos a comprar todo con (los ingresos) del petróleo y el gas, especialmente ahora, cuando intentan cortarnos el petróleo y el gas , entonces Rusia simplemente perderá su capacidad competitiva y, por tanto, su soberanía”, aseguró.
Desde que Putin metió al ejército ruso en Ucrania y dio comienzo la actual guerra, los países occidentales han impuesto sanciones al sector energético ruso. En su penúltimo paquete de sanciones, el número 18, la UE redujo el techo de precios del petróleo ruso de 60 dólares a 47,6 por barril, medida que también adoptó Reino Unido. En el último paquete de sanciones, adoptado ayer, los Veintisiete prohibieron la importación de gas natural licuado ruso a partir del 2027.
Rusia responde a Trump diciendo que ya está “inmunizada” contra sanciones
Pero el último gran golpe a los hidrocarburos rusos se lo ha dado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que el miércoles impuso sanciones “tremendas”, según él mismo las llamó, a las dos principales petroleras de Rusia, la estatal Rosneft y la privada Lukoil. Estos primeros castigos que impone Trump a Rusia desde su regreso en enero a la Casa Blanca congelan los activos de ambas empresas en EE.UU. y prohíben a empresas e individuos estadounidenses hacer negocios con ellas, con la esperanza de obligar a Moscú a negociar el fin a la guerra.
“Nuestro país ha desarrollado una sólida inmunidad contra las restricciones occidentales y continuará desarrollando con confianza su potencial económico, incluido en el sector energético”, replicó ayer la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Rusia ha encontrado en Asia nuevos clientes para su crudo: China, India y Turquía son los que más compran
“Si la actual administración de EE.UU. comienza a seguir el ejemplo de sus predecesores, el resultado será también desastroso desde el punto de vista de la política interior [norteamericana] y negativo para la estabilidad de la economía mundial”, añadió.
Las sanciones a las dos petroleras también pretenden dar un hachazo a las exportaciones de crudo ruso (casi la mitad corresponden a Rosneft y Lukoil, según Bloomberg).
Desde el comienzo del conflicto, Rusia ha tenido que ir abandonando su lucrativo mercado europeo para buscar nuevos compradores en Asia. La medida incluye sanciones secundarias a instituciones financieras que hagan negocios con las dos petroleras. Eso implica a bancos que facilitan las ventas del petróleo ruso a China, India y Turquía, los principales importadores de crudo ruso, con el 38 %, el 31 % y el 7-9 %, respectivamente, en mayo de este año.
Es una medida que se suma a anteriores presiones, como las ejercidas por Washington sobre India, cuyas importaciones de crudo ruso antes de la guerra eran testimoniales. Ahora, aunque las refinerías de estos países quieran seguir importando petróleo de Rusia, los bancos, que tienen que adelantar el dinero o hacer de intermediarios, podrían decirles que no.
La pregunta para el futuro es si Trump logrará con su nueva estrategia de fuerza obligar a Rusia a sentarse a negociar la paz con Ucrania. La experiencia de los más de tres años y medio pasados dice que el Kremlin ha logrado eludir con éxito este tipo de sanciones.
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